3 de diciembre de 2011

DERIVADOS

Alfredo Zaiat. Página 12

Joseph Stiglitz afirmó que el International Swaps and Derivatives Association (ISDA) influye en forma determinante en las decisiones del Banco Central Europeo. En una conferencia, bajo la convocatoria “¿Puede el capitalismo ser salvado de sí mismo?”, organizada por el Instituto de Estudios Económicos de Galicia Pedro Barrié de la Maza, el Premio Nobel de Economía no construyó una teoría conspirativa sino que describió cómo intervienen los intereses del poder financiero en la actual crisis en Estados Unidos y Europa. Stiglitz explicó que en el Banco Central Europeo las medidas son inducidas por integrantes del ISDA. “Es inaceptable que se confíe la toma de decisiones a un grupo determinado de particulares, sobre todo a este grupo”, sentenció. Esa organización reúne las entidades que operan en el mercado de derivados, instrumentos financieros sofisticados y muy especulativos. Fue constituida en 1985, y hoy cuenta con 834 instituciones miembro de 57 países en seis continentes. Entre los participantes se encuentra la mayoría de las entidades financieras más grandes del mundo, además de gestores de activos, empresas de energía y materias primas, aseguradoras, bufetes de abogados y Bolsas. No pocos analistas consideran que la expansión de los derivados es una de las principales causas de la debacle de las potencias y de la dificultad para superar la crisis. En Estados Unidos, en el segundo trimestre de 2008, cuando quebró el banco de inversión Lehman Brothers precipitando una situación de estrés financiero global que aún perdura, según un relevamiento realizado por el Bank for International Settlements (BIS, el banco central de las bancas centrales), los derivados sumaban 182 billones de dólares, equivalentes a 12 veces el PIB de ese país. A nivel global la suma es impactante: 684 billones de dólares, once veces el PIB mundial de 63 billones en 2010, según el Banco Mundial.
Semejante monto explica el poder del ISDA para influir sobre gobiernos, orientar medidas de entes de regulación de los mercados y dejar al descubierto la debilidad del liderazgo político de las potencias económicas. El aspecto peculiar de la actual fase del capitalismo global es que la influencia determinante de ese grupo de poder es por un negocio financiero de sumas de dinero extravagantes que no existen. Ese dinero no tienen materialidad en billetes. Son derivados.

¿QUÉ SON ESOS INSTRUMENTOS FINANCIEROS?
A grandes rasgos, son acuerdos que se negocian entre las partes sobre variaciones de precios relacionadas a un activo subyacente, es decir “derivan” del valor de otro activo. O sea, el inversor no compra activos como acciones o bonos de una empresa, materias primas como petróleo o soja, o créditos hipotecarios otorgados por bancos. Adquiere uno que refleja la variación de precios que pueda haber del petróleo o de acciones, por ejemplo, y que no tiene representación física, sino que sólo se registran contablemente como una operación electrónica. Son transacciones virtuales. Es un estadio superior del éxtasis de la especulación.
El Banco Morgan Stanley calculó que la capitalización en acciones (es decir, el valor del stock de papeles empresarios) en todo el mundo era de 37 billones de dólares en 1990, monto que creció hasta 51 billones en 2006. A la vez, el valor nominal de los derivados financieros en 1990 era de 5,7 billones de dólares, mientras que a finales del 2006 era de 415 billones de dólares. El valor en derivados alcanzó ocho veces más que la capitalización de acciones, mientras que en 1990 la relación era casi inversa cuando el valor de las acciones era 6,5 más grandes que los derivados.
Para los protagonistas de este negocio se trata de innovaciones financieras, creadas para que operadores y grandes empresas tengan un instrumento para la gestión de riesgo, al sostener que así cubren sus inversiones en diferentes activos con sus derivados. Dicen que lo hacen con bajos costos de intermediación: la negociación de este tipo de productos es bilateral en el denominado Over The Counter, es decir, que no se transan en un mercado organizado abierto con reglas determinadas (Bolsas). Esto permite jugar casi sin límites, fuera del alcance de los órganos de regulación del sistema formal, facilitando un apalancamiento importante. Esto significa que con poco capital se pueden realizar grandes inversiones y tener rendimientos más abultados sobre el pequeño capital inicial.
El riesgo que se asume se encuentra en la eventualidad de una evolución desfavorable del precio del activo utilizado para construir el “derivado”. Cuando bajan las cotizaciones, la inversión registra pérdidas mayores al capital comprometido, entonces se debe aportar mayor cantidad de dinero líquido para cubrir esas pérdidas del margen sufridas. Como los derivados tienen una fluctuación más volátil que el activo principal (subyacente), en contextos de crisis casi todos los protagonistas del mercado tienen problemas de capital. Por ese motivo, las bancas centrales no saben cuál es el monto potencial de las pérdidas de los bancos. En ese barril sin fondo, se van renovando e incrementando los fondos de asistencia oficial para salvarlos y para que no se obture el circuito del crédito a empresas, al consumo y entre bancos. Desde el estallido de la crisis en septiembre de 2008 ha habido varios rescates globales millonarios, como el acuerdo de las bancas centrales de las potencias anunciado esta semana.
Durante décadas, el titular del Citibank era la figura-símbolo de la banca internacional y representante del lobby de los intereses del mundo financiero. John Reed, del Citi, fue durante los ’90 un actor relevante de las finanzas globales, y detrás se ubicaban los bancos de inversión Merrill Lynch, Goldmand Sachs, entre otros. Antes, fue el Chase Manhattan con los Rockefeller, y siempre el JP Morgan. ¿Quiénes son las figuras mundiales del negocio de derivados agrupados en ISDA señaladas por Stiglitz? Su presidente entre 1988 y 1992 fue Mark C. Brickell, del JP Morgan, quien contribuyó de manera sustancial a impedir que el Congreso de los Estados Unidos apruebe leyes de regulación de los productos derivados. Hoy su presidente es Stephen O’Connor, del Morgan Stanley, y su vice es Michele Faissola, del Deutsche Bank. Pero el control del ISDA es del director ejecutivo de la institución, ejercido por Conrad Voldstad, quien comenzó su carrera en JP Morgan, luego pasó a Merrill Lynch hasta crear una compañía financiera dedicada a derivados, Arlington Colina Investment Management. El vicepresidente ejecutivo es Robert G. Pickel, que trabajó en Amerada Hess Corporation, una compañía internacional de petróleo y gas, entre 1991 y 1997. El director general adjunto es George Handjinicolaou, quien se desempeñó en varias instituciones financieras globales, incluyendo Dresdner Kleinwort Benson, Union Bank of Suiza, el Banco Mundial, Merrill Lynch y Bank of America. Fue fundador y socio director de Etolian Capital Management, en la que ofreció servicios de consultoría a las empresas de gestión de activos relacionados con derivados municipales y derivados de crédito en dificultades. Pickel reemplazará a Voldstad, que pasará a ser asesor principal, a partir del 1º de enero de 2012. Al anunciar el paso de mando afirmó que “ISDA tiene una historia increíble de trabajar en favor de los mercados de derivados OTC y sus contribuciones son inigualables entre las asociaciones de comercio a nivel mundial”. “Estoy encantado de pasar a colaborar con Bob Pickel para abordar las cuestiones clave que enfrentan nuestros mercados. Hemos dado pasos importantes con claridad y estoy seguro de que Bob es la persona adecuada para llevar adelante la Asociación hacia sus objetivos clave”, señaló Voldstad, quien sabe cuál es la tarea que su reemplazante tiene por delante. Pickel ha sido una figura muy visible en los debates para regular los derivados OTC, también ha sido un activo participante en testimonios ante el Congreso de Estados Unidos y encabeza las conversaciones con los organismos reguladores de Europa y Asia. Ellos son las personas a las que se refería Stiglitz.

NOTA ACLARATORIA DEL EDITOR DEL BLOG: Joseph Stiglitz es un economista neokeynesiano, por tanto partidario de un “capitalismo de rostro humano”. Es también una referencia intelectual y económica para la “izquierda indignada”. La búsqueda de caminos para una revolución socialista está muy lejos de las apetencias de uno y otra. Lo suyo es ser “críticos” dentro del sistema.
Los neokeynesianos actúan en sus discursos críticos con el cinismo de quienes aparentan ignorar que no hay territorio intervencionista sobre el capitalismo al que volver porque los Estados carecen de control alguno sobre la economía y si llegaran a adquirirlos tendrían que acabar con el capitalismo porque éste ya no se aviene a ningún pacto social, cosa que ni los Estados ni los propios “neokeynesianos críticos” desean. Pronto sus peroratas nos sonarán tan vacías e inútiles para resucitar al agónico enfermo capitalista como las de los liberales. ¿Qué hará entonces esa “izquierda indignada” y keynesiana que tiene a los Stiglitz como pensadores económicos de referencia? Cuando los hechos demuestren que tampoco la intervención pública resuelve las contradicciones fundamentales del capitalismo que le están llevando a su lento fin, ¿qué hará entonces esa “izquierda indignada”, llamará entonces a la revolución socialista o continuará hablando de “cambiar el modelo”, que no es otra cosa que volver a Keynes?

“Stiglitz es el autor de Whither Socialism, un libro no técnico que proporciona una introducción a las teorías que explican el fracaso de las economías socialistas en Europa del Este y al rol de la información imperfecta en los mercados...En el año 2006 publicó ¿Cómo hacer que funcione la globalización?, una crítica del actual orden económico mundial con diversas propuestas para tratar de reencauzar la globalización.” http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Stiglitz

2 de diciembre de 2011

LA RESERVA FEDERAL ORQUESTÓ RESCATE SECRETO DE BANCOS INYECTANDO 7,7 BILLONES DE DÓLARES

InSurGente


La banca mundial recibió ayudas por valor de más de la mitad del PIB de EEUU sin el conocimiento del Congreso de EEUU, obteniendo con ellas un beneficio de 13.000 millones de dólares. Este rescate encubierto se organizó mediante préstamos secretos a intereses prácticamente inexistentes. Y mientras, las entidades mintieron públicamente sobre su salud financiera, se dedicaron a crecer y a seguir pagando a sus empleados salarios astronómicos.Según recoge la revista Bloomberg Markets, la FED llegó comprometer 7,77 billones de dólares entre 2007 y 2009, incluyendo garantías además de préstamos, para salvar al sistema financiero mundial. Entre los bancos que recibieron las ayudas se encuentran los españoles Santander y BBVA, que obtuvieron unos beneficios de 96,2 y 84,1 millones de dólares, respectivamente, gracias a ello.A parte de esto estaba el rescate oficial del TARP (Trouble Asset Relief Program), que ascendió a 700.000 millones de dólares.El día más terrible fue el 5 de diciembre de 2008, cuando la banca necesitó 1,2 billones de dólares. Aquel día, Wall Street cerró con subidas de más del 3% con una fuerte remontada a última hora liderada por el sector financiero, después de caer durante la mayor parte de la sesión.También en esa jornada se nombró a Ken Lewis, consejero delegado de Bank of America, banquero del año: unos días antes, el 26 de noviembre, su banco debía 86.000 millones encubiertos a la FED y había necesitado préstamos de emergencia para completar la adquisición de Merrill Lynch.Desde la FED se asegura que prácticamente todos los préstamos han sido devueltos y no ha habido pérdidas para el contribuyente. Sin embargo, su actuación siembra dudas porque permitió mantener con vida a instituciones quebradas que además aprovecharon ese dinero para crecer más y seguir repartiendo salarios y bonus desorbitados entre sus empleados.Estas nuevas revelaciones llegan gracias a que Bloomberg LP ganó un juicio contra la FED y un grupo de grandes bancos estadounidenses, lo que forzó a que se hicieran públicos los detalles de las operaciones entre el banco central y el sector financiero.La FED argumentaba que publicar estos datos en su momento crearía un estigma que cerraría el crédito a las entidades que utilizaran al banco como prestamista de último recurso.Préstamos sin interesesLa FED ha realizado préstamos de emergencia a través de la llamada ventanilla de descuentos desde su fundación en 1913, pero a partir de agosto de 2007 creó numerosas herramientas para ayudar al sector financiero, y a finales de 2008 ya había creado 11 facilidades de crédito distintas.Normalmente, estos préstamos de emergencia son más caros para que los bancos no abusen de este privilegio. Sin embargo, durante la crisis, estos préstamos de la FED fueron los más baratos del mercado, llegando a un mínimo del 0,01% en diciembre de 2008, como ya se publicó en primavera de este año.Estos programas de emergencia iban “mano a mano” con el TARP, explica Sherrill Shaffer, profesor de la Universidad de Wyoming y ex economista jefe de la FED de Nueva York. El TARP ayudó al banco central a aislarse de las pérdidas, mientras que la decisión de la FED de dar financiación ilimitada a la banca permitió que ésta no se colapsara, protegiendo a su vez el dinero que el Tesoro puso para el TARP.“Aunque el Tesoro estuviera en los titulares, era la FED quien realmente estaba orquestándolo”, añade Shaffer.Por ejemplo, Bank of America y Citigroup recibieron oficialmente 45.000 millones de dólares del TARP. Sin embargo, al mismo tiempo estaban recibiendo préstamos regalados de manera secreta por la FED, llegando tocar picos de cerca de 100.000 millones de dólares a comienzos de 2009 en ambos casos.Secretismo absolutoEl problema es que los congresistas no sabían nada de que se estuviera organizando un rescate que permitió que Morgan Stanley recibiera 107.000 millones de dólares en septiembre de 2008, poco después de la caída de Lehman Brothers. Incluso los miembros del gobierno de George W. Bush que gestionaban el TARP desconocían estas actividades.Judd Greg, ex senador republicano de New Hampshire y que encabezó las negociaciones sobre el TARP, asegura que “no sabíamos los detalles”. Gregg es ahora asesor de Goldman Sachs.Teníamos conciencia de que se estaban llevando a cabo esfuerzos de emergencia, pero no sabíamos los detalles”, añade Barney Frank, congresista demócrata que presidía el Comité de Servicios Financieros de la Cámara.Frank fue también uno de los impulsores de la reforma de Wall Street con la que se pretendía acabar con los excesos de la industria financiera. El Congreso debatió esa reforma en 2010 sin el conocimiento completo del nivel de dependencia de la FED que tenían las entidades financieras, denuncia Bloomberg.Bancos demasiado grandes para caerMientras, las grandes entidades estadounidenses siguieron creciendo y siguieron pagando a sus empleados tanto como en los momentos más álgidos de la burbuja inmobiliaria.En concreto, los activos de los seis mayores bancos crecieron un 39% entre septiembre de 2006 y septiembre de 2011, hasta alcanzar los 9,5 billones de dólares. Los empleados de estas entidades vieron crecer sus compensaciones un 20% en esos cinco años, siendo el salario media el mismo en 2010 que en 2007, antes de la crisis y los rescates.Estas ayudas encubiertas de la FED permitieron, por ejemplo, que Wells Fargo comprara Wachovia, que estaba recibiendo préstamos secretos por valor de 50.000 millones para evitar su colapso. Algo similar se hizo con Bear Stearns, que recibió 30.000 millones para mantenerse a flote y que JP Morgan pudiera finalizar su adquisición.“Cuando ves los dólares que obtuvieron los bancos es difícil decir que eran instituciones exitosas”, asegura Sherrod Brown, senador de Ohio que intentó introducir una ley en 2010 para limitar el tamaño de las entidades. “Esto es un tema que puede unir al Tea Party con Occupy Wall Street (NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: hace tiempo que esas conexiones han sido sugeridas por conocedores de la realidad de ambos movimientos: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com/2011/11/como-el-tea-party-apoya-al-movimiento.html) . Hay congresistas en ambos partidos que cambiarían sus votos ahora”.Esta propuesta de Ley habría obligado a las seis mayores entidades a reducir su tamaño, pero la banca consiguió salirse con la suya argumentando que sería “castigar el éxito”, recuerda Brown. Pero ahora que se sabe la cantidad de dinero que necesitó el sector puede que los senadores y representantes pensaran distinto.Kauffman concluye: “No estamos en absoluto, preparados para otra crisis financiera”.Fuente: http://www.insurgente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=9552:reserva-FEDeral-orquesto-rescate-secreto-de-bancos-inyectando-77-billones-de-dolares&catid=98:imperio&Itemid=527