Por
Marat
Cualquiera que esté
mínimamente al tanto de la tragicomedia del teatro de títeres de
cachiporra en el que han estado enzarzados los últimos años los
progres a la “izquierda” del PSOE está al cabo de la calle de
cuál es el ambiente y el estado emocional en esa variopinta fauna y
entre sus menguados votantes.
Hasta el 28 de Mayo todo eran
broncas, ataques más o menos sutiles, más o menos groseros,
descalificaciones y envenenados llamamientos a una supuesta unidad,
que cada parte pretendía imponer desde un “trágala” tácito en
unos casos (Díaz con su construcción primero de Sumar), explícito
en otros (Iglesias y sus “majorettes” Belarra, Montero, Echenique
y Verstrynge con su exigencia de primarias).
Sumar ha recibido un mazazo
brutal con la pérdida de Compromís del Ayuntamiento de Valencia y
el poder compartido en la Generalitat Valenciana, la pérdida de 7
concejales de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital (Pitita,
perdón, Rita Maestre se dejó por el camino 200.000 votos), sólo
compensada parcialmente por su mantenimiento en el Parlamento
Autónomo, y la más que previsible pérdida de la alcaldía de
Barcelona por parte de los Comunes. Los moderadísimos éxitos de
otros grupos de Sumar, como CHA o IU, donde ésta ha ido sola o con
otros grupos al margen de Podemos, son bagatelas en comparación con
las pérdidas. El proyecto de Sumar y la imagen de Yolanda Díaz
parten debilitados hacia las generales del 23-J.
Podemos ha cosechado un fracaso
garrafal. De los 47 diputados autonómicos que tenía en 2019 ha
pasado ahora a 14. Ha desaparecido de la Asamblea de Madrid, continúa
sin tenerla en su Ayuntamiento, ya no está el Parlamento Valenciano
y ha perdido sus cargos en la Generalitat, no ha obtenido ningún
representante en el ayuntamiento de Valencia, ha desaparecido del
parlamento canario, ha perdido todo su poder ejecutivo en gobiernos
municipales y autonómicos en los que ostentaba alguno y el PSOE
gobernaba. Donde se ha presentado sin IU, o donde ésta iba en
coalición con otros grupos distintos a Podemos, a estos les ha ido
peor
aún que a los de Garzón (es lo que tiene ser un partido sustentado
sobre el tuit, la televisión y unos cuántos medios digitales,
eliminando militancia por si le sale crítica). Juntos apenas
llegaron a los 750.000 votos.
Sin duda, el gran perdedor de
municipales y autonómicas ha sido el PSOE ya que se quien gobernará
en Jaen ha esfumado casi todo su poder territorial. De las 9
autonomías en las que gobernaba no ha revalidado gobierno más que
en Asturias y Castilla-La Mancha. Cabe imaginar que lo logre también
en Navarra, si no vuelve, como en otros tiempos, a dar su voto a la
investidura del candidato de UPN, para no contar con Bildu en la
propia. Pesará en su decisión el slogan fascista “que te vote
Txapote” y la inoportunidad del “affaire” de las listas
de los abertzales en momento político tan delicado. En las
municipales ha perdido !7 ayuntamientos y sólo está en estos
momentos en condiciones de gobernar en 6. De las capitales andaluzas
quizá logre mantener Jaén. Es una clara premonición de lo que muy
probablemente sucederá en unos meses: la victoria del PP el 23-J.
Aún así la distancia en votos entre el PSOE por un lado y la suma
de los obtenidos por Podemos y los partidos componentes de Sumar es
sideral: en torno a 4.500.000 votos. Esto tendrá su peso psicológico
entre quienes deban decantarse en la convocatoria de julio por una
papeleta de la izquierda.
Así las cosas,”dicen” en
Sumar y en Podemos que están negociando una candidatura conjunta
para las generales que una a “progresistas y demócratas” para
defender lo logrado y ampliar los derechos sociales (Díaz “dixit”)
y frenar a la derecha y a VOX, en versión de Podemos. Distinta letra
y notas musicales para un mismo objetivo
Entonces, ¿qué puede salir
mal? TODO
Porque no es creíble
O sólo lo es para esas mentes
ingenuas, absolutamente desinformadas y con la suficiente dosis de
autoengaño, y esas cada vez son menos, para no querer ver lo
evidente: que la negociación, si es que hay algo que mínimamente
evoque una caricatura de tal cosa, no se está produciendo con
voluntad de acuerdo sino de imposición, agotamiento del enemigo por
presión del tiempo (límite de plazo 9 de junio) -perdón, futuro
socio – y exclusiones mutuas teñidas de agresiones verbales y de
ataques silenciosos.
Yolanda Díaz ha construido un
“partido instrumental”, antes movimiento, que le ha servido para
postularse como líder de todo el espacio, ayer figuradamente amplio,
hoy potencialmente mínimo, a la izquierda del PSOE, entretejer
complicidades provisionalmente sólidas con sus aliados internos con
los que tiene mayor sintonía (ya veremos con el tiempo en que acaban
esas fraternidades) y montar una pequeñísima pista de aterrizaje
sobre el mar para el avión en llamas de Podemos, mientras desde la
torre los controladores aéreos (Díaz nunca se mancha las manos
personalmente, aunque sus proyectos pasados de unidad de las
izquierdas gallegas han dejado un reguero de muertos políticos)
dictan los nombres de los que deben ser lanzados a los tiburones para
permitir que el ya carbonizado avión aterrice. Para ello cuenta con
la disidencia interna podemita, que se multiplica por días, los
rechazos más o menos explícitos de Compromís y Más Madrid (el
siniestro y vengativo Errejón siempre agazapado en las sombras) a
incluir las principales caras de Podemos en ciudades importantes y
lugares destacados de las listas.
Podemos lleva años arrimando
el hombro para lograr la unidad de la izquierda. Ya apuntaba maneras
con aquello de “cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas y
de cosas, pero no te acerques”, que les dedicó Iglesias
cariñosamente a sus excompañeros de IU en 2015. Luego absorbió a
una parte y enfeudó a la otra. O cuando la dirección de Podemos fue
purgando disidentes, ninguneando a dirigentes territoriales elegidas
por sus exiguas bases contra el criterio del macho alfa. O cuando
hace más de un año Iglesias recordó a Díaz que era vicepresidenta
del Gobierno gracias a Podemos, o sea, a él, tratando de atarla en
corto, a pesar de que ella no era de Podemos sino del PCE. O cuando
exigía una negociación de igual a igual entre Podemos y Sumar,
sabiendo que eso no sería admisible porque Sumar iba a ser un
conglomerado de grupos, lo que supondría asumir a Podemos como
hermano mayor, cuando a todas luces, incluso antes del resultado del
28-M, ya no lo era. O cuando ha estado meses exigiendo primarias para
sumarse a los que ahora dice querer unirse, cuando las hemerotecas
están plagadas de denuncias de miembros y exmiembros de Podemos que
denunciaron en su día un buen número de pucherazos en primarias
digitales podemitas. O cuando calificaron a sus supuestos futuros
socios como “izquierda cuqui”, hasta el cierre de campaña
de las elecciones de mayo, y a sí mismos como “izquierda
valiente” ¡Menudos valientes que ahora llaman a la puerta de
Sumar para juntarse con los cuquis!
Porque huele mal
Hay una generación de
políticos entre la treintena y la cuarentena cuyo primer empleo en
su vida ha sido el de concejal, alcalde, diputado autonómico o
nacional, ministro, asesor o liberado por su partido. Algunos han
vivido siempre de un chiringuito (fundación, ONG). Decían ser una
Juventud Sin Futuro, ¿recuerdan? El grito de los jóvenes de clase
media (eso era el 15-M) del “No nos representan” acabó
representado en la mesocracia institucional (eso es Podemos, la IU
actual Más País/Más Madrid y otros grupúsculos nacidos del
estallido de la supernova podemita)
El miedo al paro y la
búsqueda de empleo es un potente pegamento unitario ¿Les imaginan
volviendo a trabajos de cajera de supermercado, pizzero, aforadora
del Metro de Madrid, becario o profesor universitario asociado?, por
citar sólo algunos empleos previos de dirigentes de algunos partidos
de los que hablamos Hoy tener título universitario, lo tienen casi
todos ellos, vale muy poco. No descenderían tanto de status. La
política es un ámbito de relaciones. Siempre encontrarían el
amparo de un trabajillo mejor que que tuvieron antes de vivir de la
política pero sin el brillo de las cámaras, del saberse poseedores
de la información ajena al ciudadano común, de estar donde se corta
el bacalao, viviendo vidas anónimas, soportando las vulgares y
aburridas conversaciones de los compañeros, preocupados por los
nuevos salarios tan poco elásticos,...Ya hay una inflación de
tertulianos políticos de medio pelo. No hay televisiones para todos.
Esa, por encima de cualquier
otra, es la razón que moviliza la búsqueda de acuerdos: el miedo a
quedarse fuera de la política profesional. El ejemplo de Teresa
Rodríguez y de Kichi, mucho más que el de Garzón, que seguirá
cobrando como Coordinador General de IU y no será candidato para que
en Podemos sigan su ejemplo.
El principal escollo de la
negociación se concentra en Montero. Mientras para Podemos es la
heroína del feminismo y el buque insignia al que salvar por su rol
como Ministra de Igualdad, para Sumar y sus partidos miembros Montero
resta. Es algo compartido por la disidencia podemita partidaria de la
unidad dentro de Sumar, aunque entienden que también debe echarse a
un lado el resto de la cúpula.
Si a la dirección de Podemos
le importase su organización, antes que su supervivencia dentro de
la política, se preguntarían por el peso que ha tenido la Ministra
de Igualdad, el resultado de sus leyes, la imagen pública que
transmite y sus actitudes en la pérdida de votos de su partido. Pero
no parece que vayan a hacer tal cosa.
Por el contrario, los
dirigentes de Podemos mezclan victimismo, al aludir a una dinámica
de "venganza", “humillación y "presión" para
que Montero quede fuera de la negociación, con chantaje, al afirmar
que "cualquier voz que refuerce esas críticas, esas campañas
contra el feminismo, lo único que hacen y lo único que consiguen es
poner una alfombra roja a la derecha y a la extrema derecha",
identificando, de paso, al feminismo con la señora Montero, cuya
política ha dividido al propio feminismo.
Iglesias juega a ser el
Basilisco que envenena desde fuera el clima de la negociación,
acusando a Compromís, los Comunes y Más Madrid de vetar a sus
dirigentes en las listas de la Comunidad Valenciana , Cataluña y
Madrid. Mientras, la impávida Belarra calla, demostrando, como
muñeca de trapo, quien es el jefe. Los aludidos lo niegan y
denuncian que Podemos miente. Los Comunes acusan a Podemos de
intentar pactar en secreto una candidatura con ERC al margen de
Sumar. Todos ellos son una vulgar patulea que, como delincuentes
pillados por la policía, se acusan mutuamente, mientras preparan la
ruptura de las supuestas negociaciones. Y Díaz, mientras tanto en
estado zen y postura de loto, diciendo que todo va bien.
Todo esté juego de "verdades" y mentiras, de trampas al supuesto convergente tiene un único objetivo: justificarse ante sus fans y hooligans de las decisiones previamente tomadas de evitar la unidad por parte de Podemos y los componentes de Sumar.
A esta edificante performance
ya está faltando Macarena Olona y su tingladillo, que podrían
aportar un tono de refrescante sosiego.
Porque llega tarde
Y, como en el título de la
vieja película, deprisa, deprisa. Antes del 9 de junio las
coaliciones electorales deben presentar sus candidaturas ante la
Junta Electoral.
Ignoro si quienes lean este
texto en la fecha citada se van a encontrar ante una candidatura
única de izquierdas o para entonces habrá saltado todo por los
aires.
Años de broncas, insultos,
frustraciones y odios no se disuelven en unos pocos días para dejar
paso a la paz, el amor y el acuerdo, ni aunque fuesen a las reuniones
pasados de éxtasis. Al contrario, la presión de la urgencia puede
exacerbar las tensiones y los rencores acumulados.
El domingo 4 de junio el PCE
disolvió a la dirección nacional de la UJCE y nombró una gestora,
tras acusar ésta al partido de “marginar el proyecto
comunista dentro de Sumar” y de deriva
socialdemócrata, como si esa deriva
no se hubiera producido en 1956 con la política de
reconciliación nacional. Periódicamente hay grupos de
socialdemócratas del PCE que acusan a su dirección socialdemócrata
de serlo, creyendo que ellos no lo son por el simple hecho de
declararse comunistas. Ser socialdemócratas y a la vez estalinista
es una forma perfectamente compatible de no ser comunista ni unos ni
otros.
A estas alturas casi todas las
direcciones regionales de Podemos han entrado en rebeldía contra su
dirección nacional, exigiendo su integración en Sumar.
A la desesperada, la “banda
de los cuatro” de Podemos intenta garantizar una posición
independiente dentro de Sumar, que les permita ir por libre,
soslayando una unidad de acción posterior.
.Como pequeños Sansoncitos, la
dirección estatal de Podemos puede sentirse tentada con derribar las
columnas del templo progre de Sumar y enterrar con ellos a los
filisteos cuquis. Cosas de ser la izquierda valiente….salvo que las
direcciones regionales les monten una “catilinaria” de
urgencia y les depongan. Cualquier cosa.
No sería descartable que en
este ambiente de paz, amor y mutuo entendimiento, pero urgidos por la
escasez de un tiempo que se escurre vertiginosamente, los
negociadores peguen una cagada del tipo de la realizada hace un año
por la candidatura Por Andalucía, que iba a ser allí el primer
experimento de Sumar. Como a 10 minutos del tiempo límite aún
negociaban a hostia limpia, jugaron al órdago del último minuto
para presentar las firmas de todos los apoderados de los partidos, no
pudiendo los de Podemos ser incluidos en la coalición, por llegar
tarde su firma, quedando los podemitas como independientes dentro del
grupo parlamentario. O quizás más que cagada fuese una de tantas
“jugadas maestras” de IU. Su fineza marrullera es proverbial
frente a las jugarretas podemitas, siempre mucho más torpes.
Si finalmente hubiese un pacto
sería tan provisional que saltaría pronto por los aires tras las
elecciones, siendo lo más probable un engrosamiento del grupo mixto
y un pequeño grupo reunido en torno a Díaz de improbable evolución,
ya que ésta no tiene organización propia (su pertenencia al PCE es
circunstancial) sino aliados de distintas obediencias partidarias.
Porque el voto se va a
concentrar como voto útil
El espectáculo degradante que
están dando Podemos y los futuros integrantes de Sumar refuerza la
apuesta de Sánchez de dar un cerrojazo al gobierno de coalición,
convocar las elecciones y dejar con el culo al aire a sus todavía
socios, concentrando todo el voto de “izquierda posible” en el
PSOE.
Está dejando de funcionar el
miedo a la derecha, algo que aunque fuese minoritariamente, debería
hacer pensar a la izquierda, especialmente cuando buena parte de la
sociedad española ha homologado ya a VOX como partido respetable.
El cambio de ciclo político
hacia la derecha y un fascismo “de nuevo tipo” no es un fenómeno
nacional sino mundial. Ello favorece una tendencia de los partidos
progresistas y de su electorado hacia la moderación con programas
políticos de mínimos que básicamente les llevan a retroceder
“disciplinadamente”, ralentizando la involución en lo económico
y social.
Los fracasos de la ia izquierda
radical -populista, izquierdista pero en absoluto comunista -de
Tsipras, Podemos y Boric muestran los límites de un relato radical a
la vez que una práctica de aceptación del Estado capitalista y su
sistema económico.
La práctica del izquierdismo
gritón, con señuelos progres, más ligados al narcisismo de la
política de la diversidad y las identidades, propio del mundo de las
clases medias, que a un programa de la clase y para la clase
trabajadora, ha fracasado.
En este contexto, la diferencia
entre el social-liberalismo del PSOE y el izquierdismo de Podemos y
otras opciones progres (Sumar, IU, los Comunes, Más País,…) es de
grado, no de sustancia. Tampoco su base social y electoral va más
allá. Ello abre posibilidades de juego al conservadurismo
social-liberal del PSOE. Superado el sarpullido de un radicalismo
vacío se acaba prefiriendo el original a la imitación con adornos.