Rolando
Astarita. rolandoastarita.wordpress.com
Fred
Moseley acaba de publicar un importante libro, Money
and Totality. A Macro-Monetary Interpretation of Marx’s Logic in
Capital and the End of the “Transformation Problem”,
(Leiden, Brill, Historical Materialism Book Series). El libro ha sido
editado en tapa dura por Brill
(http://www.brill.com/products/book/money-and-totality)
y en octubre próximo será publicado en tapa blanda por Haymarket.
Moseley
es un destacado marxista estadounidense, que dicta, entre otros
cursos, Historia del pensamiento económico y Teoría económica
marxista, en el Mount Holyoke College. Ha escrito “The
falling rate of profit in the post-war United States economy”
(1992), y ha sido editor, o co-editor de “The
Imperiled Economy”
(1988); “International
Perspectives on Profitability and Accumulation”
(1991); “Marx’s
Method in ‘Capital: A Reexamination”
(1993); “Heterodox
Economic Theories: True or False?”
(1995); “New
Investigations of Marx’s Method”
(1997); “Marx’s
Theory of Money: Modern Appraisals”
(2005); “Hegel’s
Logic and Marx’s Capital”
(2013). Pueden consultarse sus trabajos en
http://www.mtholyoke.edu/~fmoseley/.
El
eje de Money and Totality, en el que Moseley ha trabajado durante 20
años, es la crítica a la interpretación estándar del “problema
de la transformación” contenida en los trabajos de Bortkiewicz
y Sweezy, o en los autores influenciados por Sraffa, como Morishima y
Steedman. Según esta interpretación estándar, Marx habría
cometido un error fatal cuando determinó los precios de producción
en el tomo III de El Capital, ya que no habría transformado a
precios de producción los valores de los insumos (esto es, el
capital constante y variable). De aquí se sostuvo que el planteo de
Marx era lógicamente contradictorio, ya que los outputs no podrían
estar establecidos en precios de producción y los insumos en
valores.
Los
críticos desarrollaron entonces nuevas soluciones a la cuestión de
la transformación, basadas en sistemas de ecuaciones; o en las
matrices de insumo – producto y el uso del álgebra lineal. A lo
largo del tiempo estas alternativas fueron creciendo en objeciones a
la teoría de Marx. Así, en una primera instancia, en la solución
de Bortkiewicz (o Sweezy), consistente en un sistema de ecuaciones,
no se cumple que, al mismo tiempo, la suma de los precios de
producción sea igual a la suma de los valores, y que la suma de las
ganancias sea igual a la suma de las plusvalías (véase, por
ejemplo, Sweezy 1974; aunque si se supone que toda la plusvalía se
acumula, sí existe coincidencia entre valores y precios, y
plusvalías y ganancias). A partir de esto, se sostuvo también que
la tasa de beneficio cambia con la transformación de valores a
precios, de manera que en Marx habría dos tasas de beneficio: la
tasa determinada con los precios de producción, y la determinada con
los valores.
Luego,
en una nueva instancia de crítica, se sostuvo (Samuelson) que la
teoría del valor trabajo es redundante, ya que los precios de
producción y la tasa de beneficio pueden ser determinados
directamente de las cantidades físicas de insumos y del trabajo
empleado, dada una variable de distribución (salario o tasa de
beneficio) determinada de forma exógena al sistema. Y en la misma
línea crítica, Steedman planteó que de las condiciones físicas de
la producción se puede pasar a la determinación de los valores, o
de los precios de producción. Sin embargo, afirmó, no había manera
de pasar de valores a precios de producción porque los valores
dependerían de la tecnología empleada, y la tecnología empleada
dependería de la tasa de beneficio. Por lo tanto, la tasa de
beneficio debería determinarse antes que los valores, y así la
teoría del valor sería inútil. Todavía en un paso más Steedman
dirá que la teoría del valor trabajo es imposible porque en casos
de producción conjunta puede no haber forma de determinar los
valores individuales. Por ejemplo, cuando con un mismo proceso de
producción se obtienen dos productos, hay una sola ecuación y dos
incógnitas, y los valores individuales no se pueden determinar. Por
último, Steedman sostiene que la teoría del valor es lógicamente
inconsistente, ya que en la producción conjunta podría darse el
caso de “valores negativos” y precios positivos.
Durante
muchas décadas fue difícil para los marxistas responder este
ataque, y algunos adoptaron buena parte del enfoque crítico, como
ocurrió con Sweezy, Meek, Dobb y otros influenciados por Sraffa. Sin
embargo, desde los años 1990, y principalmente con el surgimiento
del enfoque temporalista, o secuencialista, los marxistas han podido
demostrar que la crítica a la transformación de Marx carece de
sentido. El libro de Moseley constituye, en este respecto, una
contribución decisiva para la clarificación de las cuestiones
teóricas fundamentales.
Un
único sistema y la determinación secuencial
Básicamente
Moseley sostiene que las críticas “a lo Bortkiewica-Sweezy”,
o “a lo Sraffa”, encierran una interpretación equivocada
de la teoría de Marx, y de su método. En primer lugar, porque
olvidan que Marx construye su teoría siguiendo dos niveles
principales de abstracción. En el primero, que es el nivel del
“capital en general”, Marx explica y determina la
producción de plusvalía de conjunto en la economía. Y en un paso
posterior analiza la distribución de la plusvalía y su división en
partes (ganancia empresaria, interés, renta). Por lo tanto, dice
Moseley, no hay dos sistemas (valores y precios de producción, como
sostiene la teoría tradicional), sino un único sistema, que se
analiza primero a nivel macro, y luego a nivel micro, o de las muchas
empresas.
En
consecuencia, la determinación del valor y del plusvalor, previa a
su distribución, no puede ser redundante, como dicen Samuelson o
Steedman, sino su requisito indispensable. Pero la afirmación de que
hay que comenzar por la forma en que se valoriza el valor –esto es,
la forma en que el capital genera plusvalía, y la plusvalía genera
capital- es equivalente a sostener que el marco lógico del planteo
de Marx es el circuito del capital dinero, D – M (Fuerza de trabajo
y medios de producción), …P… – M’ –D’. [siendo D el
dinero avanzado; P proceso productivo; M’ mercancía valorizada; D’
dinero inicial más plusvalía]. Esto significa, subraya Moseley, que
el ciclo capitalista se inicia con el dinero –no con el valor
medido en tiempo de trabajo- y se cierra –si el ciclo es exitoso-
con más dinero que el dinero adelantado.
Además,
sigue el razonamiento de Moseley, todas las variables se determinan
de forma secuencial, no a través de la determinación simultánea,
como sucede en la interpretación de Sraffa. Esta es una cuestión
cuya importancia es difícil de exagerar. Es que Sraffa hace todo un
punto de la determinación simultánea de precios y tasa de beneficio
(o excedente) en las ecuaciones que conforman el sistema de
insumo-producto. Sostiene que el excedente no puede ser determinado
antes de que los precios sean determinados, ya que el excedente debe
distribuirse en proporción al “capital” (medios de
producción) avanzado en cada industria, y esa proporción no puede
determinarse antes de conocer los precios. Pero por otra parte, los
precios no pueden determinarse antes de conocer el tipo de beneficio.
“El resultado es que la distribución del excedente debe ser
determinado a través del mismo mecanismo y al mismo tiempo que se
determinan los precios de las mercancías” (Sraffa, p. 21).
El
planteo de Moseley es muy distinto, ya que es imposible la
determinación simultánea de precios de insumos, de producto y la
tasa de beneficio. Esta idea fue presentada, en los años 1990, por
el enfoque temporalista, o “interpretación sistema temporal
único” (TSSI, por sus siglas en inglés; véase, por ejemplo,
Freeman y Carchedi, 1996), al que hicimos mención más arriba. Su
idea central es que en el circuito del capital dinero (D – M –
D’), D está determinado antes que D’; ambas no pueden
determinarse simultáneamente. Más en concreto, el capitalista
compra a precios de producción y por lo tanto el capital constante y
el capital variable no deben ser transformados a precios de
producción. En este respecto, Ramos Martínez y Rodríguez Heredia
(1996) demostraron que, según Marx, el capital constante es la suma
de dinero de que dispone el capitalista para adquirir los medios de
producción a los precios de producción; y el capital variable es la
suma de dinero destinada a comprar fuerza de trabajo, correspondiendo
a los precios de los bienes salariales, y no a sus valores. Moseley
amplía y profundiza esta idea. Los medios de producción entran en
el proceso de valorización como mercancías con precio, no como
cantidades físicas cuyo precio se determinaría en simultáneo con
la tasa de beneficio, como sucede en el sistema de Sraffa; ni como
valores, como sucede en Bortkiewicz-Sweezy. De la misma manera, el
valor de la fuerza de trabajo no está definido por bienes físicos
de consumo, como sucede en Sraffa; ni por el tiempo de trabajo
requerido para producirlos, como sucede en Bortkiewicz-Sweezy, sino
por el salario monetario y la cantidad de obreros empleados.
Por
lo tanto, el dinero D adelantado al inicio del circuito del capital
dinero es presupuesto, tanto al nivel del capital “en general”,
como a nivel de la teoría de los precios de producción y la
división de la plusvalía en partes. Por eso, no es necesario
explicar D; simplemente hay que basarse en D, que es conocido, para
determinar D’, una magnitud desconocida al momento de la aparición
del capital dinero en el mercado. A su vez, el capital constante y
variable avanzado por el capitalista constituye un dato, que aparece
en el costo, sobre el que se recarga la tasa media de rentabilidad.
Aunque Moseley sostiene, en nuestra opinión con razón, que esto no
impide que, en caso de variaciones en el precio del capital constante
adquirido, el capitalista reactualice ese costo según el precio
corriente. Esta idea es rechazada por los temporalistas, que afirman
que lo importante es el precio histórico. Otra diferencia con los
temporalistas es que Moseley sostiene que los precios de producción
constituyen centros de gravedad de largo plazo en torno a los cuales
oscilan los precios de mercado.
Los
insumos no deben ser transformados
En
cualquier caso, el punto central de Money and Totality es que el
adelanto de capital constante para comprar medios de producción es
anterior, lógica y cronológicamente, a la venta del output y la
recuperación del capital. Por eso, el capital adelantado como
capital constante y capital variable no tiene que ser “transformado”.
A su vez, la determinación de la tasa general de beneficio es
anterior a la determinación de los precios de producción. En
consecuencia, la teoría del valor de Marx no puede ser redundante
para la determinación de los precios de producción. Al contrario de
lo que afirman los sraffianos, la explicación de cómo se genera el
valor es la condición necesaria e imprescindible para determinar la
plusvalía, que entra en la determinación de la tasa de ganancia.
Además,
debido a que el capital invertido, D, es igual a los precios de
producción de los insumos comprados, la tasa de beneficio que se
determina en el tomo III es la tasa actual, no una hipotética tasa
de beneficio en valor, que luego debería ser transformada en la tasa
de beneficio en precios. Moseley responde también al planteo de
Steedman sobre la supuesta dependencia de la tecnología de la tasa
de beneficio. Es que en el planteo de Marx –y corresponde a la
forma en que opera el capitalismo- la tecnología se elige antes de
iniciar la producción, sobre la base de la tasa de ganancia
esperada; pero en el momento de la elección no es posible conocer la
tasa de beneficio efectiva que resultará de la tecnología elegida,
así como de la cantidad de plusvalía generada.
Un
análisis abarcador de las respuestas marxistas
Destaquemos
también que el trabajo de Moseley recoge muchas contribuciones
previas de marxistas; entre ellos, la de Roman Rosdolsky y su
concepto de “capital en general”; de Paul Mattick y su
énfasis en que el total de la plusvalía está determinada antes de
su distribución; de Paul Yaffe y su distinción entre la producción
y distribución de plusvalía; la “nueva interpretación”,
de Duncan Foley y Gérard Duménil, y su idea de que lo dado en la
teoría de Marx son las cantidades iniciales de capital dinero
adelantado para comprar fuerza de trabajo, así como el concepto de
dinero. Además de la determinación secuencial, a la que ya hicimos
referencia, desarrollada, entre otros, por John Ernst, Andrew
Kliman, Ted McGlone y Alan Freeman. Moseley precisa diferencias con
estas corrientes, a las que analiza cuidadosamente. Y analiza
críticamente otras respuestas al problema de la transformación,
tales como el método iterativo de Shaikh, la corriente Rethinking
Marxism, o el enfoque Composición Orgánica de Capital, así como
responde a las críticas de David Laibman a los “marxistas
neo-ortodoxos”.
Un
aspecto no menor del aporte de Moseley es su análisis, presentado en
los capítulos 3 y 4, de los cuatro borradores que escribió Marx de
El Capital, a saber, los “Grundrisse”, el Manuscrito de
1861-1863, el de 1964-1865, y las versiones finales publicada. Por lo
general, solo se estudian los Grundrisse y la versión finalmente
publicada. Moseley realiza un análisis detallado de todos los textos
para sustentar su interpretación del método de El Capital, en
particular la generación de plusvalía antes de su distribución;
así como el circuito del capital dinero como el marco lógico de la
teoría de Marx.
Habiendo
señalado la coincidencia fundamental con el contenido de Money and
Totality, debo decir que mi diferencia principal es con respecto a su
teoría del dinero. Centralmente se refiere a la “expresión
monetaria del tiempo de trabajo”, o MELT, por sus siglas en
inglés, que fue desarrollada originariamente por autores del “nuevo
enfoque”, como Foley y Duménil (en mi opinión, antes también
por Aglietta y Lipietz, de la escuela de la regulación). La MELT
establece el vínculo entre el valor monetario producido y el trabajo
empleado, y se define por la razón entre el componente del valor
agregado del producto bruto, VA, y el trabajo, L. O sea, MELT = VA/L.
Así la MELT definiría el valor del dinero cuando este ha perdido su
relación con el oro. Por ejemplo, si decimos que el VA = $2000 y L
= 100 horas de trabajo, $20 son producidas por hora de trabajo
social, y la inversa de MELT define el valor del dinero (en nuestro
ejemplo, $1 = 1/20 horas de trabajo). Moseley participa de esta idea
y la profundiza, ya que sostiene que el valor del billete
inconvertible tampoco está relacionado con el valor del oro, sino
está determinado por VA/L. De acuerdo al enfoque que defiendo,
incluso en el sistema contemporáneo el oro no ha dejado de cumplir
una función monetaria. De hecho, y siguiendo una tesis avanzada por
Mandel (véase, por ejemplo, Mandel 1984), el precio del oro debería
leerse como la inversa del valor del dinero. Más en general, he
argumentado (por ejemplo, en este blog) que hoy el billete mantendría
una relación simbólica compleja con el oro.
Sin
embargo, la MELT, y la teoría específicamente es una cuestión
separada del problema de la transformación, que es el eje del libro
de Moseley. Y el aporte de Money and Totality al debate sobre la
transformación puede considerarse crucial. Con este libro Moseley
desarma de forma concluyente la principal crítica que se ha dirigido
a la teoría de Marx, a saber, la supuesta inconsistencia lógica
entre el volumen I y el volumen III de El Capital.
En
conclusión, estamos ante una obra relevante, desde todo punto de
vista, para los marxistas. Su lectura seguramente abrirá el camino
para nuevos debates y desarrollos de la teoría de Marx. Y desde el
punto de vista de las ideas que se defienden en este blog, hay una
cuestión clave: la mundialización del capital determina que la
contradicción capital – trabajo esté hoy en el centro de la
escena, desplazando cualquier otra contradicción social a un plano
secundario. De ahí la importancia de todo trabajo científico que,
como Money and Totality, profundice en la comprensión de las leyes
del capital y la teoría de la explotación del trabajo.
Bibliografía:
Freeman,
A. y G. Carchedi (1996): “Marx and Non-equilibrium Economics”,
Cheltenham, Gran Bretaña, Edward Elgar.
Mandel,
E. (1984): “Gold, Money and the Transformation Problem”,
en Ricardo, Marx, Sraffa, E. Mandel y A. Freeman (eds), Londres,
Verso, pp. 141-163.
Ramos
Martínez, A. y A. Rodríguez Heredia (1996): “The
transformation of values into prices of production: a different
reading of Marx’s text”, en All Freeman y G. Carchedi (eds)
Marx and Non-Equilibrium, pp. 49-76.
Sraffa,
P. (1966): “Producción de mercancías por medio de mercancías”,
Barcelona, Oikos.
Steedman,
I. (1977): “Marx after Sraffa”, Londres, Verso.
Sweezy,
P. (1974): “Teoría del desarrollo capitalista”, México,
FCE.
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