7 de marzo de 2013

SANTANDER VENDE A UN ‘FONDO BUITRE’ 300 MILLONES DE CRÉDITOS AL CONSUMO

El comprador, Elliott Management, tiene previsto realizar más compras en España
El fundador del fondo mantiene un conflicto con Argentina por su deuda soberana

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
En varias ocasiones les he facilitado información sobre los fondos buitre, que actúan tanto sobre la deuda soberana de los Estados como sobre la de los particulares (familias) y empresas. Lo cierto es que poco me importa el destino de estas últimas, entre otras cosas porque nunca se demostró tanto y de forma tan evidente que el modo en que le vaya al capital nada tiene que ver con la forma en que le va a l@s trabajador@s. Y si no miren las listas Forbes y el modo en que engordan sus riquezas aquellos que integran su nómina. Pequeña, mediana o grande, la empresa capitalista sabe extraer la plusvalía al trabajador@ hasta del último poro de su piel. Cuando ya no le necesita, deglute el resto de su jugo y lo escupe al paro como al hueso descarnado de una aceituna. Eso sí que es "lucha de clases", versión rapaz. No esperen de mí solidaridades interclasistas, comprensión hacia su “difícil accionar en un entorno competitivo y en crisis” o entendimiento de la “función social de la empresa”. No tengo el cuerpo para entonar el ya viejo mantra del “esto lo arreglamos entre todos”.

En cualquier caso, si ustedes como miembros de la clase trabajadora contrataron en su día un crédito personal al consumo, pongan sus barbas a remojar porque los cuchillos de la usura, mil veces más tenaces y acosadores que las peores versiones de los cobradores del frac, se aprestan a rapárselas sin apurado suave ni espuma de afeitar con aloe vera. ¿No creen que empieza a ser hora de que el miedo cambie de bando?

Un último pensamiento para los Botines, a los que tan propio les es el apellido, y compinches. Cuando dicen, de un modo tan patriótico, que confían en la “recuperación” de la economía española ¿se refieren a cuestiones como ésta?

Sin más, les dejo con este interesante artículo de Cinco Días sobre el noble arte de la cetrería con buitres.

 

SANTANDER VENDE A UN ‘FONDO BUITRE’ 300 MILLONES DE CRÉDITOS AL CONSUMO

Miguel M. Mendieta. Cinco Días

El grupo Santander ha vendido a Elliott Management una cartera de 300 millones de euros de créditos al consumo morosos, con un descuento que ronda el 96%. Este fondo buitre, que mantiene abierta una virulenta disputa con Argentina por la quita en su deuda soberana, quiere hacer más operaciones en España.

El multimillonario Paul Singer, enemigo público número uno en Argentina, desembarca en España. A través de su fondo Elliott Management, este inversor ha comprado una cartera de créditos al consumo impagados de Santander Consumer Finance, con un valor nominal de 300 millones de euros. Fuentes oficiales de Santander declinaron ayer comentar esta operación.

El precio desembolsado por el vehículo inversor de Singer es prácticamente testimonial: alrededor de 12 millones de euros, de acuerdo con fuentes del mercado. La dificultad para conseguir recuperar algo, de una cartera con 87.000 operaciones, es lo que lleva a las entidades financieras a ofrecer precios de derribo para quitárselas de encima. 
Para Elliot Management, fundada por Paul Singer en 1977 y con 21.000 millones de dólares (16.170 millones de euros) de activos bajo gestión, esta operación es la cabeza de playa para futuras adquisiciones en España. El grupo tiene fondos disponibles y considera que la actual situación del sector financiero español presenta buenas oportunidades de negocio.

En la cartera vendida predominan los préstamos para compra de automóviles, aunque también hay créditos personales y para empresas. El importe medio es de 3.500 euros.
El grupo Santander ha cerrado varias operaciones similares durante los últimos meses. En octubre de 2012 vendió una cartera de créditos con un valor nominal de 1.000 millones a Bank of America Merril Lynch, y en abril de 2012 se deshizo de otros 1.000 millones de créditos al consumo, que traspasó al Fortress, especializado en la compra de préstamos fallidos.

La firma Gesif ha participado como asesor en la operación, para calibrar las probabilidad de recobro de esta cartera y ofrecerá a Elliott sus servicios para gestionar estos créditos fallidos.

La predilección de Paul Singer por la compra de activos con alto riesgo le ha llevado a protagonizar diversos episodios con varios Gobiernos, en el intento de la firma que dirige por cobrar íntegramente sus inversiones en deuda soberana.

El caso más notorio es el conflicto abierto con el Gobierno argentino. Singer mantiene una reclamación judicial contra el país sudamericano por el impago de una deuda de 370 millones de dólares (unos 270 millones de euros) devengada en 2001.

En octubre de 2012, Singer logró que el Gobierno de Ghana retuviera la fragata Libertad –buque escuela de la Armada argentina– como activo embargable para el pago de la deuda, pero finalmente fue liberada y la semana pasada regresó a Buenos Aires

6 de marzo de 2013

¡GLORIA AL BRAVO CHÁVEZ!

¡NI UN PASO ATRÁS!
Atilio A. Boron. Kaosenlared.net

Cuesta muchísimo asimilar la dolorosa noticia del fallecimiento de Hugo Chávez Frías. No puede uno dejar de maldecir el infortunio que priva a Nuestra América de uno de los pocos “imprescindibles”, al decir de Bertolt Brecht, en la inconclusa lucha por nuestra segunda y definitiva independencia

La historia dará su veredicto sobre la tarea cumplida por Chávez, aunque no dudamos que será muy positivo. Más allá de cualquier discusión que legítimamente puede darse al interior del campo antiimperialista –no siempre lo suficientemente sabio como para distinguir con claridad amigos y enemigos- hay que partir reconociendo que el líder bolivariano dio vuelta una página en la historia venezolana y, ¿por qué no?, latinoamericana.

Desde hoy se hablará de una Venezuela y Latinoamérica anterior y de otra posterior a Chávez, y no sería temerario conjeturar que los cambios que impulsó y protagonizó como muy pocos en nuestra historia llevan el sello de la irreversibilidad. Los resultados de las recientes elecciones venezolanas –reflejos de la maduración de la conciencia política de un pueblo- otorgan sustento a este pronóstico.

Se puede desandar el camino de las nacionalizaciones y privatizar a las empresas públicas, pero es infinitamente más difícil lograr que un pueblo que adquirió conciencia de su libertad retroceda hasta instalarse nuevamente en la sumisión. En su dimensión continental, Chávez fue el protagonista principal de la derrota del más ambicioso proyecto del imperio para América Latina: el ALCA. Esto bastaría para instalarlo en la galería de los grandes patriotas de Nuestra América. Pero hizo mucho más.

Este líder popular, representante genuino de su pueblo con quien se comunicaba como nunca ningún gobernante antes lo había hecho, sentía ya de joven un visceral repudio por la oligarquía y el imperialismo. Ese sentimiento fue luego evolucionando hasta plasmarse en un proyecto racional: el socialismo bolivariano, o del siglo veintiuno.

Fue Chávez quien, en medio de la noche neoliberal, reinstaló en el debate público latinoamericano -y en gran medida internacional- la actualidad del socialismo. Más que eso, la necesidad del socialismo como única alternativa real, no ilusoria, ante la inexorable descomposición del capitalismo, denunciando las falacias de las políticas que procuran solucionar su crisis integral y sistémica preservando los parámetros fundamentales de un orden económico-social históricamente desahuciado.

Como recordábamos más arriba, fue también Chávez el mariscal de campo que permitió propinarle al imperialismo la histórica derrota del ALCA en Mar del Plata, en Noviembre del 2005. Si Fidel fue el estratega general de esta larga batalla, la concreción de esta victoria habría sido imposible sin el protagonismo del líder bolivariano, cuya elocuencia persuasiva precipitó la adhesión del anfitrión de la Cumbre de Presidentes de las Américas, Néstor Kirchner; de Luiz Inacio “Lula” da Silva; y de la mayoría de los jefes de estado allí presentes, al principio poco propensos –cuando no abiertamente opuestos- a desairar al emperador en sus propias barbas.

¿Quién si no Chávez podría haber volcado aquella situación? El certero instinto de los imperialistas explica la implacable campaña que Washington lanzara en su contra desde los inicios de su gestión. Cruzada que, ratificando una deplorable constante histórica, contó con la colaboración del infantilismo ultraizquierdista que desde dentro y fuera de Venezuela se colocó objetivamente al servicio del imperio y la reacción.

Por eso su muerte deja un hueco difícil, si no imposible, de llenar. A su excepcional estatura como líder de masas se le unía la clarividencia de quien, como muy pocos, supo descifrar y actuar inteligentemente en el complejo entramado geopolítico del imperio que pretende perpetuar la subordinación de América Latina. Supeditación que sólo podía combatirse afianzando –en línea con las ideas de Bolívar, San Martín, Artigas, Alfaro, Morazán, Martí y, más recientemente, el Che y Fidel- la unión de los pueblos de América Latina y el Caribe.

Fuerza desatada de la naturaleza, Chávez “reformateó” la agenda de los gobiernos, partidos y movimientos sociales de la región con un interminable torrente de iniciativas y propuestas integracionistas: desde el ALBA hasta Telesur; desde Petrocaribe hasta el Banco del Sur; desde la UNASUR y el Consejo Sudamericano de Defensa hasta la CELAC. Iniciativas todas que comparten un indeleble código genético: su ferviente e inclaudicable antiimperialismo.

Chávez ya no estará entre nosotros, irradiando esa desbordante cordialidad; ese filoso y fulminante sentido del humor que desarmaba los acartonamientos del protocolo; esa generosidad y altruismo que lo hacían tan querible. Martiano hasta la médula, sabía que tal como lo dijera el Apóstol cubano, para ser libres había que ser cultos. Por eso su curiosidad intelectual no tenía límites. En una época en la que casi ningún jefe de estado lee nada -¿qué leían sus detractores Bush, Aznar, Berlusconi, Menem, Fox, Fujimori?- Chávez era el lector que todo autor querría para sus libros. Leía a todas horas, a pesar de las pesadas obligaciones que le imponían sus responsabilidades de gobierno. Y leía con pasión, pertrechado con sus lápices, bolígrafos y resaltadores de diversos colores con los que marcaba y anotaba los pasajes más interesantes, las citas más llamativas, los argumentos más profundos del libro que estaba leyendo.

Este hombre extraordinario, que me honró con su entrañable amistad, ha partido para siempre. Pero nos dejó un legado inmenso, imborrable, y los pueblos de Nuestra América inspirados por su ejemplo seguirán transitando por la senda que conduce hacia nuestra segunda y definitiva independencia.

Ocurrirá con él lo que con el Che: su muerte, lejos de borrarlo de la escena política agigantará su presencia y su gravitación en las luchas de nuestros pueblos. Por una de esas paradojas que la historia reserva sólo para los grandes, su muerte lo convierte en un personaje inmortal.

Parafraseando al himno nacional venezolano: ¡Gloria al bravo Chávez! ¡Hasta la victoria, siempre, Comandante!