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18 de septiembre de 2017

EL 20 DE OCTUBRE CON LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE


ACTO DE HISTORIADORES MARXISTAS, 20 DE OCTUBRE, CLUB DE AMIGOS DE LA UNESCO (CAUM), MADRID, CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
"UNA REVOLUCIÓN PARA LA CLASE TRABAJADORA Y LA HUMANIDAD"


ORGANIZA ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA (EEC)

(más información sobre el acto desde primeros de Octubre en http://encuentrocomunista.org/)

Actualización de la información: 20 DE OCTUBRE: ACTO DE HISTORIADORES MARXISTAS CON EL CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

18 de marzo de 2016

LA III ASAMBLEA DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA DEFINIÓ PROYECTO Y CONSTRUCCIÓN DE ORGANIZACIÓN

Por Marat

Éste va a ser un artículo pequeño. Es un texto de urgencia destinado a avanzar siquiera un mínimo de información sobre los resultados de la III Asamblea del Espacio de Encuentro Comunista (EEC). Han pasado cinco días tras su finalización y en estos tiempos tan nefastos en los que lo que no es inmediato y se consume sin digerir pierde interés, uno debe intentar seguir su ritmo si no es un telepredicador de marketing político que resume sus brillantes análisis en los 140 caracteres de un tuit pero tampoco demorarse en exceso.

El sábado 12 y el domingo 13 de Marzo un nutrido grupo de comunistas sin y con partido se reunieron en la sede del sindicato Co.Bas, que solidariamente nos dejó su local para reunirnos, para avanzar en el proceso de ir creando unidad por la base entre los marxistas que defendemos la lucha de clases y nos identificamos con la centralidad de la clase trabajadora en esa lucha, la dictadura del proletariado y el proceso insurreccional hacia el socialismo.

Habíamos realizado dos convocatorias anteriores. La primera para comprobar si existía la voluntad de construir entre comunistas, independientemente de nuestras trayectorias, y de defender la reconstrucción del relato comunista, recuperando la iniciativa del combate. La segunda para marcar los contenidos del debate teórico que necesitábamos hacer, que habría de asumir nuestros puntos de coincidencia y la necesidad de aceptar nuestras diferencias para continuar debatiéndolas.

De ahí debía surgir un común denominador que nos permitiese orientarnos política, ideológica y estratégicamente y empezar a articularnos tanto territorial como sectorialmente.

Ese era el reto de la III Asamblea del EEC. Y creo que hemos hecho un gran trabajo, partiendo del destrozo que los comunistas llevamos sufriendo desde hace mucho más de 20 años. Negar esto sería tan estúpido como no darnos cuenta de lo que estamos comenzando a aportar y a significar en la dinámica de volver a levantar la bandera de la lucha por el socialismo.

Que un importante número de personas de Madrid, Valladolid, Burgos, Salamanca, Córdoba, Sevilla, Málaga, Valencia o varias zonas del norte, por citar sólo algunas de las procedencias, se citasen para debatir 6 documentos y una serie de propuestas de trabajo durante casi 10 horas del sábado 12 y 4 del domingo 13 -sin contar las 24 horas resultantes del debate en paralelo de 6 comisiones de trabajo, cada una de ella de 4 horas de duración, que habrían de pasar a plenario-, y saliesen de esa reunión con la sensación de haber hecho un buen trabajo, útil, necesario y que construye proyecto, debería ser considerado un avance muy significativo para cualquiera que se considere comunista.

Esa reunión a la que, junto a los comunistas sin partido acudieron militantes de diferentes organizaciones comunistas entre otros, ha marcado muchas cuestiones de coincidencia ideológica y política.

Hemos abierto la necesidad de seguir profundizando en aspectos que, o bien no lo tenemos tan claro (v.g. razones del hundimiento de los llamados países socialistas y por las que la clase trabajadora de esos países no defendió el sistema, profundización en la composición estructural de la clase trabajadora actual,...) , o bien requieren un análisis específico y documentos concretos que fijen nuestra posición (motivos de nuestro rechazo a la vez a la UE y al € y alternativa de nuevo internacionalismo de clase en Europa, nuevos avances dentro de nuestra perspectiva de feminismo y lucha de clases) o incluso en lo relativo a formación política (necesidad de integrar la definición actual de la crisis capitalista, para abrir paso a una correcta perspectiva de guerra de clases, y el antiimperialismo como correspondencia internacional a ese reto).

Quizá el punto en el que tod@s nos hemos sentido más identificados sea el de Programa Político porque ha integrado todos los aspectos de los que deseábamos debatir y, sin embargo, nos deja campo amplio a partir del cual es posible construir.

En otro orden de cosas, el documento de organización ha señalado la necesidad de pasar a la creación de núcleos territoriales y sectoriales que plasmen nuestra identidad de espacios abiertos a todos los comunistas, de debate y formación con el objetivo de la acción política. Del barrio a la empresa, del frente de lucha al modo en el que los comunistas de un Espacio Comunista de Base (ECB) decidan que es la manera más adecuada de constituirse.

Como soy fumador empedernido, aproveché los momentos de menor intensidad del debate para salir a fumar a una terraza del local, coincidiendo en ese vicio con otros de semejante afición. El caso es que en aquella facción improvisada dentro del EEC, el personal se dedicaba a intercambiarse correos electrónicos y teléfonos, bromear sobre que debíamos estar muy locos para reunirnos un sábado y un domingo durante tantas horas para entender lo que ocurre en el mundo que vivimos, cuando tantos seres humanos se conforman con explicaciones de cuentos infantiles y a debatir sobre los próximos pasos a dar a partir del día 14, y lo más importante: para transformarlo.

No faltaron tampoco las cañas y las risas en los ratitos entre documento y documento. Puesto que a veces me gusta observar el entorno como si lo viera desde fuera, comprobé que era muy difícil distinguir los puntos de vista de un comunista sin partido de los de otro que militase en uno y que, incluso entre los organizados partidariamente, había que ser muy sutil para encontrar cuestiones relevantes que nos dividieran. Si el diagnóstico sobre el enemigo de clase está correctamente establecido a través del análisis marxista, la voluntad de entenderse es muy capaz de señalar la diferencia entre lo realmente importante que nos une y lo secundario que debemos seguir discutiendo, mientras empezamos a aplicar lo elaborado a la lucha política en lo concreto.

Cuando, a la vez, algunos dirigentes de otras organizaciones comunistas cuya implicación militante en el proceso abierto por el EEC es menor que la de otras, pero positiva, transmite el mensaje de que estamos haciendo un buen trabajo -el desafío que tenemos por delante es enorme- y pide que entendamos su ritmo de aproximación, está claro que debemos proseguir sin traicionar ni un milímetro el camino abierto el 26 de Septiembre de 2015, cuando nos interrogamos colectivamente sobre el hecho de si unir a los comunistas en un intento de diagnóstico común de situación y de pelear juntos en la misma trinchera tenía sentido. No tenemos prisa pero cuidaremos incluso con mimo de que el llamado de entonces siga muy vivo en cada nuevo paso. Quienes se van incorporando nos exigen cumplir ese “espíritu”.

Quizá sea la primera vez en la que no hay destacamentos u organizaciones comunistas que se opongan a un intento tal y, lo que es más importante, en la que favorecen que militantes suyos se incorporen al proyecto. Debemos cuidar esta idea que estamos construyendo desde tal diversidad porque, frente al ciudadanismo y los intentos del capital de fabricar sus “alternativas”, estamos dando un paso del que empezamos a ser conscientes de su importancia.

Nos faltan cuadros suficientes. Esa es una de nuestras debilidades, no la única. No la negamos. Por ello la cuestión de la formación va a a ser un elemento clave de nuestro trabajo.

¿Qué nos queda? Un mundo por ganar.

Estén atent@s. En breve el Espacio de Encuentro Comunista (EEC) irá desgranándoles mucho mejor que yo el trabajo realizado y sus aspiraciones de ser parte de la fuerza colectiva que construya un mundo nuevo.

Como dice un camarada muy querido “no os lamentéis, organizaos” .

NOTA FINAL DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Quizá a los interesados en conocer más sobre el EEC les haya sabido a poco este texto. Esto sólo era un adelanto. Mientras llega la información pertinente sugiero que se pongan al día en estos enlaces:


Ayudará a quienes deseen acercarse al EEC a ir comprendiendo no sólo el sentido del llamamiento inicial sino en qué momento estamos actualmente.

Finalmente, ya pueden consultar la "Crónica de la III Asamblea del Espacio de Encuentro Comunista" en su blog


28 de enero de 2016

HACIA LA TERCERA ASAMBLEA DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA

Por Marat
1.-Un recorrido retrospectivo:
El 26 de Septiembre de 2015 se reunió en el CAUM (Club de Amigos de la Unesco, nacido ahora hace 55 años como centro de resistencia cultural antifranquista) un numeroso grupo de comunistas de todo el Estado, convocado bajo la idea de buscar un espacio de encuentro queenfatizase lo que nos une, tanto a comunistas sin partido como acomunistas con él. Un agrupamiento que estableciese un marco de reflexión y de trabajo político conjunto, capaz de crear un clima de confianza, complicidad, respeto y fraternidad entre nosotros y donde las diferencias políticas no significasen posturas irreconciliables sino posibilidades de un debate abierto, franco y que buscase el entendimiento y la unidad de acción.

Sabemos que hay quienes desean una rápida unidad de todos los comunistas en un sólo partido. Quienes dimos vida al proyecto de crear el Espacio de Encuentro Comunista (EEC) no rechazamos tal objetivo pero somos conscientes de que se alcance o no, no será un deseo rápido de lograr. Hay otros muchos pasos a dar y que, en la medida en que nos reúnan en la reflexión y el análisis político, la convivencia solidaria, el apoyo mutuo y la lucha política, habremos logrado metas muy importantes por las que merecerá la pena todo nuestro esfuerzo. Si esa unidad orgánica llegase algún día a producirse ha de haberse alcanzado con tales garantías de buen trabajo que no se produjera una vuelta atrás, ni desacuerdos históricos que más tarde diesen lugar a nuevas justificaciones de cisma. Hemos de recorrer aún un largo camino de complicidades, búsqueda de puntos comunes y aceptación natural de diferencias que no han de separarnos sino enriquecernos. Cualesquiera que fueran el número de etapas que el EEC en su desarrollo, y con vistas al acercamiento entre marxistas, llegue a cubrir con éxito, el trabajo merecerá la pena porque nos habrá trasladado al conjunto de comunistas que se impliquen en esta tarea a mejor lugar del que nos encontrábamos antes de intentarlo.

De aquella primera asamblea del 26 de Septiembre, el grupo promotor del EEC obtuvo el mandato de poner en marcha un proceso hacia la organización de ese espacio de encuentro entre comunistas que fuese generando una cierta articulación de este agrupamiento y una propuesta de temas sobre los que discutir a partir de las que pudiéramos ir facilitando el modo de entendernos y aproximarnos entre nosotros.

Ello nos condujo hacia la segunda asamblea, de carácter organizativo, del31 de Octubre en la Asociación de Vecinos “La amistad deCanillejas”. En ella, junto con la conveniencia de continuar la discusión abierta en la primera cita, la cuál no podíamos cerrar administrativamente porque el proyecto tiene mucho de necesario debate que vaya generando la síntesis superadora de nuestras diferencias, vimos la necesidad de proyectarla también hacia la acción y la presencia activa en las luchas de la clase trabajadora.

Así mismo tomamos conciencia de que debíamos alcanzar dos objetivos concretos:
  • La creación de un órgano coordinador de carácter eminentemente técnico y provisional, puesto que el grupo promotor del EEC aún no estaba legitimado por los demás comunistas del espacio para ser un órgano elegido y con funciones de dirección política que conectase con el conjunto de personas que se habían vinculado al proyecto en el primer encuentro.
  • La aprobación de 6 áreas de discusión que diesen lugar a otros tantos documentos
    • Programa político (no confundir con un programa electoral, como algunos hacen)
    • Movimiento Obrero
    • Internacional/Antiimperialismo
    • Mujer
    • Organización
    • Formación,
A partir del resultado de la discusión de dichos textos el EEC debería ir estableciendo puntos de coincidencia, reforzando lo que nos une, debatiendo sobre los aspectos en los que no coincidimos, sin cerrar la discusión en falso sino asumiendo que debíamos continuar trabajando sobre ello, pero con una profunda y leal voluntad de unidad en el proyecto de lucha por el socialismo y en la acción, marcando línea política común. 

De aquella asamblea salimos con una Comisión Gestora de carácter provisional cuyo cometido era el de llevar al EEC hasta su tercera asamblea en la que se debatieran los 6 documentos que deberían elaborarse antes del 15 de Enero (objetivo logrado). En estos momentos los textos han empezado a ser discutidos en grupos en distintos territorios para posteriormente volver a tratarlos en dicha asamblea, que se celebrará los días 12 y 13 de Marzo en la sede madrileña del sindicato CoBas. Dicha asamblea deberá dotar también al EEC de un órgano de coordinación estable que facilite tanto la extensión territorial y sectorial como la construcción del propio espacio y su presencia e impulso en las luchas y movilizaciones de nuestra clase, la trabajadora, con una voluntad muy clara: contribuir a la unidad de acción tanto de los comunistas “independientes” (no organizados en partido) como de los que sí lo están. Si el debate político leal y constructivo puede acercarnos, la lucha codo a codo puede ir forjando una unidad práctica solidaria entre comunistas y con nuestra clase.

En definitiva, la tercera asamblea debe deliberar sobre los primeros documentos políticos del EEC, los cuáles son materiales de arranque teórico del Espacio, con sus inevitables insuficiencias propias de la deficiente formación política y de análisis que padecemos hoy los comunistas y plantearse la forma de organización del mismo para intervenir políticamente y en lo concreto en el impulso y apoyo a la lucha de clases.

2.-Nueva etapa y nuevos desafíos
Cada paso dado por el EEC nos presenta nuevos retos. No puede ser de otro modo. Hasta ahora hemos recorrido la parte fácil del camino. Ahora viene lo complicado.

Es así porque vamos a pasar de la intención a los hechos.

El análisis en colectivo de los documentos evaluará no sólo nuestra capacidad de elaboración política, sino también y de un modo especial, el talante con el que abordamos la discusión política. Será muy distinto el resultado si la enfocamos desde posturas rígidas y dogmáticas, en forma de posición frente a posición, o como contraste de perspectivas con la voluntad de acentuar los puntos de coincidencia, si enfatizamos el continente o el contenido.


El modo en el que en el que afrontemos este reto en la tercera asamblea, nos aproximemos a las necesidades organizativas del EEC y la manera en que les demos respuesta, la forma que elijamos para organizarnos, tendrán una repercusión directa en cómo seremos percibidos, en el grado de comodidad con el que se sientan los miembros del EEC dentro del colectivo, especialmente quienes a su vez militan en organizaciones, destacamentos y partidos comunistas y en el futuro mismo de este agrupamiento de militantes.

Cuanto más fieles sean las estructuras del EEC a la filosofía de encuentro, de espacio compartido, de flexibilidad en la forma organizativa, de lugar común y acogedor para comunistas sin y con partido, dónde nadie tenga que dejarse el carné de su organización a la entrada, más posibilidades tendrá el proyecto de crecer y de convertirse en una referencia compartida, querida, deseable y de pertenencia para los comunistas en general.

Cuanto más rígidas fuesen esas estructuras, cuanto más cercanas a la forma de organizarse y de dotarse de una dirección clásica de partido, más dudas y suspicacias podrían producirse, mayores dificultades para que comunistas con partido se acercasen a lo que pudiera parecerles un esbozo de tal y más riesgos de que el proyecto del EEC se malograse. Necesitamos coordinarnos antes que dirigirnos y necesitamos agruparnos desde la base antes que crear núcleos territoriales y sectoriales al modo partido. Es obvio que el EEC no puede ser una especie de suprapartido de partidos. Ni sería democrático para los militantes de partidos que trabajasen dentro del EEC, al verse abocados a elegir entre dos lealtades/disciplinas, ni sería eficaz para los objetivos generales que pretendemos.

Pero a la vez es necesario sortear el riesgo de una visión de invitado-delegado que algunos militantes de organizaciones comunistas pudieran llegar a considerar como su aportación al EEC. Para que la idea del espacio y del encuentro funcione es necesario que los comunistas organizados en partidos lo sientan suyo, no se limiten a “enviar” a un miembro de su organización en calidad de “visitante” o de persona más o menos activa que participa en el EEC pero sin más compromiso de su organización con el debate y la unidad de acción que entre todos debemos forjar.

El ánimo fundacional del Espacio de Encuentro Comunista es el de un punto de encuentro conceptual, una propuesta de elaboración política, trabajo, formación y lucha en el que se participa no por bloques ni corrientes políticas, ni por delegación sino con un compromiso de trabajo militante puesto en común entre una amplia diversidad de comunistas sin y con partido.

Para que se contagie de forma amplia y general esa concepción de trabajo conjunto y solidario entre comunistas, para que se impregnen de esa visión tanto los que están organizados en partidos como los que no, es necesario que el proyecto no se sustente sobre todo en el trabajo de los comunistas sin partido sino que participen de él un considerable número de militantes organizados de modo más clásico. De otra forma no se romperían las inercias de los comportamientos estancos, las divisiones y recelos y los sectarismos entre nosotros. Por ese camino a lo sumo llegaríamos a la fórmula de las plataformas que históricamente no han sido capaces de superar los meros acuerdos cupulares, de compromisos mínimos ni de generar hábitos de trabajo conjunto por la base.

Esta nueva cultura de relación entre comunistas, lejos de debilitar a las organizaciones preexistentes, las reforzaría porque las dotaría de una base social de la que honestamente hemos de reconocer que apenas disponemos los comunistas actualmente.

Actuar de este modo es también un modo de compartir experiencias, conocimientos, recursos humanos, voluntades y energías conjuntas, independientemente de que en el presente las organizaciones comunistas existentes tengan sus propias tareas y objetivos.

Éste y no otro es el camino para que sea posible recuperar el prestigio y la influencia de la idea comunista dentro la clase trabajadora, algo tan necesario cuando el colapso de lo que se conoce como “la izquierda” no ha ido acompañado por un giro hacia lo que específicamente representamos los comunistas, marcados por una debilidad política y organizativa que aún no hemos superado, y nos ha afectado incluso a nosotros mismos, en ocasiones con la penetración de ideas reformistas en nuestras filas. Es cierto que lo anterior ha de ir acompañado de la capacidad de vencer otras insuficiencias políticas pero también lo es que la condición de marchar juntos se vuelve imperiosamente indispensable.

La formación política y de cuadros comunistas es una tarea imprescindible y urgente, hoy que tantas capacidades humanas nos faltan para dar respuesta a los interrogantes que nos plantea la clase trabajadora y a la necesidad de levantar de nuevo la corriente de pensamiento y acción revolucionaria marxista.

Sin cuadros políticos y militantes formados no podremos extender, hacer crecer, consolidar y dar credibilidad a nuestro propósito.

Precisamente porque los cuadros políticos no se improvisan en unos meses es tan apremiante que la formación política sea uno de los primeros objetivos a la salida de la tercera asamblea, cuestión en la que nos deberemos poner manos a la obra de manera inmediata.

Por último, y aunque hemos insistido con anterioridad en ello, es necesario que, al término de la tercera asamblea, el EEC salga con una adecuada correlación entre teoría (formación, debate) y praxis (lucha política y lucha de masas) porque

Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse con el poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas”. (“En torno a la Crítica de la Filosofía del Derecho”. K.Marx)
o, si se prefiere,

No hay teoría revolucionaria sin practica revolucionaria y viceversa” (Lenin)

14 de noviembre de 2015

CRÓNICA DE LA REUNIÓN DE ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA DEL 31-O

Espacio de Encuentro Comunista. encuentrocomunista.wordpress.com

10 minutos después de la hora prevista (10:00 de la mañana) comenzaba el pasado sábado 31 de Octubre la reunión de organización del Espacio de Encuentro Comunista (EEC).

30 minutos antes, a pesar de las dificultades de localización del lugar de la reunión, y de que los temas organizativos son siempre más áridos que los puramente ideológicos o “políticos”, se concentraban ya grupos de comunistas de distintas edades, una buena parte de ellos muy jóvenes -y como pudimos comprobar después- notablemente formados en lo político.

Muchos venían de fuera de Madrid; de lugares tan dispares como Burgos o Almería, por citar sólo dos ejemplos.

Una buena parte de los asistentes, según pudimos comprobar por las caras, no habían asistido a la primera reunión del ECC pero, como supimos posteriormente, eran personas que nos habían hecho llegar su voluntad de asistir a esta y que conocían sobradamente tanto lo tratado en la primera convocatoria como el documento preparado para la segunda asamblea. En palabras de algunos de ellos, su asistencia en esta ocasión se debió a que sentían que íbamos en serio.

Esta vez la presencia de militantes de organizaciones comunistas fue aún más diversa, si bien ha seguido predominando el segmento de comunistas “independientes” de partido, lo que es indicativo de hasta qué punto el EEC es una necesidad para que se organicen todos esos comunistas que aún no han encontrado su lugar pero que tampoco han renunciado a sus ideas ni a la pelea.

Veníamos de una reunión anterior, la del 26 de Septiembre, en la que muchos comunistas afirmamos nuestra voluntad de encontrarnos, trabajar juntos por encima de la pertenencia o no a partidos marxistas concretos, de debatir, elaborar y hacernos presentes en las luchas de nuestra clase, llevando nuestras posiciones a ella con el fin de elevar los niveles de los conflictos y de la conciencia de los trabajadores acerca de su papel histórico y de la necesidad de derribar el capitalismo para construir una sociedad socialista.

Traíamos a esta segunda asamblea un mandato de la anterior: empezar a trabajar en el plano teórico y de las propuestas revolucionarias y crear una estructura organizativa provisional que nos permitiese, meses más tarde, ir hacia un tercer encuentro en el que se hubiesen desarrollado distintos EECs territoriales, se debatiesen los documentos elaborados colectivamente y surgiese una coordinación más estable para la expansión del movimiento comunista y las ideas comunistas en el Estado español.

Al acto el Grupo Promotor del EEC llegó dimitido, con el fin de que fuera la asamblea plenaria la que asumiese, si así lo estimaba, los pasos que aquél llevó a la misma. Éste era el compromiso del encuentro anterior y la decisión más democrática y pertinente.

La reunión comenzó con una evaluación del desarrollo de la jornada anterior, la del 26-S. Aunque inicialmente costó arrancar las primeras peticiones de palabra, dado que el recuerdo un mes más tarde no era tan fresco como el primer día y porque una parte de los participantes en esta segunda no habían asistido a la misma, luego se fueron sucediendo con fluidez.

A partir de ahí hemos de reseñar una elevada participación y nivel político en el debate y un alto grado de compromiso personal y colectivo con las tareas a las que el colectivo se comprometió en la reunión.

Es importante también señalar el sano ambiente de camaradería y el espíritu constructivo en el que se desarrolló, de principio a fin, todo el encuentro.

La valoración del primer encuentro fue marcadamente positiva al ser calificado de necesario, útil y tendente a abrir vías de superación de la división de los comunistas y su debilidad organizativa y política actual.

Surgieron en ese contexto interrogantes del tipo cómo influir con nuestras propuestas y actividad en la clase trabajadora

Hubo también intervenciones que resaltaban la necesidad de romper con la atonía social y con las dudas hacia una nueva iniciativa como ésta o la importancia de las formas en el modo de presentarnos ante nuestra clase de un modo distinto al electoralismo frustrante que se ha ido imponiendo en los últimos tiempos.

Un camarada apuntó que si el partido comunista perfecto existiese no hubiera tenido que nacer una iniciativa de agrupamiento de las tareas de los comunistas como la del EEC porque no existirán los problemas que justifican su nacimiento.

Se señaló también que la idea de incluir dentro del EEC no sólo a los comunistas con partido sino a los que no lo tienen era muy positiva porque era un modo de abrir un canal que posibilitase su participación que de otro modo no se daría.

Algunas intervenciones indicaron un tanto críticamente que percibían demasiada prisa en incorporarse a las luchas sociales y de clase antes de profundizar durante mucho más tiempo en cómo hacerlo y con que contenidos teóricos y políticos, demandando un más claro deslinde de la ideología comunista en el momento presente de lo que hoy se entiende como las ideas de izquierda.

Algún participante expuso en ese sentido que defender a la clase trabajadora en sus reivindicaciones inmediatas (frente a situaciones como el paro, los salarios de miseria o la precariedad en el empleo) tenía el riesgo de que nos situásemos en una posición de correctores de las lacras del capitalismo. A ello otro camarada respondió que, al igual que expuso Rosa Luxemburgo en “Reforma o Revolución”, es en el marco de las necesidades inmediatas de nuestra clase donde los comunistas debemos intervenir para elevar no sólo la conciencia de clase y la reivindicación más allá de lo asumible por el sistema sino para plantear un horizonte político de las luchas con carácter anticapitalista y socialista, pero sin por ello obviar el hecho de que los comunistas debemos defender también a los trabajadores en aquellas necesidades que afectan a sus condiciones de vida.

Para algún interviniente ya sólo con la palabra “encuentro” se justificaba la primera y la segunda convocatorias y la idea en sí misma porque la creía indispensable. Señaló la necesidad, como objetivo del EEC, de rescatar el significado de expresiones como lucha de clases o revolución cuando el poder de la ideología dominante y del reformismo se había encargado de tratar de vaciarlas de significado, especialmente en un mundo de banalidades y simplificaciones del discurso hasta el punto de impedir pensar a las personas. Añadió también lo encomiable de un grupo como el EEC que nace sin plantearse ser un partido sino con el objetivo de estimular el pensamiento y la elaboración de teoría comunista útil para para los organizados bajo la forma partido y otros que no lo están.

Otra de las intervenciones señaló su valoración globalmente positiva del primer encuentro comunista, entre otras razones por la calidad de las opiniones que en él se escucharon, si bien señaló su diferencia con una de ellas que había remarcado que el capital nos había ganado por goleada. Para este participante ello no era cierto más que en la capacidad del capitalismo de imponerse en la práctica porque, en su opinión, esto no lo había logrado ni en lo ideológico ni en los presupuestos morales que consideraba muy superiores en el caso de los comunistas.

Por contra, hubo quien señaló que también en lo ideológico se había producido esa derrota porque el capital había sido capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias y de crear hegemonía, algo que los comunistas no habíamos logrado. Sobre esa base, el primer encuentro comunista había tenido la virtud de reconocer este hecho y de plantear la necesidad del rearme ideológico que permitiese ir hacia un frente único de trabajadores, capaz de elevar su conciencia. El desafío para él era a partir de ahora construir proyecto político, aunque no de forma partidaria pero siempre ideológica y de lucha: crear política comunista.

A ello respondió otro integrante de la reunión señalando que en esa derrota había una parte de responsabilidad de los propios comunistas que, en unos casos se habían cerrado sobre sí mismos de modo sectario y que, en otros, de tanto vestirse de lagarteranas habían acabado por ser lagarteranas. Por eso, ante una iniciativa que afirma la existencia de clases sociales y la lucha de clases, que levanta de nuevos las banderas y que dice lo que tiene que decir y no lo que piensa que a la gente le va a gustar, su opinión no podía ser más positiva, razón por la que señaló su apoyo pleno. Afirmó también que, cuando se fueran desarrollando los proyectos ciudadanistas, la clase trabajadora comprendería que ese no es el camino. Apuntó a que ésta podría ser la oportunidad de que los comunistas nos hagamos oír ante la debacle ideológica de una izquierda que ha dejado de serlo.

Alguien señaló algo extraño, por inusual, tal que el grupo promotor iniciase el proceso del EEC para luego dimitir y dar la soberanía a la asamblea. Para él eso era algo “maravilloso” porque no lo había encontrado antes en otros grupos políticos. Lanzó dos preguntas al grupo promotor: ¿cómo resolver el problema de las distintas corrientes comunistas? ¿en el grupo promotor hay distintas sensibilidades o una sola? Desde la mesa y desde los participantes se le respondió a la primera que centrando en lo que nos une y aparcando de momento lo que nos separa para poder avanzar y a la segunda se le señaló que la pluralidad del grupo promotor era muy grande pero que a todos nos unía ser marxistas, comunistas, estar por el derribo del capitalismo, la dictadura del proletariado y el socialismo.



En la segunda parte de la reunión se abordó la propuesta organizativa, política y programática -entendida esta última como propuesta de programa político para la clase trabajadora, no como programa electoral, cuestión ésta en la que el EEC no se siente apelado- Se trataba de avanzar en el desarrollo de las tres cuestiones mencionadas hacia la tercera asamblea del EEC que habría de celebrarse en el mes de febrero de 2016.

En este sentido, junto a la parte más de elaboración política y programática, se señaló desde la mesa de la asamblea que, dimitido en ésta el grupo promotor del Espacio de Encuentro Comunista, habría que elegir a un equipo que provisionalmente facilitase el desarrollo de los mencionados objetivos y la labor organizativa, potenciando así mismo el desarrollo de territorial (en distintas zonas del Estado) y sectorial (empresas, sectores;…) del EEC.

Dicho equipo no tendría tareas propiamente de dirección política sino de facilitar, coordinar e impulsar de forma técnica las labores del EEC hacia el tercer encuentro.

El grupo promotor propuso que, tras el debate sobre propuesta de grupos de trabajo de elaboración política, se eligiese una Comisión técnica provisional de 15 personas, de las que aquél sólo llevaba una lista de 5, debiendo la asamblea nombrar a los 10 restantes, si no revocaba a ninguno de los 5 sugeridos inicialmente.

Uno de los asistentes preguntó si era posible presentar nombres alternativos a la lista de 5 sugeridos por el dimitido grupo promotor, a lo que se respondió que por supuesto podía hacerse.

El elemento teórico-programático y de desarrollo organizativo se basaría en la elaboración de borradores que permitiesen discutir sus contenidos en la posterior tercera asamblea del EEC. Dichos borradores debieran estar completados y enviados a la nueva dirección provisional, con fecha límite de 15 de Diciembre, que la segunda asamblea nombrase para avanzar hasta la tercera.

Se explicó entonces que la propuesta traída al encuentro era que los borradores se estructurasen en 6 áreas temáticas cuya elaboración surgiese de sus grupos correspondientes a partir de quienes se integrasen voluntariamente, desde la asamblea, en los mismos. Estos grupos y áreas temáticas, siempre que fueran aprobados por la asamblea como organizadores de los los contenidos políticos, programáticos y organizativos, serían los siguientes:

  • Grupo de trabajo programático-político
  • Grupo de trabajo de organización
  • Grupo de trabajo de formación
  • Grupo de trabajo de Movimiento Obrero
  • Grupo de trabajo de mujer
  • Grupo de trabajo de internacionalismo y antiimperialismo

Desde la mesa se propuso que dichos grupos de elaboración teórico-política tuviesen una composición no menor de 5 personas (para que hubiese capacidad de trabajo suficiente sobre los mismos) y no mucho mayor de 7, para que fuesen ágiles y operativos.

En el caso en el que los grupos de trabajo tuviesen dificultades de elaboración política, la Comisión técnica provisional del EEC podría colaborar con los mismos en dicha tarea, siendo estos completamente autónomos. La comisión técnica mantendría un contacto con los grupos para conocer ritmos y evolución del trabajo.

Mientras tanto el EEC debiera irse desarrollando por territorios y sectores.

Se abrió entonces una ronda de intervenciones de los participantes destinada a aclarar dudas y valorar de forma genérica la propuesta organizativa, antes de entrar en profundidad a considerar la misma.

Se preguntó por parte de un participante si en la propuesta del área de Movimiento Obrero era posible incluir el trabajo de barrios. En este sentido se aclaro que cada grupo debiera tener entidad propia para incluir dentro del mismo las cuestiones que considerase oportunas, siempre que tuviesen una cierta coherencia que justificase la inclusión de las mismas.

Se aclaró igualmente desde la mesa que, dado que el grupo promotor que había elaborado el documento para el debate político-organizativo no estaba legitimado por una elección previa del mismo, sino que había surgido de una iniciativa de un grupo de comunistas, no iba a hacer una defensa cerrada de aquél sino que lo sometía a consideración de la asamblea.

Hubo quién planteó que el grupo de trabajo de Formación debiera integrarse con otros conceptos, pasando a llamarse “Formación, Cultura y Comunicación”, ya que consideraba que la formación política no se entendería sin aquellas perspectivas que fomenten unos valores capaces de apostar por la transformación social. A esto se le respondió desde la sala que tal propuesta corría el riesgo de desdibujar el valor de la formación marxista, perdiendo esta entidad e introduciendo teorías y autores ajenos a este pensamiento y que incluso podían chocar con él, lo que no le parecía una buena orientación para la necesaria recuperar de los rasgos de identidad comunistas. De ahí que la mayoría entendiese que Formación debía tener una entidad propia y diferenciada de todo lo demás.

Esta idea fue reforzada aludiendo a que los comunistas tenemos grandes deficiencias de formación política, algo fundamental para ser vanguardia e intervenir políticamente dentro de nuestra clase.

Otro asistente señaló que la importancia de la formación política de los comunistas era decisiva para que en nuestra propaganda plasmásemos bien los contenidos de lo que defendemos a la hora de dirigirnos a la clase trabajadora.

Se dieron en algunas intervenciones ciertas tendencias a sugerir la creación de comisiones de trabajo que escapaban a la idea de globalizar los contenidos de desarrollo teórico-político-programático, lo que podría dificultar la articulación de un conjunto de cuestiones mediante una visión más general.

Así se plantearon cuestiones como la necesidad de crear comisiones de trabajo elaborativo sobre energía, industria y medio ambiente, memoria histórica (memoria democrática) o Europa y TTIP. No obstante, aunque finalmente no se aprobó por los asistentes su estructuración como áreas temáticas, sí que se recogieron como cuestiones a tratar dentro de las mismas.

Para un asistente la propuesta de las 6 áreas de trabajo elaborativo eran demasiado “clásicas” y apegadas a la cultura tradicional del movimiento comunista y sus organizaciones por lo que consideraba que podían perderse elementos de análisis e investigación de la nueva realidad como el marco actual del capitalismo, las contradicciones dentro de la clase trabajadora, la realidad social española y su entronque con la realidad europea, las dificultades para analizar la realidad actual, etc.

Se dio en el debate una cierta confusión de lo que era una división en grupos temáticos de elaboración política con lo que es una estructuración de la organización comunista para la intervención política. Este aspecto fue aclarado con posterioridad desde mesa y sala al señalar que los 6 grupos eran una mera parcelación del análisis teórico -con la excepción del grupo de programa-política que integraba un análisis global- para la elaboración política y no para la acción; aunque ésta habría de surgir necesariamente de la dialéctica entre teoría y praxis.

Del mismo modo, se detectó la la pérdida o ausencia de cultura organizativa en algunas intervenciones al plantearse la necesidad de un debate teórico no organizado ni estructurado para que no se perdiese el espíritu inicial de la primera jornada del EEC de Septiembre. Es evidente que un planteamiento de este tipo adolecería del riesgo de entrar en un debate en bucle del tipo del que ya se vivió en las plazas hace algún tiempo.

Desde la sala algunos intervinientes señalaron que sin parcelación de la realidad para analizarla no sería posible un rigor teórico y se correría el riesgo de caer en una especie de club de debates. Se apuntó también que lo importante no era que la denominación de las áreas fuera más o menos clásica sino que fuesen capaces de integrar todas las cuestiones que los comunistas han de tratar hoy, del nivel y riqueza del propio análisis y de los contenidos expuestos en ellas. En cualquier caso, el carácter integral, se adujo, estaría presente en la elaboración del área de Programa-política, la cuál ha de tener clara una visión de conjunto de los desafíos teórico-políticos que el EEC debiera acometer.

Fueran las 6 áreas propuestas u otras las áreas temáticas de análisis y elaboración política, se consideró necesario por la mayor parte de los participantes que tanto lo que sigue siendo válido en la propuesta comunista como lo que ha de cambiar debe hacerse de manera organizada, por lo que ello exigía la existencia de grupos de trabajo con categorías concretas.

Un camarada propuso en ese sentido que las áreas temáticas fuesen consideradas como punto de arranque que en la posterior asamblea, al debatir de sus contenidos, se evaluase si eran válidas o no, si necesitaban o no un reenfoque.

Hubo quien señaló que por muy clásicas que parecieran áreas como movimiento obrero o mujer eran inevitables porque resultaba fundamental definir una posición política a partir de la que los comunistas pudiéramos intervenir.

Otro asistente sugirió dar un voto de confianza a la estructura del debate-elaboración en las 6 áreas propuestas y que volcásemos el esfuerzo en repensar el contenido de las mismas, dado que los errores de distintas organizaciones comunistas llevaban a la necesidad de que gran parte del trabajo y del modo de pensarlo debiera empezar casi de nuevo, sin olvidar las enseñanzas útiles que traíamos del pasado.

Surgieron entre los asistentes algunas reflexiones que excedían a la estructura planteada en grupos de trabajo pero que de algún modo debieran ser recogidos en algún lugar de los mismos; cuestiones talles como
  • El modo de intervenir en los movimientos de masas. Algo que exige trabajar cuestiones como conciencia, capacidad de acción independiente y criterios propios, formación, ideas, dirección, vanguardia, ser actores de la historia, globalizar y elevar el nivel de conflicto y de orientación de las luchas parciales,…
  • Se recordó desde la sala que nuestra elaboración teórica debe ir destinada a la lucha y la transformación social.
  • El cambio de valores dentro de las organizaciones comunistas, el abandono del sectarismo, la superioridad y cerrazón de algunos dirigentes, la necesidad de ser abierto y unitario con otros comunistas y el rechazo al institucionalismo burgués en el que algunas organizaciones han caído.
  • La necesidad de que en una etapa posterior se fuese abriendo paso, más allá de la formación, la investigación y el análisis que nos permitiera elevar la capacidad de propuesta política.
Terminado el debate sobre las áreas, desde la mesa se lanzaron las siguientes propuestas:
  • Incorporar dentro de las 6 áreas temáticas, si no surgía una propuesta formal de sustitución de las mismas, o eliminación de alguna de ellas, las cuestiones planteadas por los camaradas.
  • Aceptar los plazos de presentación (15 de Enero) de los borradores de las áreas temáticas propuestas
  • Conformar las comisiones de elaboración política correspondientes a las áreas temáticas a partir de la inclusión de los camaradas asistentes en las mismas y organizarse mínimamente cada área/comisión para poder empezar a trabajar.
  • Convocar la siguiente asamblea para finales de febrero en la cuál serían discutidas las elaboraciones políticas realizadas por las áreas temáticas.
Las propuestas de la mesa fueron aceptadas por consenso general de la sala.

De forma inmediata se pasó a la constitución de los grupos de trabajo para la elaboración política, aspecto en el que debemos reseñar que el grado de incorporación de los asistentes fue muy elevado.

Posteriormente se propuso la incorporación de camaradas a la comisión de coordinación de tareas hasta el tercer encuentro.

Dado que la comisión gestora no tenía más que 5 nombres propuestos sobre un total de 15 se acepto la primera parte (inclusión de los 5 nombres) y se pasó rápidamente a la incorporación a la comisión de coordinación de todos aquellos que quisieron incorporarse a la misma.

La reunión se dio por finalizada a las 2 de la tarde en un clima de alto nivel de satisfacción, trabajo colectivo y compromiso militante con las tareas que el EEC había aprobado.

Debemos señalar que tanto en las comisiones de elaboración política como en la de coordinación de tareas la incorporación de militantes de partidos comunistas con la de militantes comunistas sin partido se produjo de un modo natural y solidario, de acuerdo al espíritu que ha animado al Espacio de Encuentro Comunista desde el primer momento de llamamiento al mismo.

Ahora queda en manos de los comunistas del EEC avanzar hacia el desarrollo de ideas, la cooperación en el trabajo de coordinación y elaboración política, la extensión de núcleos del mismo por el territorio del Estado español y los sectores productivos y la preparación de un buen tercer encuentro. El desafío continúa y las ganas de combate también.

17 de septiembre de 2015

EL DESAFÍO DEL ENCUENTRO COMUNISTA DEL 26-S

Por Antonio Marín Segovia, Marat, Nicolás García-Pedrajas, Vigne

Los blogueros comunistas que firmamos este artículo, comprometidos con el proceso que se abre el sábado 26 de Septiembre en Madrid para la creación de un espacio de encuentro comunista con vocación permanente, somos conscientes de los desafíos que dicha convocatoria ha de afrontar.

Nuestra aportación mediante este texto no es la de presentarnos como representantes del grupo promotor de dicho encuentro sino la de meras voces ocasionales que, siendo miembros del citado grupo, quieren contribuir a la necesaria reflexión que ha de producirse antes, durante y después de la mencionada fecha.

Entre esos desafíos no se encuentra el éxito en número de asistentes a la reunión del sábado 26 de Septiembre. Sabemos desde hace días que el interés que ha suscitado y la conciencia entre amplios sectores de comunistas del Estado español de la necesidad de una propuesta como ésta ha impulsado a muchos de ellos a confirmar su asistencia.
Pero el proyecto de crear un espacio de encuentro comunista, algo nuevo porque no nace impulsado por partidos de este pensamiento, sino desde la base y en gran medida por quienes hoy no están en un partido pero creen en la necesidad de que los comunistas sin y con carné se organicen, piensen, debatan, elaboren, mantengan entre sí relaciones de fraternidad y trabajen colectivamente con  la clase trabajadora en defensa de sus intereses, del derribo del capitalismo y de la construcción de una sociedad socialista, carece de antecedentes similares y de carta de navegación ya construida sino que ha de ser desarrollada entre tod@s nosotr@s.

El que entre quienes promovemos está convocatoria haya tanto quienes en el pasado militaron en alguna organización comunista, como quienes no lo han hecho nunca pero se sienten tales, como de personas que aún mantienen vínculos partidarios comunistas diversos, creemos que puede tener las virtudes de que ninguna organización en particular pretenda apropiarse de esta iniciativa y de que pongamos todo el esfuerzo para evitar cualquier tentación sectaria.

De igual modo, que la propuesta tomase inicialmente forma entre comunistas madrileños es algo puramente circunstancial, ya que fue en Madrid donde nació, en un primer momento, la convicción de la necesidad de este proyecto. Esto ha dejado a día de hoy de ser así y comunistas de distintas tierras del Estado español han hecho suya la iniciativa y se han incorporado al grupo promotor. Es de desear que en otros territorios que aún no lo han hecho vayan conformándose grupos de naturaleza hermana a este. Somos conscientes de que hay muchas personas con dificultades de desplazarse a Madrid y de que existen lugares en los que conformar grupos de comunistas conscientes es particularmente difícil. Sabemos que el grupo promotor estudia el modo que dé respuesta a esas aspiraciones. De momento, el ritmo de los tiempos y las capacidades humanas, siempre limitadas, sugiere que quienes se sientan aislados en sus territorios aporten al menos un apoyo difusor de la convocatoria y de los textos que la han secundado y avalado y se pongan en contacto con el equipo que coordina el proyecto (encuentrocomunista@yahoo.es).

Todo lo anterior plantea, en nuestra opinión diversos retos de distinta naturaleza; unos de tipo interno (propios del proceso), otros de tipo externo (cómo llegar a nuestra clase y abrir paso de nuevo al discurso comunista, en gran medida desaparecido durante todo este período de la crisis capitalista).

Retos de naturaleza interna
El primero de ellos tiene que ver con el modo en que quienes asistamos a dicha jornada, motor de arranque de un trabajo posterior que ha de ir construyéndose de modo progresivo y trabajoso, llegamos a la misma. Si lo hacemos en clave de asistir a un acto-mitin de afirmación comunista habremos fracasado desde el minuto 1. Este acto no puede ser concebido como una liturgia en la que los “sacerdotes” oficiantes declaman las bondades de la ideología comunista y los fieles asistentes aplauden y repiten fervorosamente partes del mantra ritual. El marxismo que nos une, como visión laica de la política, requiere de nosotros que abordemos esa reunión como una actividad de trabajo, reflexión y propuesta colectiva por parte de quienes asistamos a la misma: convocantes y convocados.

Otro desafío es el de comprender, asumir, interiorizar y definir bien entre tod@s qué es eso del espacio de encuentro comunista que queremos construir, cómo lo entendemos, qué implicaciones puede tener, en qué puede ayudar a devolver las ideas comunistas al protagonismo necesario y hoy perdido, de qué modo puede abrir paso a una nueva cultura de cooperación, apoyo mutuo y habituación a trabajar y luchar juntos los comunistas tengamos o no carné de partidos marxistas preexistentes.

Y a la vez creemos que debiéramos sortear el riesgo de confundir la defensa de nuestra ideología con el ideologismo reduccionista que calma los ánimos pero que no construye, que se encierra en sí mismo, que no llega a quienes debemos hacer comprensible nuestro proyecto de sociedad, que nos pudiera dividir (centrarnos en lo que nos une, apartar de momento lo que nos separe e impida avanzar) y que no extrae del marxismo todo su potencial emancipador de la explotación y la alienación humanas ayer, hoy y mañana.

En el lado opuesto está también la cuestión de diferenciar lo que dice ser comunista de lo que realmente lo es. No nos sirven las propuestas constituyentes, ni la interpretación de que la historia se cambia desde las instituciones burguesas, ni el lenguaje postmoderno y claudicante que renuncia al hilo rojo de nuestra identidad compuesto por conceptos como clase, lucha de clases, destrucción, que no reforma, del capitalismo o dictadura del proletariado, por citar sólo algunos ejemplos. No creemos compatible declararse comunista y seguir los modelos de las nuevas formaciones socialdemócratas europeas y españolas. No nos sirve tampoco el electoralismo, ni el ciudadanismo ni las apelaciones a conceptos amorfos como “la gente” o a mitos como el supuesto 99% contra el 1%, pretendiendo que ignoremos que la explotación capitalista tiene entre ese 99% su porcentaje de delegados de clases medias patrimoniales y empresariales que no necesitan ser grandes plutócratas para oprimir a la clase trabajadora.

Tenemos también por delante la necesidad de evitar caer en los vicios que se han ido instalando en la cultura política de muchas personas durante estos años: el ciberactivismo (con sus foros de entretenimiento y de debate por el debate) y las adhesiones de aluvión. La lucha está en la calle, la transformación social se hace en el mundo real y ello exige altos grados de compromiso y esfuerzo personales, incluso en la formación política de los militantes. No se trata de hacer bulto, de ser muchos sino de cualificarnos, de capacitarnos, de dedicarle tiempo y trabajo a la militancia y a la lucha de clases.

Debemos también abordar el reto de señalar a modo de apunte (una primera jornada no da para más) dónde están las palancas transformadoras de una lucha anticapitalista, y no sólo antineoliberal, hoy y de detectar que reivindicaciones conectan con las necesidades reales de nuestra clase. Ese primer apunte ha de servirnos de pivote y base inicial para un desarrollo analítico y propositivo posterior. Y, muy importante, es fundamental que entendamos que el acto del 26 de Septiembre no es una convocatoria circunstancial sino el inicio de un camino y de una tarea de largo recorrido, si existe voluntad colectiva para ello, por delante.

Retos de naturaleza externa
Hacer llegar nuestro discurso a nuestra clase exige tanto una capacidad didáctica y un mensaje sencillo y comprensible como un compromiso activo con sus necesidades y problemas, así como una presencia en sus principales luchas.
De nada nos serviría convertirnos en un grupo de propagandistas si no experimentamos y vivimos con la clase trabajadora su propia realidad y somos instrumento que contribuya y refuerce su autoorganización.

Debemos ser capaces de ser ejemplo útil que lleve a que los sectores oprimidos y golpeados por la crisis del capital sientan que los comunistas somos gente distinta, una fuerza que sea percibida como algo completamente diferente y ajeno a los partidos burgueses del sistema o a los reformismos que sólo quieren actuar como paliativos de los peores efectos de la crisis pero sin cambiar nada esencial de las causas ni del sistema que la ha creado.

De nada nos serviría reunir en torno a nosotros a unas decenas o centenares de militantes conscientes y luchadores si no somos capaces de traspasar el círculo inmediato de los ya convencidos para actuar como semilla de conciencia política entre nuestra clase, despertar de la misma, acumulación de fuerzas y rebelión. L@s trabajador@s deben llegar a ver en nosotros los comunistas el puño con el que ellos mismos golpean sobre sus enemigos de clase.

Ello va a exigirnos que seamos capaces de afirmarnos en nuestra identidad, que a la vez seamos abiertos en la relación con amplios sectores de la clase trabajadora menos consciente, que contemplemos el marxismo como teoría para iluminar nuestra tarea y no como farola a la que abrazarnos y, algo muy importante, que seamos conscientes de que las ideas no viven sin organización y que el coordinarnos y organizarnos del modo más eficaz y, a la vez, útil en relación con el tiempo que vivimos, es una necesidad imperiosa a la que tendremos que responder en un segundo encuentro.

Dar respuesta positiva a todos estos retos no es garantía infalible de éxito pero nos acercará, seguramente, un poco más a él. Ese es el gran desafío que se abre ante nosotros el mismo día 26 de Septiembre y a partir de él.

9 de septiembre de 2015

QUÉ NO ES Y QUÉ ES EL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA

Por Marat

Los comunistas que me conocen saben que no soy depositario de esencia ortodoxa alguna ni persona cerrada en mis posiciones.

Pero desde que un conjunto de comunistas de diversas procedencias y experiencias comenzamos a coincidir en la necesidad de crear un espacio de encuentro comunista y aquella idea fue tomando cuerpo en blogs, reuniones (muchas), documentos de trabajo y texto de convocatoria, hemos observado ciertos fenómenos que exigen clarificar a algunos lo que no somos, para que nadie se llame a engaño. Esto sin pretender definir previamente el campo de juego pero sí determinando a qué no vamos a jugar:

  •      No somos el orfanato de nadie que se haya quedado o se esté quedando sin referentes, siglas o partido. Eso dice muy poco de lo que cabe esperar de un comunista.
  •      No somos la agencia de colocación de quienes se hayan quedado sin cargos, salarios o posibilidades de promoción dentro de alguna organización en proceso de harakiri. Lo nuestro no es el parlamentarismo. Para ser más claro, la mafia de Ángel Pérez y sus mariachis profesionales de la política no caben aquí. Que prueben con Florentino Pérez, que igual les recibe un sirviente por la puerta de servicio pars decirles que "el señorito" no está en casa. 
  •      No somos ninguna plataforma de grupos comunistas de cara a un proceso de unidad ni ante ninguna convocatoria electoral futura. Somos bastante menos ambiciosos. Nos conformamos con la reconstrucción del diálogo, la colaboración fraterna entre comunistas, la reconstrucción del discurso marxista, la formación de cuadros y la preparación de un espacio de intervención dentro de los procesos de luchas de clases. Casi nada.
  •      No somos ningún proyecto “ilusionante” para “la gente” ilusa. Somos un agrupamiento de trabajadores con conciencia de clase. Bienvenida sea la esperanza siempre que se asiente en el trabajo militante y en razones concretas que la justifiquen y no en el voluntarismo de quien espera que caigan las manzanas del árbol por su propio peso sin esfuerzo ni compromiso alguno en su recolecta.
  • No somos tampoco un grupo de dogmáticos con una concepción del marxismo encorsetado por 100 guiones y concebido más como una "fe del carbonero" que como una teoría viva para la praxis revolucionaria de agitar el mundo para cambiarlo de base. Cuando decimos en nuestra convocatoria que “debemos dejar respirar al marxismo como teoría viva y transformadora para que refuerce su condición de terreno fértilen el que se promueve el debate, la reflexión y la práctica, sin llaves secretas que dan la razón a unos elegidos” es precisamente porque eso es lo que pretendemos que sea la lectura del marxismo que debe hacer un comunista y no otra.
  •      No somos un partido virtual de ciberrevolucionarios ni vamos a propiciar el debate por el debate en ese gallinero llamado redes sociales, donde no se sabe quién es quién. El que se aburra que coja un libro o vea el “sálvame” político de La Sexta. El debate político en el seno de las organizaciones y en las asambleas pero con contenidos y objetivos concretos. Los bucles eternos que no conducen a ningún lado queden para los residuos de la “indignación”.
  •      No somos un proyecto ciudadanista, interclasista ni transversal. Defendemos en primer lugar los intereses de la clase trabajadora y la lucha de clases contra el capital. Las clases intermedias que se han visto estos años golpeadas por la crisis no nos son indiferentes pero tendrán que elegir en cuál de los dos campos se sitúan: el del capitalismo o el del socialismo porque van a ser cercenadas por el sistema. Y no vamos a supeditar la defensa de nuestra clase para sacar, en primer lugar, las castañas del fuego a la clase media, que fundamentalmente quiere volver a los buenos años dorados del consumo a crédito.
  •      No somos un proyecto que pretenda organizarse al margen de los partidos comunistas existentes para crear otro partidito más sino un lugar en el que comunistas con o sin partido puedan trabajar, debatir, pensar, formarse y elaborar juntos, sin partido guía y sin  organización de capillitas por cuotas de representación.
  •      No negamos, sino que afirmamos el carácter insurreccional de nuestro proyecto, la destrucción, no reforma, del capitalismo y la dictadura del proletariado, no esa necedad en la que han convertido el concepto de “hegemonía”  gramsciana los socialdemócratas y podemitas.
Puede que marquemos el terreno de debate algo más de lo que muchos esperan pero no deseamos que ninguna expectativa quede frustrada por una inexacta comunicación de cuáles son nuestras líneas rojas.

Si éstas les asustan a algunos, quédense con las syrizas españolas en su viaje a ninguna parte. Con una en Grecia y las consecuencias de su experimento de disidencia controlada de clase media ya tenemos de sobra quienes aspiramos a una sociedad socialista por y para la clase trabajadora y no a un “capitalismo de rostro humano.”. O con cualquiera de las marcas que el supermercado electoral les ofrece. Las diferencias principales entre ellas son de nombre y envase.

Cualquier intento de desembarco por parte de proyectos moribundos será cortado de raíz.

Marcadas estas líneas rojas, de lo que somos y lo que seremos queda todo por decidir. Que sea un proyecto abierto para un debate colectivo no significa que nos valga todo o que perdamos el tiempo al estilo de esos movimientos o partidos burbuja tan fáciles de pinchar por sus promotores en la sombra.