7 de mayo de 2013

CONVERGENCIAS: ORIGEN Y DECLINACIÓN DEL CAPITALISMO


Jorge Beinstein

Retorno al origen
En ciertos rituales funerarios de tiempos remotos los muertos eran colocados en posición fetal, por ejemplo se han encontrado restos de neardentales sepultados de esa manera con la cabeza apuntando hacia el Oeste y los pies hacia el Este, algunas hipótesis antropológicas sostienen que esa disposición del cadáver estaba relacionada con la creencia en el renacimiento del muerto.

La civilización burguesa a medida que avanza su senilidad parece reiterar esos ritos, preparándose para el desenlace final apunta la cabeza hacia su origen occidental y va acomodando el cuerpo degradado buscando recuperar las formas prenatales intentando tal vez así conseguir una vitalidad irremediablemente perdida.

El fin y el origen aparentan converger, pero el anciano no consigue volver al pasado sino más bien reproducirlo de manera grotesca, decadente. Hacia el final de su recorrido histórico el capitalismo se vuelca prioritariamente hacia las finanzas, el comercio y el militarismo en su nivel más aventurero “copiando” sus comienzos cuando Occidente consiguió saquear recursos naturales, sobreexplotar poblaciones y realizar genocidios acumulando de ese modo riquezas desmesuradas con relación a su tamaño lo que le permitió expandir sus mercados internos, invertir en nuevas formas productivas, desarrollar instituciones, capacidad científica y técnica. En suma construir la “civilización” que llevó Voltaire a señalar: “la civilización no suprime la barbarie, la perfecciona”.

La decadencia del mundo burgués imita en cierto modo a su origen pero no lo hace a partir de un protagonista joven sino decrépito y en un contexto completamente diferente: el de la gestación era un planeta rico en recursos humanos y naturales disponibles, virgen desde el punto de vista de los apetitos capitalistas, el actual es un contexto saturado de capitalismo, con fuertes espacios resistentes o poco manejables en la periferia, con numerosos recursos naturales decisivos en rápido agotamiento y un medio ambiente
global desquiciado.

Fin de ciclo. Decadencia: del capitalismo industrial al parasitismo.

Toda la historia del capitalismo está atravesada por numerosas crisis de corta, mediana y larga duración, de gestación, de nacimiento, de crecimiento, de madurez, de decadencia, sectorial, plurisectorial, general etc. La actual coyuntura global suele ser descripta empleando el término crisis (del neoliberalismo, financiera, sistémica, del capitalismo, de civilización...), ¿se trata realmente de una crisis o de algo más? ¿Nos encontramos ante una turbulencia devastadora o no tan truculenta pero anunciadora de un nuevo orden mundial capitalista, es decir de una regeneración sistémica o bien del canto del cisne de una civilización caduca?, en el primer caso correspondería hablar de crisis de reconversión, de destrucción creadora en el sentido shumpeteriano, en el segundo podría en principio alcanzar con una sola palabra: decadencia.

Los conceptos de crisis y decadencia son ambiguos, su uso no resuelve completamente los interrogantes que plantea la descripción de la realidad actual. Por lo general hablamos de crisis cuando nos enfrentamos a una turbulencia o perturbación importante del sistema social, el concepto de decadencia suele ser asociado a la idea de irreversibilidad, de trayectoria ineludible, de camino más o menos lento, accidentado o calmo hacia la
extinción, hacia el final. Sin embargo la historia muestra tanto largos procesos de declinación que culminan con el fin de una sociedad o una civilización como fenómenos visualizados como decadencias pero que en algún momento se convierten en renacimiento, en inicio de una segunda juventud. Sobre todo durante ciertos períodos de transición cultural donde se combina lo viejo declinante pero todavía hegemónico con lo nuevo ascendente aunque soportando derrotas, fracasos propios de las experiencias demasiado jóvenes, demasiado dependientes del “sentido común” establecido por las antiguas verdades capaces de sobrevivir durante mucho tiempo a su creciente divorcio
con la realidad.

Muchas veces una crisis prolongada atravesada por turbulencias que se van sucediendo unas tras otras conformando una continuidad de calamidades aparece como un mundo que se derrumba cuando puede llegar a ser el taller de forja de una nueva era. La llamada “larga crisis del siglo XVII” que afectó a Europa y que se fue convirtiendo gradualmente en la base de lanzamiento planetario de la modernidad occidental fue vista por buena parte de sus contemporáneos más lúcidos como una época de desastres y decadencia
universal.

Esa visión se prolongó hasta bien entrado el siglo XVIII cuando la emergencia del iluminismo, de la ideología del progreso, del culto a la Razón, se combinaron en las elites de Occidente con el fantasma de la decadencia, simbolizada por la declinación del imperio romano. En 1734 Montesquieu publicada sus “Consideraciones acerca de las causas de la grandeza y decadencia de los romanos” y curiosamente en 1776 en la Inglaterra donde
comenzaba a abrirse paso la Revolución Industrial mientras Adam Smith publicada la primera edición de “La riqueza de las naciones” estableciendo las bases teóricas del capitalismo liberal naciente, marcando el avance optimista del racionalismo burgués, Edward Gibbon publicaba la primera edición de su “Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano” engrosando el espacio de las visiones pesimistas de las elites tradicionales de Europa angustiadas por la declinación del universo cultural e institucional de las aristocracias.

No está de más recordar lo que podríamos calificar como obsesión y nostalgia plurisecular recurrente de la cultura occidental en torno de la grandeza de la Roma imperial, de su durable “pax romana” o dominación “universal” (del “universo” colonial posible en esa época con centro en el Mar Mediterráneo). Desde la tentativa de restauración del imperio varios siglos después de su derrumbe con la proclamación en Roma de Carlomagno en el año 800 (y en consecuencia del extinto Imperio Romano de Occidente), siguiendo con el
Sacro Imperio Romano Germánico (el “Primer Reich”) en el siglo posterior, llegando a los delirios imperiales-romanos del emperador Napoleón, continuando con el Kaiserreich (“Kaiser” derivado del Caesar romano) o “Segundo Reich” de Alemania desde 1871 radicalizado luego por Hitler como “Tercer Reich”, la Italia fascista proclamada por Mussolini como Tercera Roma (la “Terza Roma” heredera de la Roma Imperial y de la Roma Papal) y por supuesto falangistas, nazis y fascistas saludando con el brazo en alto, el saludo romano imperial, para llegar finalmente (por ahora) a las elucubraciones durante la década pasada acerca de la Pax Americana imaginada por los halcones de George W. Bush como una suerte de reedición a escala planetaria del Imperio Romano tal como lo plantearon en su momento textos influyentes en el primer círculo del poder de los Estados Unidos por autores como Robert Kaplan (1).

Pero la nostalgia imperialista no puede prescindir del temor oculto que se esconde por debajo de la euforia, porque el esplendor esclavista anunciaba su decadencia, sus lujos parasitarios resultado de la incesante expansión del sistema se convirtieron en el veneno mortal, la droga que alentó su ruina. Como señalaba Juvenal: “El lujo, más insidioso que el enemigo extranjero, nos apoya su pesada mano, vengando al mundo que hemos conquistado” (2). La estrafalaria literatura que proliferó a comienzos del siglo XXI alentada
por el triunfalismo de los halcones del Imperio desarrollando paralelos entre Roma (de los césares) y Washington (de Bush) lo hizo en paralelo a la aparición de numerosos textos referidos a la decadencia romana muchos de ellos estableciendo similitudes con las potencias occidentales principalmente los Estados Unidos.

La larga crisis del siglo XVII fue una enorme trituradora histórica de viejas estructuras y mentalidades generando el declive de las monarquías absolutistas de Occidente y más adelante favoreciendo el ascenso del capitalismo industrial a partir de una crisis de nacimiento, del parto turbulento, dramático del mundo moderno entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX marcado por la revolución industrial en Inglaterra, la Revolución Francesa, las guerras napoleónicas, la Restauración, etc.

Mucho tiempo después Europa vivió una crisis relativamente larga entre 1914 y 1945, fue pensada por los bolcheviques como la declinación universal del capitalismo que abría las puertas a su superación revolucionaria, socialista-comunista. En realidad se trató de un proceso complejo que combinaba elementos incipientes de decadencia, significativos pero insuficientes como para conformar una avalancha global imparable, con otros de recomposición, de rejuvenecimiento como la intervención estatal en la economía, la masa
de inventos, de ideas técnicas que se fueron transformando en innovaciones abriendo un nuevo horizonte social y sobre todo la presencia de los aparatos militares en expansión conjugando potencia y acción destructiva con multiplicadores del consumo, la inversión y la renovación tecnológica de la producción civil (keynesianismo militar).

Los comunistas de los años 1920 subestimaban la capacidad de recomposición del mundo burgués pero la extrema derecha, los fascistas de esa época la sobrestimaban, le atribuían una esperanza de vida demasiado prolongada, así es como Mussolini proclamaba triunfalista en un artículo de enero de 1921: “el capitalismo está ahora apenas en el inicio de su historia”, capítulo en el que el nuevo autoritarismo fascista proyectaba cumplir un papel decisivo, refundador, recuperando las raíces más brutales del sistema. El Duce lo sintetizaba ante la Cámara de Diputados italiana algunos meses después: “la verdadera historia del capitalismo empieza ahora... hay que abolir el Estado colectivista, tal como la guerra nos lo ha transmitido por la necesidad de las circunstancias y volver al estado Manchesteriano” (3). Disciplinamiento dictatorial de la fuerza laboral y libertad total para los capitalistas.

Sin embargo el sistema no podía regresar al siglo XIX, sus bloqueos estructurales lo obligaban a utilizar la intervención estatal en la economía para desarrollar nuevos espacios de rentabilización como la industria de guerra y las grandes obras públicas. Lo que se empezaba a instalar no era el viejo capitalismo liberal decimonónico sino su tabla de salvación militarista, intervencionista que en su primera etapa europea durante los años 1920-1930 asumió la forma de mutación ideológica desde el liberalismo hacia el
totalitarismo fascista bajo el paraguas legitimador de la “comunidad nacional” aplastando a los “intereses sectoriales”... de los de abajo. Como señalaba Horkheimer “la idea de comunidad nacional (la “Volksgemeinschaft” de los nazis), levantada como objeto de idolatría no podía en última instancia ser sostenida sino por medio del terror. Esto explica la tendencia del liberalismo a derivar hacia el fascismo” (4).

La recomposición estatista (keynesiana) del capitalismo central cuando emergió de la Segunda Guerra Mundial tuvo una era dorada de apenas un cuarto de siglo (aproximadamente 1945-1970), luego se inició una sucesión de turbulencias que dura hasta el presente.

Más adelante desde los años 1980 apareció lo que los medios de comunicación anunciaban como recomposición neoliberal del sistema, sin embargo los datos duros demuestran que más allá del barullo mediático optimista se producía un deterioro sistémico que se profundizaba con el correr de los años, las tasas de crecimiento productivo global, principalmente en los países centrales, se fueron reduciendo como tendencia de largo plazo, la economía mundial se fue financierizando hasta que hacia fines de la primera década del siglo XXI la masa financiera global equivalía a veinte veces
el Producto Bruto Mundial, los estados, las empresas y los consumidores de las naciones ricas se endeudaban vertiginosamente hasta quedar aplastados por las deudas.

Esta larga degradación tiene todas las características de una decadencia, lenta si la medimos según los ritmos del siglo XX, se trata de una trayectoria de aproximadamente cuatro décadas cuyo despegue puede ser situado en el período 1968-1973/74. A partir de allí la expansión del capitalismo global se combina con el deterioro de sus componentes fundamentales que van siendo cubiertas por el parasitismo financiero y consumista, una militarización desestructurante y donde la dinámica tecnológica está en el centro de una
depredación sin precedentes de los recursos naturales. El recorrido no alcanza un punto de regeneración sino todo lo contrario, hacia los años 2007-2008-2009 se produce un verdadero salto cualitativo y la decadencia se radicaliza convirtiéndose en un fenómeno de autodestrucción.

Decadencia general del sistema y no crisis larga ni de crecimiento como lo ocurrido en Europa en el siglo XVII y entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, tampoco aparecen como en el período 1914-1945 expresiones de declinación mezcladas con otras de recomposición marcadas por la declinación de Europa centro-occidental y el ascenso de los Estados Unidos.

Respecto a esto último es necesario señalar que desde el punto de vista de la dinámica del capitalismo mundial la China de comienzos del siglo XXI no es el equivalente de los Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX. La economía china es periférica respecto de las potencias centrales, su desarrollo depende de su estructura industrial-exportadora atada a sus principales clientes: los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón compradores del grueso de sus exportaciones que constituyen aproximadamente la mitad de su producción industrial y en consecuencia cerca del 25 % de su Producto Bruto Interno.

Lo hace a partir de su mano de obra barata lo que permite a esas potencias sobreexplotar de manera directa e indirecta a unos 230 millones de obreros industriales y a un abanico aún más extendido de trabajadores chinos. Acumula mas de 3,5 billones (millones de millones) de dólares de reservas, montaña de papeles de valor futuro incierto, el endeudamiento estatal y empresario crece vertiginosamente y su economía está plenamente integrada a la maraña financiera global que impacta en su interior generando burbujas especulativas, distorsiones inflacionarias, corrupción institucional (5).

Su desinfle actual acorde con el estancamiento de los centros imperiales es inevitable y las tentativas de las autoridades por suavizarlo, contenerlo dentro de límites manejables choca cada vez más con una configuración social elitista que bloquea la expansión del mercado interno. A esto se agrega la rigidez de estructuras industriales transnacionalizadas, incorporadas a redes comerciales y financieras globales, tecnológicamente modeladas por la demanda de los países ricos cuya reconversión hacia la demanda local constituye una suerte de cuadratura del círculo.

Mientras tanto China ha salido de la existencia marginal y miserable a la que la había condenado la decadencia del viejo imperio y la colonización occidental y hoy dispone de un potencial industrial, científico-tecnológico, militar, etc. (producto de los procesos de desarrollo iniciado hace algo más de seis décadas) que la convierte en un protagonista decisivo de las futuras turbulencias internacionales.

La visión de una China “más desarrollada” puede ser extendida al conjunto de la periferia, en especial a sus grandes naciones como India, Brasil o Rusia y a otras de menor talla como Sudáfrica, Argentina o Venezuela lo que conduce inevitablemente hacia el campo de las ilusiones en torno de la renovación del capitalismo global a partir de la periferia, de su despegue positivo respecto de la decadencia occidental (y japonesa). Pero los datos sobre China, India, Brasil, Rusia, etc., muestran la integración de esas economías a la red financiera global centrada en los espacios especulativos de Occidente y si bien es cierto que las economías periféricas emergentes siguen creciendo no es menos cierto que su crecimiento se va desinflando, lo hace con un desfasaje temporal que se ha venido sosteniendo durante el último lustro pero que podría ser corregido próximamente de manera abrupta.

Aunque esta aclaración debe ser asociada al hecho de que sobre todo durante la última década se ha producido un cambio significativo en la geografía económica mundial donde ahora una parte significativa de la periferia presenta niveles relativos de desarrollo industrial, militar, urbano, etc. que la hacen menos sometida a la jerarquía global tradicional del capitalismo, más independiente desde el punto de vista político. Medido a “paridad de poder de compra” la suma de los PBI de tres países periféricos Brasil, India y China es hoy equivalente a la de las grandes economías occidentales (Inglaterra, Francia, Canadá, Italia, Alemania y los Estados Unidos) y el comercio entre los países del Sur es ya casi igual al que existe entre los países del Norte.

La agravación futura del deterioro del capitalismo global abre por consiguiente importantes espacios de autonomía en la periferia que cuenta ahora con bases productivas y culturales que le podrían permitir atravesar con mayor facilidad las barreras burguesas y defenderse de eventuales agresiones externas.

Pensemos por ejemplo en la ola de movimientos sociales y los crecimientos productivos de América Latina en la última década, en China pasando de 50 millones a 230 millones de obreros industriales en un cuarto de siglo, en una periferia donde la comunicaciones se han expandido exponencialmente: la masificación de internet era a comienzos de la década pasada una marca distintiva de los países centrales pero actualmente en la periferia los usuarios de internet superan las 1500 millones de personas contra poco más de 600 millones en los países centrales.

Esto nos lleva al primer indicador de la decadencia global: la declinación sin remplazo a la vista del centro dominante (occidental) del sistema. La integración (política, militar, financiera, etc.) de las grandes potencias capitalistas en torno de los Estados Unidos conformó una suerte de imperialismo colectivo que solo una grado muy avanzado de la decadencia podría llegar a deshacer y por otra parte ninguna de las economías importantes de la periferia está en condiciones de convertirse en superpotencia imperialista planetaria. Queda planteada la posibilidad teórica de un capitalismo mundial sin centro imperialista, es decir sin un amo capaz de imponer reglas de juego al conjunto del sistema ante lo cual las mismas serían el resultado de una suerte de idílica armonía universal. De ese modo una formación social esencialmente autoritaria conseguiría funcionar de manera democrática en el plano internacional estableciendo reglas de juego mínimamente estables: un verdadero milagro histórico. La otra alternativa sería la del funcionamiento del sistema sin reglas de juego estables reproduciéndose positivamente en medio del caos: un milagro histórico aún mayor.

A este indicador decisivo es posible agregar otros como la tendencia (desde los años 1970 hasta el presente) a la desaceleración del crecimiento global, la hipertrofia (hegemónica) de las redes financieras cuya expansión ha ingresado en el nivel de metástasis invadiendo-degradando a la totalidad del sistema global, la evidencia de rendimientos productivos decrecientes de la revolución tecnológica que sometida a la dinámica del capitalismo parasitario se va convirtiendo en un factor de destrucción neta de fuerzas productivas, el estancamiento o declinación en la extracción de recursos naturales
no renovables decisivos (por ejemplo el petróleo), la decadencia del estado burgués, su transformación en los países centrales en un aparato manipulado por bandas mafiosas, la desintegración social en el centro, principalmente en los Estados Unidos.

La distintas “crisis” de las últimas cuatro décadas quedan entonces inscriptas en un proceso de decadencia sistémica de larga duración. La última crisis abierta en 2007-2008 inauguró una etapa donde la decadencia experimenta un gigantesco salto cualitativo, la tendencia iniciada en los años 1970 a la reducción de la tasas de crecimiento económico global comienza a tocar piso: el fatídico crecimiento cero al que ya ha llegado la Unión Europea, Japón lo ha atravesado y ahora navega en la recesión y los Estados Unidos agota sus últimas artimañas financieras, las reactivaciones son cada vez más costosas y
menos eficaces.

Los países centrales ya se encuentran recorriendo una nueva etapa donde la
desocupación a gran escala, la concentración acelerada de ingresos y el
desmantelamiento de tejidos productivos pasan a ser aspectos “normales” de su vida económica y donde las discursos acerca de una futura recomposición han periodo toda credibilidad. Lo que parecía ser una bravuconada de especialistas cuando el banco francés Natixis anunciaba en agosto de 2012 que “la crisis en la zona euro puede durar hasta veinte años” aparece hoy como un pronóstico relativamente realista (6). Lo que no parece realista es suponer que la “zona euro” podría sobrevivir como espacio monetario común durante dos décadas de contracción económica permanente, salvo que la referencia futurista a la “zona euro” se limite al espacio geográfico.

Es necesario ir más allá de la economía integrándola a la totalidad social lo que nos permite describir estrategias, interacciones perversas entre estructuras militares, financieras, mediáticas, religiosas, parlamentarias, etc. de las potencias centrales, es decir mecanismos de reproducción del sistema cuyos manipuladores se sumergen en el pantano de la desesperación, de la psicología del náufrago sin esperanza. El capitalismo global bloqueado desde el punto de vista económico elabora y pone en ejecución estrategias político-militares de rapiña periférica destinadas a apropiarse y explotar intensamente hasta el agotamiento al conjunto de recursos naturales del planeta y exprimir hasta su extinción los mercados periféricos compensando así la reducción de los beneficios productivos y de los mercados internos centrales. Apuntando contra la mayor parte del territorio global y una población de varios miles de millones de personas que lo habitan, dicha estrategia amenaza provocar el mayor desastre humano y ambiental de la historia.

Se trataría de la liquidación de la periferia devorada en unas pocas décadas, pero la historia del capitalismo desde sus orígenes es la de la articulación imperialista entre centro y periferia, esta última como base esencial en la reproducción ampliada de la civilización burguesa, su destrucción integral equivaldría a la anulación de un pilar decisivo del sistema. Más aún, si visualizamos al “centro” y a la “periferia” como formas específicas de la totalidad mundial capitalista (no hay desarrollo en el centro sin subdesarrollo en la periferia) la anulación del suburbio global, su transformación en un caos no es el aplastamiento de una realidad externa sino de un espacio inferior interno estrechamente interrelacionado con los niveles superiores del sistema global a través de un conjunto de redes visibles e invisibles, de infinitas interpenetraciones, la destrucción de la periferia es autodestrucción del mundo burgués, de su historia, de subsistemas decisivos para su reproducción.

La destrucción de Irak, Afganistan, Libia, Siria, México y de las próximas víctimas puede llegar a ser pensada por los miembros más duros de las élites imperiales como una autodestrucción parcial, sacrifico necesario para la supervivencia del sistema, en ese caso nos encontramos ante un pensamiento delirante, una profunda crisis de percepción de la realidad escindida artificialmente entre dos planetas: el propio, humano, desarrollado, y el otro, simiesco, inferior, subdesarrollado, condenado a perecer. Pero las estrategias imperiales no se limitan a circular por el mundo imaginario, golpean al mundo real y al hacerlo desestructuran al sistema en su totalidad: la destrucción de la periferia se convierte en autodestrucción del capitalismo como totalidad universal.

Los orígenes: del parasitismo al capitalismo industrial.
Occidente inició su carrera imperial con una primera arremetida que terminó en fracaso. Al despertar el segundo milenio se produjeron paralelamente fenómenos cuya interacción creó las bases para una gran transformación social. Las cruzadas fueron el primer intento serio, a gran escala de ocupación y saqueo colonial de un espacio externo rico y su largo desarrollo engendró cambios y ampliaciones significativas de las actividades militares. Por otra parte redes de mercaderes y banqueros comenzaron a desplegarse implantando embriones de capitalismo.

En la misma época impulsado por un sector “modernizador” de la Iglesia, los monjes cistercienses, se desarrolló un conjunto de innovaciones técnicas calificado por algunos historiadores como “primera revolución industrial” causando transformaciones de la producción agrícola en espacios limitados de Europa occidental (introducción del molino hidráulico, del arado de metal, difusión de mejoras de semillas, etc.). También se dieron importantes pasos estableciendo elementos embrionarios para futuros desarrollos de la ciencia moderna uno de cuyos capítulos decisivos fue la desacralización de la
“naturaleza”, su percepción como realidad externa, hostil pero que podía ser
racionalizada, controlada, explotada, base de las grandes revoluciones tecnológicas del capitalismo... y del desastre ambiental que ahora conocemos (7).

Nos encontramos así ante el despliegue de una gran transformación cultural apoyada en el militarismo colonial y en emergencias comerciales y financieras, engendrando desarrollos técnico-productivos, ideológicos, etc. El ascenso del parasitismo colonial, militar, comercial y financiero comenzaba a producir modernidad burguesa.

Pero las cruzadas fueron derrotadas, la expansión colonial hacia el rico Medio Oriente fue contrarrestada por la resistencia de las víctimas frustrando el saqueo, por otra parte los esfuerzos y éxitos iniciales de los saqueadores había desordenado a su retaguardia: la cristiandad occidental (el espacio imperialista). La combinación de esos procesos generó en Occidente un retroceso productivo general, luchas intestinas, el deterioro del sistema
alimentario y del estado de salud de la población. Todo eso culminó hacia mediados del siglo XIV con la “peste negra”, epidemia que se expandió fácilmente en una sociedad frágil atravesada por hambrunas y causó un gigantesco derrumbe demográfico.

Ese mega desastre significó la sepultura del feudalismo que venía siendo desestabilizado por su expansión interna y externa. Ello incluyó a su sistema militar, el año 1348 es el del inicio de la peste negra pero en 1346 se produjo la batalla de Crecy donde la caballería francesa con sus imponentes y pesadas armaduras, fuerza blindada aparentemente invencible, fue derrotada por la infantería inglesa marcando el ocaso de la vieja configuración social.

Pero la segunda arremetida colonial fue exitosa, la sucesión de olas de pillaje y control de la periferia iniciada en el siglo XV culminó casi quinientos años después con la dominación total del planeta. Los pilares sobre los que se instaló la modernidad fueron en primer lugar la depredación periférica que potenció la expansión comercial y financiera y apoyado por esta última el desarrollo de las estructuras militares, su renovación técnica, parte esencial del desarrollo de estados despóticos. Fue ese complejo colonial, estatal, militar, comercial y financiero el padre de la modernidad burguesa, acumulando riquezas, destruyendo estructuras sociales internas y creando mercados prósperos, acaparando tierras, expulsando campesinos hacia las ciudades, formando desde fines del siglo XVIII masas de pobres urbanos mano de obra barata del capitalismo industrial. Históricamente no fue el capitalismo productivo (y la cultura burguesa en general) la cuna del estado moderno, del militarismo y de las finanzas sino exactamente al revés.

Con toda razón Robert Kurz se refería a “los orígenes destructivos del capitalismo” colocando al desarrollo militar como disparador de la modernidad (9). El “Arsenal de Venecia” fábrica militar avanzada del siglo XVI sin cuya existencia es imposible explicar el resultado de la batalla de Lepanto, es decir la victoria estratégica de Occidente sobre el Imperio Otomano, fue una de las escuelas más importantes de organización industrial, sus innovaciones en materia de división y programación del trabajo sentaron las bases de la producción capitalista.

Pero junto al señor de la guerra, a la monarquía despótica, se encontraba al banquero a su vez ligado a negocios comerciales, por ejemplo la Casa Fugger facilitando fondos al emperador Carlos I y su descendiente Felipe II titulares de un extendido sistema colonial.

La revolución industrial llegará más de dos siglos después parada sobre un enorme surplús histórico (10) que no solo fue acumulación de riquezas coloniales sino también disciplinamiento social por parte del estado y su dispositivo militar.

Esta vez el parasitismo pudo parir capitalismo con tanto éxito que consiguió ocultar la memoria de sus orígenes y de ese modo instalar trampas ideológicas destinadas no solo a construir legitimidad productivista sino también para confundir tanto a sus partidarios como a sus enemigos.

Uróboros.
El mito de uróboros, de la serpiente que se devora a si misma atraviesa varias
civilizaciones desde la Grecia clásica hasta el Antiguo Egipto llegando al Occidente medieval, se funda en la ilusión conservadora de que la serpiente empieza devorando su cola y al hacerlo va regenerando su propio cuerpo en un juego infinito donde el comienzo es a la vez fin y viceversa consumándose el eterno retorno, la inmortalidad del mundo. El mito parecería encontrar una referencia concreta en casos observables de ese animal alimentándose y suicidándose al mismo tiempo, el espectáculo es aterrador.

La confrontación entre el mito y su referencia real sugiere la reflexión en torno de lo que podría ser calificado como “trampa de uróboros”: la civilización burguesa al igual que otras civilizaciones anteriores en decadencia considera que al devorar su parte más lejana, menos próxima a la cabeza imperial recupera fuerzas y dinamiza su funcionamiento. No experimenta ninguna sensación de horror, no se angustia sino todo lo contrario, provisoriamente se siente mejor, mejora su autoestima fundada en el aplastamiento y pillaje de los débiles. Para que se ponga en marcha y avance el proceso de suicidio es necesario que el suicida realice una suerte de ruptura psicológica con la parte de su cuerpo que está siendo sacrificada. La cola deja de ser cola o tal vez pasa a ser la cola de otro animal, la periferia deja de ser periferia del sistema y se convierte en otro universo, sus habitantes dejan de ser seres humanos. La realidad se aparta de la cabeza, la crisis de percepción se convierte de locura suicida.

El fenómeno tiene antecedentes en la historia del sistema, en sus mecanismos de reproducción desde sus orígenes más lejanos atravesando sus etapas más prósperas. Dicho de otra manera debajo de las revoluciones culturales y productivas de la modernidad, del progreso en su sentido más amplio podemos encontrar pistas que nos conducen al actual proceso de autodestrucción sistémica global. La disociación hombre-naturaleza fundamento de las revoluciones técnicas de la modernidad convirtiéndose finalmente en degradación ambiental planetaria, la explotación imperialista de la periferia, interacción desarrollo-subdesarrollo como motor histórico de la expansión global de fuerzas productivas tendiendo ahora al exterminio de sociedades y recursos naturales, las finanzas impulsoras de mercados e inversiones industriales transformándose en devoradora de tejidos productivos y capacidades de consumo, etc.

El mito de uróboros se expresó en la tradición europea-nórdica como Jörmungander una gigantesca serpiente cuyo crecimiento, en una de las versiones del tema, la lleva a rodear completamente al planeta hasta llegar a su propia cola iniciándose la autofagia presentada como el resultado inevitable del éxito del proceso expansivo que encuentra el límite superior, el máximo nivel de expansión no como frontera externa al monstruo sino como autobloqueo. La solución a la tragedia no pasa por persuadir a la serpiente completamente decidida a seguir el rumbo elegido inscripto en su dinámica de desarrollo sino en la metamorfosis, la transformación radical de la bestia en un ser diferente. No hay otro capitalismo posible lo que abre la perspectiva del postcapitalismo, instala dramáticamente su necesidad histórica.
------------------------------------------------------
(1), Robert Kaplan, “El retorno de la Antigüedad”, Ediciones B, Barcelona, 2002.
(2), Juvenal, Satiras, Editorial Gredos, Madrid, 1991, Satira VI.
(3), Angelo Tasca, “El nacimiento del fascismo”, pp. 152-153, Crítica, Barcelona, 2000.
(4), Max Horkheimer, “Éclipse de la Raison”, pp. 29-30, Payot, París, 1974.
(5), Los datos estadísticos aquí señalados se apoyan en cifras de los años 2011 y 2012.
(6), Natixis, “The euro-zone crisis may last 20 years”, Flash Economics-Economic Research, August 16th
2012 - No. 534
(7), Jean Gimpel, “La révolution industrielle du Moyen Age”, Éditions du Seuil, Paris, 1975.
(8), La batalla de Crecy constituyó un acontecimiento decisivo pero no había sido el primero de la serie, en 1302 las milicias populares de Courtrai (Belgica) había derrotado a pié con picas y lanzas a la caballería feudal del Conde de Artois. La Caballería feudal se fue desmoronando gradualmente golpeada por una realidad social en transformación, hacia 1415 la batalla de Agincourt donde nuevamente la caballería francesa es aniquilada por la infantería inglesa cierra definitivamente el ciclo militar del feudalismo. El proceso se desarrolló a lo largo del espacio europeo durante algo más de un siglo, por ejemplo la infantería suiza derrotó a golpes de hacha (una alabarda de más de dos metros de longitud) a la caballería austríaca en Morgarten (1315), Laupen (1339), Sempach (1386).
(9), Robert Kurz, “Los orígenes destructivos del capitalismo”, 1997,
http://www.oocities.org/pimientanegra2000/kurz_origen_destructivo_capitalismo.htm
(10), Anouar Abdel Malek, “Political Islam”, Socialism in the World, Number 2, Beograd 1978.

6 de mayo de 2013

DIVERGENCIAS EN "EL PARAISO": PELEA POR LOS RESTOS DEL 15M


NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Los textos y posiciones enfrentadas que les presento a continuación no son sino la evidencia de que el proceso de descomposición del 15M, más allá de lo que este hoy dividido movimiento logre reunir en una falsa escenificación de unidad los días 10, 11 y 12 de Mayo, se ha acelerado. 

El debate ahora es si sólo calle y compulsiva agitación de manitas gandhianas u operación hacia la institucionalidad política –concurrencia electoral-, después de haber gritado en las plazas aquello de “el próximo parado que sea un diputado” o “que no, que no, que no nos representan, que no”, sin distinguir colores, ni posiciones, ni siglas, ni partidos.

El zafio oportunismo de una gran parte de quienes negaron no esta o aquella representación, con lo de “PSOE y PP la misma mierda es” o acuñaron el término de “PPSOE”, mientras una parte de quienes agitaban el 15M, IU, se aprestó a gobernar con el PSOE en Andalucía, ahora busca la redefinición de un movimiento que jamás tuvo proyecto, porque el narcisismo autorreferencial y autosatisfecho de matriz ultrarreformista era todo su proyecto, en una operación electoral que buscará la “democracia real” de cambiar una democracia gravemente jibarizada por otra líquida, sólo institucional, cuatro ILPs, dos referendos y mucha cibervotación. Eso sí, le añadirán el asunto de alguna nacionalización de bancos y de una pizca de sectores estratégicos y dirán que eso “democracia económica” u “otro sistema económico más democrático y participativo” porque la idea de luchar por el socialismo a esta gente le produce urticaria. Al fin y al cabo su referente, ahora globo pinchado del que todos ellos renegarán porque fracasó, no porque fuera un camelo de clases medias, que renegaban de un cambio profundo en la base económica de la sociedad y en las relaciones sociales de producción, de la “revolución –inexistente- islandesa” es un reclamo que ya no pueden utilizar pero su reformismo de chichinabo fracasará porque en esta crisis del capitalismo el poder no se gana con cambiar las caras de los gobernantes sino que se toma porque el poder nunca fue de los gobiernos, y ahora menos, sino de las grandes estructuras empresariales del capital. Acabarían siendo por ese camino, de vencer en unas elecciones, otro fracaso anunciado a lo Hollande. Del mismo modo que la asambleitis por única bandera y la visión libertaria del conflicto, una opción divergente de la operación electoral de parte del 15M, ha acabado por crear un populismo antipolítico que está dando lugar al grillismo, aún sin un beppe español (todo llegará) pero cuyo único objetivo es un “no a todo”, sin alternativa y que, finalmente acabará siendo desmovilizador, para terminar por franquearle el paso, ante la evidencia de su inutilidad, a “soluciones políticas” que tuvieron su éxito en los años 30 del pasado y que ya apuntan con fuerza en Grecia y en otros países de Europa.    

No, no es lo mismo el PSOE, que el PP, como tristemente está demostrando el PP. Y, por supuesto, no es lo mismo IU y sus adláteres por la izquierda, que el social-liberal y ya casi muerto PSOE pero las Syrizas, en el mejor de los casos, sólo sirven para ganar, o perder, tiempo, no para construir una opción de derribo del capitalismo. Para eso hace falta un partido comunista y una bandera revolucionaria y los sucedáneos de tal que hoy se reclaman tal no son sino sombras de autoproclamadas vanguardias que sólo pretenden mantener su espacio, sin la generosidad necesaria para edificar una polifonía de voces comunistas plurales pero unidas.

De lo que está pasando algunos avisamos desde el primer día, a pesar de que el globo del 15M estuviera mediáticamente hinchado, como toda disidencia controlada, por la prensa vocera del capital y sus versiones pseudoprogres y por las páginas de una supuesta “izquierda alternativa” que de lo segundo tiene muy poco y de lo primero cada vez se reconoce menos tanto la música como la letra.

Luego vinieron las mareas, en las que el sindicalismo reformista y el pretendido alternativo se negaron a ejercer un liderazgo de clase –lo de ellos es la ciudadanía-, dejando que las mareas, de escasa formación política y gran antipoliticismo y antipartidismo, fueran construyendo su mensaje de negación de la vanguardia revolucionaria y de confusión ideológica en una macedonía de voces e ideas que serán pronto inútiles para parar la oleada fascio-liberal.

Y a éstas se les ha sumado la idea de los diversos procesos constituyentes: el de IU y compadres, agotado en un “republicanismo aséptico”, sin anclaje en aspiraciones en defensa de los intereses de la clase trabajadora, y el tapado de Bildu y sectores de la “izquierda independentista catalana”, mediante sus delegaciones de Izquierda Castellana y algún otro grupo menor. Es la versión de una parte de los asaltacongresos, que gritan mucho, hacen discursos aparentemente incendiarios, llenándose la boca de pueblo (ciudadanismo), obviando un diseño de clase y con decreciente ruido y nueces.  Para los independentistas que mueven en la distancia a sus mariachis el objetivo no es otro que crearle problemas al Estado centralista sin pretensión alguna de cambiar el mundo de base. Pero se envolverán en una aparente radicalidad que no dejará fruto alguno porque su intención no es fructificar sino una táctica diversiva que avive un fuego sin llama ni combustible.

Este escenario de proyectos múltiples y cada vez más divergentes, con frecuencia abiertamente enfrentados, parirá ratoncitos cada vez más pequeños, dejará una ascendente frustración entre quienes se desencantan de aquella ilusión de los primeros días y hoy dicen “no es eso”, y una posterior desmovilización, justo cuando más necesario era incrementarla.   

Continuarán los discursos ciudadanistas, interclasistas, la ambivalencia antiinstitucionalidad- reinstitucionalización gattopardiana, el reformismo agotado en la crítica al político y a los bancos, sin más globalidad ni radicalidad transformadora y profunda, mientras no surja el sujeto político que plantee la pelea en términos absolutamente distintos. Pero el tren irá ya parándose en la inercia de un movimiento desacelerado. Y esto no es lo grave, sería bueno si ello significara la apertura de un nuevo tiempo de lucha y transformación real, pero la realidad es que la práctica de tierra quemada que estos “indignados” dejan hará aún más difícil, si es que se logra, que las banderas rojas vuelvan a izarse.

Sin más, les dejo con algunos textos que nos hablan de cómo anda esa jaula de grillos que un día se llamó 15M:

DENUNCIAMOS LA ESTRATEGIA DE IZQUIERDA UNIDA DE FAGOCITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Tomalaplaza. Acampadasol
“…tenemos que seguir impulsando el conflicto social y la movilización a la vez que facilitamos los cauces que nos conduzcan a crear un espacio común en el que elaborar el proyecto que nos permita tomar el poder institucional y su soporte de contrapoder popular.”

La cita incluida como entrada está extraída literalmente de la propuesta de estrategia sobre movimientos sociales que dirige a la ejecutiva de Izquierda Unida uno de sus integrantes. En ella se detalla la estrategia de fagocitación que debe seguirse para absorber los movimientos sociales en su ámbito -prácticamente no dejan ninguno fuera- y, como la propia cita menciona “tomar el contrapoder popular”, o dicho de otra forma, tomar los colectivos sociales y las asambleas populares. Desgraciadamente, tenemos constancia que esta estrategia ya se está llevando a cabo en colectivos que promueven iniciativas que Izquierda Unida considera significativas, para sacar así los réditos electorales que busca.

Consideramos que esta estrategia persigue un doble objetivo. En primer lugar, pretende desnaturalizar y desmotivar otra vías de participación políticas distintas del voto periódico institucional, mostrando la impresión errónea de que votarles supondrá la solución integral de nuestros problemas, y eliminando toda “injerencia” popular. Como segunda función, se trata de edulcorar, neutralizar y deslegitimar (1) las iniciativas que se vienen realizando por estos colectivos autónomos desde hace tiempo mediante la deliberación y el consenso, iniciativas que un partido jamás podría llevar a cabo, y con esa falsa apariencia de impulsarlas, sólo pretende acrecentar el conflicto para lograr el cambio de gobierno y con ello la impunidad acerca de su participación en el saqueo (2) y su dependencia del poder económico.

Desde el respeto a sus militantes, exigimos a Izquierda Unida, y a cualquier otra formación parlamentaria, respeto por los movimientos sociales. Si su deseo de pedir la colaboración de estos movimientos emanados desde abajo como las asambleas populares en el Gobierno es sincero, no es esta la forma de hacerlo, sino desde el respeto y sin injerencias, menos aún mediante absorciones o fagocitaciones (3). Los colectivos autónomos que desde una absoluta libertad y diversidad formamos la intrincada red social popular no tenemos deseo alguno de acceder al poder institucional, sino que deseamos participar desde fuera del mismo, en muchos casos, denunciando sus carencias o imposiciones, regulándolo, controlándolo, ignorándolo o combatiéndolo, cambiándolo radicalmente, ayudando a quienes excluye o reprime, hasta un etcétera inclasificable. Por su parte, IU es un partido político que desea acceder a ese poder institucional tal cual se encuentra, a través de la colecta de votos, son dos formas de lucha muy diferentes. Dejarlo todo en manos de la lucha parlamentaria de IU -que como vemos quiere fagocitar al resto bajo la apariencia de una unión ni acertada ni necesaria para esa lucha- es un error que no podemos cometer.

No construiremos un mundo nuevo sobre los tejados del viejo, tendremos que acceder a sus mismos cimientos. Las estructuras verticales que Izquierda Unida, y todo el poder parlamentario, representan, defienden y no van a modificar, son incompatibles con la participación horizontal que promovemos. Desde este grupo de trabajo queremos ofrecer todo nuestro apoyo y solidaridad a los colectivos que van a sufrir y ya sufren esta estrategia, exigiendo a las formaciones parlamentarias que se acerquen a ellos con respeto por su trabajo, sus estructuras y funcionamiento, y si no es el caso como ahora les invitamos a rechazarlo con toda su fuerza. Todo encuentro o “espacio común” pasa por estas premisas, ser un espacio abierto no dirigido ni instrumentalizado, sin ir más lejos como la plaza de los movimientos sociales del 18 de mayo, por ejemplo. Todo el poder a las asambleas, no nos representan.


INDIGNADOS DEL 15M DEBATEN CREAR UN FRENTE DE IZQUIERDAS PARA IR A LAS ELECCIONES
Kaosenlared.
Estudiar esta posibilidad y debatir sobre su viabilidad es precisamente el objetivo del grupo de trabajo que un grupo de personas ligadas al entorno del 15-M han creado bajo el nombre 'Confluencia'.
Agencias
"La idea es impulsar las diferentes iniciativas que están saliendo para crear un frente amplio de progreso que pudiera presentarse a las elecciones con un programa básico e impulsar una transformación social, siempre subordinándose a la participación ciudadana y a la opinión del pueblo", ha asegurado Hernández.

Tal y como ha confirmado este abogado, en este proceso colaboran, además de activistas de colectivos como Juventud Sin Futuro, la plataforma Democracia Real Ya, 'Constituyentes' o las asambleas surgidas del 15-M, integrantes de Izquierda Unida y otros partidos de izquierda, pues el objetivo sería crear un "frente amplio" capaz de hacerse "con el poder".

En este sentido, Hernández ha explicado que los partidarios de esta evolución, ante la que el 15-M siempre se había mostrado reacio desde su origen hace dos años, son conscientes de que además de la movilización ciudadana, es necesario dar un paso más y entrar en las instituciones para conseguir cambiar las cosas.

"Hay que cambiar el sistema desde las dos vías. El que se hable de participación institucional, algo que es ser realista, no significa que dejar de haber una presencia permanente de la ciudadanía en las diferentes luchas", ha aclarado. "Debe haber un elemento más, que no es antagónico a estar en la calle", ha insistido.

La Asociación Democracia Real Ya, escisión de la plataforma con el mismo nombre citada anteriormente, que decidió constituirse como asociación, también está estudiando la posibilidad de crear un frente electoral.

Así lo ha confirmado su presidente, Pablo Erlantz, quien ha reconocido en declaraciones a Europa Press que "hay gente dentro de la asociación que cree que esa vía hay que contemplarla ya", y que un buen momento para ponerla en marcha serían las próximas elecciones municipales, teniendo en cuenta el éxito cosechado por Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas en las municipales italianas antes de presentarse a las legislativas.

"Se está hablando de esta posibilidad", ha insistido Erlantz, para matizar, no obstante, que “el objetivo no sería presentarse a las elecciones en sí sino tratar de cambiar el sistema". "No queremos ser un partido político al uso. Sólo lo haremos si podemos cambiar las cosas", ha asegurado.

En este sentido, ha aclarado que son conscientes de que presentarse a las elecciones y entrar en las instituciones supondría "legitimar las reglas del juego" que consideran injustas, como por ejemplo la ley electoral, aunque ha admitido que cada vez son más las voces partidarias de la necesidad de cambiar el sistema desde dentro.
Asimismo, ha explicado que el objetivo, en el caso de que finalmente los socios de Democracia Real Ya acepten la idea, sería crear un frente amplio que represente los intereses de la ciudadanía y en el que se integrarían todos aquellos colectivos favorables a este cambio.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA:
ACTIVISTAS DEL 15-M Y PARTIDOS DE IZQUIERDA PLANEAN IMPULSAR UN FRENTE ELECTORAL
Miembros de IU, Izquierda Anticapitalista, Democracia Real Ya o asambleas de barrios llevan meses celebrando reuniones en las que estudian la posibilidad de crear una plataforma para concurrir a las elecciones

El agravamiento de la crisis, aseguran, les lleva a explorar la vía institucional sin dejar de lado la respuesta en la calle a los recortes y las políticas "neoliberales" del Gobierno

ELENA HERRERA
Hace casi dos años, cuando la indignación estalló en las calles y las plazas de ciudades de toda España, lo que acabó por definirse como 15-M era un movimiento de gente desencantada con un sistema político y económico que, decían, ni les gustaba ni les representaba. Exigían ser escuchados. Pedían otros políticos y otras políticas. Y denunciaban el mal uso de las instituciones. Pronto se les instó desde varios frentes a organizarse, a crear estructuras y a confluir en el "sistema" ante el que se habían levantado. Pero la mera idea de converger en un partido político creaba repulsión en los grupos que se crearon al calor de estas protestas.

Las cosas, sin embargo, parecen haber cambiado ahora. Desde hace unos meses, activistas ligados al 15-M y cargos y militantes de formaciones como Izquierda Unida e Izquierda Anticapitalista mantienen reuniones con el objetivo de impulsar una plataforma electoral. Aunque la idea es incipiente, sí evidencia un cambio de postura. A estos encuentros, impulsados principalmente por personas que están o han estado vinculadas a IU, han asistido además de los citados y siempre a título personal y nunca en representación de sus colectivos, miembros de Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya (DRY), el Frente Cívico de Julio Anguita, la plataforma Construyendo la izquierda –más cercana al PSOE– o participantes de las asambleas de barrio que surgieron cuando los tentáculos del 15-M comenzaron a expandirse más allá de la Puerta del Sol. La formación ecosocialista Equo también fue convocada, pero declinó la invitación al considerar que la propuesta es parte de una estrategia de IU para acercarse a los movimientos sociales.

De hecho, en un comunicado hecho público este miércoles, el grupo de trabajo de Política que surgió de la acampada de Sol, denuncia una "estrategia" de IU de "fagocitación de los movimientos sociales". "Las estructuras verticales que Izquierda Unida, y todo el poder parlamentario, representan, defienden y no van a modificar, son incompatibles con la participación horizontal que promovemos", señalan. 

Explorar nuevas opciones
Todas las personas consultadas para la elaboración de este reportaje coinciden en que en la órbita de los movimientos surgidos tras el 15-M sí hay más disposición a apostar por la vía institucional sin dejar de lado la respuesta en la calle a la crisis y la forma en que el Gobierno insiste en atajarla. La posibilidad de concurrir a las elecciones bajo una nueva marca ya no es algo que se repudie. De hecho, aseguran que estos encuentros no son ni muchos menos los únicos y que hay fraguándose otras iniciativas similares. Aunque el foco está en Madrid, existen movimientos en otras ciudades.

Está previsto que esta iniciativa, que todavía no tiene nombre, tome una forma más definida en junio, cuando está previsto que se celebren unas jornadas a las que asistirán los colectivos que vienen reuniéndose de forma periódica en los últimos meses.
"Hay sectores vinculados al 15-M, como los grupos libertarios, que ni lo ven ni lo van a ver. Pero algunos sí pensamos que hay que pelear la opción institucional. Hay que converger porque si no, nos despellejan", señala Chema Ruiz, activista antidesahucios y responsable de movimientos sociales de IU. "A la presencia permanente en la calle es necesario apostar por el control del poder político y ahí el electoral es un ámbito a explorar", analiza Ramón Hernández, abogado. Junto a una decena de personas, Hernández ha puesto en marcha Confluencia, un grupo de trabajo encaminado a "crear espacios de convergencia" entre movimientos sociales y a su vez de estos con la ciudadanía y a avanzar hacia un frente que agrupe a la "disidencia antineoliberal en torno a un programa común".

Kike Castelló, activista de DRY, también observa este viraje. "Existe la sensación de que hay que explorar todas las opciones. Llevamos dos años haciendo política en la plazas, ¿por qué no hacerlo en las instituciones?", se pregunta. "Viendo lo mal que lo está haciendo el Gobierno da la sensación de que cualquiera podría gestionar mejor", amplía. No obstante, como colectivo, la parte de DRY que decidió no transformarse en asociación –hace un año algunos de los miembros de esta plataforma impulsora del 15-M decidieron separarse para dar una forma jurídica al colectivo y estudian ahora la posibilidad de presentarse a las elecciones– reitera su voluntad de no convertirse ni confluir en ningún partido político a pesar de que algunos de sus miembros sí lo hagan.

Desde Izquierda Anticapitalista, Miguel Urbán, miembro de esta formación situada a la izquierda de IU, intenta hacer un llamamiento a la calma. "Es importante que no nos mediatice el tema electoral. Lo que más tiene que importarnos es converger juntos, crear espacios de debate". Sin embargo, Urbán cree que la gente está "ansiosa" por conseguir victorias. "Muchos ven que saliendo a la calle no se cambia nada, que se han roto las reglas del juego... y ven ejemplos ilusionantes como los de Syriza –la coalición de izquierdas griega que se consolidó como segunda fuerza política en el país– o los Gobiernos progresistas de América Latina".

El recorrido que pueda tener esta iniciativa es incierto. Nadie niega que aglutinar bajo una hipotética candidatura unitaria a colectivos tan diferentes entre sí es casi una quimera. Sin embargo, la sensación es que si de estos encuentros surgen "convergencias", puntos de encuentro o incluso un programa de mínimos, ya se habrá ganado una batalla al inmovilismo. "Un frente común de izquierdas que pueda optar al poder con propuestas opuestas al neoliberalismo de PP y PSOE no es una opción tan descabellada", concluye el activista de DRY Kike Castelló.

DESMONTANDO A LOS “QUINCEMAYISTAS” DE BEPPE GRILLO
La República
Este sábado 4 de Mayo de 2013 hemos visto como se difundía a través de las redes sociales y por medio de las agencias de prensa – principalmente por medios de comunicación ligados a la derecha – una noticia que anuncia que “El 15-M debate crear un frente de izquierdas y presentarse a las elecciones al estilo del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) que lidera el cómico Beppe Grillo”.  Pues bien, permítanme unas líneas para desmontar una noticia que no es tal, y tras la cual no puede esconderse ningún movimiento de izquierdas.

Para empezar la noticia habla del 15M como si hubiese portavoces en dicho movimiento espontáneo surgido hace un par de años y como si la cuestión hubiese sido debatida en las plazas(ya que fue ahí donde surgió el movimiento). Seguramente habrá sido debatida, pero no habrá ido más allá de alguna tertulia cerrada, algún grupo de Google o de Facebook o en algún despacho de alguna organización de derechas con ganas de remover un poco las aguas en la orilla izquierda para ver si pesca algo. Por tanto, eso de que el 15M quiere crear un partido político al menos debería ir acompañado de una explicación sobre donde se ha tomado esa decisión y quién se ha arrogado la representatividad de aquel movimiento de masas que hoy no es tal.

En segundo lugar se habla de que en dicho movimiento existen también miembros de Izquierda Unida y de DRY. De los segundos no lo dudo, y mucho menos tras el intento por parte de un grupo derechista de apropiarse de las siglas hace aproximadamente un año. Lo primero es abiertamente falso, ya que cualquier afiliado a Izquierda Unida tiene como mínimo claro lo que es la representatividad en los movimientos, y además nunca participaría en la fundación de un movimiento de derechas. Y digo de derechas siendo benevolente, porque en Italia el señor Beppe Grillo representa algo que no tiene nada que ver con los valores de la izquierda: la antipolítica y el racismo.

Y me remito al blog del inspirador de estos presuntos “quincemayistas”, Beppe Grillo, quien en un artículo publicado hace unos años decía cosas como estas:”Un país no puede vivir por encima de sus posibilidades. Un país no puede resolver los problemas de sus ciudadanos con los problemas causados por las decenas de miles de gitanos en Rumania que llegan a Italia”.

En su blog Grillo rechaza la posibilidad de conceder la ciudadanía a los hijos de inmigrantes y ha afirmado en alguna ocasión que solo quiere italianos en el Movimiento Cinco Estrellas. El cómico populista-racista no ha tenido reparos de acercarse al grupo neofascista Casa Pound, admirador de Benito Mussolini, y habla de que se acerca el momento en que todos los partidos desaparecerán.

En definitiva, ahí va un nuevo intento de confundir a los hastiados y a los desencantados con todo y con todos, el mejor caldo de cultivo para el populismo de derechas. Por eso, desde la izquierda, desde la clase trabajadora, desde las clases populares, solo cabe la unidad en la lucha, la política de clase y el combate contra la antipolítica, es decir, contra el fascismo.

CIUDADANOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES DE SEVILLA SE ALÍAN CON VISTAS A PRESENTARSE A UNAS ELECCIONES
Se constituye en Sevilla una "Asamblea ciudadana" con el horizonte de concurrir a las elecciones y desbancar al poder constituido.

Juan Torres (ATTAC), los abogados Jose Ignacio Aguilar (Intercomisión Vivienda 15M) y Juan Moreno Yagüe (Democracia 4.0), Antonio Losada (ex secretario general de CGT Sevilla), Federico Noriega (Asambleas Ciudadanas Constituyentes y Ecologistas en Acción), la profesora de Ciencias de la Información María Lamuedra (Universidad del Bien Común) y Esteban de Manuel (Coordinador de EQUO Andalucía).
María Iglesias. ElDiario.es 
El Salón de actos de la Facultad de Económicas de la Universidad de Sevilla acogió el viernes 8 de marzo una reunión de cien personas que se proponen unir a ciudadanos y movimientos sociales indignados con la coyuntura política y socioeconómica para "promover el tránsito a una nueva etapa democrática", con el horizonte, para conseguirlo, de presentarse a próximas citas electorales. 

El centenar de asistentes a la asamblea acudió por convocatoria de una treintena de activistas que se reunieron el 21 de febrero en la Casa de las Sirenas sevillana, entre ellos miembros de 15-M, ATTAC, Democracia Real Ya, Foro Social, Democracia 4.0, En Lucha, SAT, Ecologistas en Acción, de los partidos Izquierda Anticapilatista, Primavera Andaluza y CUT-BAI y también representantes de formaciones políticas como IU o EQUO.

"Nuestra pretensión es bastante clara y simple: queremos promover un gran acuerdo de ciudadanía desde la base social, en torno a una serie de medidas básicas que permitan frenar la agresión neoliberal y modificar el marco institucional de corrupción y falta de derechos en el que estamos , y todo ello construyendo órganos estables de poder popular de amplia base democrática capaces de colaborar con las luchas de resistencia y con la satisfacción de las necesidades humanas básicas y constituyendo candidaturas electorales de ciudadanía, fruto de nuevos tipos de participación social y bajo un nuevo contrato social de representación que someta siempre a los elegidos al poder de la ciudadanía que lo mandata".

Es la síntesis de la convocatoria de asamblea que firmaron a título personal 29 activistas, entre ellos el Catedrático de Economía Aplicada Juan Torres (ATTAC), los abogados Jose Ignacio Aguilar (Intercomisión Vivienda 15M) y Juan Moreno Yagüe (Democracia 4.0), Antonio Losada (ex secretario general de CGT Sevilla), Federico Noriega (Asambleas Ciudadanas Constituyentes y Ecologistas en Acción), la profesora de Ciencias de la Información María Lamuedra (Universidad del Bien Común) y Esteban de Manuel (Coordinador de EQUO Andalucía).

De las instituciones municipales a las europeas
"Hay que reiniciar la democracia -aseguró De Manuel-. Nos encontramos en una situación de emergencia y tenemos que estar a la altura. Para cambiar los cimientos, para no estrellarnos, tenemos que acceder al poder". Su compañero del grupo de siete que presidía la asamblea, Juan Antonio Marcos, investigador de la Facultad de Económicas, planteó ganar "pueblo a pueblo, ciudad a ciudad para, en el futuro, agregarse a una estructura autonómica, nacional y europea". Pero De Manuel fue tajante: "La escala local tiene un potencial enorme para resolver problemas y poner en práctica un nuevo sistema pero no podemos salir hoy de aquí sólo con el horizonte de las municipales, sino con la idea de alcanzar el objetivo antes de que culmine la legislatura y con el horizonte estatal y europeo, porque si no disparamos a la Troika no resolveremos nada".

La iniciativa incluye contar con partidos políticos y sindicatos. "Sin la gente que está en los partidos y sindicatos -declaró el coordinador de EQUO-A- no tendremos la mayoría social que necesitamos para lograr el cambio". Federico Noriega ahondó en esa línea: "En las próximas elecciones va a haber candidaturas ciudadanas porque es una situación de emergencia nacional. Éste es el viento de la historia y quien se oponga a él será barrido como ya lo han sido los partidos comunistas y socialistas tradicionales en Grecia e Italia".

"No son ideas ni de izquierdas ni de derechas, sino de gente honesta"
Juan Torres fue uno de los más vehementes: "No despreciamos a los partidos pero esto tiene que ser otra cosa. Hay que movilizar al 60 o 70% de la sociedad para sortear el inminente peligro de caer en manos del fascismo. Para recuperar la democracia secuestrada tenemos que ir a un programa de mínimos: que la Constitución deje de ser papel mojado, reformarla para que las Iniciativas Legislativas Populares no se bloqueen sistemáticamente, una ley electoral justa que no favorezca a PP, PSOE y nacionalistas, parlamentarios que hayan trabajado y no sido políticos toda su vida, una fiscalidad justa, que el que robe o haga negocio con la deuda pública vaya a la cárcel aunque sea rico. Esas ideas no son ni de izquierdas ni de derechas, sino de gente honesta. Tenemos que convencer a una mayoría social, concurrir a las elecciones unidos, y ganarlas".

Los convocantes de la asamblea explicaron que su objetivo es "una alianza transitoria, un tránsito hacia un nuevo sistema democrático". Tras el cual cada persona o grupo, según su ideología, defenderá sus ideas en otros partidos que surgirán en la nueva etapa democrática.

Para alcanzar el objetivo de hacer crecer el proyecto, Juan Torres propuso a los cien asistentes convertirse en "un nudo de red". "Si cada uno nos comprometemos a convencer a diez personas en un mes seremos mil y si esos mil hacen lo mismo articularemos una marea imparable".

Creación de un órgano ejecutivo: la coordinadora
Pese al deseo común de los asistentes de desalojar el poder establecido y articular una alternativa, los enfoques expuestos el viernes eran heterogéneos (incluso contrarios en ciertos puntos, pues si bien algunos proponían crear "Agrupaciones de electores" para presentarse a las municipales, otros advertían que esa fórmula nunca logrará una victoria nacional).

Las discrepancias tienen que ver con el contenido ideológico del mismo y con la forma de vertebrar la unión de todos. Para armonizar esa diversidad se planteó crear una coordinadora de la que formarán parte cuantos lo deseen y asistan a una reunión que se celebrará antes del 22 de marzo, en lugar y fecha decidido vía redes sociales por los asistentes a la Asamblea 8-M.

La coordinadora se centrará en tres objetivos: autoproclamación ("el primer paso para cambiar las cosas es reconocernos como actores, mirarnos al espejo y decir aquí estamos, esto podemos y vamos a cambiarlo", argumentó Federico Noriega), creación de grupos de trabajo para elaborar un programa de mínimos que pueda asumir esa mayoría social del 60%, y elección del día para la presentación pública de la iniciativa a la ciudadanía.
"Mi propuesta es -expuso el coordinador de EQUO, Esteban de Manuel-crear candidaturas en las ciudades y promover un plebiscito popular sobre la dimisión de Gobierno, la creación de un Gobierno de Transición y la celebración de elecciones constituyentes con una ley electoral y unas listas justas".

El impulso, en este preciso momento, de este movimiento -llamado provisionalmente "Asamblea ciudadana de Sevilla"- no es casual. Sus promotores reconocen que se trata de un paso más tras "las iniciativas de convergencia social que están dándose en nuestra ciudad como las Mareas, el Bloque Crítico y el 15M". Y es que, de hecho, parece haber tenido un papel destacado el que asambleas de 15 M hayan difundido en enero un manifiesto en el que proponen "coordinar un frente común" y "preparar el asalto electoral de la ciudadanía a todas las instituciones políticas".

Referentes: Grecia, Islandia e Italia
En la mente de todos está el sorpasso de Syriza al PASOC en Grecia, el hundimiento en Islandia de los partidos tradicionales ante una coalición cuyo punto programático era la reforma de la Constitución para la regeneración política, y la recientísima victoria electoral en Italia -como partido más votado tras las coaliciones de izquierda y derecha- del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo creado sobre un programa de cinco ideas: agua pública, transporte, desarrollo, conectividad y medio ambiente.

"Aunque sobre el papel pudiéramos tener mucho en común con el M5E por la crítica al funcionamiento del sistema y la corrupción, nuestra propuesta política nace de modo diametralmente opuesto -explica Federico Noriega. No desde un hombre de personalidad arrolladora sino de muchos ciudadanos y colectivos movilizados". Si bien ni él ni Juan Torres descartaron que, a medida que crezca el movimiento, surjan una o varias figuras de liderazgo, con el referente en su imaginario de gente como Ada Colau de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Queda aparcado de momento "por prematuro" el tema del líder o de las siglas. José Ignacio Aguilar (Intercomisión viviendas 15M) se refirió más bien a "pequeños liderazgos": "el punto de arranque obligado es contar con una masa crítica que se considere capaz de impulsar el proyecto, que recoja personas de distintos sectores de la ciudad, con pequeños liderazgos. Partir sin esa masa crítica sería un error grave, nos condenaría al fracaso".

El reto de sumar a Izquierda Unida
Sí se tiene en cuenta ya la necesidad de evitar un fraccionamiento de la oposición a las políticas neoliberales imperantes. A este respecto, la duda que no quedó despejada en la asamblea es cuál será el posicionamiento de Izquierda Unida, uno de cuyos miembros en el comité provincial, Javier García, está entre los firmantes de la Asamblea 8M.
"Izquierda Unida tiene que plantearse -expuso el catedrático Juan Torres- si en una situación de emergencia nacional como la actual se conforma con entre un 15 y un 25% de respaldo popular, en el mejor de los escenarios por ellos imaginados. Con ese apoyo no se puede llegar al poder y revertir la situación". En opinión de Torres y citando a Manuel Castells "hay que promover la revolución, que no es partirle la cabeza a la gente sino hacer cambios no previstos. Revolución democrática frente a la conservadora que iniciaron hace 30 años Thatcher y Reagan y que ha llegado a episodios como el cambio de presidentes por la UE en Grecia e Italia sin contar con los ciudadanos, o el secuestro de la Constitución en España, volviéndola rígida, enlatada".

En paralelo al cierre de una fecha anterior al 22 de marzo para la reunión de la Coordinadora, sus impulsores afirman que celebrarán encuentros de coordinación con iniciativas parecidas en el resto de Andalucía y España, con reuniones ya previstas en Madrid, Valencia y Tenerife.