Por Marat
Ya tenemos gobierno.
Por una diferencia de 2 votos en el Congreso y a pesar de los sueños húmedos de
la “leal oposición” y de la “democrática” prensa “constitucionalista” ("tamayazo" como deseo promovido), a la que
sólo le ha faltado acusar de pederasta y violador de ancianas al ahora
confirmado presidente. Todo se andará. El PP ya sigue la estela de Aznar cuando
estaba en la oposición. Centro-derecha creo que lo llaman.
No es mi gobierno ni mi Presidente. No
lo eran antes de formarse, no lo van a ser durante todo su futuro período vigente,
del mismo modo que no lo ha sido ninguno de los existentes desde 1977. Todos
ellos obedecen al capital y éste ya ha pactado con una parte del mismo (Iberdrola,
Bankia, BBVA, La Caixa “et alter”).
Sí, de una parte del Ibex 35, la única bestia negra del visir Iglesias, para el que
la perversidad del capitalismo se agota en un sector de las más cotizadas de la
bolsa y no en unas relaciones sociales de producción que van condenando, cada
día un poco más, a crecientes sectores de la clase trabajadora al
neoesclavismo.
De momento, entre la
progresía de la falsa clase media y de los medios de empalagamiento de dicho
ala al servicio de los intereses de la burguesía, ni más ni menos que la cada
vez más fascistizada derecha y su Brunete mediática, algo ha ganado Sánchez y
su socio principal: el apoyo redoblado de quienes ven en el comportamiento de
un Casado que, no es que se haya echado al monte, sino que ya está ordeñando
cabras en el Mont Blanc y de un Abascal que, tras pedir cárcel “per tutti” ante tanto “traidor
a España”, sólo le ha faltado gritar “a mí la Legión, fusilen a esos rojos”, la constatación de un falso o ellos o nosotros, cuando no hay ningún grupo en el Parlamento que defienda la destrucción del capitalismo y la lucha por una sociedad socialista. Es fácil caer en la tentación de reforzar lo rechazable, al menos desde una
perspectiva de clase, sólo porque los fascistas han entrado en catatonía
pistolera ¿Y Arrimadas? Arrimadas sigue siendo muy guapa. Cualquier sentimiento
de ofensa por esta acotación por parte del feminismo, como decía un conocido
hace muchos años, “me es hidráulico”. Vamos, que me importa entre 0 y nada. Arrimadas
es como Rivera pero en robotina y con el disco de Albert rayado desde el
hostión electoral de C´s. Tiene menos reflejos para cambiar el paso que un
manatí con reuma.
Conocimos ya hace
días el acuerdo (“Coalición
Progresista” lo llaman sus actores) de PSOE y Podemos. Más allá de las
promesas de derogación de los aspectos más lesivos de la Reforma Laboral -la de
Rajoy, la que no se aplicó, no la de Zapatero, que es la que el PP puso en
práctica. Como en tantas cosas el progrerío engaña a su devoto personal con
absoluta desvergüenza y éste lo acepta con entusiasmado autoengaño-, reforma de
la Ley Mordaza, subida del salario mínimo y de impuestos a los más ricos y a grandes
empresas que pronto olvidarán sus votantes, como es habitual, ante la evidencia
de que eran agua de borrajas, quedan cuestiones como la no resolución de la
estabilidad del sistema público de pensiones o una solución integral para todos
aquellos sectores sociales de las clases subalternas (millones de personas) que
se han quedado descolgados de la falsa recuperación económica que ahora se
acaba. Para unos y otros parches por cuotas, que es la forma de hacer minería
de votos.
Más allá de todo
ello, el preámbulo de “Coalición Progresista” PSOE-Podemos en sus aspectos
sociales esconde algo que muy poca gente conoce. Es papel mojado.
La introducción a
dicho acuerdo es clara. “Los Presupuestos
Generales del Estado que se desarrollarán a lo largo de la misma se
elaborarán tomando como base este documento y los consensos adquiridos en los
últimos tiempos, adaptándolos
al nuevo contexto macroeconómico”. ¿Y cuál es
el “nuevo
contexto macroeconómico”? El de una crisis capitalista que se
recrudece en el que
la Comisión Europea exige a España nuevos ajustes, en este caso por valor de
9.600 millones de euros.
Pero si la alusión al
“nuevo
contexto macroeconómico” no les parece a ustedes suficientemente
aclaratorio, lean lo relativo al punto 10 del preacuerdo firmado en la primera
quincena del pasado noviembre entre Sánchez e Iglesias, previo al acuerdo
definitivo de diciembre: “El Gobierno impulsará políticas sociales y
nuevos derechos con arreglo a los acuerdos
de responsabilidad fiscal de España con Europa”.
Y aún más, amigos, el visir Iglesias se abre las carnes y se sincera como en el confesionario de GH: “Hemos hecho un programa de Gobierno muy moderado pensando en Europa”. Recuerda a aquello de la autocensura de cuando Franco. Sacarán pecho y dirán que han logrado imponer al PSOE un programa socialdemócrata, todo lo socialdemócrata que le permita el capital europeo y el FMI. Vamos, casi como Tsipras el león de Atenas. O de Walt Disney.
¿Van entendiendo ustedes porqué digo que hay que escindir el término izquierda del concepto comunista?
Y aún más, amigos, el visir Iglesias se abre las carnes y se sincera como en el confesionario de GH: “Hemos hecho un programa de Gobierno muy moderado pensando en Europa”. Recuerda a aquello de la autocensura de cuando Franco. Sacarán pecho y dirán que han logrado imponer al PSOE un programa socialdemócrata, todo lo socialdemócrata que le permita el capital europeo y el FMI. Vamos, casi como Tsipras el león de Atenas. O de Walt Disney.
¿Van entendiendo ustedes porqué digo que hay que escindir el término izquierda del concepto comunista?
¿Recuerdan ustedes
cómo empezó aquello cuando la crisis capitalista daba su primer coletazo en el
país en 2008? Parecido a ahora. Empezaron por cantidades inferiores –como ahora
con la exigencia de ajustes por 9.600 millones de euros- y éstas fueron “in
crescendo”. Si no se entiende que bajo el capitalismo el gasto social es gasto
improductivo si no genera rentabilidad para quienes mueven a los títeres políticos de
cualquier signo aparentemente distinto es que no se quiere entender que el
prometido amejoramiento social es puro bulo.
Las cuentas no salen
ahora porque las subidas de impuestos a las rentas más altas y corporaciones
arrojarán un saldo menor muy limitado. Menos saldrán en un futuro cuando las
advertencias de la Comisión Europea se conviertan en horcas caudinas para el
gobierno salido del pacto-carambola y se impongan condiciones drásticas de
recortes sociales y ajustes duros.
Cuando esto suceda y
las asociaciones empresariales marquen el paso al futuro gobierno exigiendo
menores cargas fiscales y laborales, mayor flexibilidad aún para el despido,
contratos más a la carta y nuevas políticas de privatización sanitaria, instrumentos
puente desde el sistema público de pensiones al privado, etc. veremos cómo el
gobierno de progreso nos habla de medidas de transición ecológica, que pagarán
los trabajadores, sacará adelante leyes de protección animal y antitaurinas,
nuevas leyes de igualdad (entre hombres y mujeres, no entre clases, por favor),
de leyes de emprendimiento,…mientras aplica los dictados que el capital le
imponga.
No hay cuadratura
posible del círculo de la “voluntad política” cuando la crisis capitalista
conduce al poder económico a vampirizar las instituciones y la vida social y
demuestra palmariamente que la “autonomía de la política” es una falacia dentro
de un Estado de clase y hoy más que nunca.
No se trata de la
cantinela que canallas e imbéciles gritaban hace años, “no es una crisis, es una estafa”. Es que el capitalismo no puede
subsistir sin una ganancia suficiente que le garantice la acumulación necesaria
para seguir reproduciéndose.
Las
supuestas políticas sociales del gobierno de coalición PSOE-Podemos han necesitado de una investidura con la abstención de ERC y Bildu y el apoyo de PNV que ya ha
significado que, más allá o acá de los contenidos reales de los acuerdos para la elección por los pelos del nuevo gobierno, que
dichas cuestiones sociales queden eclipsadas por un rebrote del choque de
trenes entre la tribu reaccionaria nacionalista catalana, a medio plazo también
posiblemente la vasca, y la española de Atapuerca.
Si les cabe a ustedes alguna duda en lo de Atapuerca, vean el tuit de hace unos días del dipsómano (borracho) nazi, y eurodiputado de VOX, Hermann Tertsch. Por cierto, en los 90 el alundido escribía en El País, un periódico durante tanto tiempo de referencia progre. Como sólo expresaba una incontenible y patológica baba anticomunista debía de resultarles un demócrata a los del ex falangista Polanco. Tan enfermiza esa emisión de hidrofobia que califica de comunistas a Iglesias y Garzón, con lo que lava la cara de dos saltimbanquis políticos y nos ofende a quienes sí somos comunistas y partidarios de la dictadura de clase del proletariado; justo la que le enviaría a él a la jaula de un zoológico junto con los orangutanes de los que no se ha separado familiarmente.
En la dinámica vigente los progres del PSOE y de Podemos y su miniyó IU entran en un falso juego de
pactos, sin contenido real (participación de la población catalana en consulta, que no referéndum y de una ERC que huye hacia adelante para
imponerse a la bestia parda del hegemonismo cada vez más étnico del dúo cómico
Puigdemont- Torrá), y la España imperial y eterna clama conjurada en Santa
Alianza de PP-VOX más los restos del naufragio de C´s, amenazando con encabronar a la
sociedad española en una falsa dialéctica amigo-enemigo, en el que la perdedora
es la clase trabajadora que no genera discurso propio, ni tiene políticamente quien la escriba. Su realidad quedará enterrada bajo un manto de
banderas, exaltaciones tribales y discursos a cuál más disparatado de otras
identidades, las líquidas de las mil diversidades.
En la inmensa ristra
de tabernas que jalona el territorio español desde Lugo a Murcia, desde Gerona
a Huelva, pasando, cómo no, por ese patio del Monipodio cuñado que es Madrid,
se escucha el “quejío” de la bestia tribal, el
regurgitar del odio de todos contra todos y, lo que es peor, el
creciente cabreo de los menestrales que necesitan dirigir sus frustraciones
cotidianas, mediáticamente performadas por los indecentes voceros del fascio
contra otros que seguramente son tan clases subalternas como ellos. Cuando no es así puede ser incluso peor: sectores marginados (menas,…) que sufren el depósito de tales cóleras.
El enfrentamiento
político derecha-izquierda en el período del gobierno progre será
fundamentalmente el de la cuestión nacional Cataluña-España, enfeudando a
progres y a la fauna en extinción de grupúsculos pseudocomunistas, a la derecha
reaccionaria y nacionalista catalana y dando a “constitucionalistas” (derecha
pura y dura de PP y C´s y fascistas en proceso de VOX), combustible para su
cruzada de reconquista patriotera mediante la siembra del odio.
Salvo estallidos
derivados de un empeoramiento de la crisis capitalista y de las curas de
caballo contra las conquistas de la clase trabajadora que aplique el inestable
gobierno de coalición PSOE-Podemos, no veremos aparecer a la cuestión social en
el horizonte próximo. Pero ante la falta de organización de clase y de discurso
y orientación de las luchas en un sentido anticapitalista, las explosiones
tendrán un efecto pasajero.
Por si fuera poco,
los meses finales de 2019 nos traen un venturoso 2020 en el que las
diversidades entran ya en el colapso diarréico más patético. Un apunte de por
dónde podría ir la cosa nos la muestra la creciente inquina entre un sector de
las feministas y otro de los
transexuales (estoy convencido de que en uno y otro lado hay personas sensatas
que no pueden imponer su sentido común porque no buscan el ruido ni el
enfrentamiento) y viceversa. Han abierto la caja de los truenos del todos
contra todos en el ya parcelado e hipersegmentado mundo de las diversidades.
Unos y otras, otras y unos han decidido utilizar el comodín del género, ese
término envenenado en origen, que se retuerce en sus significados a
conveniencia de los contendientes, que hoy trae sus coletazos a la bronca más
incomprensible, salvo para iniciados, hasta convertir el campo de batalla en
microtribus del “a por ell@s”. Acusaciones mutuas, cada cuál más absurda, pero
enormemente útiles a los intereses del capital que se frota las manos en este
sindiós de estupideces que contribuyen a tapar el discurso de clase. Hay
guerras que sólo existen por el interés de ambas partes de mantenerlas, no de
una sola. Hay guerras en las que nadie gana, salvo ciertos protagonistas en el mantenimiento del
chiringuito en el que viven y en el deseo de adquirir cierta y dudosa
notoriedad dentro de círculos concéntricos, cerrados e hiperminoritarios, al
expresar sus egos revestidos de argumentación. Hay guerras que enfangan a los
contendientes sin que ninguno de ellos salga limpio de las batallas. Hay
guerras cuyo mejor destino es no darlas.
Y esperen, porque esta bronca irá a más y
pillará por en medio a homosexuales y lesbianas, con los que, en principio no
va la trifulca, pero que acabarán por recibir de uno y otro lado. seguramente
sin comerlo ni beberlo.
Este tipo de pelea
sectaria sólo contribuirá al desprestigio de un movimiento que se había basado
en un eje interclasista y de identidades nacidas de lo sexual, a su mengua, al
debilitar y romper sus alianzas, y a la desprotección ante el fascismo rampante
de personas que han luchado por encontrar el respeto de la sociedad y una vida
aceptable para sí mismas.
Abascal en la tierra
y Hayeck, con su ultraliberalismo, desde el infierno se parten el culo de risa.
En fin, que si no les
gustó mucho 2019, 2020 se presenta como otro año más en el que las necesidades
de la clase trabajadora quedarán pospuestas “sine die”, con la ovejuna
complacencia de ella misma.