Danlio Dinucci. Red Voltaire
Goldman Sachs, el banco de negocios más poderoso
del mundo, acaba de contratar al ex secretario general de la coalición militar
más poderosa de la historia: la OTAN. Aunque algunos sólo querrán ver en ello
una especie de “jubilación dorada”, los hecho nos muestran que no es la primera
vez que algo así se produce: Goldman Sachs y la OTAN ya mantuvieron una
“fructífera” colaboración durante la guerra contra Libia.
Después de haber sido secretario general de la
OTAN (bajo las órdenes de Estados Unidos), desde 2009 hasta 2014,
Anders Fogh Rasmussen acaba de ser contratado como consultante internacional
por Goldman Sachs, el banco de negocios más poderoso de
Estados Unidos.
Es prestigioso el curriculum de Rasmussen. Como
primer ministro de Dinamarca (de 2001 a 2009), se dedicó a «la ampliación
de la Unión Europea y de la OTAN contribuyendo a la paz y la prosperidad en
Europa». Como secretario general de la OTAN, representó a la alianza
atlántica en su «pico operativo con 6 operaciones en 3 continentes»,
entre ellas las guerras contra Afganistán y Libia. Además, «en respuesta
a la agresión rusa contra Ucrania, reforzó la defensa colectiva a un nivel
sin precedentes desde el fin de la guerra fría».
También apoyó la «Asociación Transatlántica
para el Comercio y la Inversión (TTIP)» (también conocido como Área de
Libre Comercio Transatlántico o TAFTA, según sus siglas en inglés. NdT.) entre
Estados Unidos y la Unión Europea, base económica de una «comunidad
transatlántica integrada».
Rasmussen presenta por lo tanto aptitudes
inestimables para Goldman Sachs, cuya estrategia es simultáneamente
financiera, política y militar. Después de años de trabajo en
Goldman Sachs, los dirigentes y consultantes de este enorme banco
estadounidense han ido a ocupar puestos claves en el gobierno de
Estados Unidos y en los de otros países. Entre ellos se encuentran
Mario Draghi –quien fue gobernador del Banco de Italia y ahora es presidente
del Banco Central Europeo (BCE)– y Mario Monti –designado en 2011 como
jefe del gobierno italiano por el presidente Napolitano.
Así que nada tiene de sorprendente que Goldman
Sachs se suba las mangas para participar en las guerras de la OTAN.
Por ejemplo, en la guerra contra Libia, donde primeramente se apropió
–provocando pérdidas ascendentes al 98%– de fondos públicos por un monto de
1 300 millones de dólares, fondos que el gobierno libio le había
confiado en 2008. En 2011, Goldman Sachs participó también en el
saqueo de los fondos soberanos libios (estimados en unos 150 000 millones
de dólares) que Estados Unidos y la Unión Europea «congelaron» en
el momento de la guerra. Actualmente, para administrar a través del
control del Central Bank of Libya los fondos provenientes de las nuevas
exportaciones de petróleo, Goldman Sachs se dispone a desembarcar
en Libia en el marco de la operación que Estados Unidos y la OTAN ya
tienen proyectada, bajo la bandera de la Unión Europea y la «conducción
italiana».
Basándose en una lúcida «teoría del caos»,
se explota la situación de caos provocada por las guerras contra
Libia y Siria, instrumentalizando y canalizando hacia Italia y Grecia –dos
de los países más débiles de la Unión Europea– el trágico éxodo
de migrantes que huyen de esas guerras. Este éxodo sirve como arma de
guerra sicológica e instrumento de presión económica para demostrar la
necesidad de realizar una «operación humanitaria de paz» cuyo verdadero
objetivo es ocupar militarmente las zonas estratégica y económicamente más
importantes de Libia. Al igual que la OTAN, Goldman Sachs
contribuye activamente a la estrategia de Washington, que quiere disponer de
una Europa sometida a Estados Unidos.
Después de haber contribuido, mediante la estafa
de los préstamos subprimes, a desatar la crisis financiera, que
posteriormente se extendió a Europa desde Estados Unidos, Goldman
Sachs especuló sobre la crisis europea aconsejando «a los
inversionistas sacar provecho de la crisis financiera en Europa» [1].
Según investigaciones debidamente documentadas en
2010-2012 por medios como Der Spiegel, el New York
Times, la BBC yBloomberg News, Goldman Sachs también
“disfrazó”, mediante complejas operaciones financieras –como «préstamos
camuflados» bajo condiciones draconianas y venta de «títulos tóxicos estadounidenses»–
el verdadero monto de la deuda griega. En este caso,
Goldman Sachs maniobró con más habilidad que Alemania, el Banco Central
Europeo y el FMI, que no han sabido esconder el yugo que pusieron al
cuello de Grecia.
Al reclutar a Rasmussen, con la red internacional
de relaciones políticas y militares que este personaje ha tejido durante sus
5 años como secretario general de la OTAN, Goldman Sachs refuerza sus
posibilidades de influencia y de penetración.
NOTAS: [1]
Cf. informe reservado sacado a la luz en 2011 por el Wall Street
Journal.
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