18 de abril de 2013

REAJUSTES GEOESTRATÉGICOS EN TORNO A LA PENÍNSULA COREANA

Soldados surcoreanos participan en un ejercicio militar cerca de la zona 
desmilitarizada que separa a las dos Coreas, en Paju, al norte de Seúl. 
Foto Reuters

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

Antecedentes
La desnuclearización de la península coreana estuvo a punto de ser resuelta por la intermediación del ex presidente Carter con el presidente Clinton, a quien le faltó tiempo para implementar el arreglo a cambio de una sustancial ayuda económica, proceso que fue descarrilado cuando Baby Bush colocó a Norcorea en su agenda bélica del eje del mal, al unísono de Irak (destrozada) e Irán (puesta en jaque).

Un contencioso anacrónico de la guerra fría se ha infectado ominosamente por la dinámica que se desenvuelve en el noreste de Asia debido a la escalada estratégica de la doctrina Obama y su política de contención de China, concomitante con el despliegue del cerco geoeconómico de la Alianza del Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés; al que Calderón incorporó a México).

Hechos
En forma inusitada se escenificaron coincidentes cambios de poder en cuatro de los seis participantes en la negociación de desnuclearización de la península coreana: China (presidente Xi Jingpin), Japón (premier Shinzo Abe) y las dos Coreas (Norte: Kim Jong-un, y Sur: primera mujer presidenta, Park Geun-hye), lo cual pudiera ser extensivo a la segunda administración Obama con la llegada al Pentágono de Chuck Hagel y al Departamento de Estado de John Kerry.

Tales ajustes político/administrativos –con la excepción relativa de Rusia (donde Vlady Putin transmutó su poder de primer ministro a presidente el año pasado)– se han reflejado en la escalada que llegó a su paroxismo en Semana Santa, que amainó mediante la asombrosa colaboración entre Rusia y Estados Unidos.

La escalada de retórica nuclear en la península coreana comporta específicas características interactivas a escala local, regional y, sobre todo, global entre las tres superpotencias geoestratégicas: Estados Unidos, Rusia y China.

Los juegos nucleares de guerra tanto unilaterales de Norcorea como bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur alcanzaron un delicado nivel que pudo haber desencadenado una guerra regional, más que en forma voluntaria, por un accidente y/o error de cálculo y/o sobrerreacción de los actores cuando la retórica bélica nuclear de Pyongyang fue superada en la puja por el envío del avión furtivo ( stealth) B-2 de Estados Unidos con una carga de 16 bombas nucleares a la frontera de Norcorea, que posee seis bombas nucleares: dato proporcionado por Mohamed El-Baradei, ex director de la AIEA, en una comida privada del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, a la que concurrí como representante de IPPNW (premio Nobel de la Paz 1985).

La retórica bélica fue detenida el domingo de Pascua gracias a la intervención rusa que aclaró que no existía declaración de guerra de Norcorea a su país hermano Corea del Sur, sino que había sido un error de traducción ( The Voice of Russia, 31/3/13), mientras el recién ungido presidente chino Xi Jinping, después de haber fortalecido su alianza estratégica militar con Rusia (Bajo la Lupa, 20/3/13), no modificaba su gira africana.

Se notaba que Rusia, que tiene una frontera mínima de 17.5 kilómetros con Norcorea (China tiene mil 416 kilómetros), diluía el vino bélico de las partes. Un domingo después al de Pascua, el Pentágono decidió posponer por un mes la prueba de su misil estratégico intercontinental con ojivas nucleares (ICBM) Minuteman III (Afp, 7/4/13) como medida de buena voluntad hacia Rusia, lo cual fue agradecido públicamente por Vlady Putin durante su visita a la Feria de Hanover (RIA Novosti, 8/4/13), quien instó a sus socios (sic) de Norcorea a tomar en cuenta la decisión del Pentágono con el fin de desactivar la crisis.

A diferencia de la imperturbable tranquilidad de Corea del Sur (donde no existió pánico ni desplome de su bolsa), la preocupación de Vlady Putin fue notable: Si se desata un conflicto nuclear en la península coreana, Chernobyl aparecería como un cuento de niños ( Russia Today, 8/4/13).

En ese momento ya se habían ajustado a nivel nuclear las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que curiosamente han progresado aceleradamente con la insólita declaración del muy influyente viceprimer ministro ruso Dmitry Rogozin, quien considera que el despliegue misilístico de defensa de Estados Unidos es un bluff ( The Moscow Times, 16/4/13).

Claro: días antes Chuck Hagel, flamante secretario del Pentágono, había desmantelado la cuarta fase del escudo de defensa de Estados Unidos de las fronteras rusas para recolocar su maquinaria misilística en Alaska, con el fin de defenderse de la amenaza norcoreana.
En esta partida multidimensional de ajedrez a escala global/regional/local el reajuste misilístico de Estados Unidos en Alaska favorecía la contención de China de la doctrina Obama.

De regreso a Pekín, el presidente Xi expresó que estaba en contra del caos en la península coreana con fines de satisfacer intereses egoístas: declaración inespecífica que fue interpretada por el geoestratega Zbigniew Brzezinski ( Joe Morning, 9/4/13) como un jalón de orejas al mandatario juvenil de Norcorea, pero que otros interpretaron también como una dedicatoria simultánea a la doctrina Obama.

China se ajusta así, después de Rusia y Estados Unidos, a la nueva correlación local/regional de fuerzas que implica también al vecino Japón, que participa en el nuevo reacomodo regional.

Dos semanas más tarde al clímax del domingo de Pascua, el flamante secretario del Departamento de Estado, John Kerry, realizó un viaje significativo a Corea del Sur, Japón y China con el fin de desactivar las graves tensiones en la península coreana y en el noreste asiático, que incluyó un llamado conciliador para un diálogo auténtico con Norcorea ( Global Times, 16/4/13).

Como que los seis países involucrados en el contencioso nuclear de la península coreana reajustan sus relaciones a un nuevo nivel geoestratégico.
El mismo Obama aminoró la capacidad de Norcorea en ensamblar una ojiva en sus misiles (“ delivery system”): Yonhap News (16/4/13).

Conclusión
No se puede deslindar la crisis en la península coreana de la confrontación entre China y Japón por la soberanía de las islas Diaoyu, como asienta subliminalmente el reciente Libro blanco de defensa nacional de China y sus nuevos desafíos en seguridad, cuando la región Asia/Pacífico se ha convertido en una escena significativa para el desarrollo económico del mundo y la interacción estratégica entre las grandes potencias; Estados Unidos ajusta su estrategia de seguridad en Asia/Pacífico y el escenario regional sufre profundos cambios ( Global Times, 16/4/13).

La alusión a Estados Unidos no pasa inadvertida: cierto país ha fortalecido sus alianzas militares en la región Asia/Pacífico, ha expandido se presencia militar en la región y frecuentemente hace más tensa la situación allí.

Un editorial del Global Times (16/4/13) señala que el Libro blanco está mayormente consagrado a temas marítimos y a los intereses foráneos de China, que exhibe ajustes estratégicos prácticos.

Tanto los juegos nucleares de guerra bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur como los unilaterales de Norcorea reflejan la nueva dinámica en el noreste asiático y su dramático ajuste estratégico regional debido a la doctrina Obama de cerco a China.

16 de abril de 2013

LA OTAN TOPA DE NUEVO CON SU PASADO TERRORISTA


Rafael Poch. La Vanguardia

“Gladio” reaparece en Luxemburgo
Un testigo inesperado ha dado esta semana un extraordinario giro al “proceso del siglo” que se sigue en Luxemburgo desde febrero. Se trata del caso “Bommeleeër”, literalmente el “colocador de bombas”: una serie de veinte atentados con bomba realizados en el tranquilo ducado entre 1984 y 1986 que fueron cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad. El historiador alemán Andreas Kramer ha dado un vuelco al caso: el autor de 18 de aquellas 20 bombas, fue su padre, un agente del servicio secreto alemán, BND, que actuaba por cuenta de una estructura secreta de la OTAN, ha dicho.

Es así como la trama “Gladio”, relativamente bien conocida en países como Italia y Bélgica, asoma ahora en Luxemburgo. El testimonio de Kramer exculpa a los dos acusados del caso, Marc Scheer y Joseph Wilmes, ex miembros de la brigada móvil de la gendarmería y coloca en el primer plano de las sospechas al padre de Kramer, Johannes Kramer, fallecido en 2012 y definido por el hijo como “un prototipo de nazi”. También apunta al ex jefe de los servicios secretos de Luxemburgo (SREL), Charles Hoffmann.

Kramer es uno de los 90 testigos del proceso entre los que figuran el primer ministro Jean-Claude Juncker, el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, el ex ministro de justicia Mar Fischbach y los príncipes Juan y Guillermo, hermanos del Gran Duque Enrique de Luxemburgo.

Los atentados de Luxemburgo, contra la cumbre de la Unión Europea del 2 de diciembre de 1985, contra una sede judicial y una larga serie de torres eléctricas, fue obra de un grupo de 40 personas, diez de ellas luxemburguesas, incluido el jefe de la “Brigada Móvil” de la Gendarmería local, Ben Geiben, en conexión con los servicios secretos alemanes (BND) y británicos (MI6), explicó Kremer.

“Mi padre era un terrorista, se trataba de puro terror y de asesinatos, calculaba conscientemente la muerte de personas”, declaró Kramer ante los jueces. Su padre le explicó sus hazañas porque quería que el hijo ingresara también en el BND. “Me amenazó de muerte en caso de que explicara algo, me lo tomé muy en serio”, dice el hijo.

Kramer sostiene que su padre participó en el atentado con bomba más grave de la historia alemana de posguerra, el del 26 de septiembre de 1980 en la Oktober Fest de Munich, la fiesta de la cerveza, que dejó 13 muertos y 213 heridos y fue inverosímilmente atribuido a la acción de un solo neonazi que murió en la explosión. El artefacto era complejo, una granada introducida dentro de un extintor, y requirió una notable pericia técnica.

En Luxemburgo se trataba de cultivar la estrategia de la tensión, el gran ducado era reticente en la probación de legislación de seguridad y había que motivarlo, explicó Johannes Kramer a su hijo. La operación formaba parte de la estructura “stay Behind”, una red internacional conocida en Italia como “Gladio” que creó inicialmente grupos armados preventivos para acciones de sabotaje en la retaguardia europea en caso de una invasión soviética y que acabó siendo utilizado políticamente en Europa y nutriéndose de ultraderechistas.

La existencia de Gladio, una estructura de la OTAN, secreta dentro del secreto de la Alianza, que Kramer describe como “un servicio secreto dentro del servicio secreto”, fue reconocida en Italia por el primer ministro Giulio Andreotti en agosto de 1990.
En un informe de 326 páginas de la comisión de investigación del Senado italiano sobre los sangrientos actos terroristas que Italia conoció entre 1967 y 1987, en el marco de la estrategia de la tensión para impedir, entre otras cosas, la participación de los comunistas en el gobierno, lo que le costó la vida al primer ministro Aldo Moro (491 muertos y 1181 heridos en dieciocho años), la cámara concluyó finalmente, en junio del año 2000, que, “aquellas masacres bombas y acciones militares fueron organizadas, o promovidas, o apoyadas por hombres dentro de las instituciones del Estado italiano y, como se ha descubierto más recientemente, por hombres vinculados a las estructuras de la inteligencia de Estados Unidos”.

La historia de esta estructura es parcialmente conocida gracias al estudio del profesor suizo Daniele Ganser publicado en 2005, “Gladio los ejércitos secretos de la OTAN”. El juicio de Luxemburgo es sumamente interesante porque incluye las veinte bombas del gran ducado en una serie vinculada a algunos de los mayores actos terroristas realizados en Europa en los años setenta y ochenta.

Kramer dijo el jueves en su declaración que los atentados se coordinaban a través del “Comité Clandestino Aliado”(Allied Clandestine Committee) bajo la dirección del General alemán Leopold Chalupa. Aún vivo, Chalupa fue comandante en jefe de las tropas de la OTAN en Europa Central (CINCENT) desde 1983 a 1987. Kramer ha pedido que sea llamado a declarar junto con el ex secretario de estado de defensa Andreas von Bülow y otro agente del BND vinculado al “stay Behind” llamado Norbert Zuretzko.

Los abogados de la defensa, Gaston Vogel y Lydie Lorang consideran que esta trama explica el cúmulo de irregularidades y misterios que la instrucción del proceso ha conocido a lo largo de los años, en forma de decisiones judiciales ignoradas, desaparición de más de 80 pruebas, destrucción consciente de documentos por el SREL así como informaciones sensibles que la policía de Luxemburgo no entregó a los investigadores y que habrían exculpado a sus defendidos, meros chivos expiatorios.

Kramer dijo que los atentados de Luxemburgo crearon divergencias dentro de la OTAN que llevaron a interrumpir la serie de golpe en 1986 para concentrarse más en Bélgica.

Entre 1983 y 1985 Bélgica sufrió una insólita ola de atentados que ha pasado a la historia como las “masacres de Brabante”, gran parte de ellos a cargo de unas “Células Comunistas Combatientes” (CCC) que en realidad fueron organizadas por la extrema derecha y que utilizaron armas y explosivos procedentes de una acción clandestina de entrenamiento de las fuerzas especiales americanas en la localidad de Vielsalm en la que murió un oficial de la policía belga.

Particularmente actual e inquietante ha sido la impresión manifestada por Kramer en el juicio de Luxemburgo de que la estructura del “stay Behind” continúa activa en Alemania y que el escándalo de la célula neonazi NSU, cuyo juicio comienza el miércoles en Munich podría estar relacionado. El caso “Clandestinidad nazi” (NSU) es el asunto de terrorismo más grave registrado en la Alemania de los últimos veinte años y ha venido marcado por una misteriosa ineficacia de los servicios secretos. Durante más de una década el grupo responsable de diez asesinatos, nueve de ellos xenófobos, dos atentados con bomba y más de una docena de atracos entre 1998 y 2011, actuó impunemente sin que oficialmente fuera detectado.