Joaquín Mayordomo. Cuarto Poder
No hay que ser muy listo para darse cuenta de que los
recortes sanitarios no le traerán nada bueno a una gran mayoría de españoles. Ahora
le ha tocado emitir su veredicto a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), un órgano que
aglutina a los 24 países más industrializados del mundo. La OCDE analiza los
“hachazos” que un día sí y otro también le está dando el Gobierno al
presupuesto sanitario y, de paso, al Sistema Público de Salud. La
conclusión a la que esta organización llega es que el Gobierno, con su política
y recortes, está poniendo en peligro la salud de los españoles. Sin entrar
en detalles, cifras o porcentajes, cabe decir que la OCDE, en su informe Panorama
de la salud 2013 alerta del rápido aumento que en España están
teniendo las listas de espera quirúrgica, con el consiguiente riesgo de que
haya personas que jamás lleguen a operarse (sobre todo, si son pobres) pues “morirán antes de que les toque pasar por
quirófano”, añado yo, a la vista de alguna experiencia últimamente
conocida.
Ahora mismo, en nuestro país, las personas pendientes de
una operación podrían rondar las 600.000 si tenemos en cuenta que a
finales del pasado año eran ya 571.395 los usuarios de la sanidad
pública que aguardaban una llamada para pasar por quirófano. En cuanto
al tiempo de espera, éste supera los 100 días de media, con picos de más de 150
días en alguna especialidad. Sobre esto la OCDE también pone ejemplos;
ejemplos que bien podrían sacarle los colores a la ministra Ana Mato.
Mientras en Holanda el tiempo de espera para una operación de cataratas es de
30 días y una intervención de cadera, de 45, aquí, en España, la espera para
estas intervenciones supera los tres y cuatro meses respectivamente.
No es baladí este tema, no, porque, ya se sabe, al
PP lo que le interesa es que usted pase a ser un cliente en lugar de paciente,
que es lo que era hasta ahora. Y si ya es un cliente, lo lógico es que usted
pague. ¿Pague? Sí. Pague por operarse suscribiendo un seguro privado, o pague a
toca teja… ¡Pero pague! También puede usted aceptar operarse en un
hospital privado —nada de acudir a su hospital de referencia como
es su derecho— como ya se le viene ofertando a multitud de pacientes en la
comunidad de Madrid y en otras comunidades gobernadas por los populares. En
este caso, si usted acepta esta derivación al hospital privado, no pagará —que
ya lo pagó por adelantado con sus cuotas a la Seguridad Social—, aunque el
beneficio de ese trabajo no revertirá en la sanidad pública, como sería lo
lógico —y dado que usted es un ciudadano con derecho a una asistencia gratuita
a cargo del Sistema Nacional de Salud—, sino en el negocio privado que es ese
hospital (o clínica) al que usted ha aceptado acudir para operarse.
Pero volviendo al informe de la
OCDE, en general, este organismo señala que toda Europa ha reducido su gasto en
salud algunas décimas, un 0,2% de media en los períodos 2009-10 y
2010-11, al verse obligados algunos países, como es el caso de España, a
imponer importantes recortes para reducir el déficit presupuestario y la deuda
pública que arrastran. Pues… Para muestra un botón: en la
ley de Presupuestos Generales para 2014, el Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad reduce un 35,6% su dotación. Si a esto se le añade
que ya ese gasto se redujo, de media, en los tres ejercicios anteriores, un
106% (6.700 millones de €), a nadie le extrañe que las luces de alarma
se hayan encendido hasta en la misma OCDE.
Y aquí surge la inevitable pregunta: ¿qué sistema sanitario
le aguarda a los españoles si no hay más que recortes? Pues, según la OCDE, lo
que va a suceder tras este recorte espectacular de dinero es que aquellas
personas pertenecientes a grupos sociales desfavorecidos van a renunciar —están
renunciando ya— a la medicación por no disponer de recursos y, lógicamente
también, a someterse a un seguimiento y control de las enfermedades crónicas
que padecen. Esto es lo que dice la OCDE, nada sospechosa, por otra parte, de
ser una organización demagoga o de izquierdas. Y también apunta esta
institución, “portavoz” de los países más ricos del mundo, que, a la larga,
tanto copago, tanta disminución de la cartera de servicios, tanto reducción de
personal al no ser sustituidos los profesionales que se van jubilando, y tanto
cierre de centros y supresión de horario de tarde, están generando ya, y van
a generar más todavía en el futuro, graves problemas de salud pública,
consecuencias económicas graves para los más pobres, y un coste añadido a las
arcas del Estado, se mire como se mire, a corto, medio y largo plazo.
El espectacular incremento que se ha dado en las listas de
espera quirúrgicas en España —incremento al que no escapan otros países como
Portugal, Inglaterra o Irlanda; algo que a los españoles no le servirá,
supongo, de mucho consuelo—, es el indicador más real, más fidedigno, de que en
el Sistema Público de Salud español algo va mal; yo diría que muy mal. La
asfixia económica que están suponiendo para pensionistas y jubilados las
distintas medidas de copago o la guerra entablada por el Gobierno autonómico de
Madrid, en su intento de privatizar gran parte de la sanidad madrileña, no son
más que puntas del iceberg de un proyecto más amplio y de más calado que no es
otro que el modelo sanitario que el Partido Popular está dispuesto a imponerle
a los españoles. Y éste es: si la salud puede ser un negocio, se dicen, lo
único que tenemos que hacer, desde el Gobierno, es convertir al usuario en
cliente. Así de fácil.
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