16 de febrero de 2014

EL DIRECTOR GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL TIENE SU PROPIO HISTORIAL ‘DE ANTECEDENTES

El Plural.com
Antiguos alumnos del Instituto Concepción Arenal de El Ferrol, por ejemplo, que coincidieron con él en los años 70, mantienen un recuerdo muy distintivo del actual director de la Guardia Civil. De él y de su grupo de amigos.

Reuniones los lunes en el patio
En el patio exterior del Instituto los lunes, después de las clases, se reunían los cabecillas jóvenes de los grupos ultras. A veces, sin disimulo, vestidos con ropajes –camisas, boinas, correajes…- que dejaban pocas dudas sobre su ideología. El tema de su encuentro: repasar las actividades que habían protagonizado durante el fin de semana y preparar las que protagonizarían durante la semana. Esas actividades, básicamente, consistían en ‘hacer frente’ a los rojos que estaban ya significándose en esos años finales del franquismo y principios de la transición.

Durante los fines de semana ‘patrullaban’ por las discotecas y las zonas de reunión de los jóvenes ferrolanos, retando y enfrentándose a quienes por su apariencia, o porque conocían su ideología, no les gustaban. Un asiduo de estos encuentros, no de los menos significados, era Arsenio Fernández de Mesa, al que todos conocían como “Cuco”, un joven que destacaba por sus modos.

El monolito en honor de Franco de Cedeira
En ese mismo tiempo, 1977, el alcalde de Cedeira, un pueblo cercano a El Ferrol, decidió construir un monolito en honor de Franco, el dictador entonces recientemente desaparecido. El edil que tomó la decisión de realizar aquel homenaje, Leopoldo Rubido, tuvo que hacer frente a una fuerte contestación de parte de la población que se mostraba contraria al homenaje.

Temiendo que aquellas protestas se convirtieran en incidentes, y para ‘compensarlas’, el alcalde llamó el día de la inauguración, 15 de mayo, a los jóvenes cachorros franquistas de El Ferrol. En efecto, los demócratas del pueblo durante la inauguración, que protagonizó el exministro de la dictadura Fernández de la Mora , realizaron protestas que acabaron derivando en violentos enfrentamientos que en la zona los protagonistas siguen recordando.

El inicio de una carrera política
Como ya se contó en ELPLURAL.COM, Fernández de Mesa entró a trabajar en el ayuntamiento de El Ferrol como oficial de segunda administrativo. Pero en el trabajo de jardinero que así obtuvo estuvo muy poco. A pesar de que no era ni mucho menos el que más esperanzas levantaba en la familia –hermanos y primos obtenían mucho mejores resultados académicos y profesionales- muy pronto el joven ultra entró en política y encontró apoyo en dos familias de mucha influencia en Galicia, los Suevos y los González Aller.

Los Suevos, una vieja familia de la burguesía ferrolana, tuvieron su personaje más conocido en Jesús Suevos, amigo personal de José Antonio Primo de Rivera, periodista, que fue presidente del Atlético de Madrid y primer director general de RTVE. Los González Aller son otra familia de enorme arraigo entre la alta burguesía de la zona –uno de ellos, almirante, fue edecán del Rey-, y de gran influencia en el PP gallego.

La ‘guerra del Fletán’
Muy pronto Arsenio Fernández de Mesa se vio impulsado así en las filas populares hasta llegar a diputado en el Congreso. Su primera aparición recordada en la Cámara es de la época de la ‘guerra del fletán’, aquella que estuvo a punto de llevarnos a una guerra de verdad con Canadá por el apresamiento de pesqueros gallegos con la cuota de pesca por medio.

Fernández de Mesa, hombre lanzado, en el Congreso realizó aguerridas peticiones al gobierno de Felipe González de hacer uso de la Armada, y al final del conflicto, tras el acuerdo que se firmó entre la UE y Canadá, mostró su desilusión de manera contundente: “A un gobierno tan débil como éste, que es incapaz ni siquiera de defender lo que le corresponde, caña con él. Nos la están dando desde todos los países”.

Entre boinas y birretes
Arsenio Fernández de Mesa hizo sabias elecciones en las sempiternas guerras del PP  gallego entre “boinas” –los dirigentes provenientes del mundo rural y más tradicionales – y los “birretes” –los de mayor preparación intelectual, generalmente de las ciudades, que dirigían Rajoy y Núñez Feijoo-, y que resurgieron en el declive de Fraga. Y gracias a su decisión acabó de Delegado del Gobierno en Galicia con Rajoy de ministro de la Presidencia.

En ese puesto le alcanzó el asunto del Prestige. Lo que le permitió tener otro momento de máxima atención mediática y dejar alguna frase para la historia. La más recordada, una que rememora a la de ‘los hilillos’ de su protector, Mariano Rajoy y que, por desgracia, se mostró igual de inexacta: “El destino del fuel en el fondo del mar es convertirse en adoquín”.

Y ahora… ¿futuro ministro de Defensa?
No fue adoquín al final. Arsenio Fernández de Mesa, “Cuco” desde la infancia para los amigos, es ahora el Director General de la Guardia Civil, pero dicen que en el PP gallego aún no están contentos. Al parecer, según le explican a ELPLURAL.COM en fuentes políticas de Galicia, lo que querían en la familia González-Aller y otros círculos influyentes del ‘PP gallego’, y con ello estuvieron presionando a Mariano Rajoy, es que el presidente le hubiera nombrado ministro de Defensa. Meta que, al parecer, está aún presente en su afán.

15 de febrero de 2014

SOCHI, DEMONIZADO

Rafael Poch. La Vanguardia

Los juegos en un “país adversario” siempre han merecido un trato propagandístico y discriminatorio en Occidente

Como ocurriera con los juegos de Pekín, los de Sochi han sido objeto de una desmesurada campaña política y mediática. Alemania ha estado a la vanguardia de ella. Su presidente dijo demostrativamente que no acudiría a los juegos, por donde tampoco aparecerá Angela Merkel, mientras que la prensa ha ofrecido la más vulgar, y a veces grotesca, diatriba antirrusa, en línea con el clima de guerra fría que el pulso por ver quien se queda con Ucrania –si los magnates corruptos prooccidentales, o sus homólogos pro rusos- está evidenciando.

Como consecuencia de esa intensa agitación, solo un 34% de los alemanes se han declarado favorables a que los juegos se celebrasen en una ciudad rusa. Otro 57% considera que,”fue un error” adjudicárselos a Rusia (en el caso de Pekín solo un 38% consideró acertado dárselos a China tras una campaña selectiva idéntica a la actual). El motivo aludido es el mismo: el suspenso en “derechos humanos”.
Para hacer memoria y situar el asunto, hay que recordar que los juegos se celebraron sin problemas en Ciudad de México en 1968, diez días después de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, donde murieron decenas, sino centenares de estudiantes y ciudadanos. Fueron los “juegos de la paz”. En 1984 se celebraron en Los Ángeles, pocos meses después de la invasión de Granada y en la década en los que los regímenes apoyados por Washington masacraron a 200.000 personas en América Central, el 1% de la población de los siete países de la región. En 1988 los juegos se celebraron en Seúl, cuando Corea era una dictadura, con una matanza importante reciente y una historia de 100.000 fusilados en los años cincuenta.
En su grotesca cobertura de la ceremonia de inauguración de los juegos, el segundo canal de la televisión alemana (ZDF) denunció que en las habituales alegorías nacionales escenificadas, Rusia no mencionara “los aspectos oscuros de su historia”. Se refería, naturalmente, al estalinismo. “¿Dónde está Stalin?”, se preguntó la periodista de dicho canal Anne Gellinek. Pero, ¿por qué debería mentar Rusia a Stalin? ¿Por qué debe ser Rusia diferente de otros?
“¿Dónde estaban las víctimas del Imperio británico en la inauguración de los juegos de Londres en 2012?, ¿Dónde el exterminio de los indios en la fiesta de Salt Lake City en 2002?, ¿Por qué no aparecieron los millones de víctimas de la brutalidad alemana en la inauguración de los juegos de Munich del año 1972?”, se pregunta el analista alemán Jens Berger desde el portal NachDenkSeiten. ¿Dónde estuvo el “colapso demográfico” en la conmemoración española del 500 aniversario del descubrimiento?, se puede añadir. Así que, ¿por qué se hace cuestión con Rusia?: porque se trata de un “país adversario”.
La prensa alemana le ha sacado punta a una ley contra la pederastia, sin mencionar siquiera que la homosexualidad estuvo criminalizada en Alemania Occidental hasta 1994, o que entre 1950 y 1969, 50.000 homosexuales fueron castigados por serlo. Todo vale: la explotación de la mano de obra -de la que al parecer Rusia tiene la exclusiva- la matanza de perros callejeros, el excesivo gasto y el trato a disidentes como las chicas del grupo punk “Pussy Riot”- cuyo nombre significa algo tan vulgar como “la revuelta del coño”- y cuya hazaña fue mentarle la madre al Presidente Putin en el templo ortoxodo más importante de Moscú.
Que semejante “plegaria punk” de mal gusto como la que hicieron las gamberras chicas del Pussy (paseadas en vísperas de los juegos por los escenarios de Nueva York y Berlín, con todo pagado), no habría resultado simpática si se hubiera escenificado en la basílica de San Pedro del Vaticano o en la Catedral de San Patricio de Nueva York, es algo que se pierde totalmente de vista cuando se trata de la demonizada “Rusia de Putin” con cuernos y rabo.
Afortunadamente este hipócrita festival desaparece en cuanto comienzan las competiciones y las medallas. Esa fue la experiencia de Pekín en el verano de 2008, donde la presión inicial fue extraordinaria y se está repitiendo en Sochi. Baste recordar todo lo que se dijo entonces sobre la espantosa censura china de Internet- que cualquier usuario podía eludir con programas bien simples- y compararlo con lo que hoy se conoce gracias a ese héroe olímpico llamado Eduard Snowden, refugiado en… Moscú.
El problema es que los juegos son una enorme operación de imagen y cuando los organiza un “país adversario”, hay que machacarlo como sea para contrarrestar esa formidable plataforma.
Que los de Sochi sean unos juegos seguros, depende de si hay o no atentados integristas, como el último en Volgogrado. Desde finales de los años noventa, en Rusia esos atentados son financiados y sostenidos por los “amigos del Golfo”. Esos amigos no necesitan leyes contra la pedofilia, ni merecen denuncia alguna en materia de derechos humanos, porque son la infantería y el banco (en Siria, en Libia, y antes en Afganistán) de los guardianes de la libertad.