NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Un interesante artículo sobre la distancia entre las mentiras oficiales acerca de la "recuperación" económica y la realidad que no aparece o que directamente es condenada a zonas marginales de las ediciones de prensa y las noticias.
Rafael Poch iba muy bien en su artículo hasta que le dio pro repetir en el último párrafo el mantra para botarates del famoso 1% que nadie ha sustentado hasta el día de hoy sobre argumentos y, sobre todo, datos sólidos y reales.
Lo cierto es que eso del 99% frente al 1% y del 1% frente al 99% es, no sólo reaccionario al poner los intereses de la clase trabajadora servicio de las llamadas clases medias y medias altas, sino directamente falso. Basta con comprobar cómo hay un sector significativo de cómplices del capitalismo que no han visto reducido sus elevados salarios durante toda la crisis sino incluso incrementado y cómo no todos los beneficios empresariales se concentran sólo en las grandes empresas, bancos y corporaciones multinacionales sino también en una parte de la mediana empresa que, bien por su elevada composición tecnológica, bien por pertenecer a sectores que cubren bienes de primera necesidad, bien por estar orientada su producción a los sectores no castigados por la crisis, continúan férreamente enganchados objetiva y subjetivamente a los intereses del capitalismo, actuando de voceros del mismo y sin verse afectados por la crisis derivada de la pasión acumuladora de capital por parte del supuesto 1%.
No se trata de incrementar ficticia y falazmente el porcentaje de damnificados por el capitalismo sino de reflejar la propia realidad del número porque, a menudo convertirlo en fetiche sólo sirve para crear ilusiones que no se corresponden a la realidad y para pretender construir "hegemonías (cómo se abusa de este término por parte de quienes no tienen ni puñetera idea de lo que están hablando) que sólo están en la cabeza de sujetos cuyas alternativas a este capitalismo son sólo su "humanización".
Al fin y al cabo, la gran mayoría de esta sociedad está compuesta por trabajadores, parados y falsos autónomos que, en realidad, son autónomos dependientes y, por tanto, personas estas últimas que ni siquiera pueden discutir sus condiciones de trabajo o salariales sino aceptarlas o joderse.
Sobre esa base, y definiendo los objetivos políticos, se construye proyecto y lucha, y no sobre eslóganes de marketing para gilipollas desclasados y analfabetos políticos, que repiten como loros aquello que oyen, sin cuestionarse jamás de qué coño están hablando.
Establecida esta salvedad, les dejo con el artículo del periodista de la columna "Diario de Berlín" de La Vanguardia
Rafael Poch.
La
Vanguardia
¡Hurra, salimos de la crisis! En Alemania, gran locomotora de este
tren absurdo, la noticia de la semana ha sido el pésimo resultado económico del
año 2013: un crecimiento del 0,4% (en 2012 fue del 0,7% y en 2011 del 3%), es
decir, rayando la recesión. “El peor
resultado desde 2009” ,
según la muy oficial Oficina Federal de Estadística (Destatis), autora del
informe. El motivo: los países en recesión de la UE y el enfriamiento de China empujan hacia abajo
las exportaciones alemanas. Esta noticia era clara e ineludible, pero los
medios de comunicación alemanes, simplemente, le dieron la vuelta: “La economía alemana crecerá con fuerza”
(Deutsche Welle), “Perspectivas
optimistas para la economía” (primer canal de televisión). Los tres
principales diarios le dedicaron pequeñas gacetillas en portada con titulares
que remitían a otros territorios. “Los
alemanes ahorran menos y compran más”, titulaba el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Sí, el informe de Destatis menciona un “incremento”
del consumo del 0,9%, pero es completamente irrelevante porque el consumo
alemán sigue siendo miserable. Ese aspecto podía más que la noticia en sí sobre
el resultado de 2013.
Y lo mismo hicieron el Süddeutsche
Zeitung (“La economía en inflexión, el Banco Mundial pronostica fuertes
crecimientos para los próximos tres años”) y Die Welt (“La
economía alemana crecerá con fuerza”). Es decir los siempre inciertos
pronósticos para el futuro (un repaso a los de los últimos años confirma que
los errores de bulto son bastante frecuentes) pudieron más que el hecho,
establecido, del año.
Embellecer la situación de la economía alemana es aquí tendencia.
Una tendencia descarada. Cada día la radio y la tele loan lo bien que va todo
en materia de empleo, donde no hay progreso, o en el sector del automóvil, que
no lo tiene nada bien para el año que viene, etc., etc.
El discreto crecimiento alemán en 2013, inquietantemente
dependiente de las exportaciones tan expuestas a los vaivenes de la coyuntura
europea y global, no es muy diferente del de Francia (0,2%), cuya economía
tiene una estructura mucho más diversificada. Sin embargo en Francia están
convencidos de que el país es un desastre, mientras que en Alemania creen que
todo va mucho mejor de lo que es en realidad. La respuesta a esta paradoja es
siempre la misma: el aparato de propaganda, los medios de comunicación, en
ambos países secuestrados en una incestuosa espiral de corrupción, manipulación
y estructural ausencia de toda independencia y pluralismo. La misma energía
manipuladora al servicio de la oligarquía que en Alemania se enfoca hacia el
embellecimiento, en Francia se dirige hacia el derrotismo.
Un magnífico documental francés explica muy bien esa enfermedad
mediática, común a todos los sistemas occidentales. Sin ella nunca habríamos
llegado tan suavemente a la actual involución social y degeneración de la
democracia.
Por lo demás, seguimos en el mejor de los mundos. El Presidente
alemán, Joachim Gauck, un ex clérigo de la Alemania del Este oportunista que se puso la
medalla de disidente sin haberlo sido y que es un completo retrógrado en
cuestiones sociales, ha loado esta semana el neoliberalismo. En un discurso
conmemorando el sesenta aniversario del Instituto Walter Eucken, ha alertado
contra el peligro de una economía excesivamente regulada por los estados y ha
calificado de “asombroso” el
desprestigio del término “neoliberalismo”. Es como si la estafa del casino
neoliberal no se hubiera producido. A base de vulgar propaganda manipulada, la
tesis de que la crisis se debe al exceso de gasto social se ha consolidado.
Mientras desde el Reino Unido se proponen nuevas “reformas” para la Unión Europea en
dirección a una mayor desregulación (las “reformas”
son siempre para eso) y en Bruselas se sigue cocinando la siguiente barbaridad,
el acuerdo de “libre” comercio con
Estados Unidos, en Francia el timorato presidente Hollande anuncia cambios que
podrían haber sido diseñados en Berlín o Bruselas y que van directamente
encaminados a apuntalar el triunfo del Front National.
La frase de oro de Hollande en su conferencia de prensa: “¿Quienes somos?, no solo un país que tuvo
posesiones coloniales, somos una potencia que aún tiene los medios (…) si ese gran país, esa capacidad militar,
esos soldados admirables, no tienen una economía capaz de crear la dinámica
necesaria, será el impacto de Francia el que se reducirá”. Toda una declaración
de principios para la Europa
inservible. La responsabilidad de la socialdemocracia en el desastre
europeo que se está alimentando es extraordinaria.