10 de mayo de 2014

9 DE MAYO: “ДЕНЬ ПОБЕДЫ. СЕГОДНЯ БОЛЬШЕ, ЧЕМ ВСЕГДА” (EL DÍA DE LA VICTORIA. HOY MÁS QUE NUNCA)

Muerte al Fascismo, libertad para el pueblo.
Lemas fundacionales de la RFY
Edu G. Diario-Octubre

“La columna se detuvo para dejar paso a nuestro automóvil .Cientos de soldados nos miraban. Unos con curiosidad, la mayoría con una torpe indiferencia. En cierto tiempo ellos también eran otros. Desfilaron con la solemnidad de los vencedores por las ciudades de Europa, saquearon los países europeos. Su camino por nuestra tierra está marcado con sangre, cenizas y ruinas. Se enorgullecían de su invencibilidad y lograron convencer de ello a mucha gente antes de enfrentarse con nuestro soldado. Luego tuvieron lugar  los combates en las afueras de Moscú, Stalingrado, Kursk, el Dniéper, Varsovia, el Oder y el Elba. Ahora nada quedaba del poderío del ejército hitleriano. Sólo columnas de prisioneros, gente desconcertada y aplastada con uniformes verdes raídos. Muchos de ellos reflexionaron por primera vez seriamente y empezaron a comprender algo. ¡Que piensen, que piensen más! La derrota también suele ser provechosa, enseña, obliga incluso a los más obtusos a mirar la vida con sensatez y comprender la medida de su culpabilidad y de su responsabilidad ante la historia”. El deber de un Soldado. Konstantin. K. Rokossovski. Mariscal y Héroe de la Unión Soviética

“27 de diciembre. Ojalá pudiera vivir varias vidas y dedicarlas todas a la lucha… No quiero morir… Quiero vivir. Vivir para pensar y trabajar: yo creo en la humanidad… Si los hombres fueron capaces de transitar el camino que va desde un orangután hasta un Tolstoi, un Beethoven, un Pushkin o un Mendeléyev y crear obras de arte, conquistar las cimas de la ciencia, “abarcar el mundo entero con el pensamiento y encontrar que su fin no es otro que el infinito”, también conseguirá vencer a las fuerzas oscuras que se ciernen hoy sobre Europa”. Fragmento del diario personal de la Doctora en medicina lituana Yelena Buyvidate-Kutorgene. En 1962 fue honrada como Justa de las Naciones por la ayuda prestada a los judíos.

Las fuerzas oscuras. Hoy. Ayer. URSS y Yugoslavia. De la segunda queda apenas el recuerdo, de la primera un espacio de memoria común y un sufrimiento parejo a todas las repúblicas que la formaron, agravado y emponzoñado por los nacionalismos. El capítulo de hoy, en el Donbass. Desfiles espectaculares y emotivos en los que se mezcla la epopeya comunista con la pompa zarista. Moscú, Sebastopol, y todas y cada una de las ciudades sublevadas ucranianas que sufrirán los ataques de un ejército ucraniano que es todo menos una fuerza de interposición como si lo fue el yugoslavo por mucho que fuera presentado como represor. Algo que no parece adecuarse a los comportamientos de los uniformados de Kiev que usan los tanques, morteros y artillería contra algo que no es más que subversión en el caso más extremo, y manifestación de disconformidad  o mera autodefensa en la mayoría de casos.

El gobierno de Putin habla de la anarquía ucraniana y de unos crímenes peores que los cometidos por los nazis en referencia a la atrocidad de Odessa. Pero se equivoca y muy consciente de ello. La anarquía es tal porque existe un vacío de poder que Rusia no se ha preocupado por arreglar en el Donbass al cual niega la ayuda que dio a Crimea, y por qué los fascistas ucranianos no son más que unos imitadores de quienes hicieron posible los espantosos crímenes que cometieron los nazis en la república soviética de Ucrania durante la gran guerra patriótica.

El nueve de Mayo es una fecha clave, un hito (todavía) en la memoria colectiva de los que fueron pueblos soviéticos y yugoslavo. Y una ocasión perfecta para el oportunismo y las siempre ilícitas manipulaciones nacionalistas. Hoy el gobierno ucraniano habla por boca de su presidente al afirmar que su país (por Ucrania) lucha como lo hizo ayer el pueblo ucraniano contra el fascismo, hoy representado por Rusia. 

Huelga decir que en el gobierno de la junta de Kiev están representados los admiradores de Bandera y la terrorista UPA del partido Sbovoda (culpable de miles de muertes de ciudadanos polacos y soviéticos de adscripción judía, rusa o comunista) y los criminales del Pravy Sektor culpables de la masacre de Odessa y de otras matanzas que glorifican el papel de la división ucraniana de las SS Galizien en la lucha contra los comunistas en la URSS, Yugoslavia y Francia. Estas fuerzas suman la mitad de los parlamentarios y ocupan seis ministerios.

Las fuerzas oscuras no están tan lejos y no dudan en usar cualquier herramienta de difamación, distorsión o falsificación de la realidad para defender su tesis de débil ante el fuerte. Pese a que sólo haya hoy un ejército en el Donbass actualmente y se comporte de un modo colonial.

El fascismo avanza a pasos agigantados. Ucrania hoy no es más que un espejo y un pálido reflejo, de lo que fue el resurgir de la Croacia Ustacha como actual miembro de la Unión Europea, impune ante los crímenes de limpieza étnica y continua reivindicación laudatoria del genocidio serbio y judío.

En Europa, sólo en Alemania la opinión pública parece dividirse y afear el papel en Kosovo de su clase dirigente, como antecedente para no incurrir en el error ucraniano y en la rusofobia, como ayer fue la serbofobia. Francia parece entregada a la demagogia y al racismo en mayor o menor grado, Grecia es un polvorín, y la extrema derecha y los nacionalismos se fortalecen día tras día en el resto de Europa

Yugoslavia, hoy lo recordaba en un ambiguo y arribista discurso el primer ministro serbio intentando arrimar a las ascuas europeístas y nacionalistas la épica resistencia partisana, recordó como la RFY perdió 1.700.000 vidas en su lucha contra el fascismo. De los cuales una parte muy importante fueron serbios. Y que hoy están al lado de los países democráticos. Huelgan comentarios.

La Unión Soviética sufrió 25 millones de muertos. Estas cifras sólo se explican como las yugoslavas o las chinas porque no se trató de una guerra, en cuanta victoria militar, supremacía política, o dominio económico. Fue una campaña de exterminio.


Tanques soviéticos  en las calles de Belgrado que junto a sus 
aliados búlgaros  hicieron posible la liberación de Yugoslavia.

Así el día 9 de Mayo no puede perder su vigencia. No es el día de Europa, una conmemoración impuesta, falsa y postiza con la única intención de degradar la victoria de los países socialistas contra el nazismo. El día 9 de Mayo es el día de la victoria de la humanidad contra la barbarie.

El día en que la gran pesadilla terminó, pero que no frena los delirios y sueños de grandeza que abocan al dolor, pobreza y muerte. Un día que ha de ser conciencia, respeto y deuda con todos los que lo hicieron posible con su sufrimiento, sacrificio y aniquilamiento.

Unos veteranos soviéticos recordaban que al liberar los campos de concentración, multitud de extranjeros, les cito textualmente- polacos, franceses, serbios, checoeslovacos, belgas, montenegrinos e incluso británicos- les recibían con carteles en un galimatías de idiomas, pero que todo aquello dejo paso a un lenguaje universal cuando empezaron a cantar la Internacional.

La victoria amenazada. La victoria que empezó a resquebrajarse con las fisuras del muro y la destrucción de Yugoslavia. La derrota es inconcebible. Por eso es tan importante el recuerdo y el reconocimiento.

Hurra por los que cayeron en los campos de batalla, en sus hogares, en los refugios antiaéreos, en las fábricas, en los campos de la muerte, abandonados sin rumbo, por los enfermos, por los hambrientos, martirizados por la brutalidad y el odio. Por ellos y por nosotros, el día de la victoria, hoy más que nunca.

9 de mayo de 2014

¿POR QUÉ SUBE LA EXTREMA DERECHA EN EUROPA?

Ignacio Ramonet. Le Monde Diplomatique

Una cosa es segura: las elecciones europeas de finales de mayo se traducirán en un aumento notable del voto de extrema derecha. Y por la incorporación al Parlamento Europeo de un número considerable de nuevos diputados ultraderechistas. Actualmente, estos se concentran en dos grupos: el Movimiento por la Europa de las Libertades y de la Democracia (MELD) y la Alianza Europea de los Movimientos Nacionales (AEMN). Entre ambos suman 47 eurodiputados, apenas el 6% de los 766 euroescaños (1). ¿Cuántos serán después del 25 de mayo? ¿El doble? ¿Suficientes para bloquear las decisiones del Parlamento Europeo y, por consiguiente, el funcionamiento de la Unión Europea (UE)? (2). 

Lo cierto es que, desde hace varios años y en particular desde que se agudizaron la crisis de la democracia participativa, el desastre social y la desconfianza hacia la UE, casi todas las elecciones en los Estados de la UE se traducen en una irresistible subida de las extremas derechas. Las recientes encuestas de opinión confirman que, en los comicios europeos que se avecinan, podría aumentar considerablemente el número de los representantes de los partidos ultras: Partido por la Independencia del Reino Unido, UKIP (Reino Unido) (3); Partido de la Libertad, FPÖ (Austria); Jobbik (Hungría); Amanecer Dorado (Grecia); Liga Norte (Italia); Verdaderos Finlandeses (Finlandia); Vlaams Belang (Bélgica); Partido de la Libertad, PVV (Países Bajos); Partido del Pueblo Danés, DF (Dinamarca); Demócratas de Suecia, DS (Suecia); Partido Nacional Eslovaco, SNS (Eslovaquia); Partido del Orden y la Justicia, TT (Lituania); Ataka (Bulgaria); Partido de la Gran Rumanía, PRM (Rumanía); y Partido Nacional-Demócrata, NPD (Alemania). 

En España, donde la extrema derecha estuvo en el poder más tiempo que en ningún otro país europeo (de 1939 a 1975), esta corriente tiene hoy poca representatividad. En las elecciones de 2009 al Parlamento Europeo sólo obtuvo 69.164 votos (0,43% de los sufragios válidos). Aunque, normalmente, alrededor del 2% de los españoles se declara de extrema derecha, lo cual equivale a unos 650.000 ciudadanos. En enero pasado, unos disidentes del Partido Popular (PP, conservador) fundaron Vox, un partido situado a “la derecha de la derecha” que, con jerga franquista, rechaza el “Estado partitocrático”, defiende el patriotismo y exige “el fin del Estado de las autonomías” y la prohibición del aborto. 

Herederas de la extrema derecha tradicional, cuatro otras formaciones ultras –Democracia Nacional, La Falange, Alianza Nacional y Nudo Patriota Español– reunidas en la plataforma “La España en Marcha”, firmaron un acuerdo, en diciembre de 2013, para presentarse a las elecciones europeas. Aspiran a conseguir un eurodiputado. 

Pero el movimiento de extrema derecha más importante de España es Plataforma per Catalunya (PxC), que cuenta con 67 concejales. Su líder, Josep Anglada, define a PxC como “un partido identitario, transversal y de fuerte ­contenido social” pero con una dura posición antiinmigrantes: “En España –afirma Anglada– aumenta día a día la inseguridad ciudadana, y gran parte de ese aumento de la inseguridad y del crimen es culpa de los inmigrantes. Defendemos que cada pueblo tiene el derecho a vivir según sus costumbres e identidad en sus propios países. Precisamente por eso, nos oponemos a la llegada de inmigración islámica o de cualquier otro lugar extraeuropeo.”

En cuanto a Francia, en los comicios municipales de marzo pasado, el Frente Nacional (FN), presidido por Marine Le Pen, ganó las alcadías de una docena de grandes ciudades (entre ellas Béziers, Hénin-Beaumont y Fréjus). Y, a escala nacional, consiguió más de 1.600 escaños de concejales. Un hecho sin precedentes. Aunque lo más insólito está quizás por venir. Las encuestas indican que, en los comicios del 25 de mayo, el FN obtendría entre el 20% y el 25% de los votos (4). Lo cual, de confirmarse, lo convertiría en el primer partido de Francia, por delante de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), y muy por delante del Partido Socialista del presidente François Hollande. Una auténtica bomba. 

El rechazo de la UE y la salida del euro son dos de los grandes temas comunes de las extremas derechas europeas. Y, en este momento, encuentran un eco muy favorable en el ánimo de tantos europeos violentamente golpeados por la crisis. Una crisis que Bruselas ha agravado con el Pacto de Estabilidad (5) y sus crueles políticas de austeridad y de recortes, causa de enormes desastres sociales. Hay 26 millones de desempleados, y el porcentaje de jóvenes de menos de 25 años en paro alcanza cifras espeluznantes (61,5% en Grecia, 56% en España, 52% en Portugal). Exasperados, muchos ciudadanos repudian la UE (6). Crece el euroescepticismo, la eurofobia. Y eso conduce en muchos casos a la convergencia con los partidos ultras. 

Pero hay que decir también que la extrema derecha europea ha cambiado. Durante mucho tiempo se prevalió de las ideologías nazi-fascistas de los años 1930, con su parafernalia nostálgica y siniestra (uniformes paramilitares, saludo romano, odio antisemita, violencia racista...). Esos aspectos –que aún persisten, por ejemplo, en el Jobbik húngaro y el Amanecer Dorado griego– han ido desapareciendo progresivamente. En su lugar han ido surgiendo movimientos menos “infrecuentables” porque han aprendido a disimular esas facetas detestables, responsables de sus constantes fracasos electorales. Atrás quedó el antisemitismo que caracterizaba a la extrema derecha. En su lugar, los nuevos ultras han puesto el énfasis en la cultura, la identidad y los valores, de cara al incremento de la inmigración y la “amenaza” percibida del islam. 

Con la intención de “desdiabolizar” su imagen, ahora abandonan también la ideo logía del odio y adoptan un discurso variopinto y radical de rechazo del sistema, de crítica (más o menos) argumentada de la inmigración (en particular musulmana y rumano-gitana) y de defensa de los “blancos pobres”. Su objetivo declarado es alcanzar el poder. Usan intensivamente Internet y las redes sociales para convocar manifestaciones y reclutar nuevos miembros. Y sus argumentos, como hemos dicho, cada vez encuentran mayor eco en los millones de europeos destrozados por el paro masivo y las políticas de austeridad. 

En Francia, por ejemplo, Marine Le Pen ataca con mayor radicalidad que cualquier dirigente político de la izquierda al “capitalismo salvaje”, a la “Europa ultraliberal”, a los “destrozos de la globalización” y al “imperialismo económico de Estados Unidos” (7). Sus discursos seducen a amplios fragmentos de las clases sociales trabajadoras azotadas por la desindustrialización y las deslocalizaciones, que aplauden a la líder del FN cuando declara, citando a un ex secretario general del Partido Comunista francés, que “hay que detener la inmigración; si no, se condenará a más trabajadores al paro”. O cuando defiende el “proteccionismo selectivo” y exige que se ponga freno al libre cambio porque este “obliga a competir a los trabajadores franceses con todos los trabajadores del planeta”. O cuando reclama la “pertenencia nacional” en materia de acceso a los servicios de la seguridad social que, según ella, “deben estar reservados a las familias en las cuales por lo menos uno de los padres sea francés o europeo”. Todos estos argumentos encuentran apoyo y simpatía en las áreas sociales más castigadas por el desastre industrial, donde durante decenios el voto a las izquierdas era la norma (8). 

Pero el nuevo discurso de la extrema derecha tiene un alcance que va más allá de las víctimas directas de la crisis. Toca de alguna manera ese “desarraigo identitario” que muchos europeos sienten confusamente. Responde al sentimiento de “desestabilización existencial” de innumerables ciudadanos golpeados por el doble mazazo de la globalización y de una UE que no cesa de ampliarse. Tantas certidumbres (en materia de familia, de sociedad, de nación, de religión, de trabajo) han vacilado estos últimos tiempos, que mucha gente pierde pie. En particular las clases medias, garantes hasta ahora del equilibrio político de las sociedades europeas, las cuales están viendo cómo su situación se desmorona sin remedio. Corren peligro de desclasamiento. De caer en el tobogán que las conduce a reintegrar las clases pobres, de donde pensaban (por el credo en el Progreso) haber salido para siempre. Viven en estado de pánico. 

Ni la derecha liberal ni las izquierdas han sabido responder a todas estas nuevas angustias. Y el vacío lo han llenado las extremas derechas. Como afirma Dominique Reynié, especialista de los nuevos populismos en Europa: “Las extremas derechas han sido las únicas que han tomado en cuenta el desarraigo de las poblaciones afectadas por la erosión de su patrimonio material –paro, poder adquisitivo– y de su patrimonio inmaterial, es decir su estilo de vida amenazado por la globalización, la inmigración y la Unión Europea” (9).

Mientras las izquierdas europeas consagraban, en los últimos dos decenios, toda su atención y su energía a –legítimas– cuestiones societales (divorcio, matrimonio homosexual, aborto, derechos de los inmigrantes, ecología), al mismo tiempo unas capas de la población trabajadora y campesina eran abandonadas a su –mala– suerte. Sin tan siquiera unas palabras de compasión. Sacrificadas en nombre de los “imperativos” de la construcción europea y de la globalización (10). A esas capas huérfanas, la extrema derecha ha sabido hablarles, identificar sus desdichas y prometerles soluciones. No sin demagogia. Pero con eficacia. Consecuencia: la Unión Europea se dispone a lidiar con la extrema derecha más poderosa que el Viejo Continente haya conocido desde la década de 1930. Sabemos cómo acabó aquello. ¿Qué esperan los demócratas para despertar? 

Notas:
(1) En las elecciones europeas de 2009, los partidos de extrema derecha obtuvieron el 6,6% de los votos. 
(2) Las encuestas más serias indican que, después del 25 de mayo, el número de eurodiputados de extrema derecha pasaría de 47 a 71. Léase “Élections européennes 2014: vers "une" extrême droite européenne?”, Fundación Robert Schuman, http://www.robert-schuman.eu/fr/questions-d-europe/0309-elections-europeennes-2014-vers-une-extreme-droite-europeenne
(3) Un sondeo realizado por la firma YouGov el 6 de abril de 2014 en el Reino Unido le atribuye al Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) un 40% de las intenciones de voto y al menos 20 diputados europeos. 
(4) Según un barómetro de imagen del FN realizado en febrero de 2014 por el Instituto TNS Sofres, el número de franceses que se adhieren a las ideas del FN es del 34%. 
(5) El Pacto de Estabilidad y de Crecimiento prohíbe a los gobiernos europeos de la zona euro realizar un déficit presupuestario superior al 3% del PIB. 
(6) El último estudio Eurobarómetro, publicado en diciembre de 2013, revela que sólo el 31% de los europeos tiene una imagen positiva de la UE (frente al 48% en marzo de 2008). 
(7) Léase “Nouveaux visages des extrêmes droites”, Manière de voir, n.°134, París, abril-mayo de 2014. 
(8) Según un sondeo publicado por el diario Le Monde, la imagen de la presidenta del FN recibe cada vez más opiniones favorables: el 56% de los encuestados cree que “entiende los problemas cotidianos de los franceses” y el 40%, que "tiene nuevas ideas para resolver los problemas de Francia". 
(9) Dominique Reynié, Populismes: la pente fatale, Plon, París, 2011.
(10) NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Dicho de otra manera a la del señor Ramonet, ya que el es un mero socialdemócrata: cuando las izquierdas se hacen derechas desclasadas e interclasistas, "modelnas", rechazadoras de la lucha de clases, liberales en lo económico y en lo político, flower-power, margariteras y pijo-progres o directamente "ni-nis" (ni de izquierdas ni de derechas; es decir, de derechas), llega la crisis capitalista y se mantienen en la misma inercia, la clase trabajadora se siente abandonada y busca refugio en quien le apele hablándole de sus problemas, aunque el diagnóstico sea en gran parte falso y las soluciones que le ofrezcan sean, de nuevo, las del horror. La culpa no es de las clases trabajadoras sino de esa caterva de sindicaleros de salón y de izquierdas de pega. 


NOTA FINAL: Concentración: contra el fascismo y el imperialismo en Ucrania ¡no pasarán!: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/05/concentracion-contra-el-fascismo-y-el.html