21 de abril de 2011

ERIC TOUSSAINT: "UNA REBELIÓN EN EUROPA ES POSIBLE"



Entrevista realizada por David Muratore Rosario (Argentina), 19 de abril de 2011.

Eric Toussaint estuvo en Rosario invitado por distintas organizaciones sociales (la CTA Rosario entre ellas) y dejó varias definiciones sobre la economía mundial y la del sur de América. “La rebelión popular en algunos países de Europa es posible” afirmó. Alertó también sobre el crecimiento de las tasas de interés en el norte, lo que acarrearía graves problemas a las economías dependientes. “Hay que investigar la deuda ilegítima, no pagarla e invertir en fuentes de financiamiento propio, como el banco del Sur” recomendó para América Latina.
Economista e historiador, su primer trabajo “y por diez meses en 1973” fue periodista deportivo, concretamente comentaba partidos de fútbol para un diario belga, aunque se declara no futbolero ya que detesta el negocio que lo rodea.

La crisis económica y financiera mundial va a durar entre 10 y 15 años más
“La crisis económica y financiera mundial va a durar diez o quince años más en los países industrializados” rompe el hielo el economista belga en una charla con el equipo de Comunicación de CTA Rosario y el periodista Álvaro Torriglia de La Capital. El belga explica que la situación para los países del sur es distinta, “tienen una coyuntura favorable gracias a los altos precios de las materias primas, y debido a la situación de China como locomotora de la economía mundial”. Otro de los temas alentadores para el sur del mundo - por ahora- son las bajas tasas de interés en los países del primer mundo “que le permiten a los países emergentes poder cumplir con los pagos de la deuda sin que esto afecte demasiado sus economías ya que pagan un precio relativamente bajo, sostenible”. Pero acá viene la primera advertencia: “Esta bonanza depende de factores que son ajenos a América latina, a África y gran parte de Asia, esta política sigue dependiendo de las decisiones de los bancos centrales y privados del norte y de la bonanza económica de China”. Pero esto, según Toussaint de ninguna manera desarma la situación que provocó la crisis internacional. “Las bajas tasas de interés que aplica desde 2008 Estados Unidos y desde 2009 Europa permitió a empresas que estaban al borde de la bancarrota refinanciarse y a los bancos que tenían activos tóxicos, también refinanciarse; esto alivió la crisis, pero con la inyección masiva de dólares y de euros en el sector financiero tenemos una liquidez enorme, gran parte de la cual va a actividades especulativas vinculadas a las materias primas, alimentos y títulos de la deuda pública de países europeos, como Grecia, Portugal, España e Irlanda. Lógicamente los bancos centrales deberían subir esas tasas ahora, con lo cual disminuirían la inflación de estas nuevas burbujas, pero a la vez las harían explotar, lo que traería nuevamente bancarrotas, y apenas se suba la tasa de interés, el costo de la deuda pública aumenta, y de hecho esto está pasando, hace pocos días el Banco Central Europeo aumentó las tasas. De cómo se dé este incremento dependen mucho las economías del sur.”

La alternativa del no pago de la deuda para los países europeos periféricos
Eric Toussaint ve como posible la entrada en default de varios países europeos. “El caso argentino está en discusión en Europa” asegura. “La suspensión de pagos de la deuda pública es una posibilidad cierta en países como Grecia, Portugal o Irlanda e inclusive España”. Y para que no parezca una locura, enfatiza: “Es una discusión evidente, y está en el The Financial Times o lo puede ver en el último número de The Economist. A todo esto, los movimientos sociales como el nuestro - El Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo www.cadtm.org - venimos sosteniendo eso. Eric Toussaint propone la suspensión de pagos, realización de auditorías -“esta es la diferencia con Argentina” aclara- para detectar la parte ilegítima y forzar a los tenedores de bonos a aceptar anulaciones o reestructuración con reducción del stock de la deuda” propone el economista belga.

Insisten con las viejas recetas neoliberales
A pesar de esta discusión sobre la salida de la crisis de varios países europeos a través de la cesación de pagos, las políticas que los gobiernos están aplicando son las mismas recetas neoliberales de siempre, explica Eric Toussaint. “Insisten con privatizaciones millonarias, como en Grecia, un pequeño país donde piden privatizaciones por mas de 70 mil millones de dólares” dice para ejemplificar el modelo seguido, “pero la protesta es también fuerte” aclara, y se va acercando a una idea que es el título de esta nota “no se debe descartar que pueda haber un viraje en un momento dado producto del crecimiento de estas protestas”, se acerca aún más: “Yo digo que estamos en una situación tipo gobierno de De la Rúa, Domingo Cavallo, en Europa esta es la situación actual, pero después ocurrió lo que ocurrió en diciembre de 2001 en Argentina”. Eric Toussaint ve que este tipo de “virajes” es posible en países como Irlanda, Portugal o Grecia. Pero luego hace una aclaración: “esto puede también demorar años, porque está claro que las izquierdas tradicionales europeas cuando llegan al poder, siguen las recetas neoliberales, por lo que para que haya un cambio debiera haber también una crisis en este tipo de orientación, es decir, la crisis de los partidos tradicionales de izquierda europeos.” “Lo vemos con los gobiernos socialistas de Portugal y Grecia” ejemplifica. En Europa puede haber una rebelión popular de las magnitudes del Argentinazo o de los levantamientos contra las dictaduras del norte de África. Ante la pregunta de si veía condiciones objetivas para levantamientos populares en los países de la periferia europea (Grecia, Irlanda o Portugal), Toussaint fue tajante. “Sí, definitivamente que sí”. Hasta ahora las protestas han ido por el camino tradicional, explica el belga, “huelgas generales, sin desbordamientos, salvo en Islandia donde hubo rebelión en las calles” – Islandia es un país de apenas 350 mil habitantes, a pesar de lo cual las protestas contra los culpables de la Crisis se convirtieron en un hito- “y dos veces en distintos referéndum rechazaron el pago de la deuda externa de Islandia”.
Luego, Eric Toussaint elige un camino de pensamiento según el cual las últimas rebeliones en el norte de África podrían tener también algún rebote en los países más afectados por la crisis en Europa. La cercanía con el área mediterránea de Europa, en especial de Grecia y España, y una importante masa de trabajadores cuyo origen son esos países africanos dan sustento a esta posibilidad. Sin llegar a decir que serían el “sujeto de la rebelión europea”, explica que “si se han enfrentado en noráfrica con regímenes absolutistas y violentos, porque no hacerlo contra gobiernos, como los europeos, que no respetan la voluntad popular”. El hartazgo se ve reflejado también en el voto. Posteriormente “leyó” el voto europeo, y en todos los casos Eric Toussaint ve un hartazgo que se refleja en buscar alternativas opositoras, inclusive en la extrema derecha. Es, según el belga, una muestra más del hartazgo con respecto a la política económica llevada a cabo por los tradicionales partidos europeos, tanto de centro izquierda como de centro derecha. Obviamente, en donde el electorado se corre a la derecha, la rebelión parece alejarse. Hungría y Finlandia son ejemplos de este viraje a la derecha, y un voto ya no demasiado marginal de derecha en Francia.

¿Hacia el final del Euro?, Centro / periferia europea
La crisis europea tiene otros signos además de los movimientos sociales de izquierda que propugnan el no pago de las deudas ilegítimas o de un voto más o menos marginal a la derecha o a la izquierda. “El Euro está en crisis” afirma Eric Toussaint, “Son varios los países donde hay sectores de la opinión que están pensando en salirse de esta moneda, es una discusión abierta”.
Luego el economista propone una agenda con los temas más importantes: “Tema principal: deuda, auditoría de deuda, pagar o no. Segundo tema: salir o no del Euro de parte de países como Grecia, Portugal e Irlanda. En los países de la Europa periférica, explica el economista, la Unión Europea tenía mucha popularidad entre los países más atrasados de Europa a fines de los 60 y principio de los 70, porque significaba incluso alejarse de experiencias totalitarias que se habían dado en España, Portugal y Grecia. Hoy ese contexto ya no existe. También había transferencia de capitales de Alemania, Francia y Benelux (Bélgica, Holanda, Luxemburgo) hacia esos países, hecho que hoy tampoco existe. “Más bien hoy tenemos una relación Centro – Periferia dentro de la Unión Europea desfavorable a la periferia” indica el belga. “¿Quiénes son los dueños de los títulos de la deuda de Grecia?” se pregunta, para contestar: “banqueros alemanes y franceses en un 50 por ciento, seguido de belgas, holandeses y británicos; lo mismo sucede con las deudas de España, Portugal e Irlanda”, por lo cual los países más pobres de Europa están transfiriendo sus recursos a los países centrales de ese continente. Esto está generando un sentimiento de antipopularidad en estos países. “En los medios de comunicación dominantes de Alemania y tambien de Europa en general se quiere presentar a Alemania ayudando a los países europeos periféricos, cuando no es así, esa “ayuda” alemana vuelve al sector privado financiero de ese país”.

Los países del Sur y la deuda
“El problema en América Latina, por ejemplo, es que los gobiernos descuidan lo que puede ocurrir en el futuro, consideran que el pago de la deuda es sostenible, por las actuales tasas de interés que son bajas, y entonces no hacen nada, o peor, se endeudan rápidamente” afirma Eric Toussaint, aunque aclara que “Argentina no es el caso, no se ve un nuevo endeudamiento acelerado” aunque sí lo están haciendo los países cuya entrada de divisas se debe fundamentalmente al petróleo. “Es un descuido muy grave” alerta Eric Toussaint, porque lo que habría que hacer es “aprovechar esta situación en la cual las reservas son altas para hacer dos cosas: Auditar la deuda, identificar la parte ilegítima, y suspender esta última para reducir de manera radical el stock y acelerar el ritmo de la integración regional”.

El Banco del Sur, objetivo necesario
Una política necesaria y viable que deben emprender los países de Latinoamérica, según Eric Toussaint es activar el Banco del Sur, colocar parte de las reservas en ese banco y lograr financiar proyectos regionales gracias a este banco latinoamericano sin tener que pedir dinero prestado al BID, al Banco Mundial o al FMI o a los mercados financieros internacionales. Eric Toussaint marca aquí una alerta para los países emergentes: “se está perdiendo un tiempo precioso y la situación puede degradarse rápidamente por falta de previsión, por lo que quiero alertar a la opinión pública de los peligros, que no son inmediatos, pero no se puede prever el ritmo de aumento de las tasas de interés en el norte, pero es claro que el aumento de las tasas es la tendencia, y eso va afectar a los países del sur.”
Eric Toussaint termina su café con leche en el bar del micro centro de Rosario en donde se realizó la entrevista; le pregunta al cronista de La Capital la tirada de ese diario, lo que sirve de argumento para contarle el intento de atropello de la patronal de ese multimedios y la respuesta de trabajadores primero, y del pueblo rosarino después. ¿Y cómo terminó?, pregunta y ante el ganamos nosotros, los trabajadores, esboza una sonrisa y dice “Muy bien” más para si que para sus interlocutores.

18 de abril de 2011

VIENTOS DE CAMBIO EN EL MUNDO ÁRABE Y MÁS ALLÁ



Immanuel Wallerstein. Kaosenlared.net

Hace 51 años, el 3 de febrero de 1960, el entonces primer ministro de Gran Bretaña, Harold Macmillan, un conservador, pronunció un discurso frente al Parlamento sudafricano, gobernado por el partido que había levantado el apartheid como base de su gobierno. Fue entonces que pronunció lo que ha venido a llamarse el discurso de los vientos de cambio. Vale la pena recordar sus palabras. Vientos de cambio soplan por todo el continente, y nos guste o no, el crecimiento de una conciencia nacional es un hecho político. Debemos aceptarla como un hecho político, y nuestras políticas nacionales deben tomarla en cuenta.
El primer ministro de Sudáfrica, Hendrik Verwoerd, no apreció esas palabras y rechazó sus premisas y su consejo. El año 1960 vino a ser conocido como el año de África, porque 16 colonias se transformaron en estados independientes. De hecho, el discurso de Macmillan reconocía la cuestión de que en esos estados de la mitad sur del continente había grupos significativos de colonos blancos (y con mucha frecuencia grandes recursos minerales), que se oponían a la idea misma de que hubiera un sufragio universal puesto que los africanos negros constituirían la abrumadora mayoría de votantes.
Macmillan no era ni de lejos un radical. Explicó sus razonamientos en términos de ganarse a la población de Asia y África para el bando occidental en la guerra fría. Su discurso fue significativo en tanto fue un signo de que los dirigentes de Gran Bretaña (y por consiguiente los de Estados Unidos) consideraban que la causa de la dominación blanca en las elecciones era un asunto perdido que podría arrastrar a todo Occidente. Los vientos siguieron soplando, y en un país tras otro ganó la mayoría africana, hasta que en 1994 Sudáfrica misma sucumbió al sufragio universal y eligió a Nelson Mandela como presidente. En el proceso, sin embargo, los intereses económicos de Gran Bretaña y Estados Unidos se conservaron más o menos.
Hay dos lecciones que pueden extraerse de esto. Una es que los vientos de cambio son muy fuertes y probablemente es imposible resistirlos. La segunda es que una vez que los vientos barren los símbolos de la tiranía, no hay certeza de lo que habrá de seguir. Una vez que caen los símbolos, todo mundo los denuncia en retrospectiva. Pero todo el mundo busca también que se preserven sus propios intereses en las nuevas estructuras que emerjan.
La segunda revuelta árabe que comenzó en Túnez y Egipto ahora abarca a más y más países, y no hay duda de que más símbolos de la tiranía caerán o concederán modificaciones importantes a sus estructuras estatales internas. ¿Pero quién retendrá el poder? En Túnez y Egipto ya vemos una situación en que los nuevos primeros ministros eran figuras clave en el régimen previo. Y el ejército en ambos países parece decirle a los manifestantes que dejen de protestar. En ambos países, hay exiliados que han regresado a casa a asumir puestos, y buscan continuar y expandir lazos con los mismos países de Europa occidental y Norteamérica que apoyaban a los regímenes previos. Es cierto que las fuerzas populares contratacaron, y por lo menos pudieron forzar la renuncia del primer ministro.
En plena Revolución Francesa, Danton aconsejaba: audacia, más audacia, la audacia siempre. Un buen consejo tal vez, pero Danton fue guillotinado no mucho tiempo después. Y quienes lo guillotinaron fueron a su vez guillotinados. Después de gobernar Napoleón, vino la restauración, y luego 1848, y luego la Comuna de París. Para 1989, en el bicentenario, virtualmente todo mundo estaba en favor de la Revolución Francesa, pero uno podría preguntarse con toda razón si la trinidad de la Revolución Francesa –libertad, igualdad, fraternidad– se ha cumplido en los hechos.
Hay algunas cuestiones que son diferentes ahora. Los vientos de cambio son ahora en verdad mundiales. Por el momento su epicentro es el mundo árabe, y los vientos siguen soplando con ferocidad ahí. Sin duda, la geopolítica de la región no volverá a ser la misma nunca. Los lugares clave en los cuales fijar la vista son Arabia Saudita y Palestina. Si la monarquía saudita es sometida a serios desafíos –y es probable que eso ocurra– ningún régimen del mundo árabe se sentirá seguro. Y si los vientos de cambio conducen a que las dos principales fuerzas políticas en Palestina se den la mano, tal vez aun Israel tenga la necesidad de adaptar sus nuevas realidades, le guste o no, para tomar en cuenta la conciencia nacional palestina –parafraseando a Harold Macmillan.
Sobra decir que Estados Unidos y Europa occidental están haciendo todo lo que está a su alcance para canalizar, limitar o dirigir los vientos de cambio. Pero su poderío no era el que solían tener. Y los vientos de cambio soplan en sus mismos territorios. Ése es el modo de los vientos. Su dirección e impulso no son constantes y por tanto no son predecibles. Esta vez los vientos son muy fuertes. Puede ya no ser fácil canalizarlos, limitarlos o dirigirlos.