La noche del 23J el balcón de Génova 13 mostraba el patetismo de los rostros de sonrisa forzada de unos vencedores derrotados. El intento de expresar unos gestos de victoria por parte de un candidato derrotado en su victoria contrastaba con la cara de mármol de quien ya sólo estaba allí en cuerpo presente. Su mente volaba hacia los días previos a las urnas. La ráfaga infinita de mentiras del primer debate le había golpeado como un boomerang por las televisiones y radios del país. Su incomparecencia en el segundo a tres le había dejado sonado.
Los insultos a lo largo de toda la legislatura por parte de los chicos de la gasolina del PP y VOX, el indigno slogan jo oficial de campaña, y vaya slogan, “que te vote Txapote”, las difamaciones a cargo de los esbirros mediáticos de la derechuza, las amenazas de cárcel contra enemigos políticos y de ilegalización de partidos, la inquina contra las mujeres y los homosexuales, las demandas empresariales de jubilación a los 70-72 años y de endurecimiento para recibir las prestaciones y subsidios de desempleo, despertaron la respuesta de los sectores democrático-formales de la sociedad española que resistieron a la vuelta a la caverna
Resultado, como en el título de la novela de Graham Greene, “el perdedor gana”. Lo hace porque tiene muchos candidatos a ser socios. El escollo de Junts será salvable sin demasiados rotos. Y el ganador pierde porque sólo cuenta con los energúmenos de Abascal y un requeté de UPN.Como a Consuelo Ordóñez, una señora a la que nada me une en la política, me importa poco quiénes han derrotado a la reacción, que ella llama la indignidad. Lo tiene claro Otegi, que ya ha ofrecido su apoyo a un gobierno alternativo a los facciosos “sin líneas rojas”, un mensaje que ha trasladado a Junts.
Al contrario que los revolucionarios de salón que encontraban más motivos para salvar su virginidad política o que ese grupúsculo que pidió el voto nulo o su escisión que cosechó 16.000 votos en todo el territorio del Estado, no confundo cuál es en el momento presente el enemigo principal y cuál el secundario. El enemigo principal son la reacción y el fascismo. El secundario el socioliberalismo y los progres. Esto lo comprendieron muy bien las miles de personas que la noche del 23J gritaron la vieja consigna de resistencia “No pasarán”.
Digo todo esto a toro pasado porque, si vamos a unas segundas elecciones hay que tener las cosas mínimamente claras. Lo contrario es tan estéril como la del comportamiento del niño de tres años que dice “que se fastidie mi mamá que yo me cago en los pantalones”.
No estaría de más que se pregunten de qué modo ha contribuido su postura a reforzar una posición de clase y a frenar las posibilidades de llegada al gobierno de la reacción y el fascismo.
Al día siguiente de la presentación del programa del futuro gobierno de coalición PSOE/Sumar es el momento de continuar denunciando cada una de las políticas antisociales que haga, de exigir la derogación del Código Penal, de rechazar su reforma laboral y de pensiones, de desenmascarar su falsa política de igualdad,...Algunos llevamos muchos años ejerciendo nuestra crítica a socioliberales y progres y lo seguiremos haciendo, porque sabemos que siempre traicionan a la clase trabajadora. pero sabemos también lo que toca en cada momento.
No quiero olvidarme de los 46.000 votos que han ido a parar a los rojipardos de Frente Obrero. Sólo los tiempos confusos que vivimos, la ignorancia y la incultura política más completa, junto con la publicidad que se les ha hecho desde medios de ultraderecha, incluido Jiménez Losantos. Quien crea que el Frente Obrero es una organización de clase sustentada desde una organización comunista, el Partido Marxista-Leninista (Reconstrucción Comunista), actúa con la misma lógica que quien cree que el NSDAP (los nazis) eran socialistas porque llevaban esta palabra en su nombre. Vayan a las fuentes, lean a Marx y Engels directamente, sin mediadores que los interpreten para tergiversarlos. Se dan de bofetadas el nacionalismo españolista, el racismo y la xenofobia, el rechazo a los derechos sexuales de este grupo y su führercito con el pensamiento de los padres del socialismo científico. La clave que explica esta involución está en el estalinismo más rancio como pasarela argumental hacia el rojipardismo.
Piensen por un momento en qué hubiera pasado si la pandemia y sus consecuencias económicas las hubieran afrontado un gobierno del PP y VOX ¿O es que ya no recuerdan que en la región de Madrid murieron unos 8.000 ancianos en sus camas ante la negativa de una Ayuso a atenderles, mientras culpaba de ese asesinato colectivo al entonces vicepresidente del Gobierno, cuando las competencias eran autonómicas? El mismo exvicepresidente que ahora hecha cuentas de los votos que les han faltado a sus socios, tan progres como ellos, respecto a 2019, cuando en las autonómicas y locales de Mayo Podemos se convirtió en un cadáver político, más por deméritos propios que por exclusiones de ajenos.
En cualquier caso, Feijóo está
ya amortajado. Caerá tan rápido como Casado. Se lo dijeron sus
hordas desde la calle cuando, al comparecer junto a miembros de la
dirección nacional del PP y la mujer de rojo, gritaron “Ayuso,
Ayuso”. Se lo ha dicho la marquesa consorte Aguirre y lo ha
expresado el supuesto lapsus de García Margallo, al afirmar sólo
dos días después de las elecciones que el candidato mejor actual
del PP es Ayuso. Saben que ella es la líder natural tanto de su
partido como de VOX.