Canarias-Semanal
Según declaró el economista argentino Claudio Katz en una en una reciente conferencia en Buenos Aires sería un grave error que la izquierda renunciara al término "socialismo", por la debacle que se produjo en la Unión Soviética a principios de la década de los 90. "Sería algo parecido a renunciar a la palabra "democracia" porque Bush la haya degradado con el fin de invadir Irak". "Posiblemente - indica Katz - la experiencia soviética quede, al final, como precedente de la gesta humana por acceder a la igualdad económica y social".
Por
otra parte, según Katz,
hay otra razón por la que ese término no debe ser abandonado. "El
socialismo vuelve hoy a estar en auge ante el descrédito del neoliberalismo y
porque deviene una necesidad para los sujetos populares". No hay más que
ver, subraya el economista argentino, las batallas del movimiento social en
Perú frente a la minería; las protestas de los universitarios en Chile; las
movilizaciones acaecidas en Brasil (las mayores de las últimas décadas y las
batallas planteadas en la periferia europea y el mundo árabe. "Una onda de
resistencia al neoliberalismo que va mucho más allá de la que tuvo lugar hace
una década con el altermundismo y los foros sociales".
Según
el economista argentino "un análisis integral de los logros y
deficiencias históricas del socialismo exige remontarse a los orígenes. El
socialismo expresó desde sus inicios las aspiraciones milenarias de liberación
por parte de los oprimidos, y la lucha por conseguir una sociedad justa e
igualitaria". Entonces, dice, "se definió por oposición al
capitalismo". Pero, sorprendentemente, el socialismo "debutó" en
un país periférico (Rusia), no en las metrópolis europeas. Después se extendió
por China, Cuba, Vietnam y
América Latina, y "hubo que replantear las hipótesis básicas".
¿Qué lección puede extraerse para el presente? Según Claudio Katz, "la extensión del
socialismo a escala mundial produjo el pánico entre las clases
dominantes". De ahí,
"las concesiones posteriores a la segunda guerra mundial, que resultaban
impensables en la época de Marx y Lenin".
"En
las décadas de los 70 y los 80 del siglo XX - prosigue Katz - la idea del socialismo,
vinculada a un imaginario de emancipación, era aún muy popular. Incontables
partidos y movimientos se reclamaban como socialistas. Pero en los 90, de la
mano de la implosión de la URSS y el bloque del Este, tiene
lugar "el gran desencanto"... produciéndose un gran pesimismo
respecto a la factibilidad del socialismo".
Lo que
ocurrió después constituye una gran lección
histórica para el presente: "La
caída de la URSS
le quitó el miedo a la burguesía; el capitalismo recuperó la confianza y los
mecanismos brutales de dominación", subraya el economista. De esa forma,
se generalizaron las aventuras financieras, la liquidación del llamado "estado del bienestar" europeo,
la precariedad laboral y el ensanchamiento de las brechas sociales.
En
opinión de Katz “la
experiencia soviética será revalorizada con el paso de los años; se la verá -augura Katz- como un modelo, aunque
frustrado, que prefiguró otros que llegarán en el futuro”. Es ésta falta de
linealidad una característica común a múltiples procesos históricos. Sin ir más
lejos, a la Revolución
Francesa". Recuerda
Katz que los ideales de “igualdad” política
no se plasmaron hasta mucho después: en algunos casos, tardaron dos siglos en
aplicarse.