¡Cuidado al cruzar la calle, figura! |
Agustín
Vargas. Página12
No
tan solo. Suele formar parte del sentido común que el jugar un
videojuego es una práctica íntegramente solitaria. El auge de las
consolas a fines del siglo pasado pareció sentenciar esta concepción
al estar éstas emplazadas dentro del hogar. Así, el jugar a un
videojuego sería algo lúdico realizado bajo paredes; sería una
práctica privada. Sin embargo, muchos posibilitaron una relación
virtual o física mediante la modalidad multijugador. Además, cuando
un jugador juega de manera solitaria, también podría hacerlo
pensando en un otro (la competencia llevaría el jugar a una cuestión
de ejercitar para mejorar distintas cualidades que luego serían
puestas en juego con otras personas).
Por
el contrario, se han diseñado muchas consolas transportables, y fue
una de éstas la que propició el nacimiento de la franquicia
japonesa Pókemon, hace ya veinte años. La saga comenzó como un
videojuego RPG para la plataforma Game Boy, donde se proponía
recorrer un universo ficticio con el propósito de capturar distintas
criaturas fantásticas. Si bien la mayor parte del tiempo estaba
destinado a jugarse en solitario, el Cable Link hizo posible que los
jugadores pudieran conectar sus consolas y así intercambiar
pokemones o competir entre ellos.
Como
toda franquicia moderna y su trasnarratividad característica, pronto
afloró un animé –en nuestro país hizo que Pokémon sea masivo–,
además de películas, nuevos videojuegos y un juego de cartas
coleccionables. Éste último sigue siendo popular en sectores
sociales con un poder adquisitivo medio y alto, a tal punto que se
realizan convenciones donde los jugadores se reúnen y compiten con
sus propios mazos. Pokémon Go se ha nutrido de estas prácticas
sociales; está pensado como un juego que se comparte de manera
lúdica con otros. Además, es de suponer que con el paso de los días
exponga su faceta colaborativa-colectiva (ya hay sitios donde cada
usuario puede indicar en un mapa qué pokémon capturó en un
determinado lugar).
La
ciudad y el jugador. La posibilidad de relacionarse con otros
usuarios no parecería ser la mayor novedad, pero sí lo sería el
modo en que el juego permite pensar nuevas apropiaciones y
transformaciones del espacio geométrico (la ciudad) en espacio de
juego. Pokémon Go hace que los usuarios deban dirigirse –o apuntar
sus celulares– hacia ciertos lugares para obtener elementos
esenciales del juego. La mayoría de los puntos, estas pokeparadas,
son museos, bares, parques y hasta comisarías. Otra característica
del juego es que obliga a los jugadores a recorrer una cantidad
determinada de kilómetros si desean progresar.
Se
ha reiterado que la aplicación permite que los usuarios se acerquen
a ciertos lugares a los que de otra manera no lo harían.
Efectivamente el videojuego obliga a ir a lugares preestablecidos,
pero lo que debería entrar en consideración es el cambio de
significación o lecturas que se hace de éstos (invita a la
reflexión el hecho de que autoridades del Museo de Auschwitz en
Polonia y del Holocausto de Washington solicitaron que supriman estos
lugares del mapa del juego por considerar que ocasiona “prácticas
fuera de lugar”). Estaríamos ante un peatón devenido en jugador,
donde el mapa de la ciudad –GPS y Google Maps de por medio–
pasaría a ser un mapa ficcional. Ambos mundos coexistirían.
Un
negocio millonario. Es difícil saber por cuánto tiempo se mantendrá
el éxito del juego. Lo cierto es que cualquiera que cuente en su
móvil o tablet con el sistema operativo Android o iOS puede
descargar la aplicación de manera gratuita. Lo que pretende ser un
componente democratizador no dejaría de ser una fachada, poniendo la
menor cantidad de obstáculos posibles para lograr que la aplicación
se masifique y así mejorar su cotización e incrementar su
patrimonio (a la semana del lanzamiento, la aplicación superó en
uso a Twitter e Instagram, y Nintendo duplicó el valor de sus
acciones). A esto debe sumarse el hecho de que se incentiva al
usuario a realizar compras una vez instalada la aplicación para que
adquiera ciertos elementos del mundo del videojuego.
Sin
embargo, el principal negocio parecería pasar por los puntos
patrocinados: al obligar a los jugadores a dirigirse a determinados
lugares, las multinacionales dieron el primer paso para estar
incluidas en tales puntos. Así, en Japón McDonald’s convirtió
sus establecimientos de comida rápida en lugares especiales para los
jugadores de la aplicación. Por su parte, y aunque guarde relación
con un fenómeno ya conocido en la sociedad, no debe dejar de
considerarse la extracción de datos que hace la aplicación sobre
sus usuarios, principalmente vinculados a Google, a tal extremo que
el director de cine Oliver Stone diga que Pokémon Go “sería parte
de una cultura más larga de capitalismo de vigilancia”.
Realidad
“mejorada”. Curioso es el término que le fue asignado a una de
las tecnologías –quizá la más importante– de las que se nutre
Pokémon Go: la Realidad Aumentada (RA), necesaria para visualizar
los pokemones en la pantalla del celular a través de la cámara.
Según la Real Academia Española, una de las definiciones de
“aumentar” es la de “dar mayor extensión, número o materia a
algo”. De este modo, la RA no es otra cosa que una alteración de
lo real; añade información virtual a una información física
preexistente, con la finalidad –o la presunción– de ver de
manera mejor, divertida, apartándonos del mundo rudimentario,
aburrido al que asistiríamos diariamente. Pero por más que parezca
algo cínico, y podrían atribuirse componentes ideológicos, la RA
está presente y Pokémon Go la dejó entrever de un modo particular:
la imagen de una muchedumbre que corre desesperada puede guardar
relación con Niza, donde un ataque terrorista causa pánico entre
los franceses, o puede remitirnos al Central Park, donde jóvenes y
familias corren en masa y sin apartar su vista de los celulares para
capturar una criatura ficticia.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Seguramente se incremente el número de imbéciles que serán atropellados al cruzar una calle por ir enajenados en su propio pedo mental mientras le dan onanísticamente con el dedo al jueguecito. Ya está pasando con el uso del móvil actualmente. Y sin necesidad de Pokémons. Imaginen con él. Pero sarna con gusto...
Villa Grimaldi dice NO a Pokemón GO
ResponderEliminarEn el marco de la iniciativa de la empresa Niantic, Inc, ha puesto en circulación la aplicación Pokemon GO en Chile y se ha geolocalizado a Villa Grimaldi como un evento que la incluye en el juego. Ante esta situación la Corporación Parque por la Paz declara:"Villa Grimaldi (ex Cuartel Terranova) fue el principal cuartel de la DINA durante los primeros años de la dictadura cívico militar, lugar por donde pasaron cerca de 4.500 personas en calidad de secuestrados, quienes fueron sometidos a atroces torturas y vejámenes. Casi 300 de ellos son detenidos desaparecidos o fueron asesinados en este lugar.
El Parque por la Paz Villa Grimaldi es un sitio de memoria, recuperado por sobrevivientes, familiares y la sociedad civil, cuya misión es preservar y comunicar las memorias de quienes fueron víctimas del terrorismo de Estado durante la dictadura cívico militar.
El juego Pokemón GO no persigue objetivos que se vinculen a nuestro proyecto educativo, cultural y testimonial, sino que es una iniciativa privada de corte empresarial que no promueve una cultura de los derechos humanos.
La Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, rechaza la utilización de este sitio de memoria, que antes fuera un sitio de tortura, desaparición y exterminio, para un juego que no demuestra el menor respeto por nuestra historia y banaliza el espacio con fines lucrativos, mencionándonos en el mapa de la aplicación como “Villa Gremlin”.
Exigimos a la empresa Niantic, Inc. realizar los procedimientos correspondientes para bloquear y/o retirar de su circuito al Parque por la Paz Villa Grimaldi, además de ofrecer disculpas públicas, no solo a nuestra Corporación, sino también a los sobrevivientes y familiares de las víctimas del terrorismo de Estado.
Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi
Fuente: Periódico digital El Ciudadano Chile
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