Quim
Boix. pensionistas.info/web/es (perteneciente a la
Federación Sindical Mundial)
Algún
lector puede considerar equivocado el título de esta reflexión.
Lamento
decirle que no acierta. Lo que dice la frase anterior está
demostrado por la actividad del amarillismo sindical y de la
socialdemocracia en los últimos decenios.
Como
fundador de muchos colectivos sindicales y veterano sindicalista, he
comprobado que el fascismo se auto felicita (en realidad ha trabajado
antes para hacer esto realidad) cada vez que un sindicato de clase se
transforma, en la forma de actuar de su equipo dirigente, en un
sindicato amarillo.
La
socialdemocracia ayuda a lo anterior y además crea confusión
ideológica, se llaman socialistas pero sus dirigentes son pro
capitalistas, negando el análisis marxista de la realidad mundial.
Los
dirigentes socialdemócratas ya demostraron, en 1.949, su sumisión a
los intereses del capitalismo, al ayudar a crear (a partir de una
pequeña parte de la FSM) la CIOSL (hoy CSI) para diferenciarse de la
mayoría de la FSM y no asumir las lógicas y coherentes (con las
necesidades de la clase obrera mundial) posiciones anti colonialistas
y anti imperialistas del sindicalismo de clase.
Corresponde
aquí, para que no haya malos entendidos, definir qué es (para mí,
y creo que en general para todos los afiliados a la FSM) un sindicato
amarillo.
El
sindicalismo amarillo (el interclasista, el que se centra en realizar
Pactos Sociales que frenen la capacidad de lucha de los explotados,
el que apoya a la socialdemocracia) es el que no denuncia la
existencia de la lucha de clases.
Puede
hacerlo de muchas formas:
1)
“Olvidando” de analizar la realidad económica en la que
interviene como sindicato;
2)
Analizando el entorno en que actúa sin reflexionar respecto el papel
de cada clase social (explotadores y explotados, como resumen);
3)
Considerando como problemas “superiores” la dificultades
de funcionamiento colectivo de la sociedad, y proponiendo (como hace
Syriza en Grecia) superar los problemas, que crea el capitalismo, con
un entente interclasista;
4)
Cambiando sus anteriores análisis, como sindicato, para adaptarse a
lo que le impone la clase social dominante (esto es lo que ha hecho
CCOO en el estado español).
Nuestro
enemigo de clase, los que han vivido siempre a expensas del trabajo
de los demás (esclavistas, monarcas, dictadores, burgueses, etc.),
sabe usar perfectamente la regla de “divide y vencerás”.
Se trata de dividir al enemigo. Ellos sí que saben quién es su
enemigo, los explotados, por ello invierten en intentar dividirnos.
El
paradigma de ello que mejor conozco es el de CCOO, que se ha pasado
de ser sindicato ejemplo para los honrados sindicalistas de América
Latina y de otros continentes, a ser uno de los sindicatos más
útiles para el capitalismo mundial. Por ello:
1)
le financian para que pueda funcionar como sindicato aunque haya
perdido y siga perdiendo decenas de miles de afiliados;
2)
la justicia burguesa le absuelve a sus dirigentes de los casos de
corrupción demostrados;
3)
le compran y corrompen a los dirigentes, que pasan (una vez prestados
sus servicios al capital como sindicalistas amarillos) a jefes de
personal, a altos cargos de las administraciones públicas o de
organismos internacionales como la OIT; etc.
El
marxismo, que dotó de clara ideología al movimiento obrero y
sindical, fue en la fundación de CCOO su clara base ideológica. Por
ello CCOO, al igual que todos los sindicatos clasistas del planeta,
usó la realidad de la lucha de clases para ser parte de la
vanguardia antifascista. Fue la principal organización de masas de
las que ayudaron a acabar con la dictadura fascista de Francisco
Franco. Hizo en esta lucha un gran y fundamental aporte ideológico.
Hoy
en demasiados barrios obreros del estado español (donde CCOO era un
referente seguido como referencia y respetado en sus consejos para
las elecciones políticas) la confusión ideológica ha permitido al
neofascismo del PP pasar a ser la fuerza política que recibe más
votos.
Igual
sucede con el voto obrero en demasiados lugares de Europa que antes
tenían tradición de lucha anticapitalista.
Además,
los dirigentes de CCOO, y los dirigentes del sindicalismo amarillo
liderado por la CSI, (bien orientados por la burguesía, que sigue
dándoles generosas subvenciones), hacen hoy mejor la difusión del
mensaje inter clasista (me refiero a mejor en el sentido de hacerlo
con más eficacia, para engañar a los asalariados) que la propia
burguesía.
Basta
con releer los documentos de los últimos congresos de CCOO, y de la
CSI, para comprobar que, en los cientos de páginas que ocupan dichos
documentos, siempre se usa la expresión “agentes sociales”
pero nunca “clases sociales” (que era la terminología
usada en CCOO cuando era un sindicato clasista).
Mi
primera tarea como dirigente de CCOO (años 60 del pasado siglo) fue
dar clases de sindicalismo. Evidentemente estas disertaciones se
basaban en explicar la existencia de la lucha de clases. Hoy ya no se
usa esta terminología. Prohibida de facto por la burguesía que
financia a CCOO y a la CSI.
Consecuencia
de todo lo anterior es la pérdida, por la mayoría de la clase
obrera, de referentes en la lucha política. Y la incultura política
ayuda al fascismo.
Al
contrario, si la lucha sindical se hace con criterios clasistas ayuda
a identificar al enemigo de la clase obrera y a sus organizaciones
políticas (diversificadas para aparentar democracia, pero idénticas
en el respeto a las leyes que imponen las multinacionales: ahora los
Tratados de Libre Comercio que anulan la capacidad de decisión de
los estados, tratados que apoyan todos los partidos pro
capitalistas).
Los
barrios obreros, desgraciadamente y como consecuencia lógica de lo
antes explicado (a lo que hay que añadir el éxito –ligado a lo
anterior- de la burguesía en ir deteriorando la calidad de la
enseñanza), hoy son cada vez los lugares donde más crecen los votos
(y no solo en España, en toda Europa) a las opciones fascistas. La
incultura política y también la sindical están muy
interrelacionadas, conllevan pensar que es suficiente cambiar a los
protagonistas, sin tener en cuenta que lo que hay que cambiar son los
programas, los contenidos de la propuesta política.
Los
fascistas siempre han fomentado el inter clasismo. Siempre han
extendido la ideología que niega la lucha de clases (igual que los
sindicatos amarillos y la socialdemocracia). Siempre han fomentado la
incultura (no solo la política), por ello quemaban los libros, por
ello promueven la televisión y los medios de comunicación de masas
sin contenidos culturales ni críticos.
Aquí
está la gran coincidencia entre la socialdemocracia y los sindicatos
amarillos con los fascistas. A unos y otros no les interesa que las
personas seamos críticas.
Sé
que la mayoría de los afiliados a los sindicatos amarillos, al igual
que los afiliados a la socialdemocracia, que actúan de buena fe, no
desean el auge del fascismo. Pero aceptan, como falso mal menor, no
“dividir” a su sindicato o partido entre afiliados pro
lucha de clases y afiliados pro interclasistas. Con ello, en nuestra
realidad, dan mucha fuerza (cada día más) al interclasismo que usan
los fascistas.
El
único futuro positivo de la vida política, de un planeta que
últimamente ve resucitar al fascismo, está en situar con claridad,
y con su verdadero valor, la lucha de clases.
En
mi opinión, aquí radica la gran tarea de la FSM, saber explicar la
existencia de la lucha de clases y saber organizar a los explotados
frente a su único enemigo, el capital (que usa y financia al
fascismo).
Realmente
la FSM además de ser la gran y única organización mundial anti
capitalista y anti imperialista, va a ser (está siendo ya) la
imprescindible gran organización antifascista.
Animo
a todos los antifascistas a entender este gran papel de la FSM.
NOTA
DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Desde
la perspectiva del análisis anterior se entienden perfectamente:
-
El
carácter de miserable esbirro del imperialismo USA, europeo y de
las corruptas petromonarquías del golfo de la dirección de CCOO
contra el legítimo gobierno sirio, expresada por su secretario
general Fernández Toxo en su llamamiento a que la “comunidad
internacional intervenga en Siria”, una indecencia a la altura del filoyihadista Santiago Alba Rico.
-
Las “exigencias” de CCOO y
UGT, en sus últimas procesiones, para pedir un nuevo pacto social,
justo cuando el capital ni lo quiere ni lo necesita y cuando más
golpea aquél a la clase trabajadora.
-
La aproximación de los
“ni-nis”, agentes del capital, de Podemos a estos sindicatos
amarillos.
-
La defensa de la “financiación
pública” -es decir, por el Estado de la burguesía- del sindicato
amarillo CCOO, sin duda para así emplearse con más entusiasmo en
su papel de vendeobreros.