Isabel
Santamaría Aparicio. Movimiento Femenino de Resistencia
Con
el Día Internacional de la Mujer ha ocurrido lo mismo que con otras
fechas significativas del movimiento obrero, el capitalismo se ha
apropiado de ellas, no sin antes vaciarlas de contenido y de
cualquier objetivo socialista.
En
el caso del 8 de marzo, se han falsificados sus orígenes, se ha
eliminado su carácter de clase y de ser un día de lucha y
reivindicación de las trabajadoras de todo el mundo inscrito en la
lucha por el socialismo se ha convertido en un día festivo donde las
consignas giran en torno a la lucha entre los sexos y no entre las
clases. Pues bien, como comunistas debemos recuperar la memoria de un
pasado de lucha de las mujeres trabajadoras enterrado y falsificado
por la burguesía.
La
leyenda
Vayamos
primero a los orígenes. Todos los años cuando llega la fecha del 8
de marzo nos cuentan la misma historia sobre su origen, que se eligió
este día “… en conmemoración del día 8 de marzo de 1908 en que
las trabajadoras de la fábrica textil llamada Cotton declararon una
huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El
dueño entonces cerró las puertas y prendió fuego muriendo
abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro” (1)
Pues
bien, no hay pruebas documentales de que estos hechos existieran tal
como se presentan. La verdadera historia es que fueron cogiendo
acontecimientos reales de aquí y de allá, cambiaron fechas y los
fueron amañando para presentar unos orígenes a la medida de los
intereses de la burguesía. Esta versión aparece en torno a 1955, y
el objetivo parece claro, eliminar el carácter comunista que tenía
el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
No
es extraño que la aparición de esta leyenda se produzca en la
década de los años 50. Las vicisitudes que ha sufrido el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora están ligadas a las sufridas
por el movimiento comunista. Será en esta década cuando se produzca
la traición revisionista que supuso un abandono de los principios y
objetivos revolucionarios de la mayoría de los Partidos Comunistas
oficiales para pasarse con armas y bagajes a colaborar con el
capitalismo y por este motivo, se reescribió la historia de muchos
acontecimientos relevantes de la clase obrera para acomodarla a los
nuevos tiempos. Así que el terreno estaba abonado para que el
movimiento feminista de los años 60 se apropiara de esta fecha y
borrara el término trabajadora para convertirla en el Día de la
Mujer, posteriormente se daría un nuevo paso hasta hacerla
irreconocible: en 1975, la ONU declara el 8 de Marzo, Día
Internacional de la Mujer y de la Paz, y los gobiernos de la mayor
parte de los países capitalistas organizan actos oficiales en este
fecha. Así es como ha enterrado un pasado combativo de las mujeres
trabajadoras y se ha falsificado uno nuevo que pueda ser asumido por
todas las mujeres sin distinción de clase.
Los
hechos históricos en los que se basa la leyenda
Antes
de pasar a los verdaderos orígenes, es necesario comentar los hechos
históricos sobre los que se creó este mito, porque tuvieron una
gran repercusión para el movimiento obrero y sirven para ver y
comprender como fueron manipulados.
Respecto
al año 1908 no hay ningún dato que recoja un incendio en esas
fechas. Sí hubo un incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist
Company de Nueva York, pero se produjo el 25 de marzo de 1911. Este
suceso tuvo una gran repercusión en el movimiento obrero, no solo
porque ocasionó la muerte de 148 trabajadores, de los cuales 129
eran mujeres, la mayoría emigrantes procedentes de Italia y Europa
Central y con edades comprendidas entre los 16 y los 24.
El
hecho adquirió mayor relevancia porque, en el año 1909, las
trabajadoras de esta fábrica habían protagonizado la primera huelga
llevada exclusivamente por mujeres, cuyas demandas se resumían en un
aumento de los salarios, mejoras en las condiciones laborales, la
abolición del sistema de subcontratación y de las multas, la
jornada laboral de 52 horas semanales, una igual carga de trabajo
durante todo el año, la limitación de las horas extras y el
reconocimiento de los derechos sindicales.
La
huelga comenzó el 27 de septiembre de 1909 y se prolongó hasta el
15 de febrero de 1910. A las obreras de la Triangle se unieron otras
fábricas no sólo de Nueva York sino también de las principales
ciudades de EE.UU.; se calcula que sería unas 40.000 las obreras en
huelga, lo que paralizó por completo la industria textil
norteamericana. Cuando finalizó la huelga, la mayoría de los
empresarios negociaron con sus trabajadoras parte de las
reivindicaciones, solo 13 no lo hicieron, entre ellos los de la
fábrica Triangle. Si hubieran aceptado las demandas de las
trabajadoras, el incendio no habría tenido lugar o al menos no
habría tenido las consecuencias catastróficas que tuvo ya que una
de las reivindicaciones que venían exigiendo era que las puertas
permanecieran abiertas y no cerradas como era habitual para mejor
control de los trabajadores. Las protestas por estos sucesos
movilizaron a miles de trabajadores y tuvieron una gran repercusión
en el movimiento obrero, pero como se puede comprobar ni ocurrieron
un 8 de marzo, ni en 1908. El incendio tuvo lugar un año después de
celebrada la II Conferencia de Mujeres Socialistas en 1910, donde se
toma el acuerdo de celebrar el Día Internacional de la Mujer
Trabajadora y seis días después de que en Europa se realizara la
primera celebración.
Los
antecedentes
Mientras
que los orígenes del 8 de Marzo son mucho más complejos que
atribuir a esta fecha un acontecimiento concreto, su base ideológica
hay que buscarla en el movimiento socialista de finales del siglo
XIX.
Tanto
a nivel teórico como organizativo fueron los socialistas los que
dedicaron más esfuerzos teóricos y prácticos por el objetivo de la
emancipación de la mujer.
Marx
y Engels tratan el tema de la mujer trabajadora, su papel en la
producción industrial, haciendo un análisis científico del origen
de la opresión y discriminación de la mujer. Obras como la
situación de la clase obrera en Inglaterra o El origen de la
familia, la propiedad privada y el Estado de Engels y El Capital de
Marx, analizan la opresión de la mujer, ligando su emancipación a
la de la clase obrera. En 1879, aparece el primer libro dedicado a
tratar la cuestión femenina: La mujer y el socialismo. Su autor,
August Bebel, era un destacado dirigente del movimiento socialista
alemán. Esa obra tendrá una gran repercusión.
Esta
labor teórica del movimiento comunista se verá acompañada de una
labor organizativa. Serán los partidos socialistas los primeros que
incluyan en sus programas las reivindicaciones del derecho al voto de
las mujeres y los relativos a su igualdad.
Este
proceso se produce en el contexto del desarrollo capitalista que
empujaba a miles de mujeres a incorporarse al trabajo productivo,
espoleadas por la miseria en que vivían sus familias, lo cual
acarreará importantes cambios en su situación. Pasaron de
permanecer aisladas en el hogar y de dedicarse a las tareas
domésticas y al cuidado de los hijos, al trabajo fuera del hogar en
la producción industrial. Aparece así una gran contradicción: por
un lado su papel en la producción como un trabajador más, con una
relativa independencia económica y, por otro, la falta de derechos
políticos, la desigualdad en la familia y ante la ley, a lo que se
sumaba la explotación bestial a que eran sometidas.
No
es extraño pues que en la primera década del siglo XX se
desarrollara un potente movimiento obrero y, a la par, un potente
movimiento de mujeres socialistas. En Alemania el Partido
Socialdemócrata contaba en 1914 con 175.000 afiliadas, lo que
representaba el 16’1% de la militancia; entre ellas cabe destacar
la figura de Clara Zetkin.
En
1907 se celebró la I Conferencia de Mujeres Socialistas en
Stuttgart. Dos fueron los puntos principales sobre los que giraron
las discusiones.
• Lanzar
la campaña por el derecho al sufragio de las mujeres.
• Establecer
unas relaciones permanentes entre las organizaciones de mujeres
socialistas de todo el mundo.
Dos
años más tarde, en 1909, las socialistas norteamericanas toman la
iniciativa de celebrar el Woman’s Day el último domingo de
febrero, con el propósito de unir fuerzas, propagar la lucha por el
derecho al voto y las ideas socialistas entre las mujeres. Esta
iniciativa será la precursora de la celebración internacional de un
día dedicado a la mujer trabajadora.
Aunque
tanto el movimiento feminista burgués como el movimiento de mujeres
socialistas defendían la misma reivindicación, el derecho de las
mujeres al voto, los objetivos eran completamente diferentes, lo que
provocará desde el primer momento una línea divisoria entre los dos
movimientos. Mientras el movimiento feminista consideraba esta
reivindicación como un fin, a través del cual podían impulsar las
reformas necesarias para lograr la igualdad en todos los terrenos con
los hombres de su clase, pero sin cuestionar el sistema capitalista,
para las mujeres socialistas la reivindicación del sufragio empieza
a tomar un papel importante solo desde el momento en que la táctica
del proletariado consistía en utilizar las instituciones burguesas
contra las instituciones mismas. Se consideraba el voto solo como un
medio para participar en la vida política, facilitando el trabajo de
propaganda, concienciación y organización para la revolución
socialista, su consecución no eliminaría la causa de su opresión
que radicaba en la propiedad privada de los medios de producción.
Así elaboraron un programa que recogía los siguientes puntos:
-La
lucha contra la explotación capitalista, la igualdad de salarios
-La
eliminación de la explotación de los niños y de la prostitución
-La
reducción de la jornada laboral, el reconocimiento del derecho al
voto de todas las mujeres
-Acceso
a un sistema educativo basado en la coeducación,
-Una
reforma legal que facilitase la obtención del divorcio
-El
reconocimiento del derecho de la mujeres a limitar el tamaño de su
familia
-La
socialización de las tareas domésticas con la creación de
servicios como comedores, guarderías, lavanderías, etc.
La
mayor parte de estas reivindicaciones no iban ser alcanzadas con
reformas dentro del sistema. Por este motivo las socialistas no
llevaron esta lucha por el sufragio en alianza con el movimiento
feminista burgués, sino con los partidos socialistas y vieron que la
verdadera liberación de la mujer está unida a la lucha por el
socialismo.
Los
orígenes del Día Internacional de la Mujer Trabajadora
En
agosto de 1910 se celebró la II Conferencia de mujeres socialistas
en Copenhague. Los puntos a tratar se centraron en el trabajo en
torno al sufragio femenino universal, la protección social a las
madres e hijos, la jornada laboral de 8 horas, la prohibición de
utilizar fuerza de trabajo femenina en trabajos insalubres, dieciséis
semanas de baja por maternidad y la aprobación de un seguro
obligatorio por maternidad.
Esta
Conferencia también tomaría medidas para asegurar unas relaciones
regulares entre las mujeres de todos los países. En lo relativo a
la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, Clara Zetkin, en
representación de las delegadas socialistas alemanas, presentó la
siguiente moción:
“De
acuerdo con las organizaciones políticas y sindicales del
proletariado, las mujeres socialistas de todos las nacionalidades
organizarán en sus respectivos países un día de las mujeres
especial, cuyo principal objetivo será promover el derecho al voto
de las mujeres. Será necesario debatir esta proposición con
relación a la cuestión de la mujer desde la perspectiva socialista.
Esta celebración deberá revestir un carácter internacional y será
necesario prepararla con mucho esmero”. (2)
Como
se puede comprobar, Clara Zetkin no propone ninguna fecha ni habla de
ningún acontecimiento concreto. En un artículo que escribió unos
días después de celebrada la Conferencia, hace referencia a que la
idea parte del ejemplo de las socialistas americanas, que venían
celebrando desde hacía dos años en las principales ciudades de
Estados Unidos el Womans’s Day.
Por
su parte, Alexandra Kollontai, delegada rusa, reflexionaba sobre los
objetivos del Día Internacional de las Mujeres, dejando claro su
carácter socialista desde sus inicios:
“Ese
día iba a ser un día de solidaridad internacional en la lucha por
los objetivos comunes y un día para revisar la fuerza organizada de
las mujeres obreras bajo la bandera del socialismo”. (3)
La
primera celebración tiene lugar en 1911, pero no se concreta un día.
Las fechas elegidas dependían del país. En Alemania, Dinamarca,
Suecia y Austria y otros países europeos se eligió el día 19 de
marzo.
Una
muestra del cariz que tenía esta fecha en sus orígenes es la
manifestación de las mujeres trabajadoras realizada en Viena ese
primer año. Marcharon en torno al Reichstag portando banderas rojas
y recordando a las luchadoras de la Comuna de París que habían sido
masacradas.
Ante
el éxito de las movilizaciones, en 1914, las socialistas alemanas
fijan por primera vez el día 8 de Marzo para unificar las diferentes
movilizaciones a nivel internacional pero en este año comienza la I
Guerra Mundial y estas movilizaciones quedarían relegadas.
Para
las mujeres socialistas la posición que toma la socialdemocracia de
apoyo a la guerra imperialista va a tener importantes repercusiones.
Muchas de ellas abandonan estos partidos y crean organizaciones para
luchar contra la guerra imperialista, la vuelta de sus maridos e
hijos del frente y contra el hambre y la carestía; otras
participarán activamente en la formación de los partidos
comunistas, como Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin.
Sin
embargo serán las trabajadoras rusas las que recojan esta bandera.
Desde tiempo atrás, el partido bolchevique venía desarrollando una
importante labor de concienciación y organización entre las
mujeres. Siguiendo los puntos aprobados en la II Conferencia de
Mujeres Socialistas, empiezan a celebrar este día en 1913. La fecha
elegida fue el 17 de febrero (2 de marzo del calendario occidental)
bajo la denominación de Día Internacional de las Trabajadoras. Esta
primera celebración realizada en las principales ciudades, se salda
con la represión de los actos convocados y el arresto de varias
militantes bolcheviques que son deportadas a Siberia. Ante el
creciente movimiento de mujeres, comienza a publicarse una revista
Rabotnitsa (Mujer Obrera), dedicada a la instrucción y movilización
de las obreras y de las esposas de los obreros. El primer número se
hizo coincidir con el 23 de febrero (8 de marzo) de 1914. Solo
pudieron publicar los tres primeros números porque el grupo
editorial fue arrestado en pleno.
El
Día Internacional de la Mujer Trabajadora se siguió celebrando en
años sucesivos y, una vez iniciada la I Guerra Mundial, las
protestas se centraron en la lucha contra la guerra imperialista, la
vuelta de los soldados del frente y contra la carestía de los
alimentos de subsistencia. A causa de la guerra, miles de mujeres se
habían incorporado al trabajo en las grandes fábricas, ocupando los
puestos de trabajo que los hombres que estaban en el frente.
El
día 8 de Marzo de 1917 (23 de febrero en el ruso), tiene lugar un
estallido revolucionario que acabaría con el régimen zarista. Estos
hechos comienzan cuando los obreros de la fábrica Putilov se la
encuentran cerrada. Las mujeres de Petrogrado, cansadas de la escasez
de alimentos y de los precios de los mismos, se echaron a la calle.
Pronto se unieron las esposas, hijas y hermanas de los soldados que
se encontraban en el frente; conforme recorrían las calles, se iban
sumando las amas de casas que hacían cola para recoger su ración de
pan, las obreras de los talleres y las factorías, hasta llegar al
oeste de la ciudad donde se acantonaron sobre los puentes del Neva.
Al día siguiente el número de mujeres llegó a alcanzar 190.000,
que se manifestaron bajo la consigna de “pan para nuestros hijos
que se están muriendo de hambre”.
El
día 10 de marzo la huelga era ya general, el día 12 se constituye
el Soviet de Petrogrado y dos días más tarde se creó el Gobierno
Provisional y el día 17, con el ejército del lado de los
revolucionarios, el zar Nicolás II dimitió y Rusia se convirtió en
República. Estos hechos son importantes porque desembocaran unos
meses más tarde en la Revolución de Octubre y porque son
protagonizados en sus inicios principalmente por mujeres, lo que
parece indicar que fueron esos acontecimientos los que hicieron que
el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebrara el día 8
de Marzo.
Tan
solo unos meses más tarde tuvo lugar la revolución de Octubre, que
tendrá una importancia decisiva en la situación de las mujeres.
Alexandra Kollontai es nombrada Ministra de Bienestar Social. Durante
los tres primeros años, se impulsó la incorporación de la mujer al
trabajo, se aprobó el derecho a recibir igual salario por igual
trabajo, la baja maternal pagada, se prohibió a las mujeres
desarrollar trabajos pesados, los nocturnos y horas extras. Se
legalizó el aborto en 1920, se declaró ilegal la prostitución, se
decretaron leyes y reformas que aseguraban la igualdad de los sexos
en todos los aspectos. Dentro del matrimonio las mujeres pasaron a
gozar del mismo status que sus maridos, incluyendo el derecho a
conservar sus apellidos, a solicitar el divorcio, a poseer pasaporte
y fijar su residencia. A partir de este momento las mujeres tuvieron
acceso a todos los niveles de enseñanza. Se crearon servicios de
lavandería, guardería y comedores que redujeran el trabajo
doméstico y se impulsó la participación de las mujeres en la vida
social y política.
En
tres años de Revolución las mujeres consiguieron las
reivindicaciones esenciales que les permitirán seguir avanzando en
su emancipación.
No
es extraño que en la II Conferencia de Mujeres Comunista, celebrada
en 1921, se aprobara, a instancia de las delegadas búlgaras, la
propuesta de celebrar de manera oficial el Día Internacional de la
Mujer Trabajadora el 8 de Marzo, en recuerdo del 8 de Marzo de 1917 y
de las trabajadoras de Petrogrado. Alexandra Kollontai escribiría
“El
Día de las Mujeres de 1917 se ha convertido en memorable para la
historia. En ese día las mujeres encendieron la antorcha de la
revolución proletaria e incendiaron todo el mundo. La revolución de
febrero se inició ese día”. (4)
Otras
resoluciones aprobadas en esa Conferencia estaban relacionadas con
los métodos que las mujeres debían adoptar en su lucha por el
socialismo. Los objetivos principales eran la movilización y la
propaganda entre las obreras, campesinas y amas de casa tanto en la
URSS como en los países capitalistas. Alexandra Kollontai señalaba
los cambios en cuando a objetivos, a raíz del triunfo de la
Revolución de Octubre y de la III Internacional:
“Si
la función del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras era
primero, ante la supremacía de los parlamentos burgueses, luchar por
el derecho de las mujeres al voto, la clase trabajadora ahora tiene
una nueva tarea al organizar a las mujeres trabajadoras alrededor de
los eslóganes combativos de la III Internacional. En vez de demandar
la participación en el trabajo de los parlamentos burgueses, oíd la
llamada procedente de Rusia: ¡Mujeres trabajadoras de todos los
países, organizad un frente unido en la lucha contra aquéllos que
están saqueando el mundo! ¡Abajo con el parlamentarismo burgués!
¡Demos la bienvenida al poder soviético! ¡Fuera con las
desigualdades sufridas por los trabajadores y trabajadoras! Luchemos
con los trabajadores por el triunfo del comunismo en el mundo”.
(5)
En
años posteriores, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se
siguió celebrando en la URSS y en otros muchos países, manteniendo
el espíritu combativo y reivindicativo que tuvo en sus orígenes,
hasta que en los años 60, como hemos señalado, la historia se
reescribió.
Ha
pasado más de un siglo desde que se celebrara la Conferencia de
Copenhague, donde se tomó el acuerdo de celebrar un Día
Internacional de la Mujer. En todos los países las mujeres tenemos
el derecho al voto y en la mayoría de los países capitalistas se ha
alcanzado la igualdad jurídica pero seguimos siendo doblemente
explotadas y oprimidas. Muchas de las reivindicaciones planteadas por
las mujeres socialistas en 1910 siguen pendientes entre otras cosas
porque la opresión de la mujer no reside simplemente en un problema
de falta de derechos, sino que su origen está ligado a la propiedad
privada y solo cuando ésta sea eliminada podremos empezar a hablar
de emancipación de la mujer.
Como
comunistas debemos recuperar la memoria del 8 de Marzo como el Día
de la Mujer Trabajadora, debemos recuperar sus orígenes y el
espíritu combativo y reivindicativo que tuvo en sus orígenes. Las
comunistas en este día no tenemos nada que festejar y si una
revolución que hacer y un largo camino por recorrer.
NOTAS
(1)
Victoria Sau, Diccionario Ideológico Feminista (1981)
(2)
Clara Zetkin: La cuestión femenina y la lucha contra el reformismo
(3)
Alexandra Kollontai: El Día Internacional de la Mujer (1921)
(4)
Ibidem
(5)
Ibidem
Bibliografía
Ana
Isabel Álvarez González:" Los orígenes y la celebración del Día
Internacional de la Mujer, 1910-1946"
Clara
Zetkin: "La cuestión femenina y la lucha contra el reformismo"
Alexandra
Kollontai: "La mujer en el desarrollo social"
Alexandra
Kollontai: "Autobiografía de una mujer emancipada"
August
Bebel: “La mujer y el socialismo”.
V.I.Lenin: "La emancipación de la mujer"
Carmen
Jiménez Castro: “La Mujer en el camino de su emancipación”
F.
Engels: "El origen de la familia, la propiedad privada y Estado"
Ana
María Portugal: Historia del 8 de marzo. Día Internacional de la
Mujer
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"A vueltas con la cuestión de mujer y clase"