Michael
Roberts. Asturbulla
La
economía convencional está muy desconcertada por el fracaso de las
principales economías a la hora de restaurar la tasa de crecimiento
anterior de la productividad del trabajo desde el final de la Gran
Recesión
Algunos
argumentan que se ha recuperado el crecimiento de la productividad,
pero que
no se está midiendo correctamente, ya
que gran parte del nuevo crecimiento de la productividad proviene de
los bancos de datos, ideas intelectuales, software, etc y no de la
producción de cosas. Sin embargo, investigaciones
recientes han arrojado un jarro de agua fría sobre esta explicación.
Otros
argumentan que el crecimiento de la productividad puede ser menor,
pero que eso no es más que el resultado
de las secuelas de la Gran Recesión, que hace que las empresas
no están dispuestos a invertir en bienes de capital y prefieren
especular en los mercados financieros o simplemente acumular
efectivo. Hay algo de verdad en este argumento, como explicaré a
continuación. Después de todo, tras una gran crisis, las empresas
capitalistas acumulan dinero en efectivo en lugar de desperdiciarlo
en inversión y producción adicional que posiblemente no encuentre
un comprador. Y un estudio de la OCDE encontró apoyo para lo que
llamó el elemento “pro-cíclico” de la productividad global post
crisis. “Las empresas pueden responder a las fluctuaciones a
corto plazo de la demanda mediante la variación de las tasas con las
que utilizan su capital y mano de obra existentes, por ejemplo
manteniendo de la mano de obra en el momento de la crisis a la espera
de la recuperación o reduciendo la utilización del capital
existente sin invertirlo”.
Otros
estiman que crecimiento de la productividad ya
se había ralentizado antes de la Gran Recesión y no se recuperará,
porque ahora estamos en una época de bajo crecimiento y todas las
innovaciones de alta tecnología se han agotado y los robots y la IA
tendrán poco impacto en la economía en general. Este
punto de vista ha sido tenazmente defendido por el economista Robert
J Gordon, y por analistas más radicales. Lo que sugiere que es
posible que el capitalismo se este acercando a su fecha de caducidad.
Una vez más, este argumento tiene cierto mérito, pero, como he
explicado en artículos anteriores, todavía no identifica la causa
de la desaceleración de la inversión y crecimiento de la
productividad desde el final de la Gran Recesión.
Ahora,
una nueva investigación aporta luz al debate. El Banco Central
Europeo, el Banco de Inglaterra y la OCDE han producido recientemente
informes que insisten en una característica clave del 'rompecabezas
de la productividad'. Parece que el crecimiento de la productividad
no tartamudea en todas partes en las economías capitalistas. En las
principales economías, las empresas denominadas "frontera"
están aumentando su productividad tan rápido como antes de la
crisis financiera. Las decepcionantes cifras de productividad de la
economía en general han de atribuirse a las empresas que se han
quedado "por detrás de la frontera".
La
OCDE considera que la rapidez de la "difusión" de la
innovación y la productividad de las empresas más avanzadas a las
retrasadas se ha ralentizado. El BCE también llega a la misma
conclusión en su estudio de la productividad de la zona euro (donde
es peor para los servicios que para la fabricación) y lo mismo el
Banco de Inglaterra para el Reino Unido y que su efecto es
sustancial. Lo que es más significativo es que el
nuevo estudio de la OCDE encontró que la causa fue el gran número
de empresas 'zombi' (empresas cuyos ingresos regulares dan a lo
sumo para cubrir el servicio de sus intereses (si llegan), empresas
que, parafraseando al gobernador Carney del Banco de Inglaterra,
"dependen de la bondad de sus acreedores".
Los
investigadores de la OCDE creen que estos zombis constituyen una
alarmante gran parte de la economía. En los nueve países europeos
que estudiaron, la parte del stock del capital privado total
'hundido' en las empresas zombi va del 5 al 20 por ciento. La
sugerencia es que este tipo de empresas acaparan el capital y ocupan
el mercado haciéndolo más difícil para las empresas nuevas y más
prometedoras, obstaculizando su expansión y la reasignación de la
mano de obra y del capital hacia las empresas más productivas y de
más rápido crecimiento. El documento concluye que "la
prevalencia de, y los recursos hundido en, las empresas zombis han
aumentado desde mediados de la década del 2000, lo cual es
importante teniendo en cuenta que las recesiones suelen ofrecer
oportunidades para la reestructuración y la reasignación para
mejorar la productividad" y que "una mayor
proporción de capital de la industria hundido en las empresas zombi
tiende a obstaculizar el crecimiento medido en términos de inversión
y empleo de las empresa no zombi". Después
de todo, “un aumento del 3,5% en la proporción de
empresas zombi es más o menos equivalente al observado entre 2005 y
2013, en promedio, en los nueve países de la OCDE de la muestra, lo
que se asocia con una disminución del 1,2% en el nivel de la
productividad del trabajo en todas las industrias".
Esto
confirma lo que he sostenido en un reciente
debate sobre el papel de la rentabilidad. Los enormes beneficios
obtenidos desde el fin de la Gran Recesión se han limitado
principalmente a las grandes empresas: "sólo unas pocas mega
empresas acumulan la mayor parte del dinero en efectivo, mientras que
miles de pequeñas y medianas empresas (PYME) tienen poco dinero en
efectivo y mucha más deuda. De hecho, una minoría son realmente
empresas 'zombi' con beneficios que solo les permiten hacer frente al
servicio de su deuda".
Es
fácil ver por qué hay tantos zombis. A pesar de la relativa
recuperación de la rentabilidad de muchas economías en el boom
alimentado por el crédito de 2002 a 2006, no fue el caso de muchas
pequeñas y medianas empresas. Por el contrario, acumularon más
deuda mediante créditos bancarios. La Gran Recesión provocó un
colapso en los beneficios e incluso después de 2009, la rentabilidad
de estas empresas mejoró poco, mientras que la deuda se mantuvo
alta. Sin embargo, las empresas zombis han sobrevivido porque las
tasas de interés eran muy bajas y los bancos no han ejecutado los
impagos. Este
escenario ha llegado al extremo en Italia, donde los créditos
bancarios morosos han alcanzado el 20% del PIB.
Como
el
BCE explica en un informe: "Mientras que los bancos que
se beneficiaron del anuncio aumentaron su oferta global de préstamos,
este suministro se dirigió fundamentalmente hacia empresas de baja
calidad pero con relaciones crediticias pre-existentes con esos
bancos. Como resultado, no hubo un impacto positivo sobre la
actividad económica real, como el empleo o la inversión. En su
lugar, estas empresas utilizaron sobre todo los fondos recién
adquiridos para acumular reservas en efectivo. Por último,
documentamos que las empresas solventes en las industrias con una
prevalencia de empresas zombis sufrieron significativamente por la
mala asignación de crédito, lo que ralentiza la recuperación
económica".
De
acuerdo con la investigación del liberal Instituto Adam Smith,
108.000 de las denominadas empresas de zombis en el Reino Unido sólo
son capaces de pagar el interés de su deuda, lo que impide su
reestructuración. En otras palabras, ralentizan la "destrucción
creativa" del capital mediante la liquidación de los débiles
por los fuertes.
Esto
confirma estudios anteriores, como el del Journal of Finance (2009),
¿Por
qué las empresas tienen tanto dinero en efectivo, que encontró
que para poder competir, las empresas cada vez tienen que invertir
más en tecnología nueva y experimental en lugar de aumentar la
inversión en equipos existentes. Eso es más arriesgado: "la
mayor importancia de la I + D en relación con los gastos de capital
también tiene un efecto permanente en el coeficiente de caja. Debido
a la menor tangibilidad de los activos, las oportunidades de
inversión en I + D son más costosas de financiar que el capital que
se utiliza para gastos externos. En consecuencia, una mayor
intensidad de I + D en relación con los gastos de capital exige a
las empresas tener una mayor reserva de caja frente a futuros choques
que afecten al flujo de caja generado internamente". Así,
las empresas tienen que acumular reservas en efectivo como fondo de
amortización para cubrir posibles pérdidas en investigación y
desarrollo.
Del
mismo modo, en un trabajo reciente, Ben Broadbent, del Banco de
Inglaterra, ha señalado que las empresas británicas se encontraban
en un periodo con grandes obstáculos para la rentabilidad que
disuaden la inversión, ya que perciben que es demasiado arriesgada.
"Incluso si la crisis se originó en el sistema bancario,
ahora hay mayores riesgos para la inversión - un aumento de la
probabilidad percibida de muy malos resultados económicos ... .En
realidad, muchas de inversiones implican costes a fondo perdido.
Grandes proyectos de IED, formación en las empresas, I + D, la
adopción de nuevas tecnologías, incluso reorganizaciones
administrativas sencillas: cosas que pueden mejorar la productividad,
pero que suponen riesgos en sus retornos y que no se pueden revertir
fácilmente". Por lo tanto la rentabilidad del capital
tiene que ser lo suficientemente alta como para justificar la
inversión más arriesgada en alta tecnología y poder asumir una
carga de deuda mucho mayor (incluso si los costes de su servicio hoy
por hoy son menores). Las empresas no van a pedir más dinero
prestado para invertir incluso si los bancos están dispuestos a
prestarlo.
La
teoría de la crisis de Marx se basa en la idea de que después de
una crisis el capital sólo empezará a invertir para aumentar la
productividad de la mano de obra si la rentabilidad está aumentando,
y a un nivel suficiente. De hecho, las depresiones en la producción
deben servir de base para una recuperación de la rentabilidad y la
reducción de la carga de la deuda (crédito) acumulada hasta la
crisis. Pero en este momento hay miles de pymes muy endeudadas que
apenas se mantienen a flote a pesar de las bajas tasas de interés.
Tienen una rentabilidad demasiado baja y una deuda demasiado alta.
Están obstruyendo el sistema.
La
rentabilidad en las principales economías se ha recuperado desde el
mínimo registrado en el punto más bajo de la Gran Recesión en
2009. Según la base de datos AMECO de la Comisión Europea, el
rendimiento neto del capital es entre 8-30% desde el año 2009 en las
principales economías. Pero la recuperación no ha implicado que la
rentabilidad haya vuelto a su nivel máximo (2005-7) antes de la gran
crisis, oscilando de 0 a cerca de 14%. Y en el Reino Unido y Estados
Unidos la rentabilidad está ahora cayendo, de acuerdo con AMECO.
Al
mismo tiempo, los niveles de deuda de las empresas siguen siendo
altos y crecientes.
Los
estrategas más radicales del capital reconocen la solución
"adecuada". Al comienzo de la Gran Depresión de la década
de 1930, el entonces secretario del Tesoro, Andrew Mellon, advirtió
que el mantenimiento zombi del capital "muerto" era un
“riesgo moral”. "Liquidar los trabajadores, liquidar
las acciones, liquidar los agricultores, liquidar las propiedades
inmobiliarias ... se purgará la podredumbre del sistema. La gente
trabajará más, vivirá una vida más moral. Los valores serán
ajustados, y las personas más emprendedoras sustituirán a las menos
emprendedoras".
Para
el capital, la "solución" de la “destrucción creativa”
en una depresión o crisis sigue ahí. "El principio
fundamental del capitalismo, que sostiene que las malas compañías
tienen que dejar paso a otras nuevas y mejores, está volviendo a
reaparecer" dice Alan
Bloom, jefe global de "reestructuración" de la consultora
Ernst & Young. Y añade: "muchas empresas europeas
están en lento declive y tienen necesidad urgente de una nueva
dirección, una estructura de capital revisada o, en el peor de los
casos, que se le permita quebrar”.
Con
niveles de deuda empresarial más altas que antes de la crisis global
y una rentabilidad menor en la mayoría de las economías, las
empresas 'zombis' van a tener que ser eliminadas en un nuevo
apocalípsis antes de que se consiga mejoras de la rentabilidad y la
productividad.