Por Marat
Descubrí a Francisco Ibáñez a principios de los años 70 del pasado siglo, casi cuando empezó a publicar a los únicos dos superhéroes que he querido en mi vida: el superagente mildisfraces cuatrojos Mortadelo y su sufrido jefe el dos pelos Filemón. Me traía mi padre cada una de sus aventuras al volver de sus viajes en camión. Dos encuentros que atesoro de cada ocasión como partes de mi niñez más querida.
Con los años fui disfrutando de su chifladura maravillosa, la de un niño grande que, mientras a mí se me iban gastando los créditos de la ilusión, él seguía acumulando, trastada tras tras trastada de mis mitos infantiles, el tesoro de un niño gamberro y sin maldad que soltaba en sus viñetas la crítica tierna a un mundo que no le gustaba. Hay lúcidas formas de locura que albergan toda la bondad posible del ser humano, a pesar de ser un “obrero” de la historieta, quizá por la sobreexplotación laboral a la que le sometió la Editorial Bruguera. Es el capitalismo, amigos.
Francisco Ibáñez murió el sábado 16 de julio de este año, el mismo año en el que ha muerto su mujer, una vida juntos.
Por desgracia, en el transcurrir de la breve vida de los seres humanos, hay muy pocas personas que nos puedan provocar tantos momentos de gozo y felicidad y tantos hijos de la gran puta que los destruyen.
Y ahora hablemos de política.
Los nombres de las cosas, como las de las categorías que designan a determinados individuos, no son arbitrarios. Tienen su porqué.
Los psicólogos refieren con denominaciones diferentes a los sociópatas y a los psicópatas. Son algunas de las formas con las que se refieren a seres aberrantes, a monstruos de lo peor de la condición humana.
El sociópata es básicamente un ser frustrado al que le ha ido mal en la vida. Alguien a quien hay que temer al acercarse, porque en su comportamiento se muestra, en ocasiones, impulsivo y se deja llevar por sus emociones. No siempre es así pero suele coincidir con la base sociológica de una reacción política fascista. Es lo que solemos conocer como el tonto potencialmente criminal de los cojones. Son los votantes de VOX y una parte importante de los del PP. Dedicación: borracho de barra de bar, dueño del mismo bar hijo de puta sobreexplotador.
El psicópata es más frío. No se deja llevar por sus emociones. Carece de empatía, sabe manipular su base sociólogica. Profesiones: político del PP/VOX, periodista de los medios de extrema derecha y del pluralismo maloliente, tertuliano, juez, dirigente sindical fascista de la policía, empresario de éxito, cutreinfluencer.
“Que te vote Txapote”
Ésta es la quintaesencia, la síntesis intelectual, el vómito fascista, la incapacidad mental del hijo tarado de la antihistoria del, felizmente desaparecido, Ricardo de la Cierva, el festivo rebuzno de la chusma ignorante y malintencionada, la feliz idea de la reina del patrioterismo ultrafacha del terraceo madrileño, Ayuso, cuyas decisiones durante la pandemia asesinaron a más de 8.000 ancianos en sus residencias, el regüeldo de una derecha que con su basura quiere ocultar que va a aplicar lo que le demandan sus dueños del Círculo de Empresarios, la jubilación próxima a la muerte, a los 72 años, y el copago sanitario, que ahora desean sus socios de la sanidad privada según exige el mayor empresario de la misma, Juan Abarca, gran amigo del PP a través de sus negocios. Esto como entrada al menú de lo que está por venir
En todos estos años de gobierno progre los trabajadores conscientes que rechazamos vuestros vómitos de odio fascista para ocultar vuestras próximas tropelías contra nuestra clase y los bálsamos progresistas que nos iban robando derechos, no hemos ignorado vuestra naturaleza fascista, la del PP y la de VOX.
Es un buen motivo para deciros a Feijóo, a Abascal que os voten vuestras putas madres, y que os acompañe en el viaje el saco de basura criminal del tarado de Desokupa, chulopiscinas y antiguo matón de discotecas poligoneras Daniel Esteve.
Los "freikorps" fueron la base del nazismo alemán tras la I G. M. Como entonces, la chusma de choque de VOX está compuesta por un lumpen desclasado y carente de futuro. O se les da respuesta desde una posición de clase o lo hará el fascismo de hoy como punta de lanza violenta de su proyecto.
Al fascismo no lo derrotaremos ni con carreras de tacones ni moviendo el culo en las carrozas, tampoco con pseudocomunismos dedicados a condenar a un imperialismo, mientras se blanquea al otro, tarea que sirve para justificar que se hace algún tipo de lucha, cuando en la empresa los compañeros de tan aguerridos militantes no les conocen precisamente por su combatividad en lo que afecta al mundo del trabajo. Es necesario tratar de recuperar a una clase trabajadora, de la que ya una parte se acuesta con su enemigo porque hemos dejado de ser parte de ella, abandonando la defensa cada día y en cada lugar concreto de sus necesidades inmediatas y más sentidas.