1,.- ¿Qué es ser
comunista?... en mi opinión personal
El papel que a los comunistas nos corresponde no es hacer la
revolución social. Esa la hace la clase trabajadora. Nacimos para empujarla, sumar, elaborar las mejores propuestas, en
función de cómo es el capitalismo mundial y nacional en cada país HOY y no en
1917, según es HOY la clase a la que pertenecemos, y presentarlas ante las
clases subalternas para ser consideradas por éstas su referencia, sin
proclamarnos vanguardia cuando aún estamos muy desconectados de la clase y no
tenemos retaguardia alguna.
Pero para hacer tal cosa, hay que bajarse del pedestal de
barro al que solo nosotros mismo nos subimos, nadie más, escuchar dónde le
duele en lo inmediato y cada día a nuestra clase: una sanidad pública que solo
se sostiene sobre la solidaridad de sus profesionales con el ser humano al que
pone rostro cada día, no en las inversiones públicas necesarias, trabajadores amedrentados
por conservar sus puestos de trabajo, si no los perdieron o pasaron a unos ERTE
que aún no han cobrado, precarios que pueden perder la habitación que ocupan de
alquiler, trabajadores sumergidos que se juegan el ser multados o desprotegidos
por serlo, nuevos esclavos del teletrabajo a los que han dicho que serán los
reyes del tiempo, viejos cuya dependencia han convertido en mercancía que muere
en silencio,….
Los comunistas somos otra cosa. Somos parte de nuestra
clase que tiene que pegarse a todas esas necesidades y estar en contacto con
cada uno de sus miembros que lo está pasando mal y que quiere decir “estoy
harto de estar harto pero no sé cómo gritarlo” y alentar su grito, intentar que
tenga sentido tanto para él como para todos nosotros. Ser comunista es dejar de
hacer el inútil y el frustrado en las redes sociales que trata de justificar el
porqué de no meterse dentro del cada día de las “pequeñas cosas” y pegarse al
vecino, incluso al más fascista, si lo está pasando mal económicamente por
causa de este sistema, y siempre al compañero de trabajo o al vecino del barrio y demostrarle en la práctica
que no está solo. Saber que hay gente a tu alrededor, unos de tu ideología que
no quieren que camines solo, y otros que te miran solo como un ser humano,
en medio de la vorágine del odio inducido, de la frustración sin otro camino
que no te lleve a la soledad o el fascismo como respuesta, es dar una
oportunidad a un mundo de seres autónomos solidarios que buscan juntos un mundo
más decente.
Y después de eso explicarle que no hay soluciones
particulares con demasiado futuro (si ayer la mentira del ascensor funcionaba,
hoy está atascado entre el bajo y el primer piso) sino formas de ayudarnos
mutuamente para intentar rechazar, con la protesta organizada, sus golpes pero que
los que hoy paremos, porque lo necesitamos en lo inmediato, no pararán los que
vendrán luego porque el capital solo puede crecer desposeyéndonos, unas veces de manera abrupta (los recortes
sociales de la crisis de 2007), otras con ayuda de la Comisión Europea, que
ahora parece dispararnos con cientos de miles de millones de euros pero pronto
veremos que será para salvar a grandes sectores productivos y para soltarnos
alguna de esas migajas que tanto agradecemos los desesperados, que tanto
necesitamos para sobrevivir, pagando esa fiesta la clase trabajadora en forma
de nuevos recortes sociales, cuando las rodajas cortadas al salchichón nos han
conducido hasta la cuerda y la etiqueta .
Luego hay que decirle al compañero, ese que las está pasando
canutas: “¿has logrado un mes o dos de esperanza? Quiero brindar contigo por
ello pero no bajes la guardia, sigue organizado porque no se trata de hacerlo
por grandes principios sino porque no destruyan tu vida”. Y dejarle claro que
no tardarán en recórtele un poco más sus posibilidades de supervivir hasta su
extenuación.
No hay salidas dentro del capitalismo para la clase
trabajadora. Construir una sociedad comunista pasa por acercarse al socialismo
de un modo fraterno (a veces me sale el estilo francés). La solidaridad de clase teje
cada día el mañana.
2.- ¿Qué no es ser comunista? Como antes, una interpretación personal
No soy de izquierda/s. Creo que los comunistas no somos de izquierda, dado que ésta nació en la Revolución Francesa, y no ha cambiado esencialmente hasta hoy, para reformar el sistema de clases nacido del capitalismo, entonces incipiente, hoy universal. Reformar no es sustituir, reformar es adaptar, hacer más asumible un sistema de explotación, sobreexplotación y dominación concreto, el capitalismo. Los comunistas pretendemos destruir, no reformar, el sistema de dominación sobre el trabajo que hace que lo que se produce en él sea una actividad social colectiva, mientras que el beneficio económico que genera es privado para el empresario. No hay términos intermedios entre capital y trabajo, como tampoco lo hay entre reforma y revolución o entre agua y aceite. Por mucho que se intenten mezclar no lo logran.
Hay quien cree que la solución intermedia es redistribuir la riqueza vía impuestos, pero ya vemos que el capitalista tiene un millón de formas de evadirlos o simplemente de echar abajo los gobiernos que pretendan hacer reformas fiscales mínimamente progresivas. También hay quien cree que dando más representación a los sindicatos en el control de las decisiones que afectan a los trabajadores en las empresas privadas se logran mejoras que, acumulándose, nos pueden llevar a una sociedad más justa. Eso conduce a la burocratización sindical y a la compra de sus dirigentes por las propias empresas. La clase trabajadora, como clase organizada, siempre necesitará estar en la oposición dentro del capitalismo, sea con un gobierno de derechas o con otro de izquierdas, pero también en una sociedad socialista que no es lo que hacen los “socialistas” cuando están en el gobierno. No son lo mismo derecha e izquierda pero, en su práctica tampoco son tan distintos. Como tampoco es lo mismo el empresario o accionista del consejo de administración de una empresa capitalista que el burócrata de una autodenominada sociedad socialista. Es irritante tener que explicar, una y otra vez, en bucle, estas cuestiones cuando ya no hay sociedades socialistas sino, acaso, alguna aberración que usurpa su nombre. Exaspera aún más que haya aún quienes no se preguntan el porqué.
Si se entendiese bien esta cuestión no nos encontraríamos ante supuestos comunistas que defienden como sistema socialista una monarquía hereditaria con estatuas kilométricas de la saga de reyezuelos que confían tanto en sus ciudadanos que acaban diciendo eso de “controlamos lo que entra en el país y cuál es el objetivo” o “queremos evitar cualquier mal que entre en la sociedad" (joder, con el puto Shangri-La de los cojones) , más o menos lo que hacía el gobierno de Estados Unidos cuando preguntaba al viajero que pretendiera entrar en su país si había militado en un partido comunista u organización afín. Si no estás en la paranoia más absoluta del espionaje y las conspiranoias quizá debas preguntarte si esa es la sociedad en la que querrías vivar y aún más, qué leches tiene eso que ver con Marx.
Quizá la sociedad humana este regresando hacia la animalidad de dejar de hacerse preguntas a cambio de una cierta sensación de seguridad material. Eso le está ofreciendo también el fascismo. Volvamos a la caverna, que en su oscuridad está la verdad.
Mención aparte de los defensores por interés económico de un sistema feudal como el norcoreano coloco a quienes defienden un régimen caudillista que nada ha hecho para favorecer el control social de las grandes empresas venezolanas (el sistema económico sigue siendo plenamente capitalista, después de 23 años de la revolución bolivariana) y extraigo una conclusión: los pseudocomunistas que confunden dictadura del proletariado que es de toda la clase trabajadora contra el capital, con dictadura de partido, y que son la nueva clase, buscan la supervivencia económica de sus 2 ó 3 liberados al amparo de un sistema que no tiene nada que ver con Marx sino con una autarquía absolutamente opuesta a la necesidad de que la globalización del capitalismo condujese a internacionalizar la lucha de la clase trabajadora. Del mismo modo, quienes han pillado en los años de vacas gordas de un bolivarianismo que hoy reprime a sindicalistas en Venezuela (no me hagan tirar de datos) provienen del populismo más reformista o del estalinismo que, por su propia naturaleza histórica, acaba en lo mismo.
Comprendo la sensación de desnudez que puede conllevar para algunos renunciar a tener sus particulares paraisos en la tierra pero ni el marxismo fue nunca una construcción ideológivca para esconderse del mundo hostil capitalista (solo el mejor arma para transformarlo) ni deformó nunca la realidad. Otra cosa muy distinta es lo que algunos defienden.
Este camino solo conduce a la secta, de mayor o menor tamaño, y a desprestigiar la más noble aspiración de la humanidad. La sociedad comunista.
No hay salidas dentro del capitalismo para la clase
trabajadora. Construir una sociedad comunista pasa por acercarse al socialismo
desde la solidaridad real de cada día.
Difícil porvenir sin la conciencia de clase explotada y la solidaridad entre los oprimidos. Y sin tener tan claro lo que es y lo que no izquierdas, socialismo y comunismo de verdad.
ResponderEliminarCiertamente sugestivo y claro, muy claro, para cualquier lector, algo que, a veces se olvida y que es fundamental para la formación de quienes algo sabemos y la difusión de lo que queremos compartir para ser más. Pero, aún reconociendo evidentes disfunciones y contradicciones es duro, muy duro, , aparte de tácticamente discutible frente a terceros, no poder reconocer, no poder "agarrarse" a realidades tangibles demonizadas , caricaturizadas y ... amenazadas... Y digo amenazadas, no precisamente, por el análisis crítico de los comunistas. Esas realidades -y no olvidemos- otras que están en nuestra memoria son fruto de sus respectivos procesos históricos y que en un no muy lejano pasado condicionaron el nuestro, el de las "sociedades occidentales" en el tiempo que algunos llamaron los "30 gloriosos". ¿ Podrían ignorar los trabajadores franceses o italianos lo que para sus respectivas realidades supuso el espantajo de la "amenaza soviética"? Ahora, obviamente, la situación es bien diferente ....
ResponderEliminarNo puedo poner la Revolución de Octubre a la misna altura que todo ese engendro llamado "socialismo del siglo XXI" o que lo de Corea del Norte, a lo que no sé ni como llamarlo.
EliminarDe 1917 a 1921, e incluso durante los primeros años del estalinismo, la Revolución de Octubre lleno de esperanzas no solo a los trabajadores franceses, italianos, españoles y de todos los lugares del mundo. Ellos albergaron la posibilidad de alumbrar un nuevo mundo en el que el trabajo se liberase de la explotación capitalista y los primeros ños de Octubre lo demostraron.
Cualquier comunista, del más acertado al más obtuso, es hijo de esa revolución, como también de La Comuna, con las sombras y luces que pueda albergar la primera y los errores de de la segunda, de los que habló Marx.
De "otras cosas" no debemos de considerarnos jamás herederos porque no tienen nada que ver con nosotros ni con aquello por lo que luchamos