El principal vencedor, con resultados que van más allá de las expectativas, de las elecciones generales indias, que se prolongaron durante 35 días, es el partido religioso hindú de derecha BJP (Partido Bharatiya Janata o Partido Popular). El nuevo primer ministro será Narendra Modi, megalómano, autoritario y amigo del alma del mundo empresarial, que no tiene tiempo para perder con la democracia estilo liberal. Las turbas hindúes y la policía mataron según estimaciones a dos mil musulmanes en el estado de Gujarat en 2002, cuando Modi era primer ministro de ese estado pero nunca ha tenido que rendir cuentas por esos pogromos. El partido del Congreso, partido gobernante, tras una década en el poder en la que alimentó una economía neoliberal, ha sufrido una aplastante derrota a causa de la ira popular contra la inflación, la corrupción y la política dinástica. La izquierda parlamentaria tradicional se debilitó y ha perdido su relevancia a escala nacional. Hubo mucha esperanza sobre el Partido de la Gente Común (AAP), que se formó hace apenas dos años, pero su desempeño fue decepcionante. El Congreso ni siquiera alcanzó diez por ciento de los curules. Los partidos regionales han tenido buenos resultados en algunos estados pero, con una mayoría del BJP en el parlamento, ellos no tendrán ningún peso nacional sobre las decisiones del nuevo gobierno.
En termino de cifras, las elecciones en India baten los récords mundiales: hubo 814 millones de votantes, de los cuales 168 millones eran nuevos votantes mayores de 18 años de edad, 919 000 centros de votación y 3,6 millones de máquinas electrónicas de votación. Cada centro de votación tenía que administrar un máximo de 1.500 electores y nadie tenía que recorrer más de dos kilómetros para llegar a un centro, el más alto se encontraba en el Himalaya a una altura de 5.000 m y el más aislado en una reserva forestal en el Gujarat (el único lugar con una población de leones salvajes aparte del África), donde cinco oficiales montaron una carpa para un solo elector. Cinco millones de civiles y cinco millones más de personal de seguridad administraron las elecciones. La tasa de participación electoral esta vez fue del 66.4 %, la más alta en la historia del país pero todavía considerablemente inferior a la de otros países del Tercer Mundo como Kenia o Malasia, quienes registraron más de 80 % de participación en sus elecciones el año pasado. Votaron menos mujeres que hombres, solo el 11% de los candidatos eran de sexo femenino y su participación en el parlamento será mucho más débil. Cada miembro del parlamento indio elegido por voto directo representa en promedio 1,5 millones de electores, o sea más de la población de países como Estonia, Islandia, Bahréin o Barbados. Los candidatos electos son en su mayoría hombres, más jóvenes y más ricos que en los parlamentos del pasado, y muchos de ellos enfrentan cargos criminales graves. Estadísticamente, los candidatos honestos en la India tienen menor probabilidad de ganar y por lo tanto tampoco esta vez no tuvieron buenos resultados.
La última elección fue también la más costosa en la historia del país y parece que el BJP quedó con la mayor cantidad del dinero. Según una estimación, Modi gastó más en publicidad que lo que Obama ha gastado en todas las elecciones en las que se ha presentado. El dinero provenía de grandes empresas, los sectores de bienes raíces y de minas, de los intermediarios agrarios y de los propietarios de establecimientos privados educativos, todos con un alto flujo de caja. Había cinco astrólogos, dos mendigos, dos cuentacuentos y un asesor en la construcción de pirámides entre los candidatos, pero 16 % eran patrones de grandes empresas. Mondi era el candidato elegido por el big business. Una comunicación secreta de la embajada de los Estados Unidos de 2009 filtrada por el Wikileaks, reseño como «cinco de los líderes empresariales más poderosos de la India… manifestaron un respaldo innegable e incondicional a Narendra Modi» durante una conferencia sobre inversión internacional, alabando su «liderazgo hábil» y pidiendo que el modelo de desarrollo económico de Gujarat sea replicado en todo el país. Un año después, una grabación filtrada puso en evidencia como las grandes empresas, los propietarios de los medios de comunicación, los legisladores y los políticos actuaban juntos para saquear los recursos nacionales.
El Tribunal Supremo pidió controles más estrictos. Fue entonces cuando las grandes empresas se decidieron a apoyar a Modi. En 2011, en otra reunión de los empresarios en Gujarat, el hombre más rico de la India, el multimillonario en dólares gringos, Mukes Ambani, que tiene una casa de 27 pisos en Mumbai, el centro financiero de la India, declaró: «El Gujarat brilla como una lámpara de oro… Tenemos un líder con la visión y la determinación de transformar esta visión en realidad.» Las corporaciones respaldaron a Modi porque sabían que haría saltar la mayoría de las restricciones legales ambientales y laborales.
El dinero que fluía desde las grandes empresas hacia su campaña fue puesto a beneficio para fabricar el mito Modi, un hombre que haría posible un desarrollo rápido en la India tal como supuestamente lo había hecho en su estado de Gujarat. Los medios de comunicación nacional promovieron activamente la «marca Modi». En realidad, Gujarat no aparece a la cabeza del índice de desarrollo social, aunque siempre fue un estado próspero según las normas de la India. Pero Gujarat proporciona índices importantes sobre como ese país cambiaría bajo su mando. Un estado vindicativo ha silenciado toda oposición; los medios de comunicación locales han sido domesticados, las empresas han hecho enormes beneficios gracias a las transferencias baratas y forzadas de tierras y la corrupción es un estilo de vida. Las acciones del grupo Adani, un conglomerado empresarial que ha apoyado abiertamente a Modi, subieron un 45 % durante la campaña. Modi viajó en el jet y los helicópteros de la compañía de Adani quien se encuentra a la espera de la aprobación de un permiso ambiental para un gran puerto en Gujarat. En la política india, señalan los analistas el dinero no es un precio a pagar para ser admitidos: es un depósito de inversión. El big bussiness en la India es más que seguro que Modi abrirá el sector minorista y el de seguros al capital extranjero: él sí es su hombre que sabe tomar “decisiones difíciles”.
Cientos de miles de militantes de la RSS (La Fuerza Nacional Voluntaria), una fuerza paramilitar hindú abiertamente inspirada en el fascismo, hicieron campaña por él. La India del gran capital no solo tiene su propia ficha como primer ministro ella dispone también de una milicia para reprimir las protestas sociales. La clase media hindú espera que Modi reprima a los musulmanes tanto a nivel nacional como lo hizo en Gujarat. Es muy probable que Modi se aproveche de las divisiones de castas y religiosas que hay en la India y busque una confrontación con Pakistán para proyectarse como “Il Duce” de la India. Su plan A es el crecimiento económico, pero su plan B es un estado hindú. El camino a un capitalismo clientelista se regará con la sangre de las minorías. A la luz de los resultados de las elecciones, Modi obviamente ensombrecerá la India durante muchos años.