24 de diciembre de 2014

DINERO BARATO, BURBUJAS Y NUEVO TSUNAMI FINANCIERO

Marco Antonio Moreno. El Blog Salmón

Aunque ya comienzan a manifestarse tibiamente los efectos de la implosión de la burbuja del fracking en Estados Unidos, como reseña este artículo de El Economista con los temblores que ha comenzado a sufrir la banca, lo cierto es que esta nueva fase está en sus inicios y es un efecto colateral de la crisis que estalló en 2008. El rescate emprendido por los principales bancos centrales del mundo al derrumbe del sistema financiero en 2008 fue el salto monetario más trascendental y peligroso de toda la historia económica mundial.

La banca, que arrastraba una situación de gran apalancamiento y podredumbre especulativa acumulada desde los año 80 con la irrupción de la era Greenspan, alcanzó su punto crítico en 2008 y puso en ascuas a Wall Street y a todo el sistema financiero. Las crisis de los años 90 en los países periféricos y los salvavidas monetarios, fueron el preámbulo de la crisis de las grandes potencias. Ese era el momento perfecto para dejar caer a todo el sistema, y con ello a toda la podredumbre especulativa que venía desde los tiempos de Reagan y Thatcher. Sin embargo, Ben Bernanke, fiel discípulo de su maestro Alan Greenspan, continuó la receta de su predecesor en la Reserva Federal, y elaboró un plan de rescate de 16 billones de dólares (16.000.000.000.000), a espaldas de la gente y en el más absoluto secreto.

Este rescate no solo incluyó a los bancos de Estados Unidos como Bank of America, Goldman Sachs o Citigroup, sino también a bancos de Alemania como Deutsche Bank y Dresdner Bank), Francia (BNP Paribas, Societe Generale), Reino Unidos (Barclays, RBS, Bank of Scotland) y Suiza (UBS, Credit Suisse), entre muchos otros.

Encubriendo la crisis terminal
Este hecho escandaloso ayudó a encubrir la crisis terminal del sistema financiero que, desde luego,no era una crisis mundial, ni ninguna crisis en absoluto. Era simplemente la crisis de un sistema corrupto que adoptó todos los malos hábitos que pudo de la mano de ese discípulo furibundo de Ayn Rand que fue Alan Greenspan. Como indicó más tarde el Informe GAO, el sistema financiero de la gran banca mundial estaba en una situación catastrófica y plagada de contratos falsos, malos o fraudulentos que no debían ser pagados.

Desde ese momento, el balance combinado de la Fed, el BCE y el Banco de Japón que era de 3,5 billones de dólares o alrededor del 11 por ciento del PIB antes de la quiebra de Lehman, pasó a 11 billones de dólares, o el 30 por ciento del PIB combinado del llamado G-3. Fue la primera entrega de dinero barato a la banca que lejos de fluir a la economía real lo hacía al gran casino financiero que entregaba jugosas ganancias. Los bonos y premios de siete dígitos seguían distribuyéndose a quienes hacían el trabajo de Dios, como aseguró en una verdadera burla a todo el planeta el Ceo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein.

Con el tiempo todo esto pasó al olvido aunque la impresión de dinero continuó a toda marcha. Y quienes reclamaban que vendría una hiperinflación galopante, no vieron la descomunal inflación de los activos financieros. Por eso no debe sorprender que los sectores que vivieron un auge del empleo en este período (al igual que en los años 90 y la década siguiente) fueron aquellos vinculados a las burbujas que cimentó el sistema financiero. Todos los sectores no anexados a una burbuja crediticia se mantuvieron estancados. La asimetría de este proceso generó un muro invisible donde se privilegió la industria financiera por sobre el resto. Los sectores productivos de la economía real entraron en declive y el factor trabajo fue uno de los más afectados.

Privilegios a la especulación
Las inyecciones de liquidez de los bancos centrales no dieron impulso a la economía real ni se creó empleo en los sectores reales excepto en aquellos vinculados directamente a la burbuja. Tal como fue la tónica desde los años 80, donde se privilegió al sector financiero, fue éste el que potenció sus actividades apelando a la ganancia fácil de la especulación, tema largamente debatido en este blog. Prueba de la especulación galopante fue la inflación de los propios activos financieros (burbujas) que no provocaron una inflación real dado que el dinero fluía solo hacia los sectores especulativos y alentaba más burbujas.

Lejos de estimular a la economía real, el tsunami de crédito barato de los bancos centrales inyectó dinero en los sectores que ya estaban sobreendeudados, acelerando la cadena de malas inversiones que gracias a los beneficios de las burbujas alcanzaron una capitalización de 75 billones de dólares (todo el PIB mundial), triplicando su valor de 25 billones de dólares de marzo de 2009, y controlando un mercado de derivados financieros del orden de 700 billones de dólares. Esto ha significado la destrucción de todo vestigio de estabilidad para el sistema financiero. En otras palabras, el sistema financiero se ha convertido en un campo minado dado que ha manipulado los precios de todos los activos financieros. Mientras los mercados de la renta fija se han comprimido en todo el mundo, los mercados de la renta variable se encuentran en un torbellino de volatilidad por la persecución insaciable de la ganancia a corto plazo. El mundo se ha quedado sin proyectos de futuro y las actuales inversiones especulativas afianzan el concepto de "exhuberancia irracional".

Malas inversiones
Una de estas malas inversiones fue el fracking, o fractura hidráulica, realizada en Estados Unidos para alcanzar su "independencia energética". Las perforaciones en rocas de esquisto a 9 mil metros de profundidad fue facilitada por los altos niveles a que se manipuló el precio del petróleo desde mediados de 2009. La burbuja del fracking, permitió extraer petróleo vía perforación horizontal a un costo de 75-80 dólares el barril, pese a que el petróleo convencional de la perforación vertical tiene un costo de 30-40 dólares. Ahora que se ha confirmado que la extracción de petróleo vía fracking no solo es cara, sino que se agota rápidamente, y que además involucra serios riesgos al medio ambiente por la contaminación de las napas subterráneas, la burbuja del fracking hace su implosión.

Con el precio del petróleo llegando a los 50 dólares el barril la perforación pronto se detendrá y el apalancamiento de este sector, que Deutsche Bank estima en 550 mil millones de dólares, pondrá en nuevos aprietos al sistema financiero. El problema, como puede apreciarse, no es el descenso en el precio del petróleo que muchos ven como una reducción de impuestos y un fenómeno que puede elevar en 0,4 por ciento el PIB global. En junio de 2009, señalábamos que el mayor paquete de estimulo a la economía no vino de los bancos centrales sino de la baja en el precio del petróleo de 147 dólares el barril en julio de 2008 a los 35 dólares que alcanzó en enero de 2009.

Decir ahora lo mismo no es tan simple dado que lo se está desplomando no es el precio del petróleo en sí sino la enorme burbuja que lo mantuvo artificialmente alto durante años. Lo que está sucediendo ahora es que todas las burbujas que ocultaron gracias al dinero barato sus altos niveles de riesgo están saliendo de la clandestinidad. Tras la implosión de la burbuja petrolera no tardarán en implosionar nuevas burbujas que serán auténticas bombas de tiempo. No hay nada especial en ello y de hecho, hasta el Fondo Monetario Internacional y el Banco de Pagos Internacionales lo han advertido. Lo que hay que tener en cuenta es que esta vez el tsunami financiero será mucho peor y de magnitudes mucho más serias y violentas que el momento Lehman o la implosión de las puntocom.

Lo que anticipa el mayor impacto de este choque es el hecho de que los bancos centrales no podrán seguir imprimiendo dinero para disfrazar el mal llamado estímulo económico, dado que esta política solo alimenta burbujas que tarde o temprano estallan como bombas de tiempo. Tampoco podrán apelar a la herramienta de la tasa de interés, dado que se encuentra en sus mínimos históricos. Se avecinan serias turbulencias que pueden echar por tierra la incipiente recuperación. En este escenario, ni el descenso del precio del petróleo será un espaldarazo como sí lo fue el año 2009. .

23 de diciembre de 2014

EL NUEVO “ARCO DE INESTABILIDAD” EUROPEO

Pepe Escobar. Information Clearing House 

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y el gabinete estratégico Friedrich Ebert Stiftung acaban de llegar más o menos a la misma conclusión:

Si el peligroso enfrentamiento entre la UE y Rusia respecto a Ucrania no se resuelve, la UE podría enfrentar, hasta 2030, una concentración militar en Europa oriental, una nueva carrera armamentista con la OTAN como protagonista y una “zona de inestabilidad” semipermanente del Báltico a los Balcanes y el Mar Negro.

Lo que esos dos grupos de expertos no reconocen –y no reconocerán jamás– es que un nuevo “arco de inestabilidad” –del Báltico al Mar Negro, como yo y otros analistas independientes hemos destacado– es exactamente lo que el imperio del caos y su brazo armado –la OTAN– postulan para impedir una integración más estrecha en Eurasia.

A propósito, el Pentágono descuella en la fabricación de “arcos de inestabilidad”. El anterior fue –y sigue siendo– masivo y se extiende del Magreb a Xinjiang en China occidental pasando por Medio Oriente y Asia Central.

Moscú ha identificado totalmente el complot. El Ministro de Exteriores Sergey Lavrov, una vez más, lo dejó bien claro, en detalle.

Y crucialmente, algunos sectores influyentes en Alemania también lo hicieron, como lo hicieron miembros de la élite cultural al destruir la noción de una nueva guerra en Europa: “No en nuestro nombre”.

Lo mismo se aplica a los que siempre predican más cooperación transatlántica, ensalzan el papel “definidor” de EE.UU. en Alemania y elogian efusivamente a Alemania como país más estadounidense en Europa; es el caso del periódico Frankfurter Allgemeine, conocido como centro del establishment político y económico en Alemania.

Todavía se encuentra en un estado embrionario y todavía no ha llevado a la Canciller Angela Merkel a ver la verdad, pero una reingeniería de procesos de las relaciones atlantistas ya está en progreso en Alemania. La guerra de SWIFT.

Mientras tanto, el grupo proverbial de senadores extremistas estadounidenses, más las tristemente célebres mascotas/vasallas de Gran Bretaña y Polonia, no han dejado de cabildear para excluir a Rusia de SWIFT, como hicieron con Irán.

Esto no sería nada más que otra declaración más de guerra (económica) o el contrapunto económico a la histeria de la OTAN. En honor a la verdad, una gran parte de la UE, especialmente Alemania, sabe que esto es demencial.

El principal periódico financiero de Alemania, Handeslsblatt, publicó recientemente una entrevista con el jefe de VTB-Bank, Andrei Kostin, que no se ha traducido en ningún importante periódico en lengua inglesa.

Kostin fue directamente al grano: “Por supuesto, existe un plan B [en caso de que se excluya a Rusia del sistema bancario SWIFT], pero mi opinión personal es que significaría guerra, si ese tipo de sanción se introdujese. EE.UU. y Europa hicieron eso contra Irán pero entonces no había relaciones diplomáticas con Irán, solo contención militar…. Si se prohibiera el acceso de los bancos rusos a SWIFT, el embajador estadounidense tendría que largarse ese mismo día. Las relaciones diplomáticas terminarían. La banca es la parte más vulnerable de la economía rusa porque el sistema se basa tan fuertemente en el dólar y el euro”.

El próximo mes de mayo el Banco Central de Rusia planifica introducir un sistema análogo a SWIFT después de consultas cruciales con China. También es siempre importante tener en cuenta que China estableció un SWIFT paralelo para hacer negocios con Irán bajo las sanciones. Pero todavía habrá un espacio de cuatro meses para quepasen muchas cosas desagradables después que un Senado controlado por los republicanos asuma el poder en enero.

Todo lo que brilla…
Y luego tenemos la regla de oro. ¿Por qué compra Rusia tanto oro? Con el dólar de EE.UU. fortalecido y el oro abaratado, tiene sentido comercial total vender gas por dólares inflados y comprar oro barato. Es lo que los chinos llaman un “win-win” (una situación beneficiosa para todos). Y por cierto, en ambos casos Occidente pierde.

Las élites de Washington/Wall Street son perfectamente conscientes de que tanto Moscú como Pekín ya no acumularán dólares estadounidenses. En cuanto a los plutócratas amos del universo que manipulan/controlan el valor del dólar estadounidense, existen razones poderosas para que uno de sus propósitos sea destruir la base industrial de EE.UU. y las clases medias de la nación.

Moscú, mientras tanto, se ha ajustado a la nueva “inestabilidad”. El débil rublo tiene un efecto positivo –que ya ha sido destacado por el presidente Putin– al obligar a Rusia a diversificar su manufactura y aumentar su autosuficiencia.

Por cierto, sigue existiendo el problema de que Rusia pague el interés extranjero de su deuda en dólares estadounidenses. Es siempre posible que Rusia declare una moratoria en los reembolsos de la deuda. El rublo podría bajar aún más. Pero como todos, de Lukoil a Rosneft, convierten más dólares en rublos, eso volverá a fortalecer el rublo. Además de que el rublo está en venta corta tal y como aparece. El resultado final es que Moscú ha aprendido una lección más para el futuro inmediato: nunca endeudarse con Occidente.

Lo que es seguro es que el imperio del caos no aflojará su estrategia de calentamiento del nuevo arco de inestabilidad –dentro de Europa, en todo el espectro económico-financiero e instrumentalizar su nuevo telón de acero prefabricado desde el Báltico al Mar Negro.

El Kremlin parece que sabe exactamente lo que está en juego. Como me dijo The Saker en un correo electrónico, “Putin está diciendo a Occidente y al pueblo ruso que se desarrolla una larga guerra y que el pueblo ruso tiene que estar moralmente preparado para aceptar sacrificios por la supervivencia de Rusia. Hay un paso más en el ‘debut’ de los que llamo los “soberanicistas eurasiáticos” en el cual ahora EE.UU. se [ha] declarado abiertamente enemigo rusofóbico (que odia a Rusia y teme a Rusia) y a los europeos como una colonia impotente. El poder militar no es directamente un factor en el asunto, el equilibrio del poder interno entre los ‘integracionistas atlánticos’ prooccidentales y los ‘soberanicistas eurasiáticos’ sí lo es".

Todo está presente, desde la debacle de un régimen (Bretton Woods) a la actual crisis provocada, todo explicado brillantemente por Mikhail Khazin. Rusia se prepara para hacer un buen papel. ¿Y Occidente?