Por Marat
Si una primera respuesta puedo dar a la pregunta que da título a este texto es que a la sociedad española y a casi todos los que estamos al otro lado del telón de acero informativo que separa hechos y propaganda, sea del lado ruso y de sus mariachis o del lado de las “democracias” occidentales, que aplican la misma ley de hierro informativo que el gobierno ruso, impidiendo el acceso a sus medios de información-propaganda y suministrándonos tan solo la “verdad” del Pentágono y de sus beneficiarios energéticos, nos resulta imposible conocer cómo va el partido Rusia- Ucrania en estos momentos.
En tiempos de enloquecida conspiranoia, mentiras oficiales y bulos extraoficiales, es, desde el lado ruso una secuencia “informativa” de la Agencia Tass, uno de los pocos canales rusos que aún no han sido censurados por parte de las potencias amigas de Ucrania, detrás de la que cabe intuir que entre el 14 y el 17 de marzo se empieza a asumir tácitamente una cierta estabilización de los frentes.
¿Ha llegado Putin hasta donde deseaba, controlar la mayor parte del Donbass, comprometer la unidad territorial del Estado ucraniano, abrir la puerta al reconocimiento de la independencia de los territorios secesionistas de dicho Estado? De momento , Zelenski, cuya imagen publicada por los medios occidentales empieza a perder relevancia, ha asumido una de las principales exigencias de Rusia: Ucrania no entrará en la OTAN. Sobre las exigencias territoriales rusas, el gobierno del país atacado ha mostrado una significativa indefinición en los últimos días.
¿Está ganando tiempo Zelenski en una guerra de desgaste entre ambos países, practicando el enroque militar? Podría ser, del mismo modo en que lo que ahora parece una imposibilidad por parte de Rusia de hacer avanzar los frentes responda a una intención de hacer tablas en el juego mundial de las superpotencias.
En ese caso estaríamos ante la inminencia de la hora de una diplomacia que transcendería a la soberanía nacional de Ucrania, negada de largo tiempo por Rusia y chantajeada por Estados Unidos y su vasallo, la UE.
Mientras tanto asistiremos al viejo espectáculo de una fantasmagórica amenaza de guerra nuclear, cuyo guión para asustaviejas aún sigue funcionando como en la superproducción que se montaron en octubre de 1962 entre EEUU y la URSS para seguir pastoreando sus respectivas áreas de influencia.
Previsiblemente, solo las almas cándidas y los cínicos se sorprendan cuando las aguas vuelvan a su cauce, Putin será, si no rehabilitado, sí relativamente soportado, al igual que Maduro hoy ya es un socio petrolero no secreto -nunca dejó Venezuela de vender petróleo a EEUU. del mismo modo en el que ahora se habla de levantar las sanciones a Irán – y los índices de las bolsas capitalistas del mundo recuperen cierta normalidad, dentro de una tendencia de larga onda a una tasa de acumulación del capital decreciente.
Por lo demás, nada sorprendentemente nuevo bajo el sol.
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