Ariel Noyola Rodríguez. Red Voltaire
El ego de Janet Yellen se ha roto en mil pedazos.
Los nuevos datos que se publicaron hace unos días por el Departamento del
Trabajo confirman la hipótesis del economista Ariel Noyola Rodríguez, quien
sostuvo desde el año pasado que el mercado laboral de Estados Unidos era mucho
más frágil de lo que presumía la presidenta de la Reserva Federal. Si la situación
de la economía norteamericana sigue empeorando es muy probable que en las
próximas semanas se implementen nuevas medidas extraordinarias para paliar el
desempleo estructural.
En sus discursos públicos, la presidenta de la
Reserva Federal, Janet Yellen, ha evitado tocar los graves problemas que padece
la economía estadounidense. Cuando a mediados de septiembre el Comité Federal
de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) tomó la decisión de
mantener la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’)
entre cero y 0.25%, el blanco de las preocupaciones de Yellen se dirigió hacia
China [1] y el endeudamiento de las economías emergentes [2].
De acuerdo con la presidenta de la Reserva
Federal, el proceso de recuperación de la economía norteamericana se venía
consolidando con fuerza desde mucho tiempo antes. Y, por lo tanto, si el FOMC
no elevó el costo del crédito se debió sobre todo, a su elevado nivel de “compromiso”
y “responsabilidad” con el resto del mundo.
Sin embargo, la verdad es que la economía de
Estados Unidos no se caracteriza precisamente por gozar de salud plena. Sucede
que los datos del mercado laboral publicados durante los 12 meses previos a marzo
de 2015 no son tan robustos como presumió la Reserva Federal: el Departamento
del Trabajo reconoció recientemente que sobrestimó en por lo menos 255 000 los
empleos producidos por el sector privado [3].
Por otra parte, durante el mes de septiembre la nómina
no agrícola sumó únicamente 143 000 empleos, muy por debajo de los 200 000
esperados [4]. El mayor revés lo padecieron los sectores vinculados con el
comercio exterior y la energía. El alza del dólar, la caída de los precios de
las materias primas (‘commodities’) y la extrema debilidad de la demanda global
precipitan el deterioro estructural de la economía estadounidense.
Las malas noticias no terminan ahí: las cifras de
los puestos de trabajo generados en julio y agosto también se revisaron a la
baja [5]. Ahora se sabe que en agosto solamente se crearon 136 000 empleos, y
no 176 000 como se apuntó originalmente; mientras que en el mes de julio se
generaron 21 000 empleos menos de los que se contabilizaron en la revisión
previa.
Por lo tanto, con los datos actualizados por el
Departamento del Trabajo, en Estados Unidos se registra un promedio de 167 000
nuevos empleos entre julio y septiembre, un monto que representa menos de 65%
de los 260 000 que se crearon mensualmente durante el último año.
Las políticas de la Reserva Federal no son capaces
de sacar adelante por sí solas a la economía [6]. Yellen apostó todo a que si
la población desocupada disminuía, entonces los grandes empresarios se verían
presionados a incrementar los salarios, con lo cual, aumentarían también el
poder adquisitivo de las familias y el nivel de precios (inflación).
Sin embargo, eso aún no ha ocurrido. Mientras que
la tasa de desempleo cayó de 5.7 a 5.1% entre enero y septiembre del año en
curso, las remuneraciones salariales por hora apenas se incrementaron 2.2% en
términos anuales el mes pasado, todavía muy lejos de los niveles alcanzados
antes de la crisis, cuando se registraban aumentos por encima de 4%. La
inflación por su parte, no ha conseguido alcanzar el 2% en más de 3 años, el
objetivo del banco central estadounidense [7].
Por lo tanto, hoy está claro que la caída de la
tasa de desocupación de los meses recientes obedece más a la disminución de la
tasa de participación laboral –como consecuencia de la desesperanza de miles de
estadounidenses–, y menos a la creación de empleos de calidad y a largo plazo:
el viernes 2 de octubre se anunció que en septiembre 350 000 personas
abandonaron la búsqueda de trabajo [8]. No hay vuelta atrás: en Estados Unidos
el crecimiento del empleo se sumergió en el estancamiento.
NOTAS:
[1] «Look to China for clues on when the Fed will raise rates», John Authers, The Financial Times, September
18, 2015.
[2] «IMF Flashes Warning Lights for $18 Trillion in
Emerging-Market Corporate Debt», The
Wall Street Journal, September 29, 2015.
[3] «Current Employment Statistics Preliminary Benchmark
Announcement», U.S. Bureau of Labor Statistics,
September 17, 2015.
[4] «America’s jobs report: Lousy jobs numbers suggest the Fed
was right not to hike rates», The
Economist, October 2, 2015.
[5] «Grim Jobs Report Is Likely to Delay a Move by the Fed on
Rates»,
Patricia Cohen, The New York
Times, October 2, 2015.
[6] «Fed’s decision to hold rates adds to the uncertainty», Dan McCrum, Robin
Wigglesworth & Elaine Moore, The
Financial Times, September 25, 2015.
[7]
«La deflación es
la peor pesadilla para Estados Unidos», por Ariel Noyola Rodríguez,
Russia Today (Rusia), Red Voltaire , 20 de septiembre de 2015.
[8] «What the Terrible September Jobs Report Means for the
Economy», Neil
Irwin, The New York Times,
October 2, 2015.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Por si esta noticia fuera considerada poco elocuente repecto a la situación de la economía USA, hemos sabido hace dos días que Morgan Stanley -uno de los bancos más importantes de aquél país, presentó en el tercer trimestre de este año una caída de beneficios del 42%, siendo precedida en su caída por varios de los principales bancos de inversión estadounidenses
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