9 de enero de 2014

ESPAÑA: EN 2014 NO HABRÁ RECUPERACIÓN

Alejandro Inurrieta. Cuarto Poder

La economía española podría haber terminado el año 2013 con un descenso del PIB de entre el 1,3% y el 1,5% –sexto año consecutivo, salvo 2011, de descenso– y una inflación que apenas supera el 0,2% anual, lo que nos sitúa en el umbral de deflación en precios y salarios.

La senda o el perfil de la última parte del año es ligeramente más positiva que la primera parte, mejora que debe atribuirse a la evolución del turismo en el tercer trimestre, que marcó cifras récord de visitantes, aunque no en gasto o pernoctaciones.

Por componentes, el consumo privado, a falta de la estadística más importante que es la Encuesta de Presupuestos Familiares, revela señales mixtas a final de año, con una ligera mejora en la confianza, pero siempre en valores que denotan una situación de recesión. Lo mismo ocurre con la inversión empresarial que, falta de financiación, languidece y, especialmente en construcción, sigue anclada en cifras negativas. Con todo, el grado de utilización de la capacidad de consumo e inversión muestran que no se puede hablar de recuperación cuando existe más de un 30% de capacidad sin utilizar.

Por sectores, es la construcción, y la industria en general, donde se aprecia una peor coyuntura y solo los servicios han mejorado algo la actividad, aunque en ninguno de ellos se crea empleo neto a finales de 2013.

Con todo, la demanda interna sigue deprimida, y solo la demanda externa permite mitigar el mal año, aunque las exportaciones ya dan señales de agotamiento a finales de 2013, máxime cuando no han habido mejoras de competitividad-precio como podría esperarse tras la enorme deflación interna.

El resultado práctico de esta situación es que se han concatenado dos trimestres consecutivos con superávit corriente, fruto del desplome de la tasa de inversión, que apenas alcanza el 17% del PIB y de la estabilización del ahorro nacional en el 19% debido a que las empresas y familias han dejado de gastar.

Las finanzas públicas, a pesar de los recortes en gasto público productivo y social, no han logrado equilibrar el presupuesto, y debido a la enorme carga de intereses, más del 4% del PIB, el déficit público terminará el año por encima del 7%, como preveíamos a principio del año.

Sí es significativa la mejoría de la prima de riesgo y de los tipos a largo plazo, aunque podrían volver las turbulencias a los mercados cuando se concreten las medidas de retirada de estímulos en EEUU.

Las previsiones para 2014 siguen siendo peores que las que maneja el Gobierno, ya que las premisas de partida son muy diferentes al cuadro macroeconómico del Ejecutivo. Las claves para entender el escenario que planteo hay que buscarlas fundamentalmente en el interior y en el exterior, especialmente en la evolución del tipo de cambio del euro, y el posible fin del impulso monetario de EEUU. El escenario europeo mantendrá el tono de estancamiento, e incluso recesión en algunos países importantes, y el mundial vendrá marcado por la probabilidad de una ralentización en EEUU, lo que arrastraría a Alemania y a China.

En cifras, España podría decrecer en 2014 un 1,3%, con una inflación ligeramente por encima de cero. El consumo privado mantendría una caída del 1,2%, el consumo público un 4,5% y la inversión empresarial se situaría en tasas cercanas a cero. La evolución del empleo, con una caída al 2%, mantendrá las variables retrasadas muy deprimidas y las adelantadas bajo mínimos, fundamentalmente la confianza del consumidor. Todas las variables que explican la evolución del consumo privado podrían estabilizarse, dentro de un tono todavía negativo. Las condiciones laborales, en materia de jornada laboral, salarios y convenios seguirán la senda con la que terminan el año, es decir empeorando.

En materia de inversión empresarial, las principales variables –confianza, producción industrial, financiación, ventas y beneficios esperados, e importaciones de bienes intermedios– apuntan a una cierta estabilización, aunque empeorará la demanda externa, así como la compra de automóviles, tras el fin de las ayudas públicas.

El sector exterior apenas aportaría crecimiento, al moderar significativamente su crecimiento las exportaciones, mientras que las importaciones también lo harían, aunque en menor grado. Con todo, la demanda nacional mantendría tasas negativas, un 1,4%. El resultado de todo ello, sería que el empleo retrocedería otro 2,0% y la tasa de paro se situaría en el 26%. En materia fiscal, el déficit público, tras terminar el 2013 por encima del 7%, mejoraría tímidamente hasta el 6,7%. Todo ello, en un contexto de  problemas de financiación interna, a pesar de la mejora de la prima de riesgo y la posición financiera del país, que mejora por la brusca caída de la inversión interna.

En resumen, no hay señales objetivas para pensar en la recuperación del consumo y del empleo, por lo que difícilmente el PIB podría mejorar. Sólo hay síntomas de estabilización de algunas variables tras bruscas caídas. Pero el clima nacional no invita a ser optimista.

8 de enero de 2014

CONFISCACIÓN DE DEPÓSITOS, INFLACIÓN Y REPRESIÓN FINANCIERA: LA RECETA DEL FMI PARA SALIR DE LA CRISIS

Marco Antonio Moreno. Kaosenlared.net

La receta es la aplicación de una represión financiera sin precedentes, y una oleada de medidas de fuerza para reducir la deuda.

Un nuevo documento de trabajo presentado por el FMI entrega un contundente programa de instrucciones para dar solución a la crisis de la deuda soberana en Europa. El documento señala que el problema de la deuda es mucho más grave de lo que se ha visto hasta ahora, y advierte que todas la medidas adoptadas por la UE, la CE, el BCEy el propio FMI “no serán suficientes para resolver la crisis”. El mantra de la amnesia colectiva ha llevado a pensar a estos países que esas medidas (como los planes de austeridad y los recortes presupuestarios) serían suficientes pero la verdad es que no ha sido más que una ilusión.

De acuerdo a los autores del documento (Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff), esta crisis supera todas las crisis anteriores, con una deuda que ha batido todos los récord históricos y que tiene atrapada a toda la economía mundial. La receta es la aplicación de una represión financiera sin precedentes, y una oleada de medidas de fuerza para reducir la deuda. Estas medidas serían una mezcla de importantes recortes en la deuda soberana, confiscación de ahorros privados, controles de capital y generación de inflación para licuar la deuda con más rapidez e impulsar el crecimiento. Todo indica que el fantasma deflacionario que recorre Europa está para quedarse.

El documento señala que deberán aplicarse amortizaciones masivas sobre la deuda para tener efectos significativos en “la mayor situación de endeudamiento de los países occidentales en los últimos 200 años”. Muchos aún se aferran a la ilusión de que los países ricos pueden salir de la crisis con programas de austeridad y recortes públicos. Pero la realidad está requiriendo acciones más implacables: la solución al tema de la deuda pasa por acciones brutales, decididas y enérgicas, señala este informe elaborado por los mismos autores que en 2010 presentaron el documento clave para la aplicación los planes de austeridad.

 

Confiscación de depósitos y recortes masivos

Esta vez es diferente, parecen decir Reinhart y Rogoff, al señalar que solo la masiva confiscación de los ahorros privados y también los masivos recortes en la deuda pueden restablecer la economía de su más duro golpe financiero en 80 años. Reinhart y Rogoff indican que las medidas deben aplicarse con rapidez para salir de una situación de estancamiento que, de prolongarse, se tornará peor. Gran parte del mundo occidental requerirá impagos; será necesaria una confiscación a gran escala de los depósitos y también habrá que promover una mayor inflación para despejar el camino a la recuperación.

Para Reinhart y Rogoff la carga de la deuda en los países desarrollados ha llegado a sus máximos históricos y ya se ha hecho insostenible. Por eso se requieren recortes masivos y no las nimiedades o retoques que se han aplicado hasta ahora. La negociación deberá ser al estilo de los años 30, con pérdidas y castigos importantes y reestructuraciones serias de los saldos que se acuerden de deuda, en base a parámetros objetivos de crecimiento y empleo.

La presunción es que las economías avanzadas no recurren a la reestructuración de deudas o a la represión financiera, porque quita credibilidad a todo el sistema y obliga a renunciar a objetivos financieros obtenidos con mucho esfuerzo. Sin embargo, cuando el sistema financiero ha descorrido toda su podredumbre y malas prácticas (corrupción, manipulación en las tasas interbancarias, generación de créditos sin base, sobresueldos, etc), no queda más que resetear todo el sistema y evitar que la economía siga su desplome. 

 

Amnesia colectiva

El documento se titula Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten Crisis financiera y deuda soberana: lecciones aprendidas del pasado – y lo que hemos olvidado, y pone énfasis en lo que hemos olvidado. El mantra de la amnesia colectiva en la historia de Europa y Estados Unidos los ha llevado a una negación de la realidad. Se negó la realidad de la crisis en 2007/2008 y se sigue negando con medidas de parche. Y cuando las economías se enfrentan a la deflación, a enormes burbujas en los activos bursátiles, a un desempleo que se mantiene inmutable, se requiere aplicar en los países avanzados políticas que sólo se habían visto en el Tercer Mundo.

El principal defecto de la política europea ha sido pensar que los impagos (default) sólo se veían en países como Argentina; o que la corrupción y los fiascos empresariales (como el reciente de Sacyr) era una marca registrada de los países bananeros. Pues bien, la corrupción de los mercados financieros europeos provocó una caída en el ranking de todos los países europeos por tanto el 2014 será el año de los grandes impagos europeos y de la quiebra de esos grandes elefantes que han crecido a la sombra de las castas políticas.

El documento de Reinhart y Rogoff señala que los países del euro están experimentando un shock en el mismo nivel que los países del Tercer Mundo, y que la magnitud del problema hace que sea muy difícil la salida: “La deuda soberana de los países desarrollados se acerca a niveles no vistos en 200 años”. Por eso no hay una salida fácil y debe aplicarse una cirugía drástica: recortes en la deuda y masivas confiscaciones en los depósitos o la riqueza. En esto podrían apuntar de inmediato al listado de los hombres más ricos del mundo, dado que son los que más se han enriquecido con la crisis

Medidas radicales

Reinhart y Rogoff analizan las crisis del siglo pasado y muestran que las crisis de deuda siempre han terminado por la aplicación de cortes radicales. Que los políticos de ahora no quieran asumir esta realidad demuestra el estado de amnesia colectiva en el cual se pretende postergar hasta el infinito una amputación que cada día se hace más grande. Como hemos señalado en otros post, gran parte de esta dilación ha sido fruto de la Alemania de Angela Merkel, que ha privilegiado recuperar la salud de su propia banca a expensas del deterioro creciente de la periferia europea.

El documento hace un llamado a las autoridades europeas para mirar la crisis de frente. Los tecnócratas han fracasado y con ello todos los planes ideados por Angela Merkel a lo largo de seis años de crisis. Solo Alemania se ha beneficiado, pero la banca alemana sigue siendo la más apalancada del mundo, mientras los planes de austeridad solo han dilatado los problemas. Todo indica que habrá que aplicar la brutal receta que el FMI obligaba a aplicar a los países del Tercer Mundo: condonación de la deuda por parte de los acreedores, confiscación de depósitos; controles de capital al interior de la zona euro y otros mecanismos de represión financiera; y una mayor inflación para licuar los saldos de deuda.

Esta crisis demuestra que los años gloriosos del capitalismo fueron un fraude. Todo el llamado crecimiento fue vía deuda y no hubo un crecimiento real que garantizara el futuro. La ilusión se ha diluído y solo queda el auténtico cáncer de la crisis. Una crisis que se sigue expandiendo y dando cuenta que aún quedan muchos días difíciles por venir.