Por Marat
La temperatura de un país refleja su talante.
El de España y el mundial es asqueroso.
Pero yo sólo puedo hablar con cierto conocimiento del más próximo, el de mi país. Es repugnante.
Entiendo perfectamente la ira de las victimas del rosario de crisis económicas desde 2007 hasta hoy. A mis 60 años, desde hace más de 10, soy uno de los damnificados de un capitalismo que morirá matando. Estoy lleno de rabia contra un sistema económico que me ha conducido a la pobreza pero no contra unos políticos que, sean del color que sean, son sus títeres.
No soy un imbécil. Por tanto, soy consciente de quién manda de verdad: el poder económico. El único poder real.
No soy un tipo indecente. Por eso no disparo contra los políticos, evitando hacerlo contra el capital.
No soy ni un ignorante ni un fascista, por mucho que entienda la psicología del necio.
Mientras el sistema económico tuvo un crecimiento suficiente a este lado del capitalismo a la “democracia del buen rollo” no le surgieron enemigos importantes.
Desde 1973 para quienes rechazaban el capitalismo. Desde 2007 para muchos de los que aún hoy día sólo condenan moralmente su actual etapa pero no su naturaleza.
El hecho es que en muchos decenios no habíamos conocido tanta pobreza y desigualdad.
El peligro para el sistema capitalista no está en que haya gobiernos y a través de lospseudosocialdemócratas (son destruibles mediante presiones económicas nacionales e internacionales y a través de los medios de comunicación).
Es ahí cuando la inmundicia mediática ocupa su lugar.
No voy a hablarles de los Jiménez Losantos, Raul del Pozo, Francisco Marhuenda, Eduardo Inda o Antonio García Ferreras. A estas alturas cualquiera que me lea debiera saber que no soy de Podemos y que tampoco me mola Pablo Iglesias.
No voy a hablar de cómo Pablo Iglesias fue a programas de la ultraderecha, tipo “El gato al agua” o cuando Ferreras y él partían un piñon.
Nadie habla de las grandes corporaciones que están detrás de los medios de comunicación. De los que Florentino y Roures sólo son sus putas.
Medios tan importantes como Atresmedia. Mediaset o las televisiones autonómicas controladas por el PP, además de 13 tv, las radios COPE, Onda Cero o medios como Libertad Digital, OK Diario o El Mundo emiten continuamente su veneno.
ETA sigue viva y pacta con Sánchez, sus políticas sociales van a arruinar al país, las pensiones actuales son de viejos ricos, este gobierno es el de Zapatero.
Es el discurso del odio. Gente que disfruta diciendo cómo acabar con la persona, no con el problema.
El objetivo de unos medios al servicio del capital que no ofrecen alternativas a ninguna situación real del momento es generar odio. Estos espacios del crimen deben ya ser tratados como lo que son: estercoleros.
Los cargados de odio en redes sociales o en las barras de bar, esos personajes que odian al político pero no al capital, algo que explicaría la razón de su ira, son seres lamentables. Sólo son juguetes útiles a favor de los fabricantes de odio.
La fábrica de odio tiene una función. No es combatir a un progresismo, siempre claudicante cuando el capital mundial le dice que se arrodille. Si respetas las reglas del juego de su democracia y su orden económico acabarás llevando a los siempre perdedores a acatar sus órdenes.
La tarea de la fábrica de odio es otra: desviar la auténtica realidad de cómo afectan a las clases subalternas (las trabajadoras y pequeñas clases medias) sus situaciones económicas presentes o futuras.
Si en cierta peli de ofendiditos y malvados intentan vendernos que estamos frente a la pelea de Florentino y Roures es muy posible que se trate de un engaño para giliprogres.
El odio viene de otro lado: los Herrera, los Herman Tersch, los Eduardo Inda o los Maruhenda son payasos útiles. El poder del odio lo organiza un capital que está mucho más lejos que las corporaciones.
En la factoría de idiotas de Twitter entre progres y fachas, ustedes son pasto de un juego electoral. De un juego en el que son comparsa porque a ustedes no les exige nada, ni compromiso ni esfuerzo; sólo la tontería que les define.
Siguiendo cierta lógica del discurso que cuestiona los logros cuando no se corresponden a las capacidades el mundo progre está lleno de personajes incompetentes. Muy cierto. Le sobran ignorantes. Pero, señores de la derecha oficial, no de la derecha de izquierda, quieren ustedes que les saque los colores sobre cultura o títulos? No creo. Lo de utedes simmpre fue pillar cacho.