Mikhail Khazin. Worldcrisis.ru
¿En general qué es la clase
“media”? Se trata de una construcción, inventada en Occidente, con el objetivo
de destruir el concepto de clases del marxismo. Desde el punto de vista del
marxismo no tiene sentido – es una quimera, que existe gracias a los recursos
financieros sobrantes, en la que entran tanto la cúpula de la clase obrera,
como la pequeña y mediana burguesía, así como los que sirven a las clases
altas. Desde el punto de vista del actual estado burgués con su modelo de
capitalismo financiero, la clase “media” es el grupo humano con un
comportamiento de consumo tipo, y no únicamente en cuanto a los bienes y
servicios, sino también en cuanto a los servicios políticos. Hacia este grupo
se orienta todo el sistema de publicidad total y educación, dirigido al máximo
aumento del consumo y la prohibición de hecho de los valores más meditados. En
consecuencia, precisamente este grupo proporciona la base para la estabilidad
político-social del actual estado occidental. Señalemos también que su creación
también fue posible en parte, gracias al desplazamiento de la industria masiva
y “burda” a los países del “tercer mundo” y, la posterior redistribución de los
beneficios a favor de los países desarrollados.
Al mismo tiempo hoy ha
surgido un serio problema con esta misma clase “media”. Está relacionado con
que la principal fuente de su subsistencia tiene poca relación con los ingresos
reales, percibidos por este grupo de población. Más exactamente, cuando
apareció el concepto de la clase “media” durante el período del máximo
esplendor de la URSS en los años 60 -70, las fuentes para su formación eran la
redistribución de los beneficios en el interior de toda la sociedad occidental
(en los años 60 en los EE.UU. la tasa superior del impuesto sobre la renta
superaba el 90%) y el saqueo de las colonias y los países del “tercer mundo”.
Pero tras la crisis de los años 70 comenzaron los problemas – estos recursos ya
no eran suficientes. A principios de los años 70 en Occidente incluso hubo una
seria sensación de que la URSS estaba ganando la competición entre los dos
sistemas. Entonces aparece la comprensión de que, en primer lugar, había que
aumentar considerablemente el volumen de la clase “media” y, en segundo lugar,
que la única manera de hacerlo consistía en proporcionar el crédito a los
consumidores.
Esta segunda comprensión
tenía que ver con el hecho de que en los años 70 los ingresos reales de los
hogares habían bajado considerablemente. De hecho, si tenemos en cuenta la
inflación real y no la oficial (que la estadística estatal siempre rebaja),
veremos que estos por su capacidad adquisitiva no crecen desde los principios
de los 80 y se corresponden aproximadamente a los ingresos de 1962-63. Está
claro que, teniendo en cuenta el serio aumento de todo tipo de pagos
obligatorios, como, por ejemplo, los seguros, que semejantes ingresos no pueden
asegurar de ninguna manera una vida confortable en las condiciones actuales. Y
todavía menos, aumentar considerablemente el número de personas que viven esta
vida confortable.
Como resultado, a
principios de los años 80 comenzó a realizarse el programa de “reaganomía”,
cuyo principal significado no estaba tanto en la liberalización de la economía,
como en la estimulación del consumo privado a costa del crédito. Este programa,
como es natural, tenía sus contras, el principal consistía en que los créditos
había que devolverlos. Hasta el principio de los años 80 era prácticamente
imposible obtener el nuevo crédito si antes no se devolvía el anterior (salvo
la excepción de los créditos hipotecarios, pero estos también se tenían en
cuenta a la hora de valorar la solvencia del solicitante). Pero en semejantes
condiciones era imposible estimular la demanda durante un tiempo prolongado:
cuando la persona recibe el crédito a corto plazo, la demanda no crece, sino
que cae, dado que además del “cuerpo” del crédito hay que devolver los
intereses.
Como resultado, hubo
que cambiar todo el sistema de crédito para los particulares, permitiéndose de
manera encubierta su refinanciación, cuando el resto del crédito anterior se
devolvía a costa del nuevo crédito y como garantía de pago servían diferentes
avales, en primer lugar, los bienes inmuebles. Pero para que dentro del marco
de semejante esquema la deuda no se acumulara con excesiva rapidez, había que
rebajar continuamente el precio del crédito. Lo que efectivamente ocurría en la
práctica: la tasa de descuento del Sistema de la Reserva Federal, el acreedor
en última instancia en los EE.UU. y el mundo, que en 1980 era de 19%, a finales
de 2008 había bajado prácticamente hasta cero.
Después de que la tasa
fue rebajada hasta el cero, la deuda acumulada (para el otoño de 2008 en los
Estados Unidos para el hogar medio ya suponía el 130%, cuando antes del
comienzo de la “reaganomía” no superaba el 65%) se había convertido en un serio
problema, del que nos informan los periódicos prácticamente a diario. Pero lo
importante no es eso. Si ya no se puede conceder más créditos, si ahora hay que
devolver las deudas ¿qué pasará con la clase “media”?
Recordemos que los
ingresos reales de los hogares hoy corresponden a los comienzos de los años 60
(sin contar el peso de la deuda crecido considerablemente). Si los
representantes de la clase “media” comienzan a rebajar su consumo, lo cual es
prácticamente inevitable, sus ingresos ya de por sí bajos, también descenderán
– porque bajarán los salarios y se cerrarán las empresas. Lo que, teóricamente,
significa que la estructura de los ingresos tendrá que volver como mínimo a los
años 50, pero por entonces no existía ni de lejos ninguna clase “media”. Y lo
más importante – la gente estaba acostumbrada a vivir pobremente, aún era
desconocida la propaganda del “consumismo”.
Y no se trata de
centenares de miles y ni siquiera de millones, sino de decenas o incluso de
centenares de millones de personas. Volver a traer la industria llevada al
sudeste de Asia no podrá salvar a nadie (en referencia a las promesas de Obama
– N. del T.) – podría crear algunos puestos de trabajo, pero no podrá aumentar
los salarios – en el caso contrario tal cosa no sería rentable. Es decir, que
esencialmente no cambiaría nada.
Así que no se puede
hablar de conservar la clase “media” – para ello simplemente no hay recursos.
Señalemos que en la Unión Europea la situación es aún peor, porque en general
la población es más pobre. La cuestión de cómo los estados burgueses actuales
piensan salir de la situación en la que se destruye su principal pilar social
no es solamente seria, sino que además es extremadamente actual. Creo que esta
cuestión ya se está discutiendo, aunque evidentemente, no en público y, a
juzgar por las filtraciones, la solución se reduce al fortalecimiento del
control estatal sobre el pueblo (“la plebe” por usar el lenguaje al uso de las
clases dominantes). Lo malo es que tal fortalecimiento del control en absoluto
puede cambiar el modelo económico – lo que significa que también hacen falta
acciones constructivas. Y en esta dirección por el momento nadie hace nada, en
primer lugar, debido a que los economicsistas
(así llama Khazin a los economistas liberales, de economics con la que sustituyeron a la economía política – N. del T.) mantienen el monopolio sobre la
ciencia económica.
Traducción directa del
ruso de Arturo Marián Llanos