Por Marat
Ni los que conocisteis las primeras elecciones postfranquistas de 1977 ni los que habéis ido entrando en cada una de las estaciones electorales posteriores me parecéis respetables. Desde aquellas elecciones previas a la Constitución Española hasta el día de hoy os han tomado el pelo.
Ni los que conocisteis las primeras elecciones postfranquistas de 1977 ni los que habéis ido entrando en cada una de las estaciones electorales posteriores me parecéis respetables. Desde aquellas elecciones previas a la Constitución Española hasta el día de hoy os han tomado el pelo.
Se puede ser idiota un rato, unos años
o toda la vida. Vosotros sois de los que pertenecéis a la estupidez
humana con una devoción infinita.
Desde el instante en el que se llegó a
la Constitución española renunciando a querer conocer el pasado
nacido de una derrota militar lograda por una clase social que se
negó a admitir una posibilidad reformista en los años 30 del pasado
siglo, demostrásteis que, como nación, erais un país inútil para
la memoria.
Desde el momento en el el que
decidisteis que no queríais que os recordasen como fascistas ni que
os tomasen por comunistas en las primeras elecciones de 1977
demostrásteis que erais gilipollas. Labrásteis lo que, como país
habría de ocurriros con vuestra ilusión de ser europeos. Hoy vemos
lo que eso significa.
Cuando llegó el recambio del suarismo
(UCD. Lo peor es que a los que tienen menos de 30 años ni les suena
de qué hablo) con el PSOE de González. Eran los años de España
como anfitriona del Mundial de Fútbol, mas tarde de las Olimpiadas
de Barcelona y de la Exposición Universal de Sevilla. Cada cuñado
español fue feliz de pertenecer al Estado español, al que no le
molestaba llamar España, incluso a muchos independentistas actuales
de Cataluña o de Vitigudinos, que idiotas hay hasta en el pueblo más
desierto.
Luego llegaron aquellos maravillosos
años del azanarato en los que se terminó de destruir lo que quedaba
de las empresas públicas, en las que sus trabajadores eran
respetados socialmente, pero nos fue muy bien porque nos rebajan los
IRPFs mientras se iniciaba la descomposición de las conquistas
sanitarias, educativas y de pensiones.
Pronto vendría Zapatero para elevar la
edad de jubilación, hacer dos reformas laborales, una detrás de otra
y comenzar con los recortes sanitarios.
Pero, afortunadamente, llegó Rajoy,
que lo hizo bueno en todo lo anterior. Con el PP tuvimos el odio
intenso necesario que nos hiciese olvidar al Presi anterior.
Y, por fin, llegó Sánchez, el hombre
incombustible, el que nos ayudará a olvidar el tiempo vencido. El
que nos va a convencer de que darnos un poquito de oxígeno es
socialismo, de que darnos unos gramos de supervivencia hasta que
lleguen los próximos recortes es igualdad. Justo la peli que nos
vendió Zapatero.
Enfrente tienen ustedes la peli de lo
que los progres llaman el “trifachito”. Una de tantas ficciones
en las que lo principal es que nos creamos que hay unos malos muy
malos de la derechuza y extrema derecha que son los auténticos
malvados liberales contra los que se enfrenta el auténtico
socialismo ¡Ay, por dios!
Fantástico que ni nos enteremos ni nos
queramos entender que hay un descaro indecente equiparable a la
época en la que Podemos y su miniyo, IU, intentaban vendernos que
ellos iban a romper no sé con cual realidad social. Tampoco con el
ridículo papel que han hecho desde su fundación, que no fuera la
colocación del personal.
Cada uno lo suyo.