19 de enero de 2011

SÓLO HAY UN CAMINO PARA IMPEDIR LAS AGRESIONES SOCIALES: LA LUCHA Y ORGANIZAR LA HUELGA GENERAL


¿Qué ha ocurrido para que las direcciones de CCOO y UGT se hayan tragado tanto la provocación de Zapatero, como sus propias palabras y advertencias? ¿Qué sucedió en la aireada reunión “secreta”?



La inquietud se ha disparado entre amplios sectores de la izquierda social y política ante el curso de las negociaciones entre gobierno y sindicatos, ampliada posteriormente  a la patronal CEOE, y que pretende la complicidad de la mayoría de los grupos con representación parlamentaria.
El giro negociador ha provocado desconcierto, desconfianza, desmoralización y rechazo. No es para menos si tenemos en cuenta que pocos días antes, en el acto de cierre de la manifestación sindical de 18 de diciembre contra la reforma de las pensiones,    los dirigentes de CCOO y UGT reafirmaron la oposición sindical a cruzar las líneas rojas de la reforma, en particular el retraso de la jubilación a 67 años con carácter obligatorio, y Toxo amenazó con una nueva Huelga General en enero.
Apostar al proceso de negociación  para detener el proyecto de reforma de pensiones del gobierno es cuanto menos iluso y conlleva graves riesgos de todo tipo, sobre todo, cuando el propio Gobierno busca sin ambages la derrota y rendición de la oposición sindical a las reformas antisociales. Hasta la fecha el Presidente   Zapatero ha repetido machaconamente su determinación de reformar el sistema de pensiones y elevar la edad de jubilación a 67 años, es más, ante el nuevo foro que reúne la gran Banca y las grandes empresas, y que contó en la ocasión con la presencia de un representante del imperio, proclamó de manera servil que el gobierno llevará adelante la reforma haya o no acuerdo con los sindicatos… 
¡Que provocación de Zapatero a los sindicatos que en esos días se reunían con voluntad declarada de llegar a un acuerdo!
¿Qué ha ocurrido para que las direcciones de CCOO y UGT se hayan tragado tanto la provocación de Zapatero, como sus propias palabras y advertencias? ¿Qué sucedió en la aireada reunión “secreta”  entre Zapatero, Valeriano, Cándido y Toxo antes de finalizar 2010? ¿Qué amenazas y chantajes se realizaron para que se haya producido este cambio de actitud en Cándido y Toxo?
Que el Presidente del gobierno capitulara en la pasada primavera ante las presiones de los grandes poderes económicos europeos e internacionales, incluida la imperial llamada al orden de Obama, y en un giro de 180 grados se lanzase a un programa de ajuste antisocial y de reformas regresivas como es la reforma laboral, no impidió, a pesar de los titubeos iniciales, que CCOO y UGT convocaran y organizaran la Huelga General   del pasado 29 de septiembre.
¿Qué nuevos datos y circunstancias han surgido para aparcar tanto la Huelga general anunciada para Enero como la manifestación estatal prevista para el 22 del mismo mes en Madrid?  La explicación que en medio de una negociación no procede la movilización no es de recibo, y desde luego, la desconvocatoria de la manifestación no tiene justificación cuando además el Sr. Presidente ejerce su nuevo talante chantajista y provocador.
Entre las posibles “nuevas circunstancias” que circulan “vox populi” está la amenaza de retirada de los subsidios y ayudas del Estado a los sindicatos, pero ello no es nuevo y a su pesar se convocó la pasada Huelga General. En cualquier caso   es un factor disuasorio nada despreciable   en manos del Estado burgués, de sobras   conocido por un movimiento sindical que a lo largo de su historia ha defendido el principio de autonomía e independencia sindical, aunque en los últimos tiempos ha relajado su observancia y con ello se ha debilitado y expuesto a las presiones de los poderes del sistema. Conviene recordar que la fuerza de los sindicatos reside en el apoyo de los trabajadores/as, en su nivel de conciencia y capacidad de movilización,  y en consecuencia defraudar la confianza de la clase trabajadora tiene un coste mucho mayor que perder los subsidios estatales.
Entre las nuevas circunstancias hay quienes señalan la perspectiva del “rescate” de España por la Unión Europea ante la crisis de la deuda soberana, que afecta también a otros países de la periferia como Portugal y amenaza de manera creciente a Italia, Bélgica, etc., y que podría desencadenar un colapso de la propia Unión Europea.
Se especula que para evitar dicho “rescate” y la intervención de la Unión Europea sobre la economía española con un paquete de medidas de ajuste y recorte social todavía más duras, los sindicatos han entrado a negociar la reforma de las pensiones,   en un marco de negociación más amplio –reforma laboral, negociación colectiva (ultraactividad convenios), la cuestión energética, industrial, políticas activas de empleo, etc.
Conceder visos de fundamento a esta especulación rechina con los análisis y declaraciones que han realizado los propios sindicatos cuando cuestionan, con toda razón, que una reforma de pensiones que el gobierno justifica para garantizar su viabilidad en el futuro a largo plazo, 30 a 40 años, no tiene efectos para salir de la crisis ni a corto plazo ni a medio plazo.
En efecto, pero además, ninguno de los temas que se han situado en la mesa de negociaciones, tiene efectos inmediatos o significativos para superar la crisis económica. 
Así pues, las direcciones de UGT y CCOO deberían considerar las terribles consecuencias que sobre su propia credibilidad y la de sus organizaciones, así como los efectos desmoralizadores sobre la clase trabajadora,   y sobre la unidad de la izquierda   tendría  un “Pacto de Estado” trufado de renuncias y claudicaciones, y sazonado con algunas concesiones. Efectos  que se verían agravados si además no pudiera evitarse el “rescate” de España o el colapso de la UE como consecuencia  de la agudización y estallido  de la crisis  financiera española y europea, o por un rebrote de la crisis en EEUU o en otra región económica del planeta.  Tampoco las concesiones que pudieran obtenerse (mantener la ultraactividad en los convenios, etc.) estarían garantizados ante una nueva ofensiva antisocial de los poderes económicos y de la UE…
En las condiciones que se negocia, y tras los últimos vaivenes de los dirigentes de CCOO y UGT, es lógico que crezca el desasosiego sobre su comportamiento ante   tal cúmulo de presiones y chantajes desde tantos lugares y tan variopintas, en definitiva si serán capaces o no de conservar la lucidez y la lealtad a los intereses de la clase trabajadora.
Nadie espera que se comporten como salvadores, y menos de una crisis que ha sido provocada por el desorden neoliberal.
Nadie les exige un comportamiento de hombres de estado para el que no han sido elegidos.
Se espera y se les exige  que defiendan los intereses de la clase trabajadora, con el apoyo y participación de millones de trabajadores y trabajadoras, en activo y en paro, de numerosos ciudadanos/as y gentes solidarias.
El presidente Zapatero al enfatizar su giro antisocial con la frase “cueste lo que le cueste” expresaba  su disposición a inmolarse en beneficio de los objetivos del neoliberalismo económico. En ese suicidio político anunciado se dispone a arrastrar a la todo lo que pueda tras de sí, en primer lugar a su propio Partido al que las encuestas sitúan en caída libre. El Presidente se ha convertido en un sujeto peligroso que hace cenizas todo lo que toca y no repara en nada en su pretensión de parecer un gobernante responsable. El riesgo que la negociación del Pacto de Estado termine por arrastrar a CCOO y UGT a la pira de Zapatero no debe subestimarse.
Por ello, lo más razonable y honesto, cuando Zapatero  obediente a  Botín sigue con su mantra provocador de la jubilación obligada a los 67 años, es dar por rotas las negociaciones ante esa presidencial falta de voluntad negociadora, levantarse de la mesa y organizar de inmediato la movilización general   sostenida de la clase trabajadora y de la ciudadanía solidaria, convocar las manifestaciones y la Huelga General, para derrotar los planes antisociales del Gobierno, de la patronal, de la derecha política, y de la Unión Europea.
El Gobierno del PSOE debe saber que sus “contrarreformas no pasarán” y/o serán su tumba política por mucho tiempo. Las movilizaciones convocadas  para los próximos días en diversas ciudades del estado español  y las convocatorias de Huelga General el día 27 de enero, particularmente  en Euskadi y Galicia, deben señalar el camino.

Firman:
Pedro Montes y Diosdado Toledano, miembros de la Coordinadora de Socialismo 21

18 de enero de 2011

LA CRISIS CAPITALISTA TAMBIÉN ES DE URBANIZACIÓN


Por Natalia Aruguete. Página 12

Mientras algunos expertos se esmeran en alegar que la actual es una crisis de las hipotecas subprime o el estallido de un capitalismo que se ha financiarizado, David Harvey prefiere hablar de “crisis urbanas”, provocadas por una fiebre de la construcción “sin importar qué”. Autor de Breve historia del neoliberalismo, Harvey no sólo acusa a la desregulación del sector financiero como uno de los factores que llevaron al descalabro actual, sino que advierte que la supremacía del capital concentrado sobre las decisiones políticas seguirá siendo un impedimento para salir de la crisis. En su paso por Buenos Aires, invitado por el Cemop, el geógrafo británico dialogó con Cash sobre las transformaciones del mercado inmobiliario en las últimas décadas, la orientación que tuvo la inversión en infraestructura y la consecuente “acumulación por desposesión”. Frente a un modelo que no es sustentable, Harvey propuso pensar “un nuevo tipo de urbanización”.

Desde su perspectiva como geógrafo, ¿qué conexiones encuentra entre urbanización y esta crisis?
–Una de las cosas que me gustaría enfatizar es la relación entre urbanización y formación de la crisis. En las décadas del ‘50 y ‘60, el capitalismo se estabilizó con una forma de masiva suburbanización: caminos, autos, un estilo de vida. Una de las preguntas es si son sostenibles a largo plazo. En el sur de California y Florida, que son epicentros de la crisis, estamos viendo que este modelo de suburbanización no sirve más. Algunos quieren hablar de las crisis subprime, yo quiero hablar de las crisis urbanas.

¿Qué piensa de las crisis urbanas?
–En la década del ‘80 se pensaba que Japón era una potencia y se cayó en los años ‘90 por la crisis de los precios de la tierra. Desde entonces, no se recuperó más. También existe una preocupación en Estados Unidos de que la crisis inmobiliaria impida la recuperación, pese a los intentos que se hacen. Otra cuestión es que la forma de uso intensivo de la energía requería muchas extensiones de terreno y creaba un estilo de vida de lugares dispersos. Esto está planteando, justamente, un nuevo tipo de urbanización. Lo llamativo es que China está copiando a Estados Unidos, lo que es muy tonto. Uno observa que no es sustentable bajo la crisis ambiental. Existe una alta conexión entre desarrollo capitalista, crisis capitalista y urbanización.

¿En qué medida influyó la transformación del mercado inmobiliario en la crisis de la urbanización?
–¿Dónde puso la gente rica su dinero en los últimos 30 años? Hasta los ‘80, poner dinero en la producción daba más dinero que ponerlo en el negocio inmobiliario. A partir de allí empezó a pensarse dónde poner el dinero para que dé una tasa de retorno más alta. Los mercados inmobiliarios y de la tierra son muy interesantes: si yo invierto, el precio sube, como el precio sube, más gente invierte, entonces sigue subiendo el precio. A mediados de la década del ‘70, en Manhattan (Nueva York), se podía vender por 200.000 dólares un tipo de edificio que ahora cuesta dos millones de dólares. Desde entonces, hubo burbujas de distintos tipos, que se van reventado una a una. Los mercados bursátiles se volvieron locos en los años ‘90. Si uno observa la participación de los distintos sectores en el producto bruto interno de los Estados Unidos, en 1994, el mercado accionario tenía una participación del 50 por ciento en el PBI. En el 2000 subió a un 120 por ciento y empezó a caer con la “crisis puntocom”. Mientras que la participación del mercado inmobiliario en el PBI empezó a crecer, y pasó del 90 al 130 por ciento en el mismo período.

¿Qué opina sobre la orientación que tuvo la inversión en infraestructura en las últimas décadas?
–El capitalismo no puede funcionar sin su infraestructura típica: carreteras, puertos y vías, edificios y fábricas. La gran pregunta es cómo se construyen estas infraestructuras y en qué medida contribuyen a la productividad en el futuro. En Estados Unidos se habla mucho de puentes que van a ninguna parte. Hay intereses muy grandes de los lobbistas de la construcción que quieren construir sin importar qué. Pueden corromper gobiernos para hacer obras que no van a ser de uso para nada.

Un ejemplo de lo que describe es lo que sucedió en España, con el boom de la construcción.
–Una parte de la explicación de la crisis en Grecia y España puede vincularse con estas malas inversiones en infraestructura. Grecia es también un caso típico con los Juegos Olímpicos, grandes obras de infraestructura que ahora no se usan. En los años ‘50 y ‘60, la red de caminos y autopistas, en Estados Unidos, fue muy importante para el mejoramiento de la productividad. Algo similar se observa actualmente en China, con caminos, ferrocarriles y nuevas ciudades, que en los próximos años van a tener un alto impacto en la productividad.

¿Cree qué China está enfrentando la crisis de manera distinta de Estados Unidos?
–Tiene mejores condiciones que otros países, sobre todo porque cuenta con grandes reservas de divisas. Estados Unidos tiene un gran déficit y China, un gran superávit. El otro problema en Estados Unidos es político.

¿Cuáles son los factores políticos que dificultan salir de la crisis?
–Quien intenta construir obras de infraestructura útiles es acusado inmediatamente de “socialista”, que es lo que está sufriendo Barack Obama. En China eso no importa porque tienen otras condiciones políticas. El gobierno en China es autoritario y puede poner las cosas en su lugar. En el caso del Congreso norteamericano está dominado por grupos republicanos y demócratas que manejan intereses económicos y las condiciones para tomar decisiones son otras.

Se deduce una diferencia en la relación entre el poder político y el poder económico en estos países.
–En China, por efecto de la crisis americana, la respuesta fue hacer grandes proyectos de infraestructura de inmediato. Además, el gobierno centralizado de China tiene enorme poder sobre los bancos. Dio la orden: “Den préstamos para estas obras a gobiernos municipales y a los privados que estaban haciéndolas”. El gobierno central de los Estados Unidos no puede hacer eso. Se mantiene diciéndoles a los bancos: “Presten” y los bancos dicen: “No”. China está creciendo a ritmos del 10 por ciento después de la crisis y Estados Unidos está por el piso.

¿Cuáles son las fallas institucionales que han llevado a esta crisis?
–Desde la década del ‘70 hubo una idea dominante de que la respuesta era privatizar. Hay muchas alternativas para que el sector público provea mejores servicios que el sector privado.


¿Cree que esta concepción también penetró en el sistema financiero?
–En Estados Unidos, en la década del ‘30, los bancos de inversión estaban separados de los bancos comerciales. En los últimos años se permitió que se unieran. Es un caso de cambio regulatorio, donde el Estado se retira del control.

¿Cómo evalúa el tipo de regulaciones que se propusieron implementar a partir de la crisis?
–Hay una teoría llamada “captura regulatoria”. Supone poner a las gallinas a ser controladas por los zorros. Si uno mira las formas regulatorias propuestas hasta ahora, se da cuenta de que los zorros están ganando y eso es porque los zorros controlan también el Congreso de los Estados Unidos.

¿Hay diferencias entre las políticas impulsadas en los Estados Unidos y en Europa?
–Sí, hay diferencias. Uno de los temas que estoy estudiando es justamente las diferencias que hay en distintos lugares. Por ejemplo, en América latina la reacción de los gobiernos fue mucho más sensible a la crisis que lo que se observa en los Estados Unidos y Europa. En Europa hay un gran conflicto entre los países más grandes y los más chicos. Alemania, que por razones históricas tiene una obsesión con el tema de la inflación, impone el tema de la austeridad. El triunfo de un gobierno conservador en Inglaterra también fortalece la idea de austeridad. Por eso, no sorprende que Europa esté estancada, mientras China está creciendo fuerte.

¿Qué impacto tienen las políticas de austeridad?
–La austeridad es algo totalmente erróneo. En primer lugar, por las diferencias de impacto entre clases sociales. En general, las clases más bajas son las más damnificadas. Además, las clases más bajas, cuando tienen dinero, lo gastan, mientras que las clases altas lo usan para generar más dinero y no necesariamente para hacer cosas productivas.

¿Por ejemplo?
–Muchos ricos de los Estados Unidos compraron tierras en América latina. Esto llevó al aumento del precio de la tierra. En el largo plazo, debemos pensar cómo puede vivir el mundo de acuerdo con sus recursos. Eso no significa austeridad, sino una forma más austera de vivir, que no es lo mismo.

¿En qué se diferencian?
–Deberemos pensar qué es lo que realmente necesitamos para tener una buena vida, y muchas de las cosas que pensamos del consumo son una locura; es dilapidar recursos, naturales y humanos. Tenemos que pensar cómo hacemos en el largo plazo para que 6800 millones de personas puedan vivir, tener vivienda, salud, alimento para que tengan una vida razonable y feliz