Desde hace unos años, un
nombre más se ha ido añadiendo a la “cultura” organizacional de los españoles.
Se trata de Transparencia Internacional o Transparency International
en inglés. Pero ¿qué sabemos sobre esta organización?
Una vez al año, este
grupo al que se nos presenta como una ONG, pero con vínculos directos o
indirectos con otras organizaciones que no lo son en absoluto, publica datos
sobre rankings de corrupción en el mundo, colocando a los diferentes países del
Planeta en tan dudoso palmares.
Quiero hacer hincapié en
los criterios, fuentes de información e indicadores para el establecimiento de
lo que Transparencia Internacional denomina como Índice de Percepción de la
Corrupción (IPC). Trasparencia Internacional habla de “Percepción”
que, como todos ustedes sabrán, en su primera acepción alude a la organización
de los 5 sentidos para captar una primera aproximación física al entorno; es
decir, el primer eslabón cognitivo. Sólo en su segunda acepción la “percepción”
alude a al modo en que la persona selecciona, organiza e interpreta los
estímulos a través de sus sentidos. Aquí el componente sensorial pasa ya una
fase cognitiva más racional, sin que abandone la subjetividad, dado que no se
acoge a la empiria de los hechos sino a lo que aún se sitúa del lado de las
creencias.
Vayamos, en
consecuencia, a comprobar quiénes son “los
que están más directamente confrontados con la realidad de la corrupción en un
país”; es decir, vayamos a las fuentes.
1.
Calificaciones sobre Gobernabilidad 2012 del Banco Africano de
Desarrollo
2.
Indicadores sobre Gobernabilidad Sostenible 2014 de Bertelsmann
Foundation
3.
Índice de Transformación 2014 de Bertelsmann Foundation
4.
Calificaciones de Riesgo País de la Economist Intelligence Unit
5.
Naciones en Transición 2013 de Freedom House
6.
Calificaciones de Riesgo País de Global Insight
7.
Anuario de Competitividad Mundial 2013 de IMD
8. Political and Economic Risk Consultancy Asian
Intelligence 2013
9.
Guía Internacional sobre Riesgo País de Political Risk Services
10. Encuesta de Fuentes de Soborno
2011 de Transparency International
11. Evaluación Institucional y de las
Políticas Nacionales 2012 del Banco Mundial
12. Encuesta de Opinión Ejecutiva
(EOE) 2013 del Foro Económico Mundial
13. Índice de Estado de Derecho 2013
de World Justice Project
La descripción de cada
una de las fuentes de datos que encontrarán en el enlace que les he señalado anteriormente
les dirá muy poco de las mismas, lo que presenta ya en sí un déficit de
transparencia. En casa del herrero…
En consecuencia, si
ustedes se fían del autor de este artículo, deberé ser yo el que haga un poco
de luz sobre las instituciones arriba señaladas. Comprenderán ustedes que por
una cuestión de esfuerzo y de dimensión de este artículo que, anuncio, será,
como les tengo acostumbrados, largo, no me detenga en un análisis de las 13
fuentes pero sí lo haré en relación con buena parte de ellas.
Demos un repaso a los “expertos” en
cuestiones de corrupción:
El Banco Africano de
Desarrollo mantiene, entre otras organizaciones, relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), su
brazo armado financiero, el Banco Mundial (BM) y Corporación Financiera
Internacional. Ya vamos
entendiendo algo más. Que el FMI, que ha tenido directores encausados en
cuestiones de corrupción (Rodrigo Rato, entre ellos) y que es un fabricante de
corrupciones, a través de las políticas privatizadoras en casi todo el mundo,
la transición de los países del Este de Europa del socialismo al capitalismo y
otras tantas fechorías, tenga algo que ver con una de las fuentes de
Transparencia Internacional es ya un mal “indicador” de la transparencia y
honestidad de esta última entidad. Pero prosigamos.
Conviene saber que las
relaciones entre Banco Africano de Desarrollo, FMI, BM y otras instituciones
financieras y económicas del capitalismo se dan también a través de otros
espacios de encuentro de sus dirigentes, como el Global Issues Group (GIG), dedicado al análisis de
tendencias y anticipación de los graves problemas mundiales y que tiene por
objeto impedir que pase lo que pase –caigan truenos y rayos, chuzos de punta, o
se adelante el día de la marmota en USA- el capital pueda perder su hegemonía
en la lucha de clases a nivel mundial. Porque a lo que se dedican este tipo de
“honorables y transparentes” instituciones es a conseguir que la lucha de
clases la ganen los capitalistas y no a conspiraciones maquiavélicas de esas
que les gustan a las páginas sobre iluminatis, chemtrails, conspiracionismo
mundial y demás estupideces para consumo de analfabetos políticos. El
capitalismo siempre fue “discreto” en su accionar, en el de verdad, en el que
importa, y no en el de las falsas apariencias que quedan para eso que llamamos
medios de comunicación y que son el “salsa rosa” y el “sálvame” de la
información.
Hablemos de otro de los
expertos que aportan análisis al Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de
Transparencia Internacional. La Fundación Bertelesmann (Bertelsmann
Foundatión).
Convendría recordar que la
editorial Berteslmann, antes de que Reinhard Mohn asumiese su presidencia, hizo
un negocio redondo con el canciller Hitler editando durante el período nazi más
de 20 millones de libros y folletos, entre ellos la publicación de autores
nacionalsocialistas, como Will Vesper que hizo el discurso conmemorativo de la
quema de libros de 1933 ¿Estaría Bertelsmann contribuyendo a la eliminación de
la competencia editorial por vía expeditiva?
Sí, ya sabemos que el grupo editorial pidió perdón al salir la cuestión
a la luz en la Feria del Libro de Frankfurt en 2002.(1) Pero, en cualquier
caso, colaborar con el nazismo y lucrarse con ello está feo y pretender dar
lecciones después, de transparencia y honestidad, es de traca.
Prosigamos. Economist
Intelligence Unit (Unidad de Inteligencia de The Economist) es la división
de prospectiva y análisis estratégico del semanario de información económica y
financiera The Economist.
Llamativamente, The
Economist, un medio de tendencia económica liberal, no se dirige a un público
amplio sino, y en su antigua publicidad hacía ostentación de ello, coherentemente
con el elitismo que subyace en su orientación ideológica, a los sectores que
deciden y tienen peso en la sociedad –políticos, periodistas influyentes,
profesores de economía, empresarios, financieros y hombres de negocios,…-. De
hecho, en USA tiene una versión dirigida a los políticos de Washington llamada “Roll Call” y en Bruselas, sede del
gobierno europeo, edita “European Voice”,
dirigido a los políticos y funcionarios de la UE.
En definitiva, The
Economist es uno de los medios de difusión al servicio de los lobbys USA y
europeos, llamativamente dos ámbitos territoriales e institucionales en los que
se ha legislado legalizando los mismos. De ahí que la percepción de la
corrupción en la mayoría de los países de la Unión Europea y en Estados Unidos
no sea tan elevada como en aquellos en los que la acción de los lobbys
(capitalistas corruptos-corruptores) no tiene un encuadre jurídico . Sencillamente
en los primeros la corrupción ha sido legalizada porque, para haber corruptos
ha de haber corruptores y, si estos tienen carta de navegación, todo está en
orden.
Hablemos ahora de Freedom
House. Esta institución obtiene hasta un 80% de su
financiación del gobierno de EEUU, a través de la USAID, una agencia
injerencista de la CIA, especializada en
proyectos de desestabilización de los países del socialismo del siglo XXI y de
Cuba, y del Departamento de Estado. También recibe financiación de la Fundación
Bradley, la Fundación Smith Richardson, el Gobierno Holandes, la Fundación
Nicholas B. Ottaway, la Fundación John D. and Catherine T. MacArthur
Foundation, la Fundación John S. and James L. Knight, la Fundación John
Hurford, y una larga lista de otros, todas ellas fundaciones globalistas ligadas a grandes corporaciones
multinacionales y a financistas que, con mayor o menor vinculación, acaban
siempre en los estercoleros de las agencias de inteligencia y en el ala oeste
de la Casa Blanca.
Seguramente es en pro de la libertad, los
derechos humanos en el mundo y la limpieza y transparencia de los gobiernos por
lo que Freedom House consideró “admirable” el proceso electoral del régimen
títere de USA en El Salvador en 1982, en medio de asesinatos masivos de
militantes de izquierda y de derechos humanos, desapariciones y una guerra
civil en un país fuertemente dividido.
Seguramente fue en
defensa de la libertad y los derechos humanos que Freedom House hizo de vocero
de Ronald Reagan, ocultando e intoxicando con mentiras y desinformación sobre
las terribles y sangrientas represiones que los militares y los fascistas del
partido ARENA, partido por el que Freedom House tomó parte en plena campaña
electoral y que eran apoyados por la Administración USA, estaban llevando a
cabo contra el pueblo salvadoreño, incluyendo el asesinato del arzobispo Óscar
Arnulfo Romero.
Es cierto que Freedom
House en sus orígenes (1941) tuvo un ropaje progresista por sus vínculos
iniciales al Presidente Roostvelt. Éste nunca fue un rojo. Simplemente eran los
años del nazismo en el mundo y este amenazaba la pujante hegemonía de USA en el
mundo, que se vería confirmada al finalizar la II G.M.
Así durante los años 50
y 60 daría una de cal y otra de arena. Se opuso al Macarthismo y apoyó el Movimiento
de los derechos civiles en Estados Unidos pero también fue un impulsor del Plan
Marshall en Europa, uno de cuyos objetivos fue frenar la expansión del
comunismo por la vía de las ayudas a la reconstrucción europea, y de la OTAN,
como freno militar a la “amenaza soviética”.
Posteriormente las
paladas de arena serían mucho más abundantes que las de cal. Si bien condenó el
régimen genocida de Pinochet en Chile, cuyo golpe militar fue patrocinado por
el gobierno al que sirve y que le financia, el de USA, su obsesión particular
han sido los países que emprendieron un camino alternativo al del “libre
mercado” que Freedom House defiende. Estimuló las disidencias antisocialistas
en la URSS, Checoslovaquia, Polonia (cobertura a Solidaridad), China, Cuba,
Serbia y apuesta ahora por potenciar operaciones logísticas de baja intensidad
y estimular conflictos en los países del Socialismo del Siglo XXI.
La preocupación real de
Freedom House nunca ha sido el Estado de las libertades democráticas en el
mundo, por mucho que afirme esto en su nombre y en sus declaraciones públicas, sino
la contención y derrota de los procesos de liberación en el mundo frente al
Imperialismo y la desestablización de países que han optado por modelos
económicos alternativos al capitalismo, sistema que es la esencia del objetivo
hegemónico de quien la financia, el Gobierno USA. Y quien paga manda porque de
críticas a los atentados de los Estados Unidos contra los derechos humanos, las
libertades, el espionaje a los ciudadanos, la represión contra las protestas
sociales en su propio país, el asesinato selectivo de personas en el mundo, las
guerras provocadas para apropiarse de los recursos naturales de otros países y
otras innumerables barbaridades de las diferentes Administraciones que han
ocupado la Casa Blanca más bien nada.
Tampoco parece que la
corrupción “amiga” les quite el sueño a los “luchadores” de Freedom House, ya
que colaboró con empresas de los países del ex bloque soviético para crear una
cultura empresarial ”moderna” y desarrollar medios de comunicación
independientes (seguramente tan independientes como la propia Freedom House). Lo
que esta institución no nos cuenta es que el proceso de privatización de las
empresas que pertenecían al Estado en los países ex socialistas se hizo
mediante la técnica de corromper al sistema político para darle la vuelta al
calcetín de la economía y de vender –casi regalar- las empresas públicas a los
amigos.
De hecho, si se toman
ustedes la molestia de comparar los países del ex bloque soviético que aún no
forman parte de la UE, y que no han completado su transición al capitalismo
hasta los estándares exigidos por las autoridades europeas, en cuanto a
percepción de corrupción por parte de los “expertos” independientes con los que
ya forman parte la misma verán que –¡oh casualidad!- los segundos son
percibidos como menos corruptos que los primeros. La parcialidad se intuye.
Global Insight es una consultora norteamericana de análisis,
estrategia y prospección de grandes sectores de producción y consumo. Analiza
el potencial económico de distintos mercados a nivel mundial y asesora a las
empresas clientes.
Las Calificaciones de
Riesgo País, que es el enfoque desde el que esta entidad “experta”, al
igual que Economist Intelligence Unit, estudia el Índice de Percepción de la
Corrupción por países, son medios que están siendo utilizados por los tiburones
de los mercados (grandes especuladores financieros internacionales), a través
de indicadores como la “prima de riesgo”, por el fondo Monetario Internacional
y por las autoridades económicas de Bruselas para imponer las medidas de
recortes sociales y privatizaciones de los Estados del Bienestar, no sólo en la
UE sino en el mundo.
Si observan ustedes el listado de factores de
Riesgo País, como nivel de probabilidad de que un país emisor de deuda no pueda
hacer frente a los compromisos de pago de su deuda, observarán que muchos de
ellos, más que indicadores objetivos son meras variables de tipo ideológico,
cuyo objetivo es lograr una realidad social determinada: la imposición de un
modelo liberal salvaje con la resignación de sus víctimas y la cooperación
necesaria de las instituciones políticas.
Entre ellos, e insisto
en que se detengan ustedes en el listado
de factores de Riesgo País que les he enlazado, el factor de corrupción es sólo
uno más y ni siquiera parecer ser el principal como para que las dos entidades
expertas que se ocupan de los Indicadores de Percepción de la Corrupción desde
el análisis de Riesgo País tengan una reputación suficientemente acreditada y
especializada en la cuestión principal: la corrupción.
Esta basura ya nos la presentó en su día a los españoles la Fundación Everis, del ex Ministro de
Defensa Eduardo Serra, en su informe “Transforma España”, con propuestas de medidas ultraliberales y
especial atención a la corrupción, ¡cómo no!, sólo política y con la presencia
destacada en la rueda de prensa correspondiente del “científico”, musa hombre
anuncio y prescriptor por un buen dinerito de la dieta (Pan Bimbo) de los
indignados, Eduardo Punset.
Más bien parece que en
el contexto del problema de la corrupción (es llamativo que Transparencia
Internacional no haya hecho esfuerzos para exponer propuestas destinadas a
combatir esta lacra) se nos está presentando un menú de destrucción de lo
público y de propuestas del más criminal darwinismo social.
IMD, otra de las instituciones expertas en corrupción, es una de las más importantes
escuelas de negocios a nivel mundial. ¿Mmmmmm? Sí, experta en corrupción,…sin
lugar a dudas. Es en ellas en las que se forman los jóvenes lobeznos del
capital, aquellos que son entrenados para arruinar economías, destruir vidas y
esgrimir el derecho de botín tras la carnicería.
Su metodología de
análisis en cuanto a investigación de la corrupción ha consistido en 2013 en
una encuesta a 4.200 ejecutivos de un elevado número de países en los que se
les preguntaba: “Soborno y corrupción:
¿existen o no existen?” Si lo sabrán ellos que suelen ser los corruptores.
Political Risk Services (Servicios de Riesgo Político) es una
consultora experta en análisis y metodología sobre investigación de riesgo
político, estabilidad sistémica y situaciones de cambio social, tanto en sus
versiones involutiva como revolucionaria.
Evidentemente el
análisis y la metodología sobre riesgo político de esta consultora no agotan
los objetivos de la investigación en el ámbito político sino que se dirigen al
modo en que las posibles contingencias de crisis políticas puedan afectar a la
estabilidad económica, a los derechos de propiedad y a las inversiones en carteras
de valores en el extranjero. Vamos, lo de siempre.
Podría continuar citando
al resto de “fuentes” a partir de las que se ha elaborado el ranking de
corrupción por países de acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción pero
estoy firmemente convencido de que las conclusiones no harían sino corroborar
que nos encontramos ante un listado institucional de lobistas, corporaciones capitalistas,
agencias de dudosa transparencia en muchos casos y servicios a intereses
bastardos torpemente maquillados, cuyos objetivos tienen mucho menos que ver
con intentos honestos de combatir la corrupción en las instituciones políticas
y en las administraciones de los países que con crear un estado de opinión
internacional destinado a focalizar el fenómeno de la corrupción tan sólo en la
órbita de la política, facilitando que la figura del corruptor, casi siempre
ligado a intereses empresariales y financieros quede al margen. En sus manos,
amigo lector, está continuar investigando sobre el resto de los “agentes
examinadores” de los niveles de corrupción de los Estados.
Hablemos ahora un poco sobre
“Transparencia Internacional”:
Transparencia Internacional, una entidad que se autodefine como ONG, fue creada
en Alemania, donde tiene su sede central, en 1993 por Peter Eigen –¡vaya,
qué casualidad, otra vez Alemania y otro alemán!-, ex director regional para
África y América Latina del Banco Mundial, ligado directamente al FMI.
Conviene saber que el
señor Peter Eigen mantuvo relaciones con la Fundación Ford, una entidad
gobalista y liberal en lo económico que, bajo el paraguas de promover el
progreso de las minorías marginadas y las libertades civiles, ha sido una de
tantas “banderas de conveniencia” de la CIA
La profesora Joan
Roelofs ha acusado en multitud de ocasiones a la Fundación Ford de ser una de
tantas entidades lobbistas con acciones de penetración en los movimientos
progresistas y de izquierda, cooptando a sus líderes y poniéndolos a trabajar
al servicio de sus intereses globalistas y liberales. Sobre esta cuestión yo mismo he escrito algo
hace tiempo. No parece, en
cualquier caso, que el señor Eigen haya padecido de tales “veleidades”
ideológicas en ningún momento.
Puesto que la
información que voy a suministrarles a partir de aquí sobre Transparency
International es demasiado exhaustiva, larga y prolija, voy a ponerles una
serie de enlaces para que ustedes mismos decidan si continúan o no queriendo
saber algo más sobre la cara oculta y especialmente opaca de estos paladines de
la “transparencia”:
Hablemos un poco ahora sobre el
capítulo español de Transparencia Internacional
Transparency
International está organizada en delegaciones (capítulos) en unos 100 países.
En España está ligada a la Fundación Ortega y Gasset, de corte liberal
en lo económico. Su Presidente es el Catedrático de Economía Financiera y
Contabilidad Jesús Lizcano Álvarez, quien entre sus numerosas publicaciones
dedicadas a su área de especialización tiene una ciertamente significativa, a
tenor de lo que ya sabemos sobre las intenciones no declaradas de Transparency
International y de sus socios, financistas y contratistas: "La empresa y
su entorno económico en la Perestroika"
Este buen señor publicó
en el mes de Julio de este año en el digital de EL PAÍS un artículo titulado “Veinte medidas contra la corrupción”, todas ellas destinadas al control de la
corrupción de los partidos políticos. Se le olvidó el pequeño detalle de que la
corrupción no afecta sólo a los partidos sino también a las empresas, que no
sólo compran voluntades de partidos sino de también de periodistas, líderes de
opinión, ONGs, tienen contabilidades dobles y triples, evaden capitales e
impuestos a paraísos fiscales, practican la economía sumergida que evade
impuestos, así como quiebras injustificadas, …. Quizá el hecho de
Transparencia Internacional España cuente con empresas “colaboradoras” como La Caixa y Telefónica, a través de sus
fundaciones, Repsol o Banco NCG explique ese “lapsus”. Según afirma en su web estás entidades y empresas
comparten y asumen sus principios éticos. De la última de ellas no puedo decir
nada porque no la conozco de nada pero creo hay sobradas denuncias en relación
con loa “ética” empresarial de las tres primeras y desde hace ya tiempo.
Al señor Lizcano Álvarez
le interesa la economía financiera y la contabilidad en la actividad económica
y la trasparencia…sólo de los partidos.
Al Consejo de Dirección del
Comité Ejecutivo de Transparencia Internacional España pertenece también el
liberal (en lo político y en lo económico) Antonio Garrigues Walker,
presidente del despacho de abogados Garrigues, asesor de grandes
multinacionales y de los gobiernos español y USA en materia económica,
comercial y de negocios, miembro del Comité Ejecutivo de la Comisión
Trilateral y patrono vitalicio de la Fundación Ortega y Gasset.
Si a estas alturas del
artículo alguno de ustedes siguen albergando dudas acerca de que cuando
Transparency International habla de “sociedad civil” –la expresión ya
debiera indicarle algo pero es una de esas que los papagayos repiten sin saber
lo que dicen porque está de moda- se está refiriendo al mundo de los negocios,
los intereses de las grandes corporaciones multinacionales, el modelo de
sociedad que nos han traído los liberales económicos y el sistema económico
capitalista, no seré yo quien le tuerza la opinión. Cada uno es dueño de sus
propias creencias como también de su voluntaria ignorancia.
Otro de los miembros del
Consejo de Dirección de Transparencia Internacional es Jesús Sánchez Lambás que,
para variar, es también miembro del Patronato de la Fundación Ortega y Gasset
como Vicepresidente Segundo. Comparte doble “militancia” con Emilio Lamo de
Espinosa, el brillante sociólogo de derechas ex director del Real
Instituto Elcano, el thik-tank español al servicio de las grandes
corporaciones españolas (Repsol, Iberdrola, Telefónica, La Caixa, BBVA,
Santander,…), lugar de retiro de los grandes dinosaurios del PSOE y del PP e
impulsado por el Gobierno y varios de sus Ministros que también son miembros
natos, como las grandes empresas, de su Patronato. Al fin y al cabo unas y otro
le subvencionan. Por cierto, el señor Lamo de Espinosa ha vuelto, con el
gobierno del PP a la Presidencia del mismo. Posiblemente, lo mismo que provocó
su cese en 2005 sea el motivo de su rehabilitación ahora: su apoyo de entonces
a la invasión de Irak y a la participación de España en ella.
Nos encontramos ante una
maraña de organizaciones en las que las relaciones se entrecruzan y en las que
los grupos de presión, influencia, lobbys, o como se les quieran llamar, de
tipo económico entremezclan objetivos aparentemente loables y decentes con
otros mucho más espurios, bastardos e inconfesables (la depredación de lo
público por una camada de lobos “turboliberales”) que, en colusión con las
instituciones políticas y los medios de comunicación del capital que les dan
cobertura, utilizan el grave problema de la corrupción política, eludiendo la
existencia de la económica, como señuelo para dirigir el debate social hacia
otros derroteros que construyan ideología antipolítica, cuando sólo en la
política podrá hallarse el medio de los grandes males a los que la ideología
liberal nos ha conducido.
Conclusiones sobre la corrupción y la
transparencia:
Todo grupo humano
organizado susceptible de poseer alguna forma de influencia y/o poder es
potencialmente corruptible en mayor o menor medida, siempre que esa influencia
y/o poder le permita acceder como colectivo, o bien a una parte de sus
miembros, a beneficios materiales y/o ventajas diferenciales sobre el resto de
la sociedad.
Dicho de otro modo, la
corrupción no es exclusiva de los partidos, las instituciones políticas o las
administraciones públicas. Se da también y de un modo muy destacado en la actividad
económica y los negocios, las iglesias, los sindicatos, la judicatura, los
clubes de fútbol o los colegios profesionales, por citar algunos colectivos.
Sin embargo, en el
momento actual existen una serie de factores que favorecen que la corrupción se
extienda por los más diversos ámbitos de la vida política, económica y
cultural.
La crisis del sistema capitalista no es sólo
una crisis económica. Cabe hablar de una crisis sistémica no sólo por su
carácter global y mundial sino porque afecta al resto de órdenes. La crisis lo
es también política, de legitimación del sistema , ideológica, cultural,
social, de valores y moral. Es, en definitiva, una crisis de civilización.
Lo que antes parecía
sólido y estable se ha vuelto inseguro y fugaz. Todo muda y nada permanece. El
que no corre vuela y, como dice el tango “Cambalache”,
“El que no llora no mama y el que no
afana es un gili”.
Por otro lado, la
ingeniería financiera ha permitido el robo como noble arte de los negocios. La voladura
de los Estados del Bienestar y su expropiación por el capital privado es una gigantesca
subasta en la que el tráfico de información es clave para ser el postor más
agraciado y el subastador pide a cambio su coima. Ser comisionista es el inconfesable
sueño de cualquier político mediocre sin ideología y dar el gran pelotazo de su
vida el de cualquier empresario tiburón ferviente creyente en la religión de “la
libertad de empresa”.
La ley, que siempre ha
tenido la huella de la clase dominante de la sociedad en la que se aplica, es
hoy un enorme pudridero de la justicia. La lentitud en juzgar los casos de
corrupción alienta al corrupto y por los agujeros inmensos de la legalidad se
cuelan los peores crímenes contra la honestidad y la limpieza, agujeros que se
hacen angostísimos canales para los débiles que la incumplen contra su
voluntad. Bajo las nobles togas de algunos abogados, fiscales y jueces se
escucha el tintineo de las monedas de quien cobra un extra por hacer que,
además de ciega, la justicia sea sorda.
La transparencia,
reclamada como bien jurídico a promover desde las redacciones de los
periódicos, los creadores de opinión, las televisiones que performan, regulan y
modulan la indignación y su orientación y las grandes corporaciones que
imparten lecciones de ética y “buen gobierno de la empresa”, mientras compran
voluntades y leyes orgánicas, se vende hoy como el bálsamo curalotodo de la
peste que asola al país.
El partido más corrupto
de la historia de España ha aprobado, con su mayoría absoluta en las cámaras,
una Ley de Transparencia que es una cortina de humo sobre los casos de
corrupción que hacen de él un partido creado para delinquir. En el Anteproyecto
de Reforma de Código Penal el tratamiento dado a la corrupción empresarial se pone
en evidencia el deseo de impedir que se haga limpieza entre una patronal
acostumbrada a las prácticas mafiosas y, lo más importante, que quién paga
manda. Mientras tanto, ese mismo Código Penal criminaliza con penas de prisión
mayor la protesta social contra las salvajes políticas de austeridad y de
privatizaciones por parte del Gobierno que están provocando muertos en un país
en el que seis millones de trabajadores se encuentran en paro y cientos de
miles no podrán tener calefacción en sus hogares este invierno. Ello sucede a
la vez que las empresas del Ibex incrementan sus beneficios en el último año en
un 8,5% y, en paralelo, reducen sus plantillas en más de un 17%.
Erradicar la corrupción
en una sociedad en la que el valor dominante y supremo es el éxito económico
rápido, fácil, con poco esfuerzo y por los medios que sean necesarios es una
quimera imposible de lograr porque son esos mismos valores, la corrupción que
crea y alienta el poder económico y la existencia de una legislación que
legitima el predominio de la riqueza privada sobre el derecho a una vida
decente para todos, los que la hacen imposible.
Sin embargo sí que puede
avanzarse hacia el horizonte de un mayor control y máximo castigo de la
corrupción mediante una legislación que castigue tanto al corrupto como al
corruptor, así como a quienes pudiendo juzgarlo se “despistan” de su
obligación, porque uno no existe sin el otro o como decimos algunos, sin
pretender ofender fes ni tendencias sexuales de nadie, “según la ley de Mahoma
tan maricón es el que da como el que toma”. Y para eso ciertas ONGs, que de
independientes sólo tienen el nombre, no sirven sino que son parte del problema
porque utilizan términos como “buenas prácticas”, “buen gobierno”,
“transparencia”, “corrupción” como cortina de humo para esconder la
putrefacción que los corruptores extienden
sobre el conjunto del cuerpo social y que no es sólo la compra de voluntades
políticas sino también la desconfianza de la población hacia las instituciones
democráticas, lo que les sirve para ir preparando sus “gobiernos de técnicos”
como paso previo a la privatización completa del poder político por las
multinacionales.
NOTAS:
(1) Pascual
Serrano. “Traficantes de información. La
Historia oculta de los grupos de comunicación españoles”. Ediciones Akal.
2010. Páginas 99 y 100