8 de enero de 2014

CONFISCACIÓN DE DEPÓSITOS, INFLACIÓN Y REPRESIÓN FINANCIERA: LA RECETA DEL FMI PARA SALIR DE LA CRISIS

Marco Antonio Moreno. Kaosenlared.net

La receta es la aplicación de una represión financiera sin precedentes, y una oleada de medidas de fuerza para reducir la deuda.

Un nuevo documento de trabajo presentado por el FMI entrega un contundente programa de instrucciones para dar solución a la crisis de la deuda soberana en Europa. El documento señala que el problema de la deuda es mucho más grave de lo que se ha visto hasta ahora, y advierte que todas la medidas adoptadas por la UE, la CE, el BCEy el propio FMI “no serán suficientes para resolver la crisis”. El mantra de la amnesia colectiva ha llevado a pensar a estos países que esas medidas (como los planes de austeridad y los recortes presupuestarios) serían suficientes pero la verdad es que no ha sido más que una ilusión.

De acuerdo a los autores del documento (Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff), esta crisis supera todas las crisis anteriores, con una deuda que ha batido todos los récord históricos y que tiene atrapada a toda la economía mundial. La receta es la aplicación de una represión financiera sin precedentes, y una oleada de medidas de fuerza para reducir la deuda. Estas medidas serían una mezcla de importantes recortes en la deuda soberana, confiscación de ahorros privados, controles de capital y generación de inflación para licuar la deuda con más rapidez e impulsar el crecimiento. Todo indica que el fantasma deflacionario que recorre Europa está para quedarse.

El documento señala que deberán aplicarse amortizaciones masivas sobre la deuda para tener efectos significativos en “la mayor situación de endeudamiento de los países occidentales en los últimos 200 años”. Muchos aún se aferran a la ilusión de que los países ricos pueden salir de la crisis con programas de austeridad y recortes públicos. Pero la realidad está requiriendo acciones más implacables: la solución al tema de la deuda pasa por acciones brutales, decididas y enérgicas, señala este informe elaborado por los mismos autores que en 2010 presentaron el documento clave para la aplicación los planes de austeridad.

 

Confiscación de depósitos y recortes masivos

Esta vez es diferente, parecen decir Reinhart y Rogoff, al señalar que solo la masiva confiscación de los ahorros privados y también los masivos recortes en la deuda pueden restablecer la economía de su más duro golpe financiero en 80 años. Reinhart y Rogoff indican que las medidas deben aplicarse con rapidez para salir de una situación de estancamiento que, de prolongarse, se tornará peor. Gran parte del mundo occidental requerirá impagos; será necesaria una confiscación a gran escala de los depósitos y también habrá que promover una mayor inflación para despejar el camino a la recuperación.

Para Reinhart y Rogoff la carga de la deuda en los países desarrollados ha llegado a sus máximos históricos y ya se ha hecho insostenible. Por eso se requieren recortes masivos y no las nimiedades o retoques que se han aplicado hasta ahora. La negociación deberá ser al estilo de los años 30, con pérdidas y castigos importantes y reestructuraciones serias de los saldos que se acuerden de deuda, en base a parámetros objetivos de crecimiento y empleo.

La presunción es que las economías avanzadas no recurren a la reestructuración de deudas o a la represión financiera, porque quita credibilidad a todo el sistema y obliga a renunciar a objetivos financieros obtenidos con mucho esfuerzo. Sin embargo, cuando el sistema financiero ha descorrido toda su podredumbre y malas prácticas (corrupción, manipulación en las tasas interbancarias, generación de créditos sin base, sobresueldos, etc), no queda más que resetear todo el sistema y evitar que la economía siga su desplome. 

 

Amnesia colectiva

El documento se titula Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten Crisis financiera y deuda soberana: lecciones aprendidas del pasado – y lo que hemos olvidado, y pone énfasis en lo que hemos olvidado. El mantra de la amnesia colectiva en la historia de Europa y Estados Unidos los ha llevado a una negación de la realidad. Se negó la realidad de la crisis en 2007/2008 y se sigue negando con medidas de parche. Y cuando las economías se enfrentan a la deflación, a enormes burbujas en los activos bursátiles, a un desempleo que se mantiene inmutable, se requiere aplicar en los países avanzados políticas que sólo se habían visto en el Tercer Mundo.

El principal defecto de la política europea ha sido pensar que los impagos (default) sólo se veían en países como Argentina; o que la corrupción y los fiascos empresariales (como el reciente de Sacyr) era una marca registrada de los países bananeros. Pues bien, la corrupción de los mercados financieros europeos provocó una caída en el ranking de todos los países europeos por tanto el 2014 será el año de los grandes impagos europeos y de la quiebra de esos grandes elefantes que han crecido a la sombra de las castas políticas.

El documento de Reinhart y Rogoff señala que los países del euro están experimentando un shock en el mismo nivel que los países del Tercer Mundo, y que la magnitud del problema hace que sea muy difícil la salida: “La deuda soberana de los países desarrollados se acerca a niveles no vistos en 200 años”. Por eso no hay una salida fácil y debe aplicarse una cirugía drástica: recortes en la deuda y masivas confiscaciones en los depósitos o la riqueza. En esto podrían apuntar de inmediato al listado de los hombres más ricos del mundo, dado que son los que más se han enriquecido con la crisis

Medidas radicales

Reinhart y Rogoff analizan las crisis del siglo pasado y muestran que las crisis de deuda siempre han terminado por la aplicación de cortes radicales. Que los políticos de ahora no quieran asumir esta realidad demuestra el estado de amnesia colectiva en el cual se pretende postergar hasta el infinito una amputación que cada día se hace más grande. Como hemos señalado en otros post, gran parte de esta dilación ha sido fruto de la Alemania de Angela Merkel, que ha privilegiado recuperar la salud de su propia banca a expensas del deterioro creciente de la periferia europea.

El documento hace un llamado a las autoridades europeas para mirar la crisis de frente. Los tecnócratas han fracasado y con ello todos los planes ideados por Angela Merkel a lo largo de seis años de crisis. Solo Alemania se ha beneficiado, pero la banca alemana sigue siendo la más apalancada del mundo, mientras los planes de austeridad solo han dilatado los problemas. Todo indica que habrá que aplicar la brutal receta que el FMI obligaba a aplicar a los países del Tercer Mundo: condonación de la deuda por parte de los acreedores, confiscación de depósitos; controles de capital al interior de la zona euro y otros mecanismos de represión financiera; y una mayor inflación para licuar los saldos de deuda.

Esta crisis demuestra que los años gloriosos del capitalismo fueron un fraude. Todo el llamado crecimiento fue vía deuda y no hubo un crecimiento real que garantizara el futuro. La ilusión se ha diluído y solo queda el auténtico cáncer de la crisis. Una crisis que se sigue expandiendo y dando cuenta que aún quedan muchos días difíciles por venir.

7 de enero de 2014

LA CRISIS MUNDIAL NO AFLOJA

El mundo sigue sin recuperarse de la crisis de 2008. En 2013 la Eurozona no despegó, EE.UU. creció con altibajos, China se desaceleró y hasta las economías emergentes, pilares del crecimiento en 2012, tuvieron un flojo desempeño. 

Marcelo Justo. Página/12 

Como todo comienzo de año, este es pletórico de vaticinios para la economía mundial. La mayoría se ubica en torno de un crecimiento global del 3,6 por ciento, un 0,7 por ciento más que el año pasado. Los análisis económicos se caracterizan por no dar en el blanco en ese arte casi imposible de las predicciones, pero más allá de los porcentajes que se manejan está claro que el mundo sigue sin recuperarse de la crisis de 2008. En 2013 la Eurozona no despegó, EE.UU. creció con altibajos, China se desaceleró y hasta las llamadas economías emergentes, que habían sostenido el crecimiento en 2012, tuvieron un flojo desempeño. Página/12 dialogó con John Bowler, director de Análisis de Países de la Unidad de Inteligencia del semanario The Economist, quien planteó un panorama complicado para este 2014. 

–A cinco años de la caída de Lehman Brothers y el estallido financiero mundial, la economía global no termina de despegar. ¿Hay alguna señal de que este 2014 será diferente? 
–El crecimiento global fue anémico en 2013. En Estados Unidos hubo ajuste fiscal y problemas políticos en el Congreso por el presupuesto. Estimamos que el crecimiento estadounidense de 2013 es del 1,6 por ciento. Con la Eurozona, el gran mérito fue que la intervención del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, cuando dijo que haría todo lo necesario para salvaguardar a la moneda única europea, calmó a los mercados financieros que dejaron de especular con la caída del euro, pero en términos de recuperación económica, aunque la zona en conjunto salió de la recesión, su crecimiento es inexistente. China también mejoró en la segunda mitad, pero está embarcada en un cambio de modelo tal que ya no volveremos a tener esas tasas gigantescas de crecimiento. Si a esto le agregamos que los mercados emergentes, entre ellos Brasil, India y Rusia, tuvieron muchos problemas, vemos que el panorama que deja 2013 no es muy positivo. Calculamos que 2014 será un poco mejor para las economías desarrolladas, pero hay muchas incertidumbres en el camino. 

–En diciembre el presidente saliente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, anunció una reducción de 10 mil millones de dólares mensuales en los estímulos financieros. ¿Qué impacto tendrá esto en Estados Unidos y el mundo? 
–Es una de las claves de este año. Inevitablemente va a haber cierta volatilidad. No olvidemos que este ha sido el experimento más grande de inyección monetaria de la historia. La Reserva Federal ha estado adquiriendo títulos por valor de unos 80 mil millones de dólares mensuales desde 2012 y una buena parte de este dinero ha terminado en inversiones especulativas y mercados emergentes. Creo que la sucesora de Bernanke en el cargo, Janet Yellen, continuará con un retiro muy gradual de los estímulos monetarios acompañado de una política de anticipar las tasas de interés a futuro para que este retiro gradual no sea traumático. Pero va a ser un ajuste monetario, no hay manera de evitarlo. Y esto suele tener consecuencias. Las tuvo en 1994-95 con la crisis de Tequila que tuvo un fuerte impacto en países como Argentina y se produjo después de un ciclo de ajuste monetario de la Reserva Federal. La diferencia es que esta vez la política será más gradual que con el Tequila. 

–Otra de las claves va a ser la Eurozona. Los mercados financieros se calmaron en 2013, pero si la economía no crece puede haber turbulencia no sólo financiera, sino política. En Grecia, por ejemplo, el líder de Syriza advirtió que si el gobierno pierde las euroelecciones de mayo, va a caer y él buscará renegociar los rescates con la troika, posición que para muchos aceleraría la salida de Grecia del euro y con ello un posible efecto contagio. 
–El gran mérito en 2013 fue que el euro sobrevivió. El peligro es que los políticos crean que pueden seguir haciendo lo mismo hasta que pase la tormenta. La realidad es que el malestar social puede explotar en cualquier momento. En mayo la legitimidad de muchos gobiernos puede quedar seriamente cuestionada. El caso de Grecia es el más obvio. Si a esto se le suman economías que no crecen y tienen un altísimo nivel de desempleo, lo menos que se puede anticipar de la votación en mayo es un voto protesta. Y lo que no se ve por el momento son pasos concretos para apuntalar la unión monetaria y económica. La Eurozona necesita una unión bancaria y una mutualización de las deudas, que Alemania no quiere contemplar. Así las cosas, no se puede descartar una desintegración de la Eurozona que comience con defaults de países altamente endeudados con un fuerte impacto para el sistema bancario. No pensamos que sea el escenario más probable, pero desde ya que no se puede descartar, algo que puede tener un impacto global muy desestabilizador. 

–Estas deficiencias de las economías desarrolladas fueron compensadas desde 2008 por China y en menor medida por el Brics y otras economías emergentes. En el caso de China está claro que ya no va a seguir teniendo un crecimiento de dos dígitos
–Hay una desaceleración del crecimiento que continuará de aquí en más. En 2013 el crecimiento fue del 7,7 por ciento, en 2014 calculamos un 7,5 por ciento y a mediano plazo, digamos 2018, estimamos que crecerá un 6 por ciento. Esto tendrá un impacto porque la economía mundial anduvo bien cuando China crecía dos dígitos, pero este crecimiento se basaba en altísimos niveles de inversión y exportaciones, algo que creaba desequilibrios globales. La preocupación con China es el sector financiero y el crecimiento de su deuda en el sector bancario en la sombra. En este sentido, China representa un riesgo potencial. 

–Estos problemas en Estados Unidos, la Unión Europea y China, ¿cómo van a afectar a América latina? 
–América latina no está “de-sacoplada” de los vaivenes globales. La demanda europea ha sido muy pobre en los últimos años, algo que empieza a tener un efecto acumulado en la región. En Estados Unidos no ha habido un crecimiento de la importación porque su crecimiento se ha basado más en un modelo fabril doméstico. Y la demanda china ha disminuido, algo que está afectando a la baja los precios de las materias primas, aunque éstos todavía se mantienen en niveles históricamente altos. A estos fenómenos se añaden los vaivenes de la política monetaria estadounidense que han causado volatilidad financiera con una depreciación de las monedas desde mayo del año pasado y presiones inflacionarias para la región. Acá ha habido diferentes reacciones. México, Chile y Perú cortaron las tasas de interés mientras que Brasil las elevó para combatir la inflación. Argentina fue una de las economías latinoamericanas que más crecieron en 2013 después de Panamá y Perú. El crecimiento fue de un 5,1 por ciento, pero estimamos que crecerá un 2,3 por ciento en 2014. En cuanto a la región en su conjunto, creemos que tiene una mayor solidez financiera que en el pasado y que el crecimiento será mayor este año que en 2013, siempre y cuando las economías desarrolladas mejoren también su desempeño y no se empantanen con algunos de los problemas que señalé antes.