18 de abril de 2014

GRECIA: LA EXTREMA DERECHA ENTURBIA EL CAMINO ELECTORAL AL GOBIERNO DE SAMARÁS

Fotografía: Alkis Konstantinidis / Reuters
Antonio Cuesta. Prensa Latina

La firma del acuerdo entre Atenas y los acreedores internacionales, con la consiguiente nueva entrega de dinero, y la posibilidad de salir a los mercados internacionales de la deuda debían servir al gobierno griego para presentarse como triunfador ante la próxima convocatoria electoral. 

Las optimistas previsiones se vieron truncadas el pasado 2 de abril cuando se hicieron públicos los encuentros secretos entre el jefe de la oficina del primer ministro, Takis Baltakos, y el portavoz parlamentario del partido neofascista Amanecer Dorado (AD), Ilias Kasidiaris.

En uno de los vídeos que salió a la luz, Baltakos aseguraba que el Gobierno presionó a la justicia para mantener en prisión preventiva a varios diputados del partido ultraderechista, al inicio del proceso judicial en el que se acusó a sus dirigentes de crear una organización criminal.

La noticia cayó como una bomba en la mansión Maximos, sede del ejecutivo griego, y los medios de comunicación no han dejado de airear nuevas conexiones entre los miembros del partido de gobierno, Nueva Democracia (ND), y sectores de la extrema derecha griega.

Al mismo tiempo el poder judicial dio inicio a una investigación urgente sobre si sacar a la luz pública la grabación, que fue el producto de la filmación clandestina, violó la ley de privacidad y qué posición adoptar ante la publicación de otras nuevas, como amenazó AD.

El mismo partido aseguró estar en posesión de más vídeos comprometedores para altos cargos del Gobierno, incluido uno del propio Samarás, y con los que pretende presentarse ante la opinión pública como víctimas de un proceso político orquestado en su contra.

Los dirigentes de AD fueron detenidos tras el asesinato del rapero Pavlos Fyssas, en septiembre de 2013, por un miembro de la organización, y acusados de múltiples cargos criminales que iban desde el blanqueo de capitales hasta la extorsión, pasando por su participación en actos de violencia.

Con ello el gobierno pretendió obtener réditos políticos y tratar de captar a los votantes del partido ultra, sin embargo las encuestas realizadas en los últimos días muestran que el escándalo protagonizado por Baltakos ha tenido un efecto contrario de cara a las elecciones europeas de finales de mayo.

Amanecer Dorado, cuya popularidad había caído ligeramente en los últimos meses volvió a afianzarse, mientras que el gubernamental ND comenzaba a perder terreno en relación con su principal competidor, el izquierdista Syriza.

Casi todos los sondeos realizados coincidieron en mostrar esas tendencias y en presentar como principales beneficiarios de la situación a Syriza y a Amanecer Dorado.

Además, medios de prensa y partidos opositores no dejaron de criticar duramente al primer ministro, Antonis Samarás, por estar rodeado de asesores y políticos cercanos simpatizantes con la extrema derecha, como es el caso del abogado Failos Kranidiotis.

Este "amigo personal de Samarás", según sus propias palabras, fue elegido miembro del comité político de ND, su máximo órgano, y tras el asesinato de Fyssas sostuvo que el principal problema en el país era la violencia de la izquierda y que él no condenaría a los "nacionalistas y patriotas", en referencia a los neofascistas de AD.

Las críticas sirvieron para que Kranidiotis renunciara a presentarse como candidato de la formación conservadora a las elecciones al Parlamento Europeo, a pesar de que su inclusión se daba como segura.

Un detallado estudio sobre la infiltración de la ultraderecha en los aparatos del estado griego, realizado por el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Atenas, Dimitris Jristopulos, vino a corroborar las complejas interrelaciones entre extremistas, policía, ejército, judicatura y también la iglesia ortodoxa.

Jristopulos, quien también es vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos, se preguntó porqué pese a las claras evidencias de las actividades criminales de AD durante años, el Tribunal Supremo nunca inició una investigación penal en su contra, salvo cuando recibió instrucciones por parte del Ministerio de Orden Público.

Las revelaciones de los vínculos entre el partido de Samarás y la organización fascista también desestabilizó a la frágil coalición de gobierno, pues varios legisladores de su socio del Pasok mostraron abiertamente su rechazo a que todo se saldara únicamente con la dimisión de Baltakos.

Todos los grupos políticos pidieron la comparecencia ante la Asamblea Nacional de Samarás y los ministros concernidos para que explicaran el contenido de las conversaciones y asumieran sus responsabilidades políticas, sin embargo la vista tendrá lugar después de las vacaciones de Semana Santa.

17 de abril de 2014

EL VERDADERO ROSTRO DE EUROPA

Muy pronto, antes de lo que muchos piensan, carniceros
criminales fascistas como Anders Breivik pueden llegar a ser
la norma en Europa y las libertades la excepción 
Luciana Cueto. Página12

La vieja y desgastada Europa, la misma que guerrea en otros continentes mientras se presenta ante el mundo como modelo de bienestar y garante de moral, se enfrenta con graves problemas internos, cada vez más tangibles y difíciles de enmascarar. Como si de un espectro del pasado se tratara, viejos discursos xenófobos y racistas vuelven a emerger, en medio de un latente, y creciente, descontento popular.

La semana pasada, tras unas deslucidas elecciones municipales que se caracterizaron por la baja participación ciudadana (tan sólo el 53,9 por ciento del electorado concurrió a las urnas), Holanda se vio conmocionada por las declaraciones racistas del líder del Partido de la Libertad (PVV), Geert Wilders.

La marcada brecha social entre la población autóctona y la inmigrante se ensancha. Un espinoso rompecabezas social, cuyas piezas parecen desarticularse sin remedio, se contrapone con la bandera de tolerancia que los Países Bajos han blandido durante décadas. Los recortes a los derechos sociales, la recesión y el empobrecimiento de la clase media (cuyo nivel de vida es aún uno de los más altos del continente) funcionan como disparador para la propagación de discursos xenófobos y poco sensibles, esgrimidos por la nueva clase política ávida de votos, pero carente de propuestas.

Tras salir airoso de las elecciones, y tal vez nostálgico de los tiempos en que se imponían los discursos xenófobos y fascistas en Europa, el líder del ultraderechista y antiislamista Partido de la Libertad holandés ha sido acusado de discriminación, luego de protagonizar un vergonzoso acto frente a cámaras, mientras festejaba el resultado de los comicios con sus seguidores: “Mi pregunta es, ¿quieren en esta ciudad y en Holanda más o menos marroquíes?”.

“Menos, menos, menos...”, vociferaron sus votantes. “Entonces vamos a arreglarlo”, exclamó un sarcástico Wilders, seguido por decenas de risas burlonas, sin explicitar cómo pensaba lograrlo.

Ante estas expresiones, la ciudadanía y el resto de la clase política mostraron preocupación e indignación. La Asociación de Marroquíes Holandeses, que representa a los 368 mil ciudadanos de ese origen en los Países Bajos, garantizó que presentará cargos por discriminación contra el político ultraderechista. Un notoriamente disgustado embajador marroquí en los Países Bajos expresó estar “horrorizado” y condenó “el señalamiento de cualquier comunidad, porque va en contra de todas las leyes, de todas las religiones, de toda ética y de todo principio”.

Por su parte, el ministro de Seguridad y Justicia Ivo Opstelten mostró indignación por las infortunadas declaraciones de Wilders y lo instó a retractarse: “Estas expresiones realmente no deben hacerse, son repugnantes. No encajan en un país como Holanda. Debería retirar sus dichos”. El primer ministro holandés y líder del partido liberal de centroderecha (VVD), Mark Rutte, aseveró que será imposible realizar futuras colaboraciones con el partido ultraderechista si mantiene su posición con respecto a los marroquíes, y lo criticó “por pasarse una vez más de la raya”.

Mientras tanto, las denuncias de cientos de ciudadanos contra el líder del Partido de la Libertad (paradójico nombre, si se tiene en cuenta que entre sus principios figuran limitar los derechos de residencia, recortar las libertades religiosas, prohibir el Corán, deportar fundamentalistas islámicos, prohibir el uso del burka, cerrar escuelas islámicas e imponer los “valores occidentales”) se multiplican con rapidez en todo el país. La fiscalía habla de un altísimo número de denuncias en su contra, aunque aún carece de estadísticas exactas. La página de Facebook “Yo denuncio a Wilders” ya tiene más de 95 mil “me gusta”. Aunque también siguen multiplicándose páginas como “Yo no denuncio a Wilders”.

Bram van Ojik, jefe de la banca del Partido Izquierda Verde (Groen Links), expresó que “los partidos políticos tendrán que luchar contra Wilders en la arena política”, y que él lo hará “con el corazón y el alma”.

Sin embargo, y a pesar de las voces que se elevan indignadas ante la línea cruzada por el político de extrema derecha, un sondeo reciente asegura que si hoy se celebraran elecciones generales en los Países Bajos, el PVV conseguiría 25 escaños en el Parlamento (diez más de los que ya posee).

El panorama político europeo pinta aún peor. Los ultraderechistas buscan unirse para sumar fuerzas en las próximas elecciones de la Eurocámara y pretenden alentar a los movimientos euroescépticos a formar un partido conjunto en el Europarlamento. Geert Wilders y Marine Le Pen, presidenta del partido francés Frente Nacional, sellaron en La Haya una “alianza histórica” y manifestaron su deseo de “frenar la integración europea y combatir la inmigración”. En la conferencia de prensa que brindaron en La Haya, ambos políticos afirmaron que es “histórica” su intención de formar un frente común en contra de la Unión Europea, a la que Wilders calificó de “estado nazi”.

En una Europa con recesión y crisis económica, con recortes en el área social, cultural y de salud, el descontento es cada vez mayor, y en este contexto, voces como las de Le Pen o Wilders empiezan a elevarse. Sus discursos, vacíos de propuestas y basados sobre todo en el liderazgo personal y en el ataque constante a la inmigración, recuerdan épocas pasadas y revelan la cara menos agraciada de la Comunidad Europea. Si como expresó el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky “las democracias europeas se están acercando al colapso total”, tal vez los viejos odios comiencen a resucitar y los fantasmas del pasado se apoderen de la escena política.

Ya hay quienes designan a Wilders como el “nuevo Hitler” y mientras su discurso xenófobo se fortalece y reproduce, nutrido por el descontento popular, los demás partidos se muestran desconcertados. Parece que estas últimas décadas de primavera social han llegado a su fin, y que el rostro real de una Europa en decadencia comenzará a revelarse.