3 de octubre de 2015

ESTADOS UNIDOS Y EL DESIGNIO DESESTABILIZADOR

Editorial. La Jornada

De acuerdo con un estudio de los investigadores Alexander Main y Dan Beeton, realizado a partir del análisis de cables del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks, Estados Unidos ha alentado la desestabilización política en diversos países de América Latina, como parte de una estrategia para reconstruir su hegemonía en la región, la cual se ha visto fracturada por el arribo al poder de gobiernos de signos ideológicos distintos, pero renuentes a aceptar acríticamente el llamado Consenso de Washington. Según los autores, en el contexto de la referida estrategia se llegó a contemplar la posibilidad de asesinar al presidente de Bolivia, Evo Morales, en el marco de la crisis política que protagonizaron el gobierno de La Paz y las oligarquías secesionistas de la llamada región de la Media Luna (Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando), en 2008.

El referido plan constituye, en lo esencial, una reiteración de las inveteradas manías estadunidenses para desestabilizar a gobiernos soberanos en el continente, que entre otras cosas han llevado a Washington a perpetuar por más de seis décadas un bloqueo improcedente en contra de Cuba, que ha sido complementado con diversas maniobras de desestabilización en la isla. Por lo demás, Washington ha patrocinado y organizado programas golpistas como el que se puso en marcha contra Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 y el que derivó en el sangriento cuartelazo del 11 de septiembre de 1973 en Chile; formó escuadrones de la muerte en Centroamérica en los años 80 del siglo pasado, y envió, a finales de esa década, fuerzas invasoras a Granada y a Panamá.

Por desgracia, el patrón golpista se ha reactivado en el pasado reciente y ha afectado a diversos gobiernos y países desde 2002, cuando el presidente venezolano Hugo Chávez fue temporalmente derrocado y secuestrado por militares desleales; se repitió en escala menor en Bolivia en 2008; logró, un año más tarde, subvertir el orden democrático en Honduras, y se reprodujo, sin éxito, en la sublevación policiaca contra Rafael Correa en Ecuador, en 2010. Recientemente, en naciones como Venezuela y Argentina se han dado movilizaciones pretendidamente ciudadanas en las que puede apreciarse, sin embargo, la mano no tan invisible de Washington, con la novedad de que el correlato discursivo actual de esa asonada está basado en supuestos “afanes de desarrollo democrático” en esas naciones.

Esa estela de episodios da cuenta de que la pretendida vocación democrática de Estados Unidos no es más que una falacia, y que la superpotencia, por lo general, no tiene empacho en subvertir regímenes legítimamente constituidos cuando éstos se oponen a sus intereses hegemónicos en la región.

Con todo, el plan denunciado en la publicación referida deja fuera una de las vías menos violentas y acaso más efectivas de que se ha valido Washington para consolidar y reparar su hegemonía regional. Tal es el caso del adoctrinamiento ideológico de las élites que conducen política y económicamente a naciones del continente, como ha sucedido en México. En efecto, la adopción acrítica del neoliberalismo por los gobiernos de nuestro país en las últimas tres décadas no solamente ha arrojado nefastos resultados sociales y económicos, también ha supuesto un lastre para las posibilidades de transformación del régimen político, bloqueadas sistemáticamente por esas propias élites mediante recursos no precisamente democráticos y con el conocimiento e incluso el beneplácito de Estados Unidos.

Por fortuna, el designio desestabilizador comentado ocurre en un momento en que las naciones de la región se han provisto de mecanismos de interacción multinacional que escapan a la preceptiva de Washington y que, en forma contraproducente, ha profundizado el aislamiento de la superpotencia en la región. A pesar de ello, queda demostrado que Washington, lejos de ser un garante de la legalidad internacional y la democracia, se ha convertido en un violador consuetudinario y sistemático de tales principios.

2 de octubre de 2015

OMC RECORTA PREVISIÓN DE COMERCIO MUNDIAL DE 3,3% A 2,8% PARA ESTE AÑO

Marco Antonio Moreno. El blog salmón

La Organización Mundial de Comercio ha recortado su previsión de crecimiento para este año de 3,3 a 2,8 por ciento. Un significativo descenso que da cuenta de la desaceleración económica en curso y que tiene su epicentro en China, un país en el cual no dejan de reventar las burbujas especulativas. Este nuevo pronóstico, revisado a la baja a partir de la previsión de 3,3 por ciento hecha en abril, significa que 2015 será el cuarto año consecutivo con el crecimiento del comercio mundial por debajo del 3 por ciento, la mitad de la media anual entre 1990 y 2008, antes de la crisis financiera.

El pronóstico de la OMC implica que el crecimiento se acelerará este año, desde el 2,5 por ciento de 2014. Pero sus expectativas se han demostrado en repetidas ocasiones demasiado optimistas pese a que la esperanza de la recuperación económica global ha retrocedido.

El informe de la OMC señala que aún hay riesgos potenciales para la economía mundial. Estos incluyen una desaceleración mayor a la esperada en las economías emergentes y en desarrollo, y la posibilidad de flujos financieros desestabilizadores ante la eventual subida de los tipos de interés por la Reserva Federal de Estados Unidos. Además, hay que agregar los costos imprevistos asociados a la crisis migratoria en Europa.

La desaceleración de China provocó que la OMC redujera su pronóstico de crecimiento para las importaciones de Asia a 2,6 por ciento, por debajo del 5,1 por ciento de la proyección en abril, y las exportaciones asiáticas a 3,1 por ciento de la anterior previsión de 5,0 por ciento.

La caída de la demanda de China fue una de las razones principales por las que el comercio mundial se redujo en los dos primeros trimestres de 2015, con una contracción respecto al trimestre anterior de 0,7 por ciento. La caída de la demanda en Brasil y el derrumbe de los precios del petróleo y las materias primas también contribuye en esa tendencia negativa.

Esto indica que el comercio mundial está sufriendo su mayor contracción desde la crisis de 2008 lo que puede ser una señal de que la globalización alcanzó su punto máximo. Durante décadas el comercio mundial creció al doble de la tasa de crecimiento económico como resultado de lo que se dio a conocer como la hiperglobalización.

Sin embargo, el estallido de las burbujas especulativas y la pérdida de 13 billones de dólares en últimos tres meses es un claro indicador que la economía mundial se encuentra sin motores de crecimiento. La desaceleración actual no es sólo el resultado del aterrizaje chino, sino también de la debilidad económica que envuelve a Europa y Estados Unidos.