26 de noviembre de 2013

CON LA NUEVA ÉPOCA DE CRISIS GLOBAL ¿SOBRE QUÉ DEBERÍAN ESTAR PENSANDO L@S REVOLUCIONARI@S?

Larry Holmes. workers.org  

El ataque a los conductores de autobuses escolares de Boston por la antisindical empresa Veolia es un ejemplo del final de las normas en la lucha de claseshttp://www.lahaine.org/skins/basic/img/espaciador.gif

Basado en una charla dada por Larry Holmes, Primer Secretario del Partido Workers World-Mundo Obrero, en una reunión del liderazgo el 20 de octubre.

El trabajo de masas y el trabajo político e ideológico deben basarse en una comprensión común de las formas en que la totalidad de la crisis global actual del sistema capitalista ha cambiado la dinámica de la lucha de clases a nivel mundial.

La base analítica para tal entendimiento común no es algo nuevo para much@s revolucionari@s. En los últimos años se ha escrito sobre ella; WW-MO ha publicado varios libros sobre el tema. El desarrollo de la crisis capitalista y sus consecuencias para la lucha de clases es un proceso vivo. En consecuencia, una evaluación marxista de ello también debe ser un trabajo continuo.

Tener una comprensión de las características de lo que hemos denominado “el capitalismo en un callejón sin salida” es un punto de partida. Por si solo este entendimiento no proporciona un modelo de cómo l@s revolucionari@s deben responder a todos los acontecimientos de la lucha de clases diaria contra el capitalismo y el imperialismo. Pero no puede haber discusión sobre qué hacer si no estamos reaccionando a la misma crisis.

“El capitalismo de bajos salarios” y “El capitalismo en un callejón sin salida”, escritos por el compañero Fred Goldstein son considerados ejemplares por much@s en el movimiento progresista, e incluso por algunos miembros de la clase dominante. Goldstein muestra cómo la producción capitalista y la división del trabajo están globalizadas; por qué la crisis de sobreproducción capitalista es permanente; por qué la tecnología que se ha utilizado para desplazar y empobrecer a l@s trabajador@s, será no obstante, uno de los grandes clavos en el ataúd del capitalismo y cómo el papel del capital financiero ha crecido en relación a la producción de las cosas y los servicios útiles a la sociedad.

Pero, ¿qué pasa con el significado político e ideológico de estos cambios para la lucha de clases?

Sin una comprensión común de la imagen global y la forma en que han cambiado las normas de la lucha de clases en todo el mundo, muchas fuerzas progresistas serán como pequeñas embarcaciones en una terrible tormenta, navegando en círculos porque no son capaces de ver a través de la lluvia. Para adaptarse a las necesidades de la lucha de clases hoy, se necesita ser capaz de ver y cambiar las concepciones que se han vuelto obsoletas.

A lo largo de las formaciones revolucionarias, hay diferentes niveles de conciencia, diferentes experiencias y puntos de vista de lo que es más importante hacer. Estas incluyen algunos que se consideran a sí mismos comunistas revolucionarios y tienen una visión del mundo similar a la nuestra.

Un punto decisivo en la lucha de clases
Todas las organizaciones que invierten en la lucha de clases se han acostumbrado, en un grado u otro, a las normas que rigen en gran medida, el curso de la lucha de clases a nivel mundial y la lucha por el socialismo y el comunismo. Estas normas superficialmente, parecían ser inalterables durante mucho, mucho tiempo. Sin embargo, estas normas han llegado a un punto decisivo. ¿Cuáles son estas normas?

En un sentido relativo, la dinámica de la lucha de clases está en constante cambio. La clase capitalista siempre está librando una lucha en contra de l@s trabajadores y de l@s oprimidos. La única variación es el alcance y la intensidad de los ataques capitalistas. Del mismo modo en un sentido relativo, la clase obrera, sus organizaciones y sus organizaciones de vanguardia también están cambiando constantemente.

Pero incluso con estos cambios constantes hasta hace muy poco, las normas de la lucha de clases no parecen haber sido afectadas. ¿Qué significaría un cambio en las normas de la lucha de clases? Desde la perspectiva de la clase obrera, las normas cambiarían si hubiera un cambio sustancial, generalizado y constante en la voluntad de la clase obrera de participar en la lucha de clases, junto con un aumento igualmente fundamental en la conciencia de clase, la conciencia política e incluso la ideológica de amplios sectores de la clase obrera.

Es evidente que, a pesar de las tremendas luchas en Wisconsin, Chicago y Carolina del Norte, no se puede decir hasta el momento que la clase obrera en su conjunto, haya roto con las viejas normas. Por otra parte, la escalada en la ofensiva de la clase dominante capitalista contra la clase obrera en la mayor parte del mundo ya no puede ser descrita como fases meramente episódicas de explotación y opresión más profunda. Por el contrario, el nivel actual del asalto capitalista no tiene precedentes, es generalizado, más o menos permanente y en aumento.

La norma principal que persiste obstinadamente, pero no puede persistir indefinidamente, es que la evolución ideológica de la clase obrera y sus organizaciones todavía se encuentra muy por detrás de la evolución de la crisis del sistema capitalista. La contradicción entre el desarrollo económico y la conciencia política nunca ha sido mayor de lo que es hoy. Pero eso también está cambiando.

La convención de la AFL-CIO en Los Ángeles mostró que el movimiento obrero organizado [en EE.UU.] se esfuerza por llegar a un acuerdo con la realidad de que las normas de la lucha de clases han cambiado. En particular, hay una conciencia de que el movimiento obrero organizado no puede sobrevivir defendiendo solo a una parte cada vez menor de la clase obrera contra la ofensiva capitalista.

Hay por lo menos el comienzo de la comprensión de que el destino del movimiento sindical depende en gran parte de su capacidad para abrazar plenamente – en lo que respecta tanto a la organización como al programa – el hecho de que un porcentaje mucho mayor del clase obrera no está organizada y que cada vez una parte más grande de la clase trabajadora está desempleada o marginalmente empleada.

La principal lección de la reciente convención de la AFL-CIO fue que mostró a parte de su liderazgo, que el movimiento sindical en su forma actual sería destruido por el capitalismo mundial si no se hace un cambio fundamental.

Sin embargo, las propuestas planteadas en la convención de LA fueron, como mucho, medias tintas e insuficientes para extender el alcance de los sindicatos a las decenas de millones de trabajador@s oprimid@s que necesitan ser organizados y movilizados. Más importante aún, no hubo ningún indicio en la convención de que el movimiento sindical se mueva en una dirección anticapitalista, de organización de masas, y clasista, lejos de las inhibiciones impuestas por el Partido Demócrata liderado por capitalistas.

Algunos sindicalistas muy buenos y militantes creen que si el sindicalismo fuera más militante y rechazara el sindicalismo empresarial y la colaboración de clases, se podrían remediar todos los problemas. Esto es cierto por supuesto, pero es sólo una parte de la verdad.

La otra parte de la verdad la resumió nada menos que Karl Marx, cuando habló hace más de 150 años sobre la dirección que el movimiento obrero debe tomar eventualmente:
“Aparte de sus propósitos originales, [los sindicatos] deben ahora aprender a actuar deliberadamente como centros organizadores de la clase obrera para su completa emancipación. Deben ayudar a todo movimiento social y político que tienda en esta dirección. Deben considerarse y actuar como abanderados y representantes de toda la clase obrera”. Extraído de un documento escrito por Karl Marx en 1866 titulado “Los sindicatos: su pasado, presente y futuro”.

Perspectiva revolucionaria y la lucha de clases
El ataque a los conductores de autobuses escolares de Boston por la antisindical empresa Veolia con sede en Francia, es un ejemplo del final de las normas en la lucha de clases. La grave situación de l@s trabajador@s y l@s oprimid@s en Detroit es otro.

Hay una contradicción inherente entre un programa de lucha mínimo y el programa máximo que esta crisis exacerba.

Ya se trate de la lucha contra la destrucción de los sindicatos o de la lucha de lxs trabajadores para ganar el derecho básico a organizarse en el sur, como marxistas revolucionarios nunca podemos perder de vista el hecho de que nuestra clase no puede conseguir victorias en la lucha o que sus necesidades sociales se realicen bajo el capitalismo.

De hecho, una característica distintiva de la actual crisis capitalista – aunque sea una característica general y fluida a la que puede haber y habrá muchas excepciones – es que mientras más profunda y permanente sea la crisis económica capitalista, más probable es que la lección más importante que la clase obrera obtenga, es que todo el sistema capitalista debe ser abolido. Esta es una conclusión inevitable de que los sectores importantes de nuestra clase y sus organizaciones de vanguardia tienen que llegar, aunque sea desigualmente. Esta conclusión es la revelación ideológica central.

Si no hay una perspectiva revolucionaria, sin un objetivo socialista, la lucha de clases se convierte en un callejón sin salida para nuestra clase.

Al mismo tiempo, l@s revolucionari@s deben involucrarse en la lucha del día, ya sea local o internacional, y participar en la lucha con el entusiasmo, la táctica y la energía necesaria para llevar la lucha hasta su límite – ganando a veces incluso.

Pero el resultado de cualquier lucha es temporal. Esto es cierto si l@s trabajador@s salen temporalmente victoriosos o si nuestra clase sufre una derrota temporal. Todo es temporal, porque la lucha continúa y va y viene, al menos hasta que el capitalismo se haya depositado con seguridad en el basurero de la historia.

Ni que decir, la crisis del capitalismo en un callejón sin salida obliga a lxs revolucionarios presentar el programa máximo de la revolución socialista. Igual de importante es que las destrezas para orientar la lucha de clases desde un nivel menor a uno superior – una tarea que requiere una gran experiencia para llevarla a cabo – siempre deben ser refinadas, revisadas y renovadas.

Una cosa obvia que puede deducirse de los cambios en la dinámica de la lucha de clases global, es no permitir que cualquier subdivisión de nuestra clase – sobre una base geográfica, organizada, no organizada o cualquier otra – -libre su propia batalla con el establecimiento capitalista que más que nunca está centralizado (centralizado por el mayor papel global del capital financiero). Incluso donde no se pueda efectuar una solidaridad generalizada de clase, tiene que ser dado a conocer que la estrategia de la lucha contra un sinnúmero de batallas por separado con el capital es una estrategia perdedora para nuestra clase.

La lucha ideológica por el comunismo no puede ser disminuida o totalmente olvidada en medio de la lucha diaria de masas.

Entre un programa mínimo y uno máximo, se pueden desarrollar las reivindicaciones de transición, así como los objetivos que tejan un puente entre los dos extremos. La solidaridad de clase y el internacionalismo de la clase obrera se convierten en algo más que consignas, son decisivas en este periodo. Lo mismo sucede con la necesidad de aumentar la organización de masas de nuestra clase en el nivel político más alto.

Si hubiera habido una gran pancarta en el escenario de la convención de la AFL-CIO — una bandera que reflejara que la única forma de que la lucha de l@s trabajador@s triunfe, es destruyendo el capitalismo – eso habría sido una gran contribución al movimiento por un mundo socialista.

La construcción de asambleas populares y asambleas de l@s trabajador@s es útil porque las asambleas impulsan la necesidad de organización de clase masiva. La característica más insidiosa de la crisis capitalista mundial es que plantea, de la manera más nítida y más decisiva, una crisis política para el movimiento obrero. ¿Qué crisis? La más simple: si la perspectiva no es que nuestra clase se organice tanto en la base más amplia y más ideológica posible dadas las circunstancias, la crisis capitalista se utilizará para enfrentar a trabajador/a contra trabajador /a en una escala cada vez mayor.

Incluso si las asambleas de trabajador@s no se entienden completamente, la concepción de una asamblea de trabajador@s, automáticamente, intuitivamente, será vista por much@s como ideológica. Se entenderá como un audaz intento de organizar a la clase obrera sobre una base más ideológica y política, además de organizarse por las demandas básicas y en defensa contra los ataques.

No se puede luchar contra el capitalismo sobre la base de una vieja concepción del sindicalismo en la lucha de clases, de confiar en las reformas capitalistas, o en una política que aborde sólo una parte de nuestra clase.

25 de noviembre de 2013

DE LA BALCANIZACIÓN DE MÉXICO, SEGÚN STRATFOR, AL MAR MEDITERRÁNEO DE EE.UU. DE SPYKMAN

Remoción de escombros en el complejo administrativo 
B2 de la Torre de Pemex, el primero de febrero de 2013 
Foto Carlos Ramos Mamahua

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

Pareciera que México se encuentra atrapado sin salida en el juego geoestratégico que libra Estados Unidos para controlar el Golfo de México y el Mar Caribe, como parte de su nuevo rediseño militar/energético y de seguridad, cuando se ha replegado a su primera línea defensiva después de la fallida guerra contra Siria y el advenimiento del nuevo orden tripolar que hoy comparte con Rusia y China.

Llama poderosamente la atención la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de México mediante ominosas amenazas financieras –fuga de capitales (a la que Carstens, del Banco de México, se prepara afanosamente, de su propia confesión), caída bursátil y devaluación del peso, expuestas por Bloomberg (Bajo la Lupa, 24/7/13), el cordobista zedillista presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez Kuenzler, y Rozental & Asociados (Bajo la Lupa, 10/11/13)–, al unísono de perturbadores planteamientos del portal israelí-estadunidense Stratfor sobre La guerra de las drogas en México: balcanización que conduce a desafíos regionales (18/4/13).

¿A quién conviene “la balcanización de los cárteles” de México?
Tristan Reed, analista táctico (sic) de Stratfor, aborda el organigrama, cronograma y flujograma de los cárteles y la tendencia a su fracturación (sic) a redes regionales del crimen geográficamente más compactas, a partir de la desaparición en la década de los 80 del cártel de Guadalajara que controlaba las rutas del narcotráfico a Estados Unidos a través de la mayor parte de México.

A juicio de Tristan Reed, la nueva tendencia a la balcanización ha continuado “por más de dos décadas y ha impactado a la mayoría de los grupos carteleros en México” cuando se escindieron la Federación de Sinaloa y el cártel del Golfo.

Stratfor oculta la bidireccionalidad de los cárteles con sus operadores financieros en Estados Unidos, como el quebrado banco Stanford y su pestilente consejo de administración (Bajo la Lupa, 4/3/09, 16/12/09 y 12/6/11;http://sunlightfoundation.com/press/articles/2009/03/12/financier-was-well-connected-dc-internationally/print/ yhttp://www.proceso.com.mx/?p=113163) y el blanqueo generalizado de la banca nacional cuando fue expuesta la Operación Casablanca (http://www.nytimes.com/1998/05/19/world/us-indicts-26-mexican-bankers-in-laundering-of-drug-funds.html), previamente a su adquisición por la banca trasnacional.
Stratfor oculta también el blanqueo del hoy desaparecido banco Wachovia fusionado en Wells Fargo (http://www.theguardian.com/world/2011/apr/03/us-bank-mexico-drug-gangs ), que lavó asombrosamente cerca de 400 mil millones de dólares.

Hoy tanto la Federación de Sinaloa como Los Zetas (provenientes del cártel del Golfo), según Stratfor, enfrentan desafíos regionales crecientes con el advenimiento de nuevos actores regionales que profundizan la balcanización (http://es.scribd.com/doc/185604937/Balcani-Zac-i-On ).

¿La balcanización cartelera de México se reflejaría en la otra balcanización de la federación política mexicana cuando el caso sui generis de Michoacán se puede volver paradigmático en medio de extrañas solicitudes de separación política en el norte del país (Baja California y Chihuahua)?

Por cierto, de nueva cuenta Stratfor (http://www.stratfor.com/analysis/mexico-rumors-surround-pemex-explosion ), basado en rumores  sin confirmar, maneja la perturbadora posibilidad de que el estallido en la Torre de Pemex haya sido un atentado por motivos políticos o perpetrado por los cárteles.

A menos que desee enviar un mensaje subliminal, ¿por qué Stratfor expone en forma desaseada rumores sin confirmar?

En forma perturbadora, The Financial Times plantea que una de las consecuencias del estallido en la Torre de Pemex habría sido el alejamiento entre Pemex y Petrobras (http://blogs.ft.com/the-world/2013/02/the-consequences-of-pemexs-explosion/ ohttp://www.ft.com/intl/cms/s/0/eb947824-6c88-11e2-953f-00144feab49a.html#axzz2l97hqenS ).

Nos encontramos así ante un tablero de ajedrez global/regional/local donde la otrora superpotencia unipolar, Estados Unidos, mueve sus fichas para la consecución de sus objetivos primordiales: la seguridad energética de Norteamérica, al unísono de la seguridad del hogar de Norteamérica, como requisitos para la incrustación del “México neoliberal itamita” al Comando Norte/Norad.

En la mira se encontrarían los pletóricos yacimientos de hidrocarburos en el Golfo de México, que se desea rebautizar como Golfo de Estados Unidos, lo cual parece revivir el concepto del geoestratega estadunidense/holandés Nicholas John Spykman en referencia al Mar Mediterráneo de Estados Unidos, un mare nostrum similar al del imperio romano, que integra la superficie del Golfo de México/Golfo de Estados Unidos (1.55 millones de kilómetros cuadrados) y del Mar Caribe (2.754 millones de kilómetros cuadrados) que en su totalidad arrojan una superficie de 4.304 millones de kilómetros cuadrados.

Ante el retroceso unipolar estadunidense y el ascenso del nuevo orden mundial tripolar (Estados Unidos /Rusia/China) –que se selló con el acuerdo de un nuevo condominio entre Washington y Moscú en el Medio Oriente, en sustitución del caduco Sykes-Picot del colonialismo franco-británico–, la administración Obama repliega sus banderas y refuerza su primera línea defensiva vital en el resucitado Mar Mediterráneo de Estados Unidos, donde se juega el devenir de los pletóricos hidrocarburos de México en el Golfo de México/Golfo de Estados Unidos, sin contar la estruendosa declaración del secretario de Estado, John Kerry, sobre el deceso de la Doctrina Monroe, que había adelantado Bajo la Lupa hace dos años (11/12/11).

¿Le beneficia a Estados Unidos la balcanización de México, por la vía de los cárteles, quienes se abastecen obscenamente de armas en los quioscos transfronterizos?

Es obligado tener en el radar varias hipótesis, desde las angelicales hasta las infernales. Una versa sobre la gran bondad de la seguridad energética de Norteamérica –con Canadá (con libre paso de canadienses WASP: blancos, protestantes, anglosajones) y México (sin los brownies y con muro de la ignominia, drones y patrulla fronteriza)– que servirá para el prometido ASPAN y sus elusivas seguridad y prosperidad que no han beneficiado en lo absoluto al “México neoliberal itamita”. El tiempo lo dirá.

Pero otra hipótesis obligadamente antipódica se centra en los juegos pérfidos de los poderes de todos los tiempos, en específico, en referencia a México, cuyo proceso de balcanización, por la vía de los cárteles de la droga, es explotado sin rubicundez por Stratfor, muy vinculado a los complejos militares de Tel Aviv y el Pentágono, por cierto, hackeado por Anonymous, quien expuso sus redes tanto en México (Ver Bajo la Lupa, 28/12/11) como en el mundo occidental.

¿Para qué serviría balcanizar a México después del obsequio de las aguas profundas del Golfo de México financierista por la entreguista/masoquista contrarreforma Peña/Videgaray/Aspe a las cuatro grandes petroleras anglosajonas?


¿Con la balcanización de México se podría gestar, entonces, el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de Estados Unidos para que no quede rastro arqueológico alguno de Pemex?