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El portavoz del Frente Popular de izquierdas
tunecino, Hama Hamami, denunció que el actual gobierno islamista de Túnez “está confiscando la revolución para
producir otro régimen autoritario”.
A más de dos años de la revuelta popular que
derrocó al ex presidente Zine el Abidine Ben Ali, tras 23 años en el poder, el
país magrebí atraviesa un momento clave marcado por la convulsión que generó el
asesinato político de Chokri Belaid, prominente dirigente del frente de
izquierdas, baleado el pasado 6 de febrero.
Hamami, líder del Partido de los Obreros
Comunistas de Túnez (POCT) y otra de las figuras de esta coalición de reciente
formación, recibió a la agencia de noticias argentina Telam para analizar la
actualidad del país.
El primer contacto con el político tunecino se
produjo en la puerta de la sede partidaria, a la que llegó custodiado por
agentes de seguridad de la Presidencia de la Nación.
Su gran sonrisa y la confianza que trasmitían sus
movimientos contrastaban con el hecho de que él, junto al líder de la UGTT
(Unión General de Trabajadores Tunecinos), Hussein Abassi, sean consideradas
las personas que corren mayor peligro de muerte por las amenazas de islamistas.
“Distintas
fuentes confirman la existencia de una lista negra y la mayoría de los nombres
son de políticos”, explicó Hamami, seguro de ser uno de
los “marcados”.
“El
listado no es un rumor, la información sale de las personas que fueron
detenidas en relación con la muerte de Belaid”,
insistió Hamami, quien ahora se erige como principal voz de la izquierda
tunecina.
El dirigente opositor subrayó que el asesinato de
Belaid “tuvo lugar en un clima político
que favorece la violencia y es responsabilidad del gobierno islamista, que
permitió la movilización de milicias radicales y la transgresión de la ley sin
castigo alguno”.
Asimismo, “están
apareciendo equipos paralelos dentro del Ministerio del Interior, relacionados
con el movimiento de Ennahda y en este marco, se registraron hechos de
violencia contra la UGTT, periodistas, partidos y artistas”, apuntó.
“Esto
es consecuencia y un punto muy negativo dentro del contexto
post-revolucionario”, indicó Hamami, y advirtió que los
últimos hechos “evidencian que Túnez va a
entrar en una nueva etapa de violencia, que consiste en liquidar físicamente a
dirigentes políticos”.
“El
gobierno actual está confiscando la revolución para reproducir otro régimen
autoritario”, advirtió.
A pesar de eso, el dirigente comunista consideró
que “el pueblo tunecino tuvo una fuerte
reacción al asesinato de Belaid -con protestas en todo el país- y demostró que
está en contra de esta metodología de violencia”.
Con palabras claras y contundentes, Hamami aseguró
que los islamistas de Ennahda cuentan “con
respaldo del exterior, de Qatar, Arabia Saudita -bajo el paraguas de Estados
Unidos-, y hasta la Unión Europea”.
“Los
islamistas no participaron del proceso revolucionario, pero llegaron al poder
porque son organizados, tienen recursos y apoyo externo. Además, en campaña no
hablaron de islamizar sino de cumplir con los objetivos de la revolución y los
ayudó el hecho que de la revuelta no tuviera un liderazgo central y la
oposición estuviera fragmentada”, analizó Hamami.
La situación cambió con la unión de las fuerzas de
izquierda en el Frente Popular, creado el 7 de octubre de 2012, y que en solo
dos meses pasó a ser tercero en las intenciones de voto. Y el asesinato de
Belaid no hizo más que ampliar la base social.
“El
Frente constituye una amenaza para el gobierno”,
manifestó su principal líder, quien cree que Túnez está hoy “a mitad de camino porque hay un pueblo que
quiere que la revolución continúe”.
“Hemos
impuesto algunas reformas, la elección de una Asamblea Constitucional, la
libertad de expresión, organización y manifestación, pero todo lo demás sigue
pendiente”, indicó.
Pero “sin
una reforma del Ministerio de Interior y de la Justicia no cambiará nada,
porque éstos fueron los dos pilares de la dictadura”, recordó.
En ese sentido, Hamami denunció que “Ennahda no reformó el Ministerio de
Interior sino que se apoderó de él”.
“Desde
el punto de vista social y económico tampoco hubo cambios. El gobierno mantuvo
la política económica neoliberal, lo que provocó un aumento de la deuda, el
desempleo y la inflación, mientras las diferencias entre regiones se
agudizaron”, manifestó el dirigente opositor.
“Si
no pensamos en una nueva dinámica económica y en la mejora de las condiciones
de vida, la democratización será un fracaso. La revolución la hicieron los
pobres y debe volver a los pobres”, enfatizó.
Por otro lado, Hamami tiene claro que para superar
la crisis Túnez debe “suspender el pago
de su deuda externa” -22 millones de euros en vencimientos este año- e invertir el dinero en “desarrollo”.
“Es
necesario reorganizar la economía, reducir el nivel de dependencia extranjera,
hacer una reforma agraria, modernizar la agricultura, invertir en
infraestructura y en educación”, enumeró el
político.
“Nosotros
le estamos diciendo a nuestro pueblo que tenemos que aprender de América
latina, de Argentina, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, que con gobiernos
democráticos consiguieron hacer reformas sociales y económicas importantes”,
subrayó.
“En
un tiempo en el que la gente se está diciendo `es el neoliberalismo o la nada`,
América latina se presenta como una vía alternativa”,
concluyó.
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