Guadi Calvo. Portal
Alba
Mientras que Daesh se bate en
una angustiosa retirada de la ciudad iraquí de Mosul, donde se
juramentaron como Estado Islámico en 2014, tras resistir el asedio a
que están sometidos desde comienzo de noviembre último, por tropas
del ejército iraquí, junto comandos norteamericanos, kurdos y
turcos; en Siria, el Ejercito Árabe Sirio junto a la aviación rusa
y comando iraníes y del Hezbollah los han despojado de importantes
núcleos urbanos y al parecer la última batalla se resolverá en
al-Raqa, la capital siria del grupo del Califa Ibrahim, para lo que
el presidente norteamericano Donald Trump, enviará 400 infantes,
abriendo una nueva arista a la compleja guerra siria, pero
posiblemente se extermine territorialmente al terrorismo integrista,
aunque sin duda los atentados se multiplicaran tanto en Siria como en
Irak, oleada que podría extenderse a Jordania y Líbano.
En Libia, otro de los
escenarios bélicos establecido por el Daesh en su guerra global, las
huestes del Califa se están disolviéndose tras la pérdida de su
capital Sirte, y según fuentes de inteligencia, mucho de eso
combatientes pugnan por alcanzar el norte de Mali para sumarse a la
nueva organización dirigida por al-Qaeda Global, Jamaat al-Nasr
Islam wa al-muminin (Grupo para la victoria del Islam y de los
fieles). (Ver: Sahelistán
del Nilo al Atlántico).
El Daesh solo parece
estar avanzado fuertemente tanto en Afganistán como en Pakistán,
donde no deja de protagonizar ataques de manera continua contra
cualquier tipo de objetivos.
Al igual que el Talibán, el
Daesh afgano, Wilayat Khorasan saca provecho de la cada
vez más tensa relación entre los dos hombres fuertes del gobierno
afgano, el presidente Asharf Ghani y el presidente ejecutivo
Abdullah-Abdullah, lo que no permite homogenizar políticas claras
frente al terrorismo.
Ambas organizaciones
integristas disputan territorialmente a las autoridades federales de
Kabul, provincias enteras. Se calcula que casi un 43 %, está en
manos de los grupos terroristas. Aunque es el Talibán quien controla
la mayor parte de ese porcentaje. Sin duda Trump tendrá que resolver
rápidamente su política en la región ya que la crisis está
desbordando tanto a las autoridades de Kabul como a Islamabad.
El último miércoles, un
comando del Daesh atacó el hospital militar Sardar Mohammad
Daud Khan de Kabul, con un saldo de al menos 49 muertos, en su
mayoría pacientes, médicos y enfermeros, además de los cuatro
atacantes, que dejaron cerca de 70 heridos. El hospital se encuentra
en uno de los sectores más seguros de la ciudad, ya que es vecino a
varias embajadas occidentales, incluso la norteamericana, y a la base
de la Unidad para la Respuesta de Crisis (CRU en inglés).
Los terroristas consiguieron
infiltrase, vestidos como agentes sanitarios, cerca de las 9 de la
mañana, hora de gran concentración de público. El primero de los
terroristas hizo detonar su chaleco explosivo, junto a la entrada,
mientras los tres restantes, armados con fusiles de asalto AK-47 y
granadas, abrieron fuego de manera indiscriminada, para después
atrincherarse en el interior edificio. Tras lo que se estableció un
tiroteo de casi 7 horas, con las fuerzas especiales afganas, que
ingresaron al Hospital descolgándose desde dos helicópteros a los
techos del edificio.
El hecho remite gravedad
extrema ya que nunca antes había sido atacado un hospital, el
presidente Ghani, declaró: “que en todas las religiones se
considera a los hospitales como lugares seguros, por lo que este
ataque, es hacerlo contra todo Afganistán”. Mientras que la
cúpula del Talibán emitió rápidamente un comunicado por el que
deslindaban cualquier tipo de responsabilidades respecto a ese hecho.
Desde comienzo de año, tanto
el Talibán como el Daesh vienen protagonizado cadenas de
ataques en la capital afgana, y en muchos puntos del interior, que
prevé que con el inicio de la primavera recrudecerán las acciones
fundamentalistas.
Las administración Obama dejó
en el país centro asiático unos 5.000 efectivos, concentrados en
trabajo de asistencias a las tropas en el marco de la operación
“Apoyo Decidido”, aunque a partir de la embestidas de
estos últimos meses algunos expertos opinan que Estado Unidos,
tendría que elevar el número de efectivos a 8.800, para mejorar el
adiestramiento y asesoramiento de las fuerzas afganas.
Este ataque al hospital se
produjo días después de dos operaciones suicidas por parte del
Talibán, también en Kabul, contra una estación policial y una
oficina de los servicios de inteligencia, que dejaron en total 42
muertos y 122 heridos.
Este último sábado en la
localidad de Nawshar, en la sureña provincia Zabul, al menos ocho
policías fueron asesinados, cuando se encontraban durmiendo, por dos
talibanes, infiltrados en esa fuerza. Tras el ataque los terroristas
huyeron con armamento.
“Primero fueron
envenenados y luego tiroteados”, informó el portavoz del
gobernador provincial, Gul Islam Sial. Este último hecho remite al
sucedido el lunes 27 de febrero en un puesto policial de Lashkar Gah
en la provincia de Helmand, cuando otro infiltrado en la fuerza
policial ejecutó a once agentes mientras dormían, tras lo que huyó
con armamento
A última hora del sábado el
aeropuerto militar de la provincia afgana de Jost, donde radica un
gran número de tropas norteamericanas, fue atacado por tres hombres,
que tras ser repelidos huyeron.
Según fuentes norteamericanas,
ataques de infiltrados en fuerzas de seguridad han dejado el año
pasado, entre enero y noviembre de 2016, en 56 hechos 151 muertos y
79 heridos.
El sábado 11, en el norte de
Afganistán, en la capital de la provincia de Kunduz, cerca de 30
alumnas debieron ser hospitalizadas, tras un ataque con gas venenoso
contra su escuela. Mientras que, por un ataque similar a una escuela
de Kabul, otras seis niñas fueron internadas.
Según testigos del atentado en
Kunduz, dicen haber visto a un hombre vestido de negro, con su boca y
nariz cubierta con un trapo, lanzar una botella, de la que
inmediatamente se desprendió un gas, con un fuerte olor agrio, tras
lo que las primeras afectadas comenzaran a caer desmayadas. Este ha
sido el tercer ataque de estas características en Kunduz en la
última semana. Las escuelas de mujeres son un blanco favorito por el
terrorismo integrista ya que “filosóficamente” la
educación femenina es prohibida.
El 2016 fue un año de intensa
actividad insurgente donde se produjeron la mayor cantidad de
víctimas civiles en una década, ese número tiende a aumentar para
2017.
Una frontera cada vez más
caliente
Pakistán ha decidido cerrar
indefinidamente los pasos fronterizos con Afganistán, de Torkham y
Chaman, en la provincia suroccidental de Baluchistán, que había
clausurado de manera provisoria tras el ataque a el templo sufí de
Sehwan Sharif a mediados de febrero, mientras las autoridades de
Kabul, no tengan resultados efectivos de combate contra el
extremismo. Según Islamabad, desde territorios afgano, cruzan la
frontera a Pakistán atacan y vuelven a sus santuarios.
Las autoridades pakistaníes
habían abierto los pasos este último jueves para permitir el paso
de ciudadanos de ambos países que habían quedado de uno y otro
lado. Para volverlos a cerrar inmediatamente, tras resolver la
cuestión. La actitud de Islamabad sigue generando más tensión
entre los dos países vecinos.
Kabul ha debido atender a más
de doscientas familias residentes cerca de la frontera tras los
ataques de la artillería pakistaní a posibles centros terroristas
fronteras adentro de Afganistán.
Tras la apertura del jueves de
uno de los pasos en la provincia de Nangarhar, dos hombres, una mujer
y un niño murieron aplastados, tras una estampida generada por cerca
de 20.000 ciudadanos afganos, que en territorio de Pakistán
esperaban desde una semana atrás permiso para cruzar. En la
localidad de Torjam otros 24 mil afganos han cruzado a pie la
frontera mientras que 700 paquistaníes hicieron el camino inverso.
Nadie sabe cuándo se volverán
a abrir los pasos fronterizos vitales para el comercio de uno y otro
lado, que ha generado ya perdidas por millones de rupias.
Es claro que el movimiento
Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) y el capítulo pakistaní del
Daesh, sumado a otras organizaciones menores, también son
responsabilidad de Islamabad. El fenómeno del wahabismo no se
detiene en fronteras y se afianza cada vez más fuerte en las áreas
tribales debido al abandono de los gobiernos centrales. Los cierres
fronterizos no son más que un “marketing”, ya que todos saben
que las bandas terroristas, transitan por los mismos pasos que lo han
hecho los contrabandistas desde siglos, los que jamás fueron ni
detectados, ni detenidos.
Tras los recientes ataques en
territorio pakistaní el congresista estadounidense del partido
Republicano Ted Poe, presidente de la Subcomisión de Terrorismo de
la Cámara, presentó este último jueves, un proyecto que declara a
Pakistán “Patrocinador estatal del terrorismo” y un
aliado poco confiable, acusando a Islamabad de haber colaborado con
enemigos de los Estados Unidos.
Si bien es cierto que Osama bin
Laden o la red salafista afgana de la familia Haqqani, encontraron
apoyo y seguridad en Pakistán, no es menos cierto que fueron las
políticas norteamericanas en la región, desde hace casi cuarenta
años, las que han entrenado, armado e incentivado a estas
organizaciones, que fueron utilizadas según los intereses del
Departamento de Estado. Cuestión de la que ningún presidente
norteamericano desde Jimmy Carter hasta la fecha se ha hecho cargo.
A partir de la presentación
del proyecto del representante Poe, el presidente Trump deberá
publicar un informe dentro de los próximos 90 días, que demuestre o
no, la implicación de Pakistán con el terrorismo.
Mientras todo esto sucede en
Washington, en la mañana del domingo, mientras se escriben estas
líneas se conoce que un nuevo ataque se llevó a cabo en la ciudad
de Dera Ismail Khan, en la siempre conflictiva provincia pakistaní
de Khyber Pakhtunkhwa, donde una bicicleta con carga explosiva fue
activada, dejando por lo menos siete muertos y un número todavía
indeterminado de heridos, sin que todavía ninguna de las
organizaciones terroristas se haya adjudicado el ataque.
Asía Central históricamente
ha sido uno de los lugares más sensibles del planeta y todos sabemos
que, de una u otra manera lo que allí suceda, tarde o temprano
afectará al resto del mundo.