El nuevo señuelo del capital europeo, Jeremy Corbyn, una vez desenmascarados Alexis Tsirpas y Pablo Iglesias |
Álvaro
Luque.
Librered.net
En las últimas semanas la elección de Jeremy
Corbyn como futuro candidato laborista a primer ministro en Gran Bretaña, ha
situado de nuevo el debate sobre los gobiernos de izquierdas. No es un debate
que no hayamos afrontado, todo lo contrario, ya que se reproduce de manera
recurrente cada vez que el sistema es cuestionado o incluso cuando se agudiza
la lucha de clases. Los ejemplos más claros los tenemos en el estado español
con Podemos y la descomposición de IU y con Syriza en Grecia.
La prensa ya se ha hecho eco de una serie de
promesas estrellas, destacando: ciertas nacionalizaciones como las de los
ferrocarriles, el Royal Bank of Scotland y empresas energéticas (sin
especificar demasiado), la eliminación de tasas en la enseñanza pública y la
creación de un sistema similar al de salud, más impuestos a los ricos, ayudas
para el alojamiento y un mayor control en el alquiler de la vivienda, el
aumento del salario mínimo y máximo salarial, no bombardear al Estado Islámico
y fomentar el diálogo en la región, un vagón para mujeres en los trenes
nocturnos para evitar el acoso y el machismo, campañas, etc, son sólo algunas
de las medidas. La candidatura de Corbyn ha sido apoyada también por sindicatos
y el propio PCB.
Leído esto en la prensa, seguro que la mayoría de
la clase obrera de izquierdas pensará que un gobierno de Corbyn será en
beneficio de la clase obrera británica. Ahora bien, si uno se lee su corto
programa hecho publico y lo analiza desde la perspectiva de la clase obrera,
verá que no es oro todo lo que reluce.
Analizando sólo alguna de sus medidas, la gran
duda es: ¿buscan tambalear el capitalismo? o por el contrario, ¿afianzará el
sistema capitalista?. Por ejemplo, las nacionalizaciones de sectores
energéticos y el Royal Bank of Scotland, ¿son para acabar con el monopolio
energético y financiero? ¿con nacionalizar eso basta?. Me temo que no. ¿Luchará
contra las estructuras imperialistas y la OTAN o simplemente la agresión
utilizará otros medios más sutiles? Será el mismo perro con distinto collar; de
hecho, ya ha dicho que en el referéndum por la salida de la UE ya ha
manifestado que votará por mantenerse en la UE.
Leerse el programa no tiene desperdicio, se
utilizan conceptos y eufemismos para esconder la explotación y la miseria como
el de la “economía casino”, “profundos desequilibrios”, “crecimiento (capitalista) sostenible”, “inversión en todos: ricos, pobres, etc”.
Está claro que los comunistas siempre debemos
apoyar la mejora de las condiciones de vida y los derechos de la clase obrera,
pero siempre desde la perspectiva del avance real de sus derechos; es decir;
medidas que creen las condiciones materiales para que estos sean posibles, eso
supone eliminar los privilegios de los monopolios y la oligarquía. No se trata
de redistribuir la riqueza de una manera más equitativa y justa, como dice
Corbyn, sino de que la riqueza pase a manos de quien la genera: la clase obrera
¿Nacionalizaciones y mejoras del alquiler?, bienvenidas sean, pero a costa de
los monopolios y no perpetuando la desigualdad de una manera más velada.
Es muy revelador que la mayor contradicción que
existe en este sistema, la del capital-trabajo, no sea analizada en profundidad
ni cuestionada por Corbyn. Sólo se hace una pequeña referencia a “un trabajo más decente para todos”,
¿qué es más decente? ¿los/as trabajadores/as tendrán una nueva posición de
poder respecto a salarios y derechos a costa de la burguesía? Es decir, ¿se van
a cuestionar la posición en las relaciones de producción? Está claro que no,
por lo tanto, ya sabemos quién seguirá mandando.