3 de marzo de 2016

LA TREGUA ANUNCIADA EN SIRIA ES UNA VULGAR TRAMPA

Vicky Peláez. LibreRed

Extrañamente, cuando el Ejército Árabe Sirio (SAA) y sus aliados de Irán y Hezbolá con el apoyo de la aviación rusa estaban a punto de tomar el control sobre todos los centros importantes de Siria, Estados Unidos impuso una tregua de dos semanas.

Según los especialistas militares británicos, faltaban unos dos meses aproximadamente para que el gobierno de Bashar Al Assad tomase el control de la mayor parte de su país. Sin embargo, la histeria occidental sobre la supuesta belicosidad rusa hizo ceder a Moscú y aceptar el cese al fuego pese a saber que es una trampa.

Lo más triste es que nadie cree en su duración ni en las intenciones reales de Washington y de la Coalición de 65 países que ha formado respecto a Siria. El mismo presidente Vladímir Putin afirmó en una reunión con los directivos del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) que será muy difícil llegar a un arreglo político en Siria y poner fin al enfrentamiento porque “este proceso es muy complicado y muy contradictorio”. La oposición tampoco cree en la tregua que empezó el pasado 27 de febrero. Uno de los dirigentes del Alto Comité de Negociaciones auspiciado por arabia Saudita, Asaad al-Zoubi declaró el pasado 29 de febrero que “la tregua terminó desde su inicio porque no podemos confiar en Rusia porque es enemiga de Siria igual que el presidente Bashar Al Assad”. A la vez Francia ya está acusando a Moscú de la violación del cese de fuego.

Surge la pregunta: si nadie confía en la tregua entonces por qué aceptarla. Y de allí viene el problema que consiste en el poder de Estados Unidos de imponer su agenda y sus intereses. Decía el exasesor del expresidente George W. Bush, Karl Rove que “somos un Imperio ahora, y cuando actuamos estamos creando nuestra nueva realidad”. Simplemente, la intervención rusa en Siria impidió a Washington seguir creando “su nueva realidad” en el Medio Oriente. Norteamérica necesitó de un respiro para que sus peones yihadistas que estaban siendo aplastados, “se reagrupen, se rearmen y se preparen”, según las declaraciones del exagente del británico MI6 y el exasesor (1997-2003) del exmandamás de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana, este reagrupamiento por supuesto es para seguir la agenda estadounidense de poner fin al régimen de Asad y balcanizar a Siria.

A los norteamericanos y a su Coalición no le interesan los 280 mil muertos, 3,5 millones de refugiados ni los seis millones de desplazados internos. Simplemente tienen que seguir formas de imponer su agenda y el cese temporal del fuego les sirve para revisar su estrategia en Siria, analizar la situación militar y geopolítica y tratar de unir a sus aliados “moderados” yihadistas bajo la “falsa bandera” de la lucha contra el Estado Islámico (EI), siendo mientras tanto su propósito principal derrocar a Bashar Asad lo que no podrán hacer sin neutralizar a los rusos que impiden hacerlo. Creer en la tregua y en las promesas de Washington sobre una lucha solidaria contra el Estado Islámico es desconocer la historia y los 240 años de la existencia de los Estados Unidos. No pasaron ni 17 años desde la firma del “Nato-Russia Act of Foundation” donde las dos partes prometieron no estacionar grandes unidades de tropas a lo largo de la frontera entre los países de la OTAN y Rusia, para que Washington haya violado aquel Decreto y ha llenando la frontera con sus tropas y las de sus aliados.

Entonces la tregua de Siria es una simple maniobra para ver qué hacer y cómo lograr cambiar su “Plan A” por el “Plan B”, diseñado inicialmente por Arabia Saudita. Consiste en aceptar la creación del “Califato Takfirí” en una parte del territorio de Siria e Irak bajo el mando del Estado Islámico purgándolo antes de los elementos radicales y convirtiéndolo en un Estado “moderado” bajo su control. Sin embargo, teniendo en cuenta sus recientes derrotas y el traslado de más de 10 mil de sus combatientes a Libia para seguir haciendo negocio con el petróleo interrumpido en Siria debido al bombardeo ruso, existe un plan para poner fin a esta organización y reemplazarla por la temible Jabhat al Nusra, otro engendro norteamericano.

En realidad, la prensa globalizada ha seguido la agenda geoestratégica norteamericana e hizo todo lo posible para exagerar la capacidad y el potencial militar del Estado Islámico (EI) que nunca ha tenido, como lo estaban publicitando día a día los globalizadores, unos 100 mil militantes en vez de unos 30 mil yihadistas. Jabhat al Nusra cuenta con unos 20 mil combatientes pero su afiliación con Al Qaeda la hace más peligrosa debido a las ramificaciones internacionales de Al Qaeda, brazo tenebroso e indispensable de los Estados Unidos en sus oscuros planes para la región. Washington está acallando también la existencia de dos otras organizaciones radicales de yihadistas bastante fuertes militarmente como Jeis al-Islam (20 mil hombres armados) y Ahrar ash-Sham que cuenta con 25 mil combatientes. Curiosamente el Departamento de Estado norteamericano los considera como “opositores moderados”.

El “Plan B” apoyado por la Coalición bajo el mando norteamericano, los monarcas árabes y Turquía considera la necesidad de la división de Siria en cuatro partes, es decir cuatro nuevos estados, como lo divulgó el periódico turco Yeni Safak. El exasesor de Barack Obama, Philip Gordon utilizó las ideas de los estrategas de Arabia Saudita y elaboró el Plan de “Descalation y Decentralization” en Siria. Inicialmente se trataba de la formación de tres nuevos estados: el Estado Nusayrei que abarcaría las gobernaciones de Damasco, Homs y Tartus; el Estado kurdo con la Gobernación de Alepo y en el medio del país, el Califato Sunita con el centro en la Gobernación de Idlib.

Por su parte el “think tank Rand Corporation” ligado al Departamento de Defensa norteamericano preparó el “Peace Plan For Syria”, según el cual el país se dividirá en cuatro estados. Precisamente de esta división está hablando el Secretario de Estado, John Kerry, como el “Plan B”. El gobierno de Siria controlaría Damasco, Homs, Tartus, Baniyas y Latakia en coordinación con Rusia. El Estado Kurdo supervisado por EEUU incluirá Alepo, Hassakeh, Qamishli y la parte noroccidental de Siria. La oposición “moderada” controlará Idlib y Deraa con la ayuda de Turquía y Jordania y las Naciones Unidas convertirá en su protectorado el territorio actualmente bajo el control del Estado Islámico que incluye Raqqah, Palmira y Deir al-Zour. Así de simple es la formación de un nuevo mapa colonial en pleno Siglo XXI.

Por el momento, Moscú no acepta ninguna división y su idea es conservar la integridad de Siria. Washington quiso balcanizar el país desde hace tiempo y empezó a acelerar este proceso en 2007 cuando el gobierno de Bashar Al Assad lanzó la “Doctrina de Cuatro Mares”: el Golfo Pérsico, el Mar Caspio, el Mar Negro y el Mediterráneo que convertiría el país en un punto central de tránsito de gas proveniente del Mar Caspio pasando por Irán, Irak, Siria saliendo a los mercados europeos a través de puertos de Levante mediterráneo. Este planteamiento contradecía a los proyectos de EEUU, Qatar y Turquía de utilizar a Siria como territorio de tránsito de gas de Qatar (tercero en el mundo por sus depósitos de gas natural) a Turquía y de allí a los mercados europeos.

Lo que pasa es que Siria siempre fue considerada como país muy importante en términos geoeconómicos, una zona de tránsito de oleoductos y gaseoductos para romper la dependencia occidental de los hidrocarburos rusos e iraníes. Precisamente con este pretexto Turquía, Qatar, Arabia Saudita, Israel y todos bajo la batuta norteamericana empezaron a desestabilizar a Siria como lo han hecho antes en Irak y posteriormente en Libia.

Así comenzó la “Primavera Árabe” en Siria en 2011 que posteriormente se convirtió en la guerra civil bajo el auspicio de Washington y sus aliados de la OTAN y de las monarquías árabes que hacen desangrar al pueblo sirio.

Así como andan las cosas, en menos de dos meses que son suficientes para reorganizar la “resistencia moderada” se reanudará la guerra debido a los intereses geoeconómicos de los EEUU y sus aliados de la OTAN y de los países del Golfo Pérsico. Arabia Saudita actualmente está propiciando ejercicios militares más grandes en su historia junto con sus aliados en que participan cerca de 300 mil tropas. Washington está armando a Turquía vendiéndole más de 6 mil bombas antibúnker BLU-109. Norteamérica se da cuenta que no podrá sacar a Bashar Al Assad usando elecciones pues sabe que el 80 por ciento de la población votarían por él y de ellos el 50 por ciento serían los sunitas.

Entonces, la única posibilidad es armar y preparar mejor militarmente a los opositores llamados yihadistas “moderados” y darles un eficiente apoyo logístico. A la vez los rusos no pueden perder a Siria pues esto significaría su derrota y como consecuencia su alejamiento del Medio Oriente, la pérdida sustancial del mercado energético europeo y el traslado del terrorismo islámico a su territorio. Se esperaba que China apoyaría a Rusia en esta tarea de proteger la soberanía e integridad de Siria pero los chinos hicieron su habitual “jugada china” tomando tiempo para ver con quién aliarse.

Entonces en estas condiciones lo único que le queda a Rusia es utilizar su estrategia de la guerra de Vietnam donde sin ampliar la participación directa dieron un completo apoyo militar al Vietcong en abastecimiento de armas, asesoramiento militar, ayuda logística, entrenamiento de tropas, precisamente lo que necesita actualmente el Ejército Árabe Sirio para aumentar la capacidad bélica de sus 200 mil tropas. Por el momento el apoyo militar ruso al gobierno sirio es insuficiente para poner fin a la guerra y preservar la integridad de Siria. Se necesita un apoyo militar más decisivo a Bashar Al Assad.

Esperar un gesto de buena voluntad de Washington es vivir en un mundo de ilusiones. Para Norteamérica, Rusia siempre va a ser lo que dijo hace pocos días el subsecretario de Defensa, James Townsend: “una amenaza trágica y perjudicial que tenemos que soportar por un tiempo”. Es decir, como suelen decir los rusos, “ya están pensando cómo sacar el cuero del oso que todavía no han matado”.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Puede que también le interese: Siria: ¿el plan B de Kerry es el plan Feltman?”. Alfredo Jalife-Rahme: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/02/opinion/018o1pol

29 de febrero de 2016

DEUDA GLOBAL DE 200 BILLONES DE DÓLARES

Rolando Astarita. Rolando Astarita [Blog]

El 22 de febrero pasado Bloomberg publicó un artículo, firmado por Matthew Philips, que lleva por título “The World’s Debt is Alarmingly High. But is it Contagious?” (http://www.bloomberg.com/news/articles/2016-02-22/the-world-s-debt-is-alarmingly-high-but-is-it-contagious). En la primera parte de esta nota, reproduzco lo esencial de lo publicado por Bloomberg; en segundo término, amplío con alguna otra información; y por último, presento algunas consideraciones.

Aumento en 60 billones y stock de 200
Según Philips, desde la crisis de 2007 y hasta 2014, la deuda a nivel mundial aumentó en cerca de 60 billones de dólares. El stock de deuda alcanza así los 200 billones; es aproximadamente tres veces el tamaño de la economía mundial. Y falta agregar la deuda de 2015.

Después de 2008 los inversores vertieron enormes sumas en China, Brasil y otros mercados emergentes para beneficiarse de la suba de los precios de las materias primas y del crecimiento más rápido de estas economías. Los bancos abrieron el grifo y lanzaron una ola de créditos nuevos a empresas y hogares. Así, desde 2009 el nivel promedio de deuda privada en las economías emergentes ha subido desde el 75% del PBI al 125%, de acuerdo al Banco de Pagos Internacionales. Los niveles de deuda privada en China y Brasil son ahora el doble del tamaño de estas economías. En estos momentos la preocupación se concentra en la deuda china, la cual se ha triplicado desde 2009, pasando de 10 a 30 billones de dólares, según las últimas estimaciones de McKinsey. Los mayores incrementos ocurrieron en el sector corporativo, donde las grandes empresas estatales tomaron créditos de los bancos estatales. Kyle Bass, fundador del fondo de cobertura Hayman Capital Management, que predijo la crisis subprime de 2008, e hizo una fortuna con ello, ha informado a sus inversores que los bancos estatales de China podrían asumir pérdidas de hasta 3,5 billones, cuatro veces más que lo que tuvieron los bancos de EEUU durante la crisis financiera de 2008 [Amplío este punto: en la carta enviada el 10 de febrero a los inversores, que lleva por título “El experimento de 34 billones: El sistema bancario de China y el mayor desequilibrio macro del mundo”, Bass sostiene que el sistema bancario chino tiene similitudes con el sistema bancario de EEUU anterior a la más reciente crisis –excesivo apalancamiento y toma de riesgo irresponsable].

Sin embargo, continúa Philips, los préstamos en China continúan batiendo récords. El problema es que no importa cuánto crédito se añada a la economía, el freno de la economía china es inevitable. Por eso, agregar apalancamiento a un sistema ya apalancado solo puede hacer que el ajuste final sea más penoso. Aunque Philips afirma que el peligro de contagio puede no ser alto, ya que la mayor parte de la deuda está en yuanes y esta moneda no es plenamente convertible. Pero esto no quiere decir que el resto del mundo esté a salvo de los riesgos de la bomba en crecimiento de la deuda china. Los peligros se han visto claramente en tanto las preocupaciones por un crecimiento económico que se está frenando llevaron a un inicio de año de las acciones históricamente malo. Por ahora no hay peligro de implosión de la deuda, en tanto el Gobierno de EEUU sigue echando dinero en sostener el sistema financiero. Pero no lo vuelca al crecimiento. Además, durante décadas China invirtió sus excedentes en los títulos del Tesoro de EEUU, pero ahora este flujo se secó.

Informe McKinsey Global 2015 sobre deuda
Matthew Philips se apoya, a su vez, en un informe de febrero 2015 del McKinsey Global Institute, elaborado por Richard Dobbs, Susan Lund, Jonathan Woetzel y Mina Mutafchieva, que lleva por título “Debt and (not much) deleveraging” (http://www.mckinsey.com/global-themes/employment-and-growth/debt-and-not-much-deleveraging). Los autores se basan en datos y estadísticas del BIS, IMF, Haver Analytics y el McKinsey Global Institute.

Después de señalar que la deuda global aumentó en unos 57 billones de dólares y que ninguna gran economía bajó la ratio deuda/PBI desde 2007, afirma que la deuda pública en las economías adelantadas, la deuda en aumento de los hogares y la rápida suba de la deuda china son áreas de preocupación potencial. La deuda global desde 2007 se incrementó en 17 puntos del PBI.

La deuda pública aumentó, desde 2007 a 2014, en 25 billones, y seguirá creciendo en muchos países. En lo que respecta a la deuda de los hogares, el apalancamiento bajó en EEUU, España, Irlanda y Gran Bretaña; pero la razón deuda / ingresos continuó creciendo en muchos otros países, superando en algunos casos los picos anteriores a 2008. Entre ellos, Canadá, Australia, Dinamarca, Suecia, Países Bajos, Malasia, Corea del Sur y Tailandia. Y la deuda china se cuadruplicó desde 2007, de 7 billones a 28 billones de dólares en 2014, representando el 282/ del PBI (un nivel más alto que en EEUU o Alemania). La mitad de todos los préstamos están vinculados, directa o indirectamente, con el sobre expandido mercado inmobiliario chino. El sector bancario en las sombras, que no está regulado, es responsable por aproximadamente la mitad de los nuevos préstamos. Y la deuda de muchos gobiernos locales es posiblemente inmanejable.

Otros datos
El FMI informó, en septiembre de 2015 que los niveles de deuda de las empresas en las economías de mercados emergentes aumentó, particularmente en la construcción, petróleo y gas, debido a las bajas tasas de interés en las economías avanzadas, y a otros factores globales (véase http://www.imf.org/external/pubs/ft/survey/so/2015/POL092915B.html. Según el FMI, la deuda de las empresas no financieras a lo largo de los mercados emergentes aumentó fuertemente, desde aproximadamente 4 billones de dólares en 2004 a más de 18 billones en 2014. El aumento de la relación deuda/activos, conocida comúnmente como apalancamiento, a menudo ha incluido una porción más alta de pasivos nominados en moneda extranjera. La relación deuda corporativa de los mercados emergentes / PBI aumentó 26 puntos porcentuales del PBI, aunque con importantes diferencias entre los países. El apalancamiento corporativo subió marcadamente en China y Turquía, y en varios países de América Latina, por ejemplo Chile, Brasil, México, Perú y Colombia.

Por otra parte, según Standard & Poor’s, el número de defaults corporativos a nivel global en 2015 llegó a 102, el doble de 2014 y el nivel más alto desde 2009. La tercera parte fue en el sector del petróleo, gas y energía. La mayor cantidad ocurrió en EEUU; en los países atrasados o en desarrollo hubo 19; en Europa 13, y el resto fue en países adelantados como Japón o Canadá. Por fuera de petróleo y gas, los sectores más afectados, por orden decreciente, fueron minería, acero, productores de bienes de consumo y banca. La deuda de las compañías globales que son calificadas por Standard & Poor’s alcanzó, en 2015, el nivel de tres veces los ingresos antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Es el más alto desde 200 3, y 2,8 veces el de 2014.

Como resultado, los spreads de los bonos de alto rendimiento en EEUU se han estado incrementando desde junio de 2014, lo cual es un signo de deterioro de las condiciones en los mercados de crédito. Recordemos que los spreads de crédito y los márgenes de beneficio son indicadores que anticipan recesiones. A medida que caen los precios del petróleo, metales y otras materias primas, las empresas deben revaluar sus activos, lo que a su vez empeora las condiciones para tomar créditos. Esto y el aumento del número de quiebras se traducen en que los prestamistas exigen más tasas.

Por último, agrego algunos datos tomados del 85º Informe Anual del BPI (o BIS por sus siglas en inglés). Después de la crisis ha crecido considerablemente la deuda pública en manos del sector público. La mayor parte se ha concentrado en los bancos centrales emisores de su propia moneda. Entre 2008 y 2014 su participación en el volumen de deuda pública en circulación creció desde el 6% hasta más del 18%; esto es, de 1 billón de dólares a 5,7 billones (según los datos de EEUU, Japón, Gran Bretaña y zona del euro). Además de adquirir deuda del Gobierno, las instituciones oficiales han comprado importantes volúmenes de otros títulos de deuda. Por ejemplo, los títulos emitidos por agencias estadounidenses en manos de la Reserva Federal aumentaron en más de 1,7 billones de dólares entre 2008 y 2014. El BIS preveía que la media del ratio deuda pública /PBI alcanzaría, a fines de 2015, el 120% en las economías adelantadas, contra el 75% anterior a la crisis. En Japón el ratio en 2015 era 234%, en Grecia 180% y en Italia 149%.

Algunas consideraciones
Todo indica que este extraordinario crecimiento de la deuda es una manifestación de la debilidad de la economía global, cuestión que hemos tratado en entradas anteriores. Al casi estancamiento de la zona del euro y Japón, y los retrocesos de Brasil y Rusia, se suma China. Aunque la deuda china esté nominada principalmente en yuanes, como señala la nota de Bloomberg, una quiebra en el sistema bancario (esto es, una desvalorización masiva de capital producto de la crisis de sobreacumulación) no dejará de repercutir a nivel mundial. En una nota anterior escribíamos:

Si se desinfla la burbuja inmobiliaria, podría desatarse un proceso en espiral descendente de consecuencias importantes. ‘Las instituciones financieras bancarias enfrentan desafíos provenientes de la volatilidad incrementada de la liquidez de corto plazo y el creciente riesgo crediticio, debido al impacto del menor crecimiento, el ajuste estructural y los esfuerzos por reducir sobrecapacidad’, dice un informe de la Asociación Bancaria China, de junio de 2014. Algunas publicaciones (por ejemplo, The Economist) y analistas piensan, de todas maneras, que dadas las reservas chinas, y el hecho de que la deuda está nominada en yuanes, no habría una caída catastrófica como la ocurrida luego del hundimiento de Lehman, en 2008. Pero aun en ese escenario -y hay razones para sospechar que es demasiado optimista- se afectaría la tasa de crecimiento china. El estallido de la burbuja podría sentar un escenario de quiebres de bancos y empresas financieras, y fuerte desvalorización de los capitales. Y lo cierto es que todos los indicadores apuntan a que la burbuja ha adquirido considerables dimensiones. Como señala Bloomberg (16/06/14), ‘más y más economistas están advirtiendo que China podría estarse aproximando a un ‘momento Minsky’, que es cuando un boom especulativo llega a un súbito y desagradable final cuando la acumulación de deuda supera el flujo de caja’.

Es imposible pensar que, dadas las relaciones comerciales y las inversiones en China, no habría repercusiones sobre los mercados financieros asiáticos, y desde allí al resto del mundo; y sobre las economías de Australia, Corea del Sur, Hong Kong, Taiwan y Japón, en primer lugar. Así como sobre las economías exportadoras de materias primas, entre ellas las latinoamericanas” (aquí).

En lo que atañe a la deuda corporativa global, no se puede predecir si será la disparadora de una crisis en un plazo cercano, pero el aumento de las tasas demandadas para prestar a las empresas en problemas pone mayor presión sobre la rentabilidad, afecta al mercado accionario y empeora las condiciones generales del crédito. El apalancamiento de las empresas alcanzó el nivel más alto en la última década, y cada vez más corporaciones no están generando el suficiente valor (o plusvalor) sobre sus inversiones que permita cumplir con las deudas. Si bien las tasas de interés permanecen bajas, en un entorno de presiones deflacionarias (en EEUU, la zona del euro y Japón la tasa de inflación está lejos del objetivo del 2%), sobrecapacidad y sobreacumulación globales, las condiciones financieras pueden deteriorarse rápidamente.

Tengamos presente también que el marco es una situación de plétora de capital, esto es, abundancia de capital dinero que no ha ido a la inversión productiva. Gran parte de los préstamos que tomaron las empresas a tasas bajas fue utilizada en fusiones y adquisiciones, que no amplían la capacidad productiva ni la demanda. Otra parte se destinó a recomprar acciones o pagar dividendos. Lo cual aumenta las ganancias de los accionistas y potencia el capital ficticio, pero no incrementa la generación de valor. En momentos en que la economía mundial está débil, los problemas para cumplir con estas deudas se agudizan. Las empresas con calificación de “grado de inversión” tienen grandes montos de cash, y pueden resistir, por ahora, la baja en los mercados, Pero muchas están muy comprometidas, y cuando se desata el crack, suelen producirse movimientos de tipo dominó que afectan a todos los sectores. En 2015 S&P bajó la calificación crediticia a 863 corporaciones, el mayor número desde 2009. La presión sobre la rentabilidad de las empresas es fuerte; y la caída de la rentabilidad de las empresas después del pago de intereses tiende a preceder las crisis y el giro hacia la recesión. Por eso, a diferencia de lo ocurrido en 2007-9, esta vez el foco de la crisis financiera podría estar en el endeudamiento empresario (que era bajo una década atrás) y no tanto en los hogares. Agreguemos que las empresas de muchos países atrasados no solo son altamente vulnerables a un aumento de las tasas de interés, sino también las devaluaciones de las monedas de los países en que operan ponen un peso adicional en el servicio de la deuda nominada en dólares o euros. Todo esto con el horizonte de la caída de los precios de las materias primas.

En cuanto a la la deuda pública, su extraordinario incremento en los principales países capitalistas ha sido facilitado por las tasas de interés extremadamente bajas. Pero el gasto estatal no compensa la debilidad de la acumulación. Solo ayuda a sostener la demanda, vía gasto improductivo de plusvalía, sin dar solución al problema de fondo, en tanto se acumula deuda. Por eso, en el mediano plazo no es sostenible mantener la demanda en base al gasto estatal. Estas historias terminan inevitablemente con desvalorizaciones masivas de capital (un default es eso, una desvalorización de capitales).

Por otra parte, desde el estallido de la crisis en 2007 los bancos centrales han aumentado sus balances al comprar principalmente deuda soberana y deuda de bancos. Estas compras fueron financiadas con expansión de la base monetaria. Solo entre 2007 y 2011 esta se duplicó, en términos de porcentaje del PBI. Enormes montos de títulos y préstamos de dudosa calidad están hoy en los activos de los bancos centrales. Entre 2008 y 2016 los activos sumados de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco Popular de China pasaron de aproximadamente 6,4 billones de dólares a 16 billones. De este total, 4,5 billones corresponden a la FED (http://www.yardeni.com/pub/peacockfedecbassets.pdf). Se trata de una inmensa masa de capital ficticio, que no tiene contrapartida en la riqueza ni en el capital real, y que por sí misma no ha logrado, ni logrará, sacar a las economías del estancamiento.

En conclusión, estos datos parecen indicar que por ahora continuará el crecimiento global débil y vacilante, en tanto se acumulan presiones que pueden terminar en un crack y desvalorización abrupta de gigantescas sumas del capital. Con las consecuencias penosas que estas “revoluciones del valor” tienen para las masas trabajadoras alrededor del mundo.