Remoción de escombros en el complejo administrativo
B2 de la
Torre de Pemex, el primero de febrero de 2013
Foto Carlos Ramos Mamahua
|
Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada
Pareciera que México se encuentra atrapado sin salida en el juego geoestratégico que libra Estados Unidos para controlar el Golfo de México y el Mar Caribe, como parte de su nuevo rediseño militar/energético y de seguridad, cuando se ha replegado a su primera línea defensiva después de la fallida guerra contra Siria y el advenimiento del nuevo orden tripolar que hoy comparte con Rusia y China.
Llama poderosamente la atención la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de México mediante ominosas amenazas financieras –fuga de capitales (a la que Carstens, del Banco de México, se prepara afanosamente, de su propia confesión), caída bursátil y devaluación del peso, expuestas por Bloomberg (Bajo la Lupa, 24/7/13), el cordobista zedillista presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez Kuenzler, y Rozental & Asociados (Bajo la Lupa, 10/11/13)–, al unísono de perturbadores planteamientos del portal israelí-estadunidense Stratfor sobre La guerra de las drogas en México: balcanización que conduce a desafíos regionales (18/4/13).
¿A quién conviene “la balcanización de los cárteles” de México?
Tristan Reed, analista táctico (sic) de Stratfor, aborda el organigrama, cronograma y flujograma de los cárteles y la tendencia a su fracturación (sic) a redes regionales del crimen geográficamente más compactas, a partir de la desaparición en la década de los 80 del cártel de Guadalajara que controlaba las rutas del narcotráfico a Estados Unidos a través de la mayor parte de México.
A juicio de Tristan Reed, la nueva tendencia a la balcanización ha continuado “por más de dos décadas y ha impactado a la mayoría de los grupos carteleros en México” cuando se escindieron la Federación de Sinaloa y el cártel del Golfo.
Stratfor oculta la bidireccionalidad de los cárteles con sus operadores financieros en Estados Unidos, como el quebrado banco Stanford y su pestilente consejo de administración (Bajo la Lupa, 4/3/09, 16/12/09 y 12/6/11;http://sunlightfoundation.com/press/articles/2009/03/12/financier-was-well-connected-dc-internationally/print/ yhttp://www.proceso.com.mx/?p=113163) y el blanqueo generalizado de la banca nacional cuando fue expuesta la Operación Casablanca (http://www.nytimes.com/1998/05/19/world/us-indicts-26-mexican-bankers-in-laundering-of-drug-funds.html), previamente a su adquisición por la banca trasnacional.
Stratfor oculta también el blanqueo del hoy desaparecido banco Wachovia fusionado en Wells Fargo (http://www.theguardian.com/world/2011/apr/03/us-bank-mexico-drug-gangs ), que lavó asombrosamente cerca de 400 mil millones de dólares.
Hoy tanto la Federación de Sinaloa como Los Zetas (provenientes del cártel del Golfo), según Stratfor, enfrentan desafíos regionales crecientes con el advenimiento de nuevos actores regionales que profundizan la balcanización (http://es.scribd.com/doc/185604937/Balcani-Zac-i-On ).
¿La balcanización cartelera de México se reflejaría en la otra balcanización de la federación política mexicana cuando el caso sui generis de Michoacán se puede volver paradigmático en medio de extrañas solicitudes de separación política en el norte del país (Baja California y Chihuahua)?
Por cierto, de nueva cuenta Stratfor (http://www.stratfor.com/analysis/mexico-rumors-surround-pemex-explosion ), basado en rumores sin confirmar, maneja la perturbadora posibilidad de que el estallido en la Torre de Pemex haya sido un atentado por motivos políticos o perpetrado por los cárteles.
A menos que desee enviar un mensaje subliminal, ¿por qué Stratfor expone en forma desaseada rumores sin confirmar?
En forma perturbadora, The Financial Times plantea que una de las consecuencias del estallido en la Torre de Pemex habría sido el alejamiento entre Pemex y Petrobras (http://blogs.ft.com/the-world/2013/02/the-consequences-of-pemexs-explosion/ ohttp://www.ft.com/intl/cms/s/0/eb947824-6c88-11e2-953f-00144feab49a.html#axzz2l97hqenS ).
Nos encontramos así ante un tablero de ajedrez global/regional/local donde la otrora superpotencia unipolar, Estados Unidos, mueve sus fichas para la consecución de sus objetivos primordiales: la seguridad energética de Norteamérica, al unísono de la seguridad del hogar de Norteamérica, como requisitos para la incrustación del “México neoliberal itamita” al Comando Norte/Norad.
En la mira se encontrarían los pletóricos yacimientos de hidrocarburos en el Golfo de México, que se desea rebautizar como Golfo de Estados Unidos, lo cual parece revivir el concepto del geoestratega estadunidense/holandés Nicholas John Spykman en referencia al Mar Mediterráneo de Estados Unidos, un mare nostrum similar al del imperio romano, que integra la superficie del Golfo de México/Golfo de Estados Unidos (1.55 millones de kilómetros cuadrados) y del Mar Caribe (2.754 millones de kilómetros cuadrados) que en su totalidad arrojan una superficie de 4.304 millones de kilómetros cuadrados.
Ante el retroceso unipolar estadunidense y el ascenso del nuevo orden mundial tripolar (Estados Unidos /Rusia/China) –que se selló con el acuerdo de un nuevo condominio entre Washington y Moscú en el Medio Oriente, en sustitución del caduco Sykes-Picot del colonialismo franco-británico–, la administración Obama repliega sus banderas y refuerza su primera línea defensiva vital en el resucitado Mar Mediterráneo de Estados Unidos, donde se juega el devenir de los pletóricos hidrocarburos de México en el Golfo de México/Golfo de Estados Unidos, sin contar la estruendosa declaración del secretario de Estado, John Kerry, sobre el deceso de la Doctrina Monroe, que había adelantado Bajo la Lupa hace dos años (11/12/11).
¿Le beneficia a Estados Unidos la balcanización de México, por la vía de los cárteles, quienes se abastecen obscenamente de armas en los quioscos transfronterizos?
Es obligado tener en el radar varias hipótesis, desde las angelicales hasta las infernales. Una versa sobre la gran bondad de la seguridad energética de Norteamérica –con Canadá (con libre paso de canadienses WASP: blancos, protestantes, anglosajones) y México (sin los brownies y con muro de la ignominia, drones y patrulla fronteriza)– que servirá para el prometido ASPAN y sus elusivas seguridad y prosperidad que no han beneficiado en lo absoluto al “México neoliberal itamita”. El tiempo lo dirá.
Pero otra hipótesis obligadamente antipódica se centra en los juegos pérfidos de los poderes de todos los tiempos, en específico, en referencia a México, cuyo proceso de balcanización, por la vía de los cárteles de la droga, es explotado sin rubicundez por Stratfor, muy vinculado a los complejos militares de Tel Aviv y el Pentágono, por cierto, hackeado por Anonymous, quien expuso sus redes tanto en México (Ver Bajo la Lupa, 28/12/11) como en el mundo occidental.
¿Para qué serviría balcanizar a México después del obsequio de las aguas profundas del Golfo de México financierista por la entreguista/masoquista contrarreforma Peña/Videgaray/Aspe a las cuatro grandes petroleras anglosajonas?
¿Con la balcanización de México se podría gestar, entonces, el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de Estados Unidos para que no quede rastro arqueológico alguno de Pemex?
No hay comentarios :
Publicar un comentario