Gráfico: Gestha |
ESTUDIO DE GESTHA SOBRE LA ECONOMÍA SUMERGIDA
Y EL FRAUDE FISCAL
Luis Díez. Cuartopoder
El 80% de los inspectores y técnicos de Hacienda están dedicados a perseguir el pequeño fraude fiscal de los profesionales autónomos, las pymes y los trabajadores, mientras las grandes empresas y corporaciones financieras tributan menos del 3,5% y el 80% de ellas posee filiales en paraísos fiscales, según han denunciado este miércoles en rueda de prensa en un hotel de Madrid, el secretario general del sindicato Gestha de técnicos de Hacienda, José María Mollinero, y el profesor Jordi Sardà de
Si
tomamos los resultados económicos de las grandes empresas del Ibex-35 y los
contrastamos con su aportación fiscal, resulta que las grandes corporaciones no
llegan al 3,5% de pago de impuesto de sociedades. El dato contrasta con la
afirmación del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien viene asegurando
en todos los foros que con su gestión las grandes empresas ya pagan entre el 7
y el 8%. Sardà y Mollinero denunciaron “la ineficacia de la Agencia Tributaria ”
contra el gran fraude y los grandes patrimonios, y atribuyeron la creciente
elusión y evasión fiscal a “la falta de voluntad política” y a que “el
Gobierno mira para otro lado”.
Los técnicos de Gestha argumentaron
que si los responsables políticos quisieran, el fraude fiscal se reduciría
drásticamente, como ha ocurrido con los accidentes de tráfico gracias a la actuación
de la DGT. Claro
que para ello habría que igualar la ratio de técnicos de Hacienda con Francia o
Alemania, que cuentan con un empleado del fisco por cada 860 y 729 ciudadanos,
respectivamente, mientras en España solo hay uno por cada 1.928 contribuyentes.
Mollinero denunció “la corrupción
y la baja moralidad de las elites” como factores decisivos del aumento del
fraude y, sin citar los casos
Gürtel y Bárcenas de
corrupción del PP, con cuentas en Suiza, ni entrar en la evasión de dinero a
Suiza del yerno del Rey, Iñaki
Urdangarín y su esposa y
socia, la infanta Cristina de
Borbón, reclamó nueve medidas que el Gobierno podría adoptar, entre ellas,
“transparencia y honradez”. En términos operativos pidió mayor y mejor
coordinación entre la
Agencia Estatal Tributaria y las Haciendas autonómicas,
creando una base de datos fiscales única; mayor dotación de personal y “más
autonomía de los técnicos en su día a día, lo que implica la reorganización del
Ministerio de Hacienda y la adaptación de la Administración Tributaria
y Financiera de acuerdo con los modelos de los países con menos fraude”.
Gráfico: Gestha |
El talón de Aquiles del fraude en
España es la economía sumergida, que al cierre de 2012 alcanzó la cifra de
253.000 millones de euros, el 24,6% del PIB. Esto significa que la actividad
económica “en negro” creció a un ritmo de 15.000 millones anuales desde
2008, y subió casi siete puntos, pasando del 17,8% en ese ejercicio (193.626
millones de euros) al 24,6% mencionado. En 2009, considerado el año más duro de
la recesión, el dinero oculto se disparó en más de 27.000 millones de euros.
Según el informe de Gestha, dirigido
por el profesor Sardà, al tsunami del ladrillo le siguieron como causas del
fraude, el espectacular incremento del desempleo hasta alcanzar el 26% de la
población activa a finales de 2012, las subidas de impuestos, que no fueron
acompañadas de un eficiente control tributario y “la multiplicación de casos de
corrupción política y empresarial”. Hoy el 95% de los españoles cree que existe
“bastante y mucho” fraude fiscal y que España sufre “un grave
problema de moralidad”.
Junto a esos factores, el informe de
Gestha incide en “el uso masivo de billetes de 500 euros”, que representan el
73,7% del efectivo en circulación. “Estos billetes son el instrumento
preferido por los defraudadores para saldar operaciones al margen del fisco” y en España se utiliza el 17% de los
que se manejan en la zona euro. Aunque el informe no ofrece cifras sobre el
incremento del fraude y la economía sumergida en el último ejercicio, Mollinero
aseguró que pese a la amnistía fiscal decretada por el ministro Cristobal Montoro “ha habido un aumento” y la
conciencia fiscal se ha visto sensiblemente deteriorada. Los técnicos de Gestha
se mostraron abiertos a colaborar con las formaciones políticas que lo
soliciten para mejorar el sistema fiscal en materia de transparencia y equidad
ante la reforma fiscal que prepara el Gobierno.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Es de agradecer el esfuerzo del sindicato Gestha, una organización que no destaca especialmente por sus ideas políticas avanzadas, y de técnicos e inspectores fiscales en la denuncia y la persecución de la corrupción empresarial en el país.
Pero sencillamente me parece simplista el análisis de que "la baja moralidad de las élites" sea una de las principales causas de la corrupción en las grandes -algo que también se da en las medianas y pequeñas, aunque aquí no sea objeto de análisis-. Detrás de los actos humanos están los presupuestos morales que los justifican, cierto.
Pero las causas de la corrupción capitalista hay que buscarlas en la propia naturaleza del capitalismo. La búsqueda de la maximización del beneficio, del aumento de la tasa de ganancia y de la competencia es la base de este sistema económico y la causa principal de la corrupción. "Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente" dice el viejo refrán.
De otro modo no se entendería que en tiempos en los que la corrupción ha sido un fenómeno con menor nivel de percepción social, curiosamente en períodos previos a la crisis, la estimación de los expertos sobre la economía sumergida en España -un factor clave del fraude- rondaba el 20% del PIB.
Simplemente, en la actualidad se ha puesto el foco sobre esta cuestión, precisamente porque en el contexto del gran empobrecimiento de amplios sectores de la clase trabajadora, la cuestión se nos antoja a todos más escandalosa que en tiempos de bonanza, cuando las migajas del capitalista caen sobre el suelo de los menestrales y a casi nadie parece preocuparle tanto la cuestión.
Por cierto, les sugiero que se fijen en este gráfico que les aporto sobre la economía sumergida en Europa en los años de 2003 a 2011. Países como Suecia y Noruega, modelos en tantas cuestiones económicas y sociales, para muchos, se acercan en ese período a cifras que oscilan entre el 16 y el 18%. Cierto que no son las de España pero son mucho y se producen tanto en período de crecimiento como de crisis. Es el capitalismo, y su naturaleza, señores.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Es de agradecer el esfuerzo del sindicato Gestha, una organización que no destaca especialmente por sus ideas políticas avanzadas, y de técnicos e inspectores fiscales en la denuncia y la persecución de la corrupción empresarial en el país.
Pero sencillamente me parece simplista el análisis de que "la baja moralidad de las élites" sea una de las principales causas de la corrupción en las grandes -algo que también se da en las medianas y pequeñas, aunque aquí no sea objeto de análisis-. Detrás de los actos humanos están los presupuestos morales que los justifican, cierto.
Pero las causas de la corrupción capitalista hay que buscarlas en la propia naturaleza del capitalismo. La búsqueda de la maximización del beneficio, del aumento de la tasa de ganancia y de la competencia es la base de este sistema económico y la causa principal de la corrupción. "Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente" dice el viejo refrán.
De otro modo no se entendería que en tiempos en los que la corrupción ha sido un fenómeno con menor nivel de percepción social, curiosamente en períodos previos a la crisis, la estimación de los expertos sobre la economía sumergida en España -un factor clave del fraude- rondaba el 20% del PIB.
Simplemente, en la actualidad se ha puesto el foco sobre esta cuestión, precisamente porque en el contexto del gran empobrecimiento de amplios sectores de la clase trabajadora, la cuestión se nos antoja a todos más escandalosa que en tiempos de bonanza, cuando las migajas del capitalista caen sobre el suelo de los menestrales y a casi nadie parece preocuparle tanto la cuestión.
Por cierto, les sugiero que se fijen en este gráfico que les aporto sobre la economía sumergida en Europa en los años de 2003 a 2011. Países como Suecia y Noruega, modelos en tantas cuestiones económicas y sociales, para muchos, se acercan en ese período a cifras que oscilan entre el 16 y el 18%. Cierto que no son las de España pero son mucho y se producen tanto en período de crecimiento como de crisis. Es el capitalismo, y su naturaleza, señores.
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