Alfredo
Jalife-Rahme. La Jornada
En
coincidencia con el estreno de la película Spectre, de James Bond
(http://www.007.com/), mata de risa el montaje hollywoodense del
envío por Estados Unidos de 50 "soldados especiales" en la región
kurda de Siria para combatir a 230 mil yihadistas sunitas que operan
en Levante.
Como
los bienes raíces, la geopolítica es ante todo ubicación, y no
pasa inadvertida la sinergia de Estados Unidos con los kurdos sirios.
Funcionarios
de Estados Unidos se jactan del "efecto multiplicador" que tendrán sus
50 "soldados especiales", catapultados sin el permiso formal de nadie:
ni del Congreso de Estados Unidos ni de la ONU ni del gobierno sirio
ni de la Liga Árabe de 22 países ni de la Organización para la
Cooperación Islámica de 57 países (http://goo.gl/dt0AlG).
A
finales de 2014, Fuad Hussein, jefe de la oficina de Massoud Barzani,
presidente de la región autónoma kurda en Irak, en entrevista con
Patrick Cockburn –considerado entre los óptimos comentaristas de
Medio Oriente–, evaluó el número de combatientes yihadistas
sunitas en 200 mil: "ocho veces mayor que las estimaciones de los
servicios de inteligencia occidentales (léase: la CIA), que los
colocan en 31.500" (http://goo.gl/UxDuho).
¿Por
qué conviene a la CIA subestimar exageradamente el número de
yihadistas sunitas que deambulan entre Irak y Siria?
Fuad
Hussein pondera que Daesh/Isis/Isil "gobierna en la tercera parte
tanto de Irak como de Siria, que comprende en su totalidad una
población de entre 10 y 12 millones que viven en un área de 250.000" kilómetros cuadrados, el mismo tamaño que Gran Bretaña", lo cual "otorga a los yihadistas una extensa mancomunidad de reclutas
potenciales".
Con
las recientes y vastas adquisiciones territoriales de los yihadistas
en Siria, la cifra enunciada por Fuad Hussein sobre el ejército
irregular de yihadistas sunitas se ha abultado sustancialmente en el
lapso de un año con la adicional llegada de otros 30 mil
provenientes de la extensa geografía islámica, que comprenden
específicamente 3 mil combatientes de Chechenia (Cáucaso ruso),
según The New York Times (http://goo.gl/Ynje9g), y a quienes habría
que agregar otro tanto de la región islámica de Xinjiang en China
(http://goo.gl/ajhTkD).
Según
Al-Quds Al-Arabi (12/8/14), solamente los "escuadrones de la muerte
yihadistas", los siniestros dhabbihah, alcanzarían 15 mil verdugos
(http://goo.gl/yrf3Fe).
¿Por
qué la CIA se habrá "equivocado" en forma tan burda en sus
estimaciones?
Ya
había advertido sobre el Yihadistán, en lo que "Putin tuvo razón en
Siria" (http://goo.gl/vrv3vD).
El
proyecto irredentista del califato yihadista (Califato Qoqaz), el
Yihadistán, comprende la península ibérica (Al-Andalus), todo el
norte de África, el cuerno de África (Somalia) y el sub Sáhara,
pasando por los Balcanes y el Cáucaso (frontera con Rusia), hasta
Khurasan (Asia Central), frontera con el subcontinente indio y China
(http://goo.gl/ygZstq).
Hoy
existen "batallones islámicos repletos de chechenos que ayudan a
Ucrania en su guerra contra los rebeldes secesionistas", según NYT
(http://goo.gl/JwTpwX), lo que conecta los dos teatros regionales
simultáneos de guerra: Ucrania con el binomio geográfico de
Siria/Irak.
Según
Marcus Papadopoulos, redactor en jefe de la revista británica
Politics First, "El petróleo es uno de los componentes claves del
auge de los terroristas. Si la coalición de Estados Unidos realmente
quisiera deshacerse de los militantes, en primer lugar habría
destruido la infraestructura petrolera de los terroristas, pero no lo
hace. ¿Por qué? Porque los militantes sirven a los intereses de
Occidente y, en particular, los de Estados Unidos, que, a su vez,
entiende que si priva a los militantes de su principal fuente de
financiación, los terroristas dejarán de obedecer, algo que ahora
permite a Washington mantener la región bajo tensión" (https://goo.gl/mnaOlx).
Ni
con sus 50 James Bond juntos –las "fuerzas especiales" de "efecto
multiplicador"– podrá Obama combatir a más de 230 mil yihadistas
sunitas, que se irán incrementando en forma exponencial y conforme a
los intereses bursátiles de sus apostadores, lo cual constituye de
dos cosas: una, repartirse el féretro de la balcanización en la
región kurda del norte de Siria, como aprecia Réseau Voltaire
(http://goo.gl/wVrGnk) –y, por extensión, la muy cantada
pulverización de Irak (http://goo.gl/qphEbs)–, y/o servir "como
escudo humano de protección" a sus impresentables "aliados" –los
rebeldes sirios "moderados" de Al Qaeda, con todas sus mutaciones y
disfraces hollywoodenses–, para inmunizarlos de los exitosos
bombardeos rusos, como aduce el investigador británico Finian
Cunningham: "La decisión de Obama de enviar fuerzas especiales a
Siria es vista ampliamente como una escalada militar de Estados
Unidos en ese país. El envío de tropas también señala que Estados
Unidos trata de prevenir los éxitos rusos en borrar los instrumentos
de Washington para el cambio de régimen en Siria" (https://goo.gl/zstSQU).
La
deliberada confusión lingüística del gabinete de Obama, entre "moderados" (sic) de Al Qaeda y yihadistas, forma parte del "caos
controlado" geopolítico que asedia las fronteras sunitas del RIC
(Rusia, India y China).
Quizá
debido a la Babel geopolítica y lingüística imperante en la Casa
Blanca, Edward Luce, del Financial Times, no perciba "plan" ni "estrategia" en el envío de los 50 comandos por Estados Unidos, quien
está perdiendo la partida en Siria frente a Putin, "mejor jugador de
poker que Obama", cuando las primeras semanas de los bombardeos rusos
han transcurrido conforme a su plan. El régimen de Assad ya no
enfrenta el colapso y Rusia ha consolidado su relevancia geopolítica
y ha revivido su presencia naval en el oriente del mar Mediterráneo
(http://goo.gl/soi4Vp).
Cuando
en Estados Unidos el electorado ha dado la espalda a Jeb, de la
decadente "casa de los Bush" (http://goo.gl/fpUC9V), que llevó a la
otrora superpotencia unipolar a su doble desastre geoestratégico
(derrotas en Afganistán e Irak) y geofinanciero (quiebra de Lehman
Brothers en 2008).
Edward
Luce anhela el trasplante cerebral de Obama con los genes bélicos
del nepotismo dinástico de los Bush y arremete contra su mentalidad
de "abogado" que pierde la visión holística y actúa "caso por caso",
con un "incremental manejo reactivo de las crisis".
Los
circuitos bursátiles de la City (Londres) no saben nada de guerras
nucleares ni de geoestrategia y uno de sus pugnaces portavoces,
Edward Luce, cita sin desparpajo a Joseph Dunford, el jefe de las
fuerzas armadas conjuntas de Estados Unidos, quien "tomó" (sic) su
puesto un día después del inicio de los bombardeos aéreos rusos en
Siria: "Si un país representa una amenaza existencial a Estados
Unidos, debo señalar a Rusia".
La
torre de Babel lingüística y geopolítica de Obama refleja el
trilema geoestratégico de Estados Unidos: 1) la guerra termonuclear
contra Rusia, donde nadie gana, y que ya fue evitada en Ucrania; 2)
la descomposición caótica global en curso, y 3) el acomodamiento
del nuevo orden tripolar de Estados Unidos con Rusia y China.
Obama
deja la óptima decisión tripolar a su sucesor, mientras opta en
forma transitoria por su torre de Babel geopolítica con los
yihadistas.
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