9 de abril de 2021

LA DISTOPÍA NO ESTÁ EN NETFLIX SINO AQUÍ Y AHORA

Por Marat

62.400 repeticiones hacen una verdad.”

(Un Mundo Feliz”. Aldoux Husley)

Nada hay que temer de los proletarios. Dejados aparte, continuarán, de generación en generación y de siglo en siglo, trabajando, procreando y muriendo, no sólo sin sentir impulsos de rebelarse, sino sin la facultad de comprender que el mundo podría ser diferente de lo que es.”

(“1984”. George Orwell)

La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida.”

(“Vida de consumo”. Zigmunt Bauman)

El truco del contrato de trabajo estaba claro. No sales nunca de deudas. Los créditos fáciles forman parte del sistema y había estímulos suficientes para forzarte a emplearlos”.

(“Los mercaderes del espacio”. Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth)

Para Glovo, por ejemplo, en las últimas dos semanas he hecho solo un pedido. El problema es que el 90% de los pedidos en su caso son de McDonalds y desde que hicieron el ERTE y cerraron no hay pedidos apenas; que los sitios de comida rápida cierren condiciona absolutamente el trabajo.”

(Repartidor, rider para gilipollas que desprecian a la nueva clase trabajadora, como antes a la vieja, según entrevista en xataka)

(No han transcurrido ni 40 años en que hayamos pasado primero de la discoteca y el coche para echar un polvo a la masturbación de hombres y mujeres, sea por Internet o mediante la ortopedia electrónica. En 5 años con robots nos saldrá barato y sin tener que insinuar interés a medio plazo. Lo de seducirnos quedó atrás

(Conversación en la barra de un bar con un borracho inteligente)

Sí, se que me he pasado con tanta cita, de las que uso últimamente pero venían a cuento.

De lo que yo quería hablarles a ustedes es de que algo está fallando en este tiempo en el que menos es más y lo inmediato es mejor, para algunos, que pararse unos instantes y pensar algo más que lo que hacemos por instinto.

Suelo plantear estos textos, cuando no nacen de la rabia inmediata, esa que te ciega a cualquier escucha – de ella me sobra- como la posibilidad de un diálogo que no tiene porqué expresarse por escrito pero sí en el silencio de quienes piensan y reflexionan.

Esta vez todo es mucho más complicado para mí. No voy a hablarles de “la verdad”. La dejo para los fanáticos de cualquier religión deista o laica.

Me limitaré a hablarles, si me hacen compañía, de cómo veo el presente y de hasta qué punto creo que a los horrores del mundo no hay que esperarlos porque ya están aquí.

Vivimos un tiempo en el que las mentiras habituales de los medios de comunicación del capital que de verdad tienen peso han encontrado a su competencia, las fake news.

Si en 2003 los medios globales de comunicación reprodujeron las mentiras de G. Bush jr., de Aznar y de Blair para justificar una invasión de Irak, que 18 años después no ha traído la paz a ese país, basándose en la mentira de las armas de destrucción masivas, hoy frente a lo que ha sido la presidencia de un salvaje ultraderechista como Trump, el nuevo presidente Biden mantiene campos de concentración de niños venidos de América Central.

Sí, los criminales antivacunas, los racistas que lanzan la asquerosa mierda en sus podridos cerebros contra todo niño que viene de la miseria a cualquier costa, los provocadores que van a los barrios obreros a ofender la memoria de la clase trabajadora para provocar a la izquierda, esa que debió hacerles frente hace muchos años pero que se conforma con lanzarle un bote de cerveza a un gandul con vocación de asesino.

Por lo que parece, salvo unos 600 trabajadores con conciencia de lo que son en uno de los dos distritos que componen Vallecas -allá donde es imposible esperar ser lo que no se es -, en Madrid no hemos aprendido a ser antifascistas. No tengo nada contra los antifas de otros barrios, todo lo contrario, pero sí espero respuestas que sean colectivas, de clase y barrio, y no de tribu. Hay que darle una pensada a eso.

Si algo está caracterizando este momento que vivImos los trabajadores es la falta de respuesta colectiva ante lo que nos ocurre.

Que el goberno de Sánchez sea más decente que el de los últimos meses de Zapatero y los años de Rajoy no le hace mejor. Sólo significa que nos pone delante de los ojos mentiras como la del Ingreso Mínimo Vital o los ERES -los segundos hay que declararlos a Hacienda porque tocar a las grandes fortunas y a las grandes empresas es negativo para la economía nacionaly de los primeros sabemos que ni un 20% lo han recibido. ¡ Qué gran papel el del Ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones! Niega los tres cargos en su persona. Para algo le habían traído desde la AIREF. Su función entonces, y ahora, era la de acabar con quienes no hubieran cotizado suficientes años a la SS y pasarlos a la categoría de pobres de misericordia, perdón, no contribuyentes Pagar el IVA en cada producto no cuenta, aunque vaya a la Hacienda capitalista. Quienes ya solo podemos pagar el IVA y las declaraciones anuales no salen a devolver, de momento, pronto no podremos ni pasar por el IVA.

De esto saben mucho aquellos a los que les empezó a ir mal después de los años 70 y también de los 90 del siglo pasado – esto de cambiar de siglo es cojonudo para la amnesia- Lo del feliz cambio de milenio puede que no lo sea tanto.

Lo de la otra parte, de la que considerabáis que iba a hablar fuera de lo que siempre hablo, debo deciros que es un tema del que nunca hablo -una treta- , salvo con quienes son mis afectos. Pero esa es otra historia.

Pero lo haré. No por no defraudarles sino por no faltar a mi palabra.

Creo que les he puesto alguna cita sobre la comunicación y, sospecho, que no es disonante con la que les puse sobre el ciberse

Desde que somos homínidos hay una querencia humana hacia el otro. Sin la comunidad y la sociedad no somos, no existimos como seres reales. Sólo la locura puede hacerse dueña de los espacios vacíos sin los demás.

Esa es una realidad comunista ante la que cualquier liberal pediría más datos porque esos no se ajustan a sus embustes ideológicos.

Segun el INE, en España viven solas 4,8 millones de personas - qué gran oportunidad de mercado para los hijos de puta de Securitas Direct. De hecho esta semana han acertado 2 veces en mi casa. Ya saben hasta cuando estoy en ella

La soledad ante un mundo tan oscuro solo puede conducirles a la depresión, el abandono y la autodestrucción.

Busque en sus vecinos, en sus amigos, incluso los perdidos, en quienes están peor que ustedes. Trate de organizar desde lo barrios tejidos de solidaridad básica y luego, si lo hace, se olvidará de sus problema psicológicos.

Así se empieza a construir un mundo alternativo.

Las viejas sociedades de ayuda mutua tienen mucho que enseñarnos en un tiempo en el que el individualismo nos ha dividido en individuos que se buscan a vida, casi siempre contra otros tan débiles como nosotros. 

En cuanto a la soledad sexual poco que decirles. No soy sexólogo pero sí que les recomiendo que dejen las redes y experimenten la posibilidad del encuentro. He dedicado muchas paginas a hablar de cómo escapar a nuestros fantasmas personales. Sin los demás no hay mundo posible.

3 de abril de 2021

¿QUÉ SON LOS GRUPOS DE AFINIDAD?

Por Marat

Se trata de una expresión poco conocida.

Dicho en términos sencillos, los grupos de afinidad son ámbitos de confianza en los que se comparte pensamiento y acción de forma no jerárquica y basada en la mutua solidaridad interna al colectivo, la flexibilidad y la descentralización organizativa.

Aunque en su origen, el concepto proviene del mundo libertario -Murray Bookchin – hay antecedentes durante el período de formación del movimiento obrero europeo en Marx y Engels. Los procesos de toma de contacto con militantes obreros y revolucionarios de ambos, que van desde los inicios de la Liga de los Justos hasta la Asociación Internacional de Trabajadores (I Internacional) pasando por la Liga de los Comunistas tienen que ver mucho con la idea de los grupos de afinidad.

Desde las circunstancia de persecución del movimiento obrero y de los primeros comunistas, que obligaron a estos a organizarse en base a la confianza, hasta las necesidades de adaptarse a las circunstancias que les había tocado vivir, pasando por los sistemas de corresponsalías en el contacto dentro de Europa, todo marcó la necesidad de una nueva forma de organización basada en los grupos de afinidad.

La realidad es que estos pueden surgir de una filosofía respecto a las formas más adecuadas de organización de los militantes, que no activistas (estos son vedettes de sus propios narcisismos) o de la adecuación a la realidad que les ha tocado vivir a los colectivos resistentes de la clase trabajadora.

Soy partidario de la segunda posibilidad porque creo que nada enseña entre las posibilidades cuando éstas son más estrechas y los riesgos consecuentes respecto al éxito o el fracaso más arriesgados.

La experiencia política debiera habernos enseñado a los comunistas que lo que en un momento concreto es válido, cuando la coyuntura cambia, puede dejar de serlo, especialmente si la correlación entre miembros del Comité Central y la base militante es 1/1 es posible que el fracaso no se deba solo al mensaje político sino también a la forma organizativa.

Digo esto siendo muy consciente de que la retórica en defensa del comunismo, que no su proyecto, más necesario que nunca, es arcaico y caduco, pero creo que también es necesario que la forma tenga algo que ver con el fondo.

Soy consciente de que lo que aporto ahora como reflexión es la vuelta a un origen de lo que un día empezó muy bien y luego acabó muy mal.

Pero también lo soy de que proseguir por el viejo camino de la rigidez, la incapacidad de afrontar las dudas y los desafíos por el temor a salirse del recto camino de la ortodoxia, las camarillas y los hechos consumados solo conducen al desprestigio de una idea que a estas alturas de la historia ya no debiera pertenecer a los comunistas sino a la inmensa mayoría de la sociedad.

Mi experiencia con lo que yo creí grupos de afinidad no ha sido buena. Menos lo fue aún la de las organizaciones clásicas comunistas.

Soy consciente de que un grupo de afinidad, si no parte de la igualdad entre todos sus miembros, de la limpieza en las actitudes y los comportamientos políticos, de la no preexistencia de colectivo, más o menos organizados, previos a la conformación de los grupos de afinidad, de la absoluta transparencia en los debates, sin capillitas previas, y de la no conversión de los carismas en poderes fácticos, está condenada al fracaso.

Pero también sé que la parte de la humanidad potencialmente más comprometida con la transformación revolucionaria de la sociedad ya no está dispuesta a que le tomen más el pelo.

Así que, o bien experimentamos, a ver si esta vez nos sale mejor, o nos conformamos con volver a votar al que creemos menos hijo de puta que demostrará que es tan hijo de puta, o más, que los anteriores.