10 minutos después
de la hora prevista (10:00 de la mañana) comenzaba el pasado sábado
31 de Octubre la reunión de organización del Espacio de Encuentro
Comunista (EEC).
30 minutos antes, a
pesar de las dificultades de localización del lugar de la reunión,
y de que los temas organizativos son siempre más áridos que los
puramente ideológicos o “políticos”, se concentraban ya grupos
de comunistas de distintas edades, una buena parte de ellos muy
jóvenes -y como pudimos comprobar después- notablemente formados en
lo político.
Muchos venían de
fuera de Madrid; de lugares tan dispares como Burgos o Almería, por
citar sólo dos ejemplos.
Una buena parte de
los asistentes, según pudimos comprobar por las caras, no habían
asistido a la primera reunión del ECC pero, como supimos
posteriormente, eran personas que nos habían hecho llegar su
voluntad de asistir a esta y que conocían sobradamente tanto lo
tratado en la primera convocatoria como el documento preparado para
la segunda asamblea. En palabras de algunos de ellos, su asistencia
en esta ocasión se debió a que sentían que íbamos en serio.
Esta vez la
presencia de militantes de organizaciones comunistas fue aún más
diversa, si bien ha seguido predominando el segmento de comunistas
“independientes” de partido, lo que es indicativo de hasta qué
punto el EEC es una necesidad para que se organicen todos esos
comunistas que aún no han encontrado su lugar pero que tampoco han
renunciado a sus ideas ni a la pelea.
Veníamos de una
reunión anterior, la del 26 de Septiembre, en la que muchos
comunistas afirmamos nuestra voluntad de encontrarnos, trabajar
juntos por encima de la pertenencia o no a partidos marxistas
concretos, de debatir, elaborar y hacernos presentes en las luchas de
nuestra clase, llevando nuestras posiciones a ella con el fin de
elevar los niveles de los conflictos y de la conciencia de los
trabajadores acerca de su papel histórico y de la necesidad de
derribar el capitalismo para construir una sociedad socialista.
Traíamos a esta
segunda asamblea un mandato de la anterior: empezar a trabajar en el
plano teórico y de las propuestas revolucionarias y crear una
estructura organizativa provisional que nos permitiese, meses más
tarde, ir hacia un tercer encuentro en el que se hubiesen
desarrollado distintos EECs territoriales, se debatiesen los
documentos elaborados colectivamente y surgiese una coordinación más
estable para la expansión del movimiento comunista y las ideas
comunistas en el Estado español.
Al acto el Grupo
Promotor del EEC llegó dimitido, con el fin de que fuera la asamblea
plenaria la que asumiese, si así lo estimaba, los pasos que aquél
llevó a la misma. Éste era el compromiso del encuentro anterior y
la decisión más democrática y pertinente.
La reunión comenzó
con una evaluación del desarrollo de la jornada anterior, la del
26-S. Aunque inicialmente costó arrancar las primeras peticiones de
palabra, dado que el recuerdo un mes más tarde no era tan fresco
como el primer día y porque una parte de los participantes en esta
segunda no habían asistido a la misma, luego se fueron sucediendo
con fluidez.
A partir de ahí
hemos de reseñar una elevada participación y nivel político en el
debate y un alto grado de compromiso personal y colectivo con las
tareas a las que el colectivo se comprometió en la reunión.
Es importante
también señalar el sano ambiente de camaradería y el espíritu
constructivo en el que se desarrolló, de principio a fin, todo el
encuentro.
La valoración del
primer encuentro fue marcadamente positiva al ser calificado de
necesario, útil y tendente a abrir vías de superación de la
división de los comunistas y su debilidad organizativa y política
actual.
Surgieron en ese
contexto interrogantes del tipo cómo influir con nuestras propuestas
y actividad en la clase trabajadora
Hubo también
intervenciones que resaltaban la necesidad de romper con la atonía
social y con las dudas hacia una nueva iniciativa como ésta o la
importancia de las formas en el modo de presentarnos ante nuestra
clase de un modo distinto al electoralismo frustrante que se ha ido
imponiendo en los últimos tiempos.
Un camarada apuntó
que si el partido comunista perfecto existiese no hubiera tenido que
nacer una iniciativa de agrupamiento de las tareas de los comunistas
como la del EEC porque no existirán los problemas que justifican su
nacimiento.
Se señaló también
que la idea de incluir dentro del EEC no sólo a los comunistas con
partido sino a los que no lo tienen era muy positiva porque era un
modo de abrir un canal que posibilitase su participación que de otro
modo no se daría.
Algunas
intervenciones indicaron un tanto críticamente que percibían
demasiada prisa en incorporarse a las luchas sociales y de clase
antes de profundizar durante mucho más tiempo en cómo hacerlo y con
que contenidos teóricos y políticos, demandando un más claro
deslinde de la ideología comunista en el momento presente de lo que
hoy se entiende como las ideas de izquierda.
Algún participante
expuso en ese sentido que defender a la clase trabajadora en sus
reivindicaciones inmediatas (frente a situaciones como el paro, los
salarios de miseria o la precariedad en el empleo) tenía el riesgo
de que nos situásemos en una posición de correctores de las lacras
del capitalismo. A ello otro camarada respondió que, al igual que
expuso Rosa Luxemburgo en “Reforma o Revolución”, es en el marco
de las necesidades inmediatas de nuestra clase donde los comunistas
debemos intervenir para elevar no sólo la conciencia de clase y la
reivindicación más allá de lo asumible por el sistema sino para
plantear un horizonte político de las luchas con carácter
anticapitalista y socialista, pero sin por ello obviar el hecho de
que los comunistas debemos defender también a los trabajadores en
aquellas necesidades que afectan a sus condiciones de vida.
Para algún
interviniente ya sólo con la palabra “encuentro” se justificaba
la primera y la segunda convocatorias y la idea en sí misma porque
la creía indispensable. Señaló la necesidad, como objetivo del
EEC, de rescatar el significado de expresiones como lucha de clases o
revolución cuando el poder de la ideología dominante y del
reformismo se había encargado de tratar de vaciarlas de significado,
especialmente en un mundo de banalidades y simplificaciones del
discurso hasta el punto de impedir pensar a las personas. Añadió
también lo encomiable de un grupo como el EEC que nace sin
plantearse ser un partido sino con el objetivo de estimular el
pensamiento y la elaboración de teoría comunista útil para para
los organizados bajo la forma partido y otros que no lo están.
Otra de las
intervenciones señaló su valoración globalmente positiva del
primer encuentro comunista, entre otras razones por la calidad de las
opiniones que en él se escucharon, si bien señaló su diferencia
con una de ellas que había remarcado que el capital nos había
ganado por goleada. Para este participante ello no era cierto más
que en la capacidad del capitalismo de imponerse en la práctica
porque, en su opinión, esto no lo había logrado ni en lo ideológico
ni en los presupuestos morales que consideraba muy superiores en el
caso de los comunistas.
Por contra, hubo
quien señaló que también en lo ideológico se había producido esa
derrota porque el capital había sido capaz de adaptarse a las nuevas
circunstancias y de crear hegemonía, algo que los comunistas no
habíamos logrado. Sobre esa base, el primer encuentro comunista
había tenido la virtud de reconocer este hecho y de plantear la
necesidad del rearme ideológico que permitiese ir hacia un frente
único de trabajadores, capaz de elevar su conciencia. El desafío
para él era a partir de ahora construir proyecto político, aunque
no de forma partidaria pero siempre ideológica y de lucha: crear
política comunista.
A ello respondió
otro integrante de la reunión señalando que en esa derrota había
una parte de responsabilidad de los propios comunistas que, en unos
casos se habían cerrado sobre sí mismos de modo sectario y que, en
otros, de tanto vestirse de lagarteranas habían acabado por ser
lagarteranas. Por eso, ante una iniciativa que afirma la existencia
de clases sociales y la lucha de clases, que levanta de nuevos las
banderas y que dice lo que tiene que decir y no lo que piensa que a
la gente le va a gustar, su opinión no podía ser más positiva,
razón por la que señaló su apoyo pleno. Afirmó también que,
cuando se fueran desarrollando los proyectos ciudadanistas, la clase
trabajadora comprendería que ese no es el camino. Apuntó a que ésta
podría ser la oportunidad de que los comunistas nos hagamos oír
ante la debacle ideológica de una izquierda que ha dejado de serlo.
Alguien señaló
algo extraño, por inusual, tal que el grupo promotor iniciase el
proceso del EEC para luego dimitir y dar la soberanía a la asamblea.
Para él eso era algo “maravilloso” porque no lo había
encontrado antes en otros grupos políticos. Lanzó dos preguntas al
grupo promotor: ¿cómo resolver el problema de las distintas
corrientes comunistas? ¿en el grupo promotor hay distintas
sensibilidades o una sola? Desde la mesa y desde los participantes se
le respondió a la primera que centrando en lo que nos une y
aparcando de momento lo que nos separa para poder avanzar y a la
segunda se le señaló que la pluralidad del grupo promotor era muy
grande pero que a todos nos unía ser marxistas, comunistas, estar
por el derribo del capitalismo, la dictadura del proletariado y el
socialismo.
En la segunda parte
de la reunión se abordó la propuesta organizativa, política y
programática -entendida esta última como propuesta de programa
político para la clase trabajadora, no como programa electoral,
cuestión ésta en la que el EEC no se siente apelado- Se trataba de
avanzar en el desarrollo de las tres cuestiones mencionadas hacia la
tercera asamblea del EEC que habría de celebrarse en el mes de
febrero de 2016.
En este sentido,
junto a la parte más de elaboración política y programática, se
señaló desde la mesa de la asamblea que, dimitido en ésta el grupo
promotor del Espacio de Encuentro Comunista, habría que elegir a un
equipo que provisionalmente facilitase el desarrollo de los
mencionados objetivos y la labor organizativa, potenciando así mismo
el desarrollo de territorial (en distintas zonas del Estado) y
sectorial (empresas, sectores;…) del EEC.
Dicho equipo no
tendría tareas propiamente de dirección política sino de
facilitar, coordinar e impulsar de forma técnica las labores del EEC
hacia el tercer encuentro.
El grupo promotor
propuso que, tras el debate sobre propuesta de grupos de trabajo de
elaboración política, se eligiese una Comisión técnica
provisional de 15 personas, de las que aquél sólo llevaba una lista
de 5, debiendo la asamblea nombrar a los 10 restantes, si no revocaba
a ninguno de los 5 sugeridos inicialmente.
Uno de los
asistentes preguntó si era posible presentar nombres alternativos a
la lista de 5 sugeridos por el dimitido grupo promotor, a lo que se
respondió que por supuesto podía hacerse.
El elemento
teórico-programático y de desarrollo organizativo se basaría en la
elaboración de borradores que permitiesen discutir sus contenidos en
la posterior tercera asamblea del EEC. Dichos borradores debieran
estar completados y enviados a la nueva dirección provisional, con
fecha límite de 15 de Diciembre, que la segunda asamblea nombrase
para avanzar hasta la tercera.
Se explicó entonces
que la propuesta traída al encuentro era que los borradores se
estructurasen en 6 áreas temáticas cuya elaboración surgiese de
sus grupos correspondientes a partir de quienes se integrasen
voluntariamente, desde la asamblea, en los mismos. Estos grupos y
áreas temáticas, siempre que fueran aprobados por la asamblea como
organizadores de los los contenidos políticos, programáticos y
organizativos, serían los siguientes:
- Grupo de trabajo
programático-político
- Grupo de trabajo de
organización
- Grupo de trabajo de
formación
- Grupo de trabajo de
Movimiento Obrero
- Grupo de trabajo de
mujer
- Grupo de trabajo de
internacionalismo y antiimperialismo
Desde la mesa se
propuso que dichos grupos de elaboración teórico-política tuviesen
una composición no menor de 5 personas (para que hubiese capacidad
de trabajo suficiente sobre los mismos) y no mucho mayor de 7, para
que fuesen ágiles y operativos.
En el caso en el que
los grupos de trabajo tuviesen dificultades de elaboración política,
la Comisión técnica provisional del EEC podría colaborar con los
mismos en dicha tarea, siendo estos completamente autónomos. La
comisión técnica mantendría un contacto con los grupos para
conocer ritmos y evolución del trabajo.
Mientras tanto el
EEC debiera irse desarrollando por territorios y sectores.
Se abrió entonces
una ronda de intervenciones de los participantes destinada a aclarar
dudas y valorar de forma genérica la propuesta organizativa, antes
de entrar en profundidad a considerar la misma.
Se preguntó por
parte de un participante si en la propuesta del área de Movimiento
Obrero era posible incluir el trabajo de barrios. En este sentido se
aclaro que cada grupo debiera tener entidad propia para incluir
dentro del mismo las cuestiones que considerase oportunas, siempre
que tuviesen una cierta coherencia que justificase la inclusión de
las mismas.
Se aclaró
igualmente desde la mesa que, dado que el grupo promotor que había
elaborado el documento para el debate político-organizativo no
estaba legitimado por una elección previa del mismo, sino que había
surgido de una iniciativa de un grupo de comunistas, no iba a hacer
una defensa cerrada de aquél sino que lo sometía a consideración
de la asamblea.
Hubo quién planteó
que el grupo de trabajo de Formación debiera integrarse con otros
conceptos, pasando a llamarse “Formación, Cultura y Comunicación”,
ya que consideraba que la formación política no se entendería sin
aquellas perspectivas que fomenten unos valores capaces de apostar
por la transformación social. A esto se le respondió desde la sala
que tal propuesta corría el riesgo de desdibujar el valor de la
formación marxista, perdiendo esta entidad e introduciendo teorías
y autores ajenos a este pensamiento y que incluso podían chocar con
él, lo que no le parecía una buena orientación para la necesaria
recuperar de los rasgos de identidad comunistas. De ahí que la
mayoría entendiese que Formación debía tener una entidad propia y
diferenciada de todo lo demás.
Esta idea fue
reforzada aludiendo a que los comunistas tenemos grandes deficiencias
de formación política, algo fundamental para ser vanguardia e
intervenir políticamente dentro de nuestra clase.
Otro asistente
señaló que la importancia de la formación política de los
comunistas era decisiva para que en nuestra propaganda plasmásemos
bien los contenidos de lo que defendemos a la hora de dirigirnos a la
clase trabajadora.
Se dieron en algunas
intervenciones ciertas tendencias a sugerir la creación de
comisiones de trabajo que escapaban a la idea de globalizar los
contenidos de desarrollo teórico-político-programático, lo que
podría dificultar la articulación de un conjunto de cuestiones
mediante una visión más general.
Así se plantearon
cuestiones como la necesidad de crear comisiones de trabajo
elaborativo sobre energía, industria y medio ambiente, memoria
histórica (memoria democrática) o Europa y TTIP. No obstante,
aunque finalmente no se aprobó por los asistentes su estructuración
como áreas temáticas, sí que se recogieron como cuestiones a
tratar dentro de las mismas.
Para un asistente la
propuesta de las 6 áreas de trabajo elaborativo eran demasiado
“clásicas” y apegadas a la cultura tradicional del movimiento
comunista y sus organizaciones por lo que consideraba que podían
perderse elementos de análisis e investigación de la nueva realidad
como el marco actual del capitalismo, las contradicciones dentro de
la clase trabajadora, la realidad social española y su entronque con
la realidad europea, las dificultades para analizar la realidad
actual, etc.
Se dio en el debate
una cierta confusión de lo que era una división en grupos temáticos
de elaboración política con lo que es una estructuración de la
organización comunista para la intervención política. Este aspecto
fue aclarado con posterioridad desde mesa y sala al señalar que los
6 grupos eran una mera parcelación del análisis teórico -con la
excepción del grupo de programa-política que integraba un análisis
global- para la elaboración política y no para la acción; aunque
ésta habría de surgir necesariamente de la dialéctica entre teoría
y praxis.
Del mismo modo, se
detectó la la pérdida o ausencia de cultura organizativa en algunas
intervenciones al plantearse la necesidad de un debate teórico no
organizado ni estructurado para que no se perdiese el espíritu
inicial de la primera jornada del EEC de Septiembre. Es evidente que
un planteamiento de este tipo adolecería del riesgo de entrar en un
debate en bucle del tipo del que ya se vivió en las plazas hace
algún tiempo.
Desde la sala
algunos intervinientes señalaron que sin parcelación de la realidad
para analizarla no sería posible un rigor teórico y se correría el
riesgo de caer en una especie de club de debates. Se apuntó también
que lo importante no era que la denominación de las áreas fuera más
o menos clásica sino que fuesen capaces de integrar todas las
cuestiones que los comunistas han de tratar hoy, del nivel y riqueza
del propio análisis y de los contenidos expuestos en ellas. En
cualquier caso, el carácter integral, se adujo, estaría presente en
la elaboración del área de Programa-política, la cuál ha de tener
clara una visión de conjunto de los desafíos teórico-políticos
que el EEC debiera acometer.
Fueran las 6 áreas
propuestas u otras las áreas temáticas de análisis y elaboración
política, se consideró necesario por la mayor parte de los
participantes que tanto lo que sigue siendo válido en la propuesta
comunista como lo que ha de cambiar debe hacerse de manera
organizada, por lo que ello exigía la existencia de grupos de
trabajo con categorías concretas.
Un camarada propuso
en ese sentido que las áreas temáticas fuesen consideradas como
punto de arranque que en la posterior asamblea, al debatir de sus
contenidos, se evaluase si eran válidas o no, si necesitaban o no un
reenfoque.
Hubo quien señaló
que por muy clásicas que parecieran áreas como movimiento obrero o
mujer eran inevitables porque resultaba fundamental definir una
posición política a partir de la que los comunistas pudiéramos
intervenir.
Otro asistente
sugirió dar un voto de confianza a la estructura del
debate-elaboración en las 6 áreas propuestas y que volcásemos el
esfuerzo en repensar el contenido de las mismas, dado que los errores
de distintas organizaciones comunistas llevaban a la necesidad de que
gran parte del trabajo y del modo de pensarlo debiera empezar casi de
nuevo, sin olvidar las enseñanzas útiles que traíamos del pasado.
Surgieron entre los
asistentes algunas reflexiones que excedían a la estructura
planteada en grupos de trabajo pero que de algún modo debieran ser
recogidos en algún lugar de los mismos; cuestiones talles como
- El modo de
intervenir en los movimientos de masas. Algo que exige trabajar
cuestiones como conciencia, capacidad de acción independiente y
criterios propios, formación, ideas, dirección, vanguardia, ser
actores de la historia, globalizar y elevar el nivel de conflicto y
de orientación de las luchas parciales,…
- Se recordó desde la
sala que nuestra elaboración teórica debe ir destinada a la lucha y
la transformación social.
- El cambio de valores
dentro de las organizaciones comunistas, el abandono del sectarismo,
la superioridad y cerrazón de algunos dirigentes, la necesidad de
ser abierto y unitario con otros comunistas y el rechazo al
institucionalismo burgués en el que algunas organizaciones han
caído.
- La necesidad de que
en una etapa posterior se fuese abriendo paso, más allá de la
formación, la investigación y el análisis que nos permitiera
elevar la capacidad de propuesta política.
Terminado el debate
sobre las áreas, desde la mesa se lanzaron las siguientes
propuestas:
- Incorporar dentro de
las 6 áreas temáticas, si no surgía una propuesta formal de
sustitución de las mismas, o eliminación de alguna de ellas, las
cuestiones planteadas por los camaradas.
- Aceptar los plazos
de presentación (15 de Enero) de los borradores de las áreas
temáticas propuestas
- Conformar las
comisiones de elaboración política correspondientes a las áreas
temáticas a partir de la inclusión de los camaradas asistentes en
las mismas y organizarse mínimamente cada área/comisión para poder
empezar a trabajar.
- Convocar la
siguiente asamblea para finales de febrero en la cuál serían
discutidas las elaboraciones políticas realizadas por las áreas
temáticas.
Las propuestas de la
mesa fueron aceptadas por consenso general de la sala.
De forma inmediata
se pasó a la constitución de los grupos de trabajo para la
elaboración política, aspecto en el que debemos reseñar que el
grado de incorporación de los asistentes fue muy elevado.
Posteriormente se
propuso la incorporación de camaradas a la comisión de coordinación
de tareas hasta el tercer encuentro.
Dado que la comisión
gestora no tenía más que 5 nombres propuestos sobre un total de 15
se acepto la primera parte (inclusión de los 5 nombres) y se pasó
rápidamente a la incorporación a la comisión de coordinación de
todos aquellos que quisieron incorporarse a la misma.
La reunión se dio
por finalizada a las 2 de la tarde en un clima de alto nivel de
satisfacción, trabajo colectivo y compromiso militante con las
tareas que el EEC había aprobado.
Debemos señalar que
tanto en las comisiones de elaboración política como en la de
coordinación de tareas la incorporación de militantes de partidos
comunistas con la de militantes comunistas sin partido se produjo de
un modo natural y solidario, de acuerdo al espíritu que ha animado
al Espacio de Encuentro Comunista desde el primer momento de
llamamiento al mismo.
Ahora queda en manos
de los comunistas del EEC avanzar hacia el desarrollo de ideas, la
cooperación en el trabajo de coordinación y elaboración política,
la extensión de núcleos del mismo por el territorio del Estado
español y los sectores productivos y la preparación de un buen
tercer encuentro. El desafío continúa y las ganas de combate
también.