NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG
El 12 de Febrero de 1848 se publica la primera edición de "El Manifiesto Comunista", quizá una de las obras más conocidas, al menos de nombre, de Karl Marx y Friedrich Engels. Nunca un texto político -pequeño en dimensiones- tuvo tanta repercusión económica, social, política, cultural, ideológica y humana. Mucha de la acción comunista hasta nuestros días encuentra en esta obra su piedra de toque, su punto de arranque, su razón de ser.
Otras obras de ambos, escritas a cuatro manos o por separado alcanzaron, sin duda, niveles cumbre en el desarrollo de la teoría del materialismo histórico y del materialismo dialéctico, pero seguramente no tengan la fuerza prometeica del "Manifiesto".
Y es que en él se condensa quizá lo mejor de lo que se ha dado en llamar la "teoría de la praxis" marxista, una faceta que nunca abandonarían ni en su condición de creadores de periódicos, ni en la de organizadores políticos -ya fuera en la Liga de los Justos, en la Liga de los Comunistas, o en la de dirigentes de la Primera Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores)- ni tampoco en la de colaboradores en la edición de textos, panfletos y discursos para las distintas organizaciones de trabajadores que fueron surgiendo en Europa.
De Marx y Engels quizá haya predominado una imagen de pensadores y teóricos políticos, económicos, filosóficos y de otras muchas facetas del saber humano. Es menor el conocimiento de su papel como agitadores políticos, organizadores del proletariado de su época y personas que siempre tuvieron muy presente la idea que el propio Marx sintetizó en la tesis 11 sobre Feuerbach "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo".
Sin embargo, aunque el "Manifiesto Comunista", también conocido como "Manifiesto del Partido Comunista", una obra traducida a prácticamente todos los idiomas, o al menos a los que poseen alguna tradición escrita, tiene un potente soporte teórico detrás, lo que nos cautiva a quienes nos consideramos herederos de él es su carácter de texto de urgencia, su condición de panfleto en el sentido más noble del término, y no del empleado por ignorantes y reaccionarios, su propuesta de organización y de acción revolucionarias y su llamamiento a la clase oprimida para que ésta sea protagonista de su emancipación.
Las afirmaciones que se expresan en las frases finales del "Manifiesto" continúan siendo tan válidas y necesarias como ayer, salvo para aquellos que hace tiempo se derrotaron a sí mismos.
“Los comunistas no tienen por qué esconder sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen si quieren las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Con ella, los proletarios no tienen nada que perder, sólo sus cadenas. Por el contrario, tienen todo un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!"
Les dejo con un enlace al texto completo de esta obra; una de las muchas traducciones que se han hecho al castellano. Léanlo con detenimiento, aprendan de sus enseñanzas, sean respetuosos al contemplarlo desde el 2015 porque, por encima de las apariencias de la distancia en el tiempo, las realidades que transmite continúan vigentes hoy también para los modernos esclavos; sólo que quizá los actuales estén aún más ciegos que los de 1848 y, sobre todo, no dejen de leerse las notas a pie de texto porque son muy útiles para la comprensión del mismo.
Salud y buena lectura.
http://videotecaalternativa.net/wp-content/uploads/Manifiesto_comunista-Marx_Engles.pdf
Ángel Guerra Cabrera. La pupila insomne
La crisis de hegemonía que atraviesa Estados Unidos ha creado en la escena internacional una situación inestable, peligrosa y de desenlace impredecible pues Washington no se resigna a aceptar la pérdida de la primacía casi absoluta que disfrutaba en el planeta. Parecería no quererse dar cuenta de que el mundo transita hacia la multipolaridad, en la que está obligado a tomar en consideración los intereses y concepciones de otros actores –entre ellos China y Rusia- a menos que desee correr el riego de empujar a la humanidad al holocausto de una guerra nuclear.
Actúa muchas veces guiado más por la irracionalidad que por el pragmatismo, como en Ucrania. O, como observamos en América Latina y el Caribe, donde aún en el caso de Cuba, con la que afirma que va a cambiar de política, no se cansa de repetir con descaro inaudito que “su objetivo es el mismo”. O sea, reinstaurar el capitalismo y la putrefacta democracia liberal en la isla contra la opinión del pueblo cubano.
Washington cierra los ojos ante su creciente debilidad económica – que la burbuja del petróleo y el gas de esquisto no pueden ocultar-, el descrédito político que ha cosechado con sus sangrientas guerras de agresión, las torturas a prisioneros, el asesinatos de civiles inocentes por drones o por sus grupos de operaciones especiales en cada vez más países, el espionaje generalizado de comunicaciones, incluso a sus propios aliados, el constante homicidio de negros por sus policías y la alarmante desigualdad y pobreza que corroe a la sociedad estadounidense.
En esta situación, acabar con la Revolución Bolivariana por la fuerza, ya que por vía electoral no ha podido, es su mayor prioridad en la política hacia nuestra región, que decidió acelerar después de la desaparición del presidente Hugo Chávez. Pero su objetivo no es solo ese, sino arrasar con todos los gobiernos que no se le someten, no aceptan las políticas neoliberales y procuran la unidad e integración de América Latina y el Caribe(ALC). Los estrategas del imperio razonan que si Washington no es capaz de meter en cintura al que siempre consideró su traspatio, mucho menos podrá imponerse al resto del mundo.
Por eso ambiciona destruir la arquitectura bolivariana en nuestra región, construida desde 1999 bajo el liderazgo y la inspiración de Hugo Chávez, pero para conseguirlo debe arrasar con el puntal venezolano. No es solo que Venezuela tenga las mayores reservas de hidrocarburos del mundo.
Tanto o más importante es la existencia en la patria de Bolívar de un destacamento revolucionario de singular combatividad, consciente políticamente y cargada de simbolismo, como es el chavismo. Este, aún con bajos precios del petróleo y sometido a la guerra económica y el desabastecimiento, atesora reservas morales y políticas fundamentales para mantener unidas y combativas a las mejores fuerzas y los gobiernos más independientes de ALC.
Por eso el imperio ha probado todo contra Caracas. Desde una metódica guerra psicológica ligada con guerra económica por sectores burgueses nacionales e internacionales que especulan con las divisas del pueblo venezolano o acaparan y contrabandean apoyados por todas las corporaciones mediáticas del planeta, hasta la organización de las violentas y asesinas “guarimbas”, a cargo de delincuentes, paramilitares colombianos y desclasados, que solo en febrero del año pasado costaron 43 muertos. También, en violación del derecho internacional, ha reforzado las sanciones contra Venezuela
La reciente reunión con los gobiernos del Caricom del vicepresidente estadounidense, Richard Biden, se proponía destruir Petrocaribe, ejemplar instrumento de solidaridad con esos países ideado por Chávez, aunque se ha filtrado que el funcionario también conspiró groseramente contra el presidente Maduro.
La presencia provocadora e injerencista en Caracas de tres ex presidentes latinoamericanos, cuestionados en sus países por su irrespeto a los derechos humanos, da una medida de quienes apoyan a la oposición golpista venezolana, pues días antes el presidente Maduro había recibido el apoyo de sus colegas de la Celac frente a los planes desestabilizadores.
En la disputa por la hegemonía mundial se abre un importante capítulo en ALC desde ahora hasta la Cumbre de las Américas. La diplomacia yanqui se está empleando a fondo para tender una emboscada allí contra Cuba y Venezuela e intentar dividir a los gobiernos latinoamericanos y caribeños. El tiro les saldrá por la culata.