6 de noviembre de 2018

EL BUFÓN DANI MATEO, SU JEFE WYOMING Y LA PASTA QUE LES COMPRA EN TELEVISIÓN


Por Marat

Escribir contra corriente es hacerlo siempre frente algún sector con capacidad de imponer su mentira ante los deseosos de comprar cualquier cosa, sin preocuparse en absoluto por la naturaleza del producto.

Un bufón llamado Dani Mateo se suena los mocos en la bandera monárquica que repuso Franco a sangre, fuego y terror y que la Constitución del 78 consagró como definitiva aceptación del orden heredado.

La reacción posterior fue la de un montón de enérgumenos a uno y otro lado del Ebro que jalean, se felicitan, creen que con ello hacen no sé sabe qué daño al “imperialismo” español y gozan del daño infligido o, desde el otro lado, se indignan, lanzan coces al aire, gritan en nombre de los “caídos” por ese trapo, ahora humillado y airean su ira. Y todo ello con el acompañamiento de la estupidez consustancial a la progresía. 

En un país en el que se han producido centenares de miles de desahucios, en el que aún hay 3.200.000 parados, en el que muchos mayores de más de 50 años ya no tenemos futuro, si se puede llamar futuro a situaciones desesperadas, en el que los jóvenes son sobreexplotados en la llamada economía colaborativa de los Deliveroo, Glovo o Uber, en el que 12,3 millones personas (26,6% de la población) se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, en el que se amenaza un día sí y otro también a los trabajadores y pensionistas con perder su derecho a la jubilación, en el que la mitad de las horas que se trabajan no se pagan, a un tal Dani Mateo solo se le ocurrió, por toda, provocación, sonarse los mocos en una bandera.

Cumplía su papel de bufón. El de desviar los problemas reales del país para que no se hablara de otra cosa que de su ocurrencia. “El patriotismo es el último recurso de los canallas”, dijo Samuel Johnson. Esconderse en su bandera, como hacen los Abascal, los Ribera o los Casado es una canallada para ocultar cuestiones de desigualdad, explotación y sobreexplotación y pobreza como los que he señalado. Justo lo que hizo el tal Dani Mateo al situar la polémica en una bronca entre españolistas e indepes, entre progres e “izquierdistas” y fachas constitucionales.

En la Edad Media, el bufón era un personaje de palacio, tolerado por los reyes como expresión de disidencia controlada que, lejos de debilitar al rey con las burlas que de él hacia aquél, canalizaba la crítica de modo funcional a la monarquía porque soltaba presión. Hoy también. Pero la monarquía de ahora se llama capitalismo, por mucho que se empeñen tantos progres en convertir el debate en otra cosa.

Su jefe de programa y rico accionista de La Sexta (el canal de televisión que pertenece al mismo grupo que La Razón, el panfleto de Marhuenda que hacía hace tiempo el papel de bruja mala en toda esta farsa), el Gran Wyoming salió a defender a su pupilo. No podía ser de otro modo. Su argumento era el de la paradoja del humor, el sempiterno y socorrido humor, frente a...todo aquello que confrontase, no al capitalismo, sino a viejo y estúpido argumento de españoles vs. indepes, fachas vs. progres, ladrones del PP vs. el resto. Pero resulta que el resto, el más importante grupo social, por ser el más amplio, no tiene nada que ver con el enésimo enfrentamiento artificialmente creado por quienes se niegan a que se hable de desigualdad, explotación, pobreza, paro, desahucios, pensiones, sanidad y educación degradadas, salarios de miseria,...somos la gran mayoría que no ponemos banderas en los balcones de Cataluña ni del resto de España porque no es nuestra guerra. Nuestra bandera se ha tejido con los hilos  del agobio, las penalidades de llegar a fin de mes, el temor al futuro,...en fin.

El caso es que la bronca taparealidades del histrión ha servido para que sepamos que durante un tiempo ha sido mercenario de Clínica Baviera, una de tantas sanguijuelas aprovechadas de la privatización de la sanidad pública realizada por el gobierno recortador del PP.

Pero oiga, en lugar de escandalizarse con el señor Mateo, de pedirle explicaciones sobre su coherencia entre su papel de progre y su realidad material (coge la pasta y corre), la indignación de su entregado público, adolescente mental, fue contra la clínica privada, como si fuera decente indignarse contra la hiena por ser hiena o de escandalizarse con el capitalismo porque si tienes una enfermedad cara la sanidad privada te mande a morir a la pública. El cinismo habitual de la izquierda.

Ahora sabemos que ya son cinco las empresas que, de un modo u otro, se publicitaban en “El Intermedio” de Wyoming, que abandonan el programa. Por muy accionista que éste sea de La Sexta veremos, si es que no va a más, pronto que la cadena le dará el toque necesario para que se haga la “autocrítica” correspondiente y “reconsidere” su comportamiento, ya que es él quien dirige a su muñeco de trapo y madera llamado Dani Mateo. Será divertido comprobar cómo estos seres privilegiados de la televisión vuelven al redil y nos lo relatan. Poderoso caballero.

Mientras tanto, se habrán ganado el sueldo haciendo que hablemos de lo que el poder, el único, el del capital, con su escudero mediático usa como válvula de escape.

29 de agosto de 2018

¡QUE SOLO ES HUMOR, COÑO! PUES TU SENTIDO DEL MISMO APESTA


Por Marat

La polémica que se ha montado a partir de un sujeto que dice que es humorista con sus chistes sobre los gitanos ha traído de todo. De bueno poco (quizá que caigan las caretas) o nada.

Como se que hay muchos que creen saber sin conocer y que opinan en función de sus filias y sus fobias, aporto el enlace de mi artículo anterior con el "¿¿chiste??" de marras, para que ningún lector utilice la disculpa del yo no sabía. 

Los defensores de la libertad plena, esos post68 del “prohibido prohibir” que tienen esa concepción liberal de la historia en la que todo vale porque el darwinismo social del liberalismo ideológico impone que no haya restricción ni límite moral alguno si el objetivo es divertirse ya que se supone (no sé bien en qué verdad se fundamenta) que el humor es un espacio en el que puede decirse lo que en cualquier otro sería desde un delito y hasta la peor de las agresiones contra las personas, sean una, varias o todo un grupo social. El humor actúa así como una especie de “acogida a santuario” inversa. Algo así como voy a descojonarme, y a buscar vuestra complicidad en la risa, de gente que no tiene poder para impedirme que lo haga. Lo de reírme de los empresarios que obligan a trabajar más horas no pagadas que pagadas o cuya ausencia de inversión sobre seguridad en el trabajo provoca más de 600 muertos al año no lo haré porque no tiene gracia. Sobre todo para ti porque no te iban a contratar en tu vida en ninguna televisión. Si, según estos liberalotes progres, nos podemos reír de todo, ¿porqué no de esto?

Por lo demás, y sobre todo cuando no sea desconojonarse de la Familia Real, las grandes corporaciones económicas, la desinformación y las mentiras de los medios, los puteros o los violadores, límites al humor ninguno.

Recientemente el secretario general del partido ultraderechista VOX ha dicho que los fusilamentos franquistas fueron “con amor”. Yo diría que esto es humor negro. De ese que me provoca ganas de coger al señor Ortega Smith, autor de tal disparate humorístico, y retorcerle el pescuezo con amor, como a un pollo, hasta que haga crac y quede seguro de que ya no respira. Pero me contengo porque es un delito y acabaría en la cárcel. Y, señores progreliberalotes, no vale indignarse con una cosa y no con otra porque, sin duda, la intención era, como afirma de su humor Rober Bodegas, y como defienden muchos de ustedes, provocar. Y además, hay una intención de hacer reír. A los prefascistas de VOX y a muchos que no son de VOX, seguro. Creo que a la mayoría de ustedes, como a mí, no nos hace ni puñetera gracia ¿Cuál es el “chistómetro” que hace que unos sujetos parodiados sean no “humorables” y otros sí? Se lo voy a decir: no es solo el “humorista”, ni el contexto o el formato, sino en gran parte el "humorado". Depende de cómo nos caiga. Y en estos días he visto mucho antigitano. Llevaban tiempo emboscados pero han salido de su madriguera.
  • Unos camuflados bajo la inviolabilidad del humor. Que el humor no se debe prohibir (¿quién ha pretendido tal cosa?) ni criticar. Es decir, que el “humorista” está tocado por el dedo divino y no es cuestionable como cualquier humano en el desempeño de cualquiera que sea su profesión. Que si lo que contaba sobre los gitanos es un tópico (justo de esos que refuerzan la exclusión social) y que no hay que sacar las cosas de quicio. Tú, que eres payo, seguro que no necesitas hacerlo en este caso, aunque no me sorprendería que lo que a ti te afecte te indigne mucho. Es lo que tiene la cultura liberal e individualista del qué hay de lo mío, que me preocupa una mierda lo del otro.
  • Otros sacando todo su odio antigitano de modo abierto y explícito, repitiendo como papagayos fascistas (muchos de esos fascistas montarían en cólera si les dijesen que lo son) los tópicos de los que hacía gala el mastuerzo zampabollos (si vale pasarse y provocar, nos pasamos todos) de Bodegas, el clown autopromocionado con el chiste hasta convertirse en alguien muy conocido, cuando hasta hace muy pocos días no le conocían ni sus vecinos. Ver las redes sociales, leer los comentarios de la prensa, fue ver cómo repetían sus insultos y hasta algún “tonto con papeles” (gracias por el aporte, querida amiga) se atrevía a llamarlos privilegiados. Los mismos que se lo llaman a los pensionistas o a los parados que cobran prestaciones de desempleo, aunque las de unos y otros sean una mierda.
Recuerdo que hace muchos años una sindicalista me contó absolutamente indignada el chiste que un dirigente de su sindicato había hecho sobre las mujeres. La gracia era la siguiente:

- “A mí me gustaría que las mujeres tuvieran una cabeza en forma de televisor” (de aquellos cuadrados y panzones)
- “¿Para qué?”
- “Para que me la chuparan mientras apoyaba el vaso de whisky en su cabeza y veía el partido”.

He ahí un humor sin límites, ni censura. Me consta que el individuo continúo su carrera “profesional” en su sindicato sin problema alguno. Gracia no me hizo ninguna ni entonces ni ahora, menos aún en un país en el que diariamente se maltrata, mata y viola a las mujeres. No necesito ser feminista para ello. No lo soy. Simplemente no soy un cabestro.

En los años 80 y principios de los 90 -¿qué quieren?, soy viejo, tengo memoria y sé de dónde y cómo se orientan las tendencias humorísticas desde entonces. Cada vez más hacia el cinismo y la crueldad- se puso de moda el humor cínico y cruel. La coartada era también la provocación y ya se hablaba de combatir lo políticamente correcto. Curiosamente eran los típicos pijos, gilipollas con humor de gañán y gente frustrada y a la vez cruel. Pero más de un rojito les reía las gracias para que no le llamarán blandengue. Ahora los imbéciles dicen “ofendiditos”. Claro que hay estos últimos pero también motivos para ofenderse, sobre todo cuando el chiste se hace contra un pueblo que ha sufrido pogromos y de cuya estirpe fueron aniquilados durante el holocausto nazi entre 220.000 y 500.000 miembros, en lo que en romaní se denomina “porrajmos” (devoración).

Pero volvamos a los chistes de la época que les hablo. Les pongo algunos ejemplos:
  • ¿Sabes por qué se entierra a las negras boca abajo y con el culo en pompa?”
  • Para que podamos aparcar la bicicleta”

  • ¿Cómo matarías a 20 moscas de un solo golpe?”
  • Dándole una patada a un niño muerto del Tercer Mundo”

  • ¿Qué son 8 palestinos cogidos de la mano”
  • Una traca”
No continúo porque me puede la ira y la repugnancia a que estén en el mundo personas capaces de idear y contar chistes así y que haya quienes les encuentren la gracia.

Estos chistes siguen en la red hoy en día a través de los foros. Pero se empezaron contando en la época de la irrupción del neoliberalismo, los tiempos de Thatcher y Reagan. Un símbolo del darwinismo social en el que el capitalismo y su ideología que empezaba a remodelar las mentes de sus súbditos hacia una competencia feroz, el individualismo, el narcisismo y la crueldad del todo vale. El cinismo más ramplón y patán sustituía a la ironía inteligente y Gila era ya solo el exponente de una ternura en el humor humanista que se batía en retirada. Se iban imponiendo los valores del “cada perro que se lama su cipote” y el “pisa antes de que te pisen”. Era la época de la reconversión industrial en España, la descentralización productiva en gran parte de Europa, proliferaba ya la economía sumergida y se desregulaba el sistema financiero. La izquierda estaba pasando de la gestión socialdemócrata a la gestión social-liberal, contribuyendo al desmonte del Estado del Bienestar que hasta entonces había sido una ficción de solidaridad -porque por debajo operaba la desigualdad esencial capital/trabajo- pero que había funcionado de una manera relativamente positiva para las clases subalternas. La izquierda se había hecho vieja, gorda, oenegera y cínica, como los propios liberales. Y el sueño comunista moría con la caída del muro de Berlín y la destrucción de la URSS desde dentro y desde fuera. Estaban muertos hacía tiempo pero aún no lo sabían.

El humor es un signo de los tiempos y estos heredan la basura que se extendió por el mundo “civilizado” de entonces.

Hoy los nuevos fascismos, como en el pasado, necesitan chivos expiatorios que redefinan a su alrededor la articulación de nuevos consensos nacionales, esos que oscurecen la desigualdad, la explotación, la pobreza y la marginación social. En la Hungría prefascista Viktor Orban mete en campos de concentración a los gitanos rumanos. En Eslovaquia y Croacia rebrota la violencia antigitana.

El viceprimer ministro de Bulgaria, Valeri Simeonov se expresa así hacia la comunidad rom en su país: "Son criaturas salvajes, ferozmente humanas, que exigen un salario sin trabajo y cobran beneficios de enfermedad sin estar enfermas, reciben beneficios de niños para los niños que juegan con los cerdos en la calle y para las mujeres que tienen los instintos de los perros callejeros”. Aunque recuerda extraordinariamente el lenguaje nazi de la preguerra mundial, es un lenguaje de hoy. Y muchos españoles desgraciadamente piensan del mismo modo. En gran cantidad de casos sin conocer a ningún gitano personalmente, en base a la construcción ideológica que durante centenares de años han ido troquelando el pensamiento de la comunidad paya contra la gitana. En España, en muchos casos, la alfabetización de los niños gitanos se lleva a cabo en barrios degradados, siempre en la escuela pública, nunca en la concertada que pagamos todos, concentrando gran parte de los niños gitanos con una minoría paya, con el fin de crear ghettos educativos y fomentar el fracaso escolar de unos y otros niños. En Eslovaquia, República Checa y Hungría se les segrega completamente en escuelas separadas de los demás niños. En Italia a las familias rom se les expulsa violentamente a golpes de sus casas.

No es muy distinta la situación del inmigrante sin papeles en gran parte de Europa de la de la comunidad romaní asentada por centenares de años en sus países, ni debería serlo pero al alza, nunca a la baja.

Hay un detalle que muy pocos españoles conocen sobre los gitanos de nuestro país. Llegaron a él en el siglo XV (1425), el mismo siglo de la expulsión (1492) de los judíos. Uno puede hacerse algunas preguntas a partir de ahí. Cierto que la comunidad sefardí era más bien rica y la rom era pobre. Pero me pregunto hasta qué punto no han cumplido la función de focalización del odio que en otros pueblos se concentró sobre todo contra los judíos y que aquí ya no pudo hacerse por razones evidentes. Odiar al otro une mucho.

Y ya que hablamos de humor y sobrevuela la idea del holocausto por el artículo les dejo dos chistes en forma de memes que he encontrado en Internet. Hay miles.




En una Europa en la que el fascismo crece exponencialmente y ya gobiernan sus predecesores en algunos países de la UE, sin que las autoridades centrales de la misma hagan mucho para impedirlo, la banalización del mal a través del humor es un medio muy poderoso para hacer penetrar este cianuro mortal. Es el llamado humor de la provocación, lo que la extrema derecha europea llama la lucha contra lo políticamente correcto y a lo que muchos progres descalifican bajo el término de ofendiditos. Y claro que hay ofendidos ante auténticas chorradas. Pero lo mismo que ante la violación, el maltrato y la violencia mortal contra las mujeres poca broma, tampoco con el fascismo porque es la forma de muerte más atroz, ya sea contra los gitanos, los judíos, los sin papeles, los homosexuales o los comunistas. Pido disculpas si me dejo algún grupo que haya sufrido especialmente al fascismo y al nazismo. No es mi intención.

Lo mismo que el liberalismo actual es la avanzadilla del fascismo, la descomposición ideológica del izquierdismo lo es también porque, aturdida y desorientada en sus presupuestos ideológicos, que en el pasado fueron justos, igualitarios y solidarios, sus bases empiezan a caer en un relativismo moral y en la banalización del mal del que antes les he hablado. Están siendo colonizados lenta pero palpablemente por la extrema derecha porque hace mucho que renunciaron a su propia identidad de clase para pasar unos a las luchas particularizadas (progreliberales) y otros a una nostalgia aberrante de sus referentes de museo desaparecidos para siempre.

Y no, en ningún momento, en ningún momento he sugerido prohibir a fascistas-humoristas pero sí que reivindico el desenmascararles a ellos y a quienes defienden que el humor es solo humor (como si no hubiera detrás una ideología subyacente siempre) o que abiertamente aprovechan para expresar su repugnante fobia antigitana o contra cualquier otro sector social débil. Y por supuesto a combatirles frontalmente.