Por Marat
Las tripas de la humanidad se revuelven. Ojalá fueran los cerebros pero el deseo de olor a sangre es más poderoso que la admiración hacia los científicos que se empeñan en encontrar la curación del cáncer o hacia quienes pretenden encontrar la racionalidad de un mundo cooperativo en el que los parias dejen de serlo.
Por todas partes encontramos la huella criminal de los instigadores del odio. Haciendo un ruido estruendoso que inunde el planeta y confunda las mentes logran su objetivo: idiotizar al mundo.
Elon Musk, después de exigir a sus empleados entrega esclava al trabajo, despide a la mitad de ellos por twitter y a parte de los que se rindieron también.
La prensa del mundo capitalista dosifica la información sobre la salvaje represión que sufre el pueblo iraní (horca a la protesta social) a manos de unos clérigos asesinos, pero no fanáticos porque son cínicos, debido a que Irán sigue bombeando petróleo para las “democracias de libre mercado”. Geopolítica lo llaman los canallas de opciones aparentemente enfrentadas, mientras siervos y tarados de ambos bandos los jalean y celebran sus monstruosidades.
Hay muchas cosas asquerosas en una guerra: la destrucción de los seres humanos, el odio antes durante y después, la propaganda de cada bando, la miseria moral que lo justifica todo y el modo con el que se intenta destruir al enemigo. El gobierno de Ucrania negando el derecho a existir del disidente. Rusia golpeando sobre la población civil ucraniana.De batallones nazis de cada lado hablamos otro día pero no con los hooligans idiotas o asalariados.
En el país del mundial de fútbol, Qatar, miles trabajadores extranjeros viven bajo un sistema de esclavitud. Sus contratadores se adueñan de sus pasaportes, impidiéndoles salir del país, sus salarios no son los previamente pactados, sus horas de trabajo tampoco, duermen hacinados en cuchitriles infectos, muchos de ellos no han podido moverse del estadio de Jalifa que construyeron porque sus empleadores no les han renovado el permiso de residencia. Los medios de comunicación españoles han contado bastante de eso. Pero a la borregada indecente y patriotera española se la suda. No soy nacionalista español ni indepe de ningún tipo. Los desprecio por igual. Pero las pasiones futboleras y los regüeldos de tribu reforzaron mi mentalidad de apátrida internacionalista.
En España los fascistas de VOX acusan a una ministra de haber llegado a su cargo por la vía oral hacia su pareja. No siento ninguna simpatía hacia el partido de la ministra. Los considero juguetes del capital y su sistema de representación política. Pero los fascistas de VOX llevan tiempo dando razones para ser ilegalizados o, cuando menos, para inhabilitar a algunos de sus jabalíes parlamentarios. La progresía está siendo cómplice del fascismo al pretender obtener rédito de las salvajadas parlamentarias y mediáticas de esta gentuza. Desgraciadamente nadie ve lo evidente: la relación entre lo que ahora dicen y Auschwitz. El mundo real no es twitter. Hay que acabar con ellos por la legalidad o por la liquidación. Desprecio profundamente a quienes creen que en tiempos de locura se combate al fascismo con ironía o con tolerancia. Ellos combaten. Los antifascistas debemos hacerlo también.
Están echando de nuevo a la gente de sus casas, en realidad nunca pararon. Hasta los curas, perdón, frailes, amenazan con ello.
En su día critiqué aquella bazofia que vendía la PAH, y su líder Ada Colau, de la dación en pago: reconozco la superioridad del derecho empresarial de los bancos y me voy a la puta calle. Pero nunca negaré la combativa solidaridad de la PAH en intentar impedir los desahucios. Y ahora son necesarios de nuevo.
Instrumentos del capital como Antena 3 y La Sexta han jugado un papel, junto a la alarmista publicidad antialarmas, para asustar a propietarios de viviendas. A nadie que tuviera una sola residencia le gustaría que nadie se metiera en ella por sus cojones morenos per la inmensa mayoría de las ocupaciones se producen en viviendas de la SAREB (el llamado banco malo que se ocupó de viviendas no vendidas) y abandonadas.
Pero qué gran negocio para los vendedores de alarmas, alarmismo ideológico y para esa empresa de odio y quincalla llamada VOX y asociados. Esa gente sí que sabe vivir gracias a los gilipollas.
Decía Gardel que “al mundo le falta un tornillo”. Creo, más bien, que se ha vuelto a salir del eje en el que nunca estuvo bien engranado. La dominación de una clase sobre otra, la explotación y la sobreexplotación del capital sobre el mundo obrero, la necesidad de acumulación mundial del capital, sus crisis encadenadas, la alienación del ser humano, el agotamiento de la civilización y del planeta, producen monstruos. Las respuestas son siempre las mismas: el odio, la estupidez de la especie, la guerra .
El ser humano sólo puede salir de su eterna prehistoria alcanzando otra sociedad, a la que teme dar nombre porque una vez ese intento fracasó, olvidando que su propia historia ha sido desde cientos de miles de años una derrota permanente.
De él depende abrir un camino distinto o permanecer atrapado en la eterna noria del asno.
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