18 de enero de 2014

LOS ZOMBIES ESTÁN MUERTOS… NO VAN A RESUCITAR. LA VIDA NO VIENE DE ALLÍ

Por Marat

Un grupo que se llamó así –Zombies-, de la movida madrileña, perdió en 2012, a su vocalista, justo cuando otro movimiento, éste no musical, pero popero, moñas y blando en su ideología empezaba a boquear como pez fuera del agua.

"Los otros"
Los movimientos transversales y post, post68, postmodernos, new age, antiglobalización, feministas transversales y desclasadas, ecologistas puros y ecolojetas, ni de derechas ni de izquierdas, sino todo lo contrario, esto es, de derechas, “reiniciadores” del sistema, gilipollas wikidemocráticos en estabulada participación sólo para expertos 4.0, de la democracia real y de las JONS, indignados clase media qué hay de lo mío, que quieren acabar con nosotros y convertirnos en algo tan hortera como los obreros, huelen a cadaverina y, mejor que enterrarles, sería bueno aplicarles zotal por motivos de salud pública.

El tiempo les devora y atraviesa como el sol a los viejos y decadentes vampiros que no saben que son póstumos.

El no saber que lo son viene, no ya de su absoluta incapacidad de proponer o mover alguna forma de protesta que pase de los 100 –quinientos según los medios del capital que necesitan evitar la radicalización de la calle, salvo que radicalización se llame últimamente recibir hostias porque sí, y que comunican “urbi et orbe” hasta su menor pedito- que no acabe en sentada de niñato gandhiano, sino de que ignoran que ya no son el centro de las pelusillas de ombligo alguno que no sea el de unos pocos profesores de Universidad, con o sin coleta, más trepas que el campeón del K2,con aspiraciones a mejorar los 20.000 votos de las europeas de algún partido sinescrúpulos o de otros X con superestrella declinante vendedora de datos informáticos bancarios que cree que Botín es guay.

Sea en su versión de democracia-liquida-ya-no existen-las-clases-nítidamente-diferenciadas, en la de esto-lo-arreglamos-con salirnos-de-UE-y-del-euro, en la de el-problema-son sólo-todos-los-políticos-y-si-acaso-los-banqueros-porque-los-pobres-empresarios-son-parte-del-99%, en la de asamblea-de-tarados-en-sentada-gandhiana-¡ommm!-tenemos-que-buscar-plazas-más-pequeñas-porque-esto-de Sol-es-un-desierto lleno-de-japoneses-o en la de si viene-la-república-da-igual-su-naturaleza-porque-somos-constituyentes-y-del asedia-el-congreso-podemos-llegar triunfalmente-al-asedia-ese kiosko, todo el complejo trans (de grasas trans) y post es ya la evidencia más patética de a dónde llega el fin de una petulancia sin proyecto y sin voluntad transformadora. La hora de la clase media real y de la ficticia –ya no vivimos como nuestros padres, afortunadamente- se ha ido venturosamente a tomar por el culo.

La prueba más patética de cómo al muerto le cantan poderosamente los gusanos el “dies irae” (jovencitos que creíais ser los primeros en dar lecciones al mundo, saber algo de latín no hace daño) es el modo en el que casi dos años después de la desaparición de una disidencia controlada aún hablan los mamporreros mediáticos del capitalismo del finado como si aún estuviese entre nosotros, tuviera algo que decirnos y pudiera darnos una lección que no fuera la de cómo no ser un tonto útil y para algunos listos del sistema.

Creísteis en vuestra más patética ensoñación que resucitaríais bajo una nueva marca, al amparo de un slogan de marketing que hiciera de vosotros nuevos Lázaros redivivos. En estos días ese nuevo producto era #Gamonal. Pero Gamonal, sin almohadilla, ni parida pijo-tuitera, era una realidad propia, local, específica, nacida de tradiciones obreras muy ajenas a vuestra ideología de niñatos antiorganización. Bajo aquella lucha latía una experiencia reivindicativa vieja, jalonada por tradiciones identitarias, plagadas de lo sindical, lo político y el movimiento vecinal. ¿Qué sabréis vosotros de todo eso, hijos mal criados de padres gordos y pequeñoburgueses? Gamonal ha vencido al especulador y al alcalde, al desinformador y al tertuliano de mierda del que os alimentáis. Y en su victoria, sin más proyecto de largo plazo, porque está aún por construir y seguramente no nacerá de Burgos (por muy distinta socialmente que sea esa zona de Burgos es Burgos) ha dejado vuestro asqueroso culo de pueblo, no clase, de ciudadanos, no trabajadores, en el ridículo indecente que merecéis. Gamonal se acabó. La clase trabajadora de allí no tiene porqué hacer el mono para que soñéis espacios recuperados antigentrificados y CSO llenos de pulgas "compañeras". La clase trabajadora de allí se expresará cuando tenga algo que decir, no cuando vuestros dedos-morcilla estén ansiosos de las tonterías que expresáis en 140 golpes de tecla. Ya podéis seguir odiando a la clase trabajadora por no daros el suficiente chute de adrenalina que antes os daba la compulsiva agitación de manitas en Sol. ¡Jodeos! Si la clase trabajadora no os lleva al Nirvana, haceos una paja pero dejadla en paz. Cumple sus propias batallas, las que ella dicta, no las que esperáis en vuestros flipes. Eso sí, vuestras performances diferidas y "solidarias" dieron para unos días de televisiones burguesas, bien sostenidas por anunciantes que sabían de los límites de la protesta y con la colaboración inexcusable de quienes necesitaban una hostia más que darla a quienes debían recibirla.

Puesto que ya no sois, ni volveréis a ser, dado que la resurrección de la carne ya no se la cree ni el Papa, algunos comportamientos vuestros no es que sobren, es que son directamente denunciables, por estúpidos, inútiles y, sobre todo, porque no os los vamos a permitir.

Me refiero a cuestiones como ésta o ésta o ésta

A ver, como os gusta decir, en plan listos y prepotentes a los 15Memos zombies: que intentéis apropiaros de lemas ajenos no os pega. Vuestros slogans, porque habéis nacido de la publicidad y el internetismo chorras de los “community managers” y los expertos informáticos y en redes sociales subvencionados por las élites globalistas USA, ya no molan y empieza a no seguiros ni el tato aburrido dispuesto a tuitear todo lo que se le ponga por delante. Vuestras asambleitas agitamanitas de la Puerta del Sol murieron hace tiempo. Ya no reunís ni entre vosotros, ni entre los asaltacongresos que no son ni republicanos, ni entre los anarcoides bragaencara lo suficiente para llenar un microbús.

Que penséis que a través de las redes sociales, la marrullería, la asistencia organizada con objetivos y lemas ajenos a las convocatorias o la presión por vías y medios interpuestos, os va a permitir haceros con espacios de lucha ajenos sólo indica el nivel de vuestra propia irrealidad.

Dado que la cuestión está así, una cosa es que se os permita hacer de comparsa en concentraciones ajenas –me refiero a ésta- y otra muy distinta es que, pasados de gominolas y sándalo, pretendáis apropiaros de lo ajeno.

En la Plataforma en Defensa de las Libertades Democráticas somos muy generosos y abiertos, incluso para compartir espacio de lucha en ámbitos más amplios con quienes juegan a todas las bandas, a ver qué pillan (últimamente de la 15Memez hostias) pero de ahí a permitir que los zombies de la ponzoña a la que hemos combatido desde nuestro origen se pille el moco de intentar apropiarse de lo ajeno hay un mundo.

Que venís a las concentraciones que organizamos nosotros y los espacios más amplios que compartimos. Estupendo, mientras no molestéis demasiado, tengáis claro que ante cualquier grito antipartidos o antisindicatos podéis salir tarifando y seáis respetuosos con lo que vosotros no habéis organizado, al contrario que hicieron vuestros colegas de NoSomosDelito en la primera convocatoria que hicimos, que intentaron convertir en una cosa muy distinta a la razón de la concentración- el rechazo a la criminalización de la protesta social- o como han hecho en la segunda, adelantando la hora de la convocatoria ajena para que lo que sumaseis –muy poco- os permitiera hacer el canelo en Sol.

Pero también hay vida bajo las apariencias negadas por la asquerosa ideología clase media:
Hay algo que en los últimos tiempos se ha estado empezando a mover bajo tranquilas  corrientes subterráneas del mar “inclusivo” de casi todas las contradicciones, negador de la lucha de clases.

Es la entrada en escena de la clase trabajadora, no desde ningún proyecto revolucionario, que no puede asumir como clase para sí, sin la existencia de una vanguardia política que la represente y exprese en sus aspiraciones emancipadoras, sino desde su terrible realidad de clase en sí, casi agotada vitalmente por su propia depauperación.

Todo es mucho más sencillo y, a la vez, más esperable, salvo para quienes nada tienen que ver con la realidad de la clase trabajadora y para quienes no desean que ella llegue a expresar sus voluntades, siquiera las más inmediatas.

En los últimos meses la clase trabajadora ha llevado a cabo luchas, una parte de ellas con victorias concretas en la administración pública, y en empresas subcontratadas por ésta, en sectores en proceso de privatización, ya privatizados o en empresas privadas, muchas de ellas grandes y, lo que es más significativo por la dificultad de llevar a cabo esas protestas, en empresas medianas. Sirva como lectura muy necesaria la información actualizada y retrospectiva del Boletín de Luchas Obreras.

En ese contexto de la lucha social, antes de que ésta alcanzase el nivel actual, la Plataforma en Defensa de las Libertades Democráticas nació con el fin de contribuir a mantener el pasillo abierto al derecho de manifestación, protesta y movilización de la clase trabajadora, conscientes de que este no era un planteamiento político suficiente desde una opción de clase sino que necesitaba complementarse con una posición política y de acción que promoviese la propia lucha, la centralidad de los objetivos de nuestra clase dentro de la protesta social y la batalla ideológica por vincular la lucha contra las consecuencias de la crisis capitalista a las de la revolución socialista.

Dentro de ese planteamiento sabemos que no lograremos abrir hueco ni en la reivindicación de los derechos que la clase trabajadora ha perdido ni en relación con la defensa de unas libertades que nos han sido expropiadas para impedir la movilización social y declararla proscrita por el temor del capital a su radicalización si no somos capaces de echar, por las vías que sean necesarias, al actual gobierno fascio-liberal del capital.

El momento presente ello nos lleva a los revolucionarios conscientes, no maximalistas ni pseudoizquierdistas, a aliarnos con lo que hay organizado a la izquierda de este gobierno, sean partidos, sindicatos, organizaciones sociales o colectivos dispuestos a provocar, al menos, un cambio de gobierno. La gente corriente y golpeada por el Gobierno del PP está ya hasta los nísperos de la canallada de slogan, diseñado desde la derecha liberal, a partir del NoLesVotes y del oportunismo de una izquierda no precisamente revolucionarIa, pensado para imbéciles, que decía aquello de PPSOE.

Tenemos claro que, en el momento presente, a la izquierda del reformismo sólo están el vacío, el sectarismo, el aventurerismo político, el espontaneismo negador de la necesidad de organización de las luchas y los partidillos-delegaciones de proyectos pseudoizquierdistas periféricos (llámense Sortu, CUP o SAT, por sagradas que a algunos les resulten determinadas siglas) que no responden a la necesidad de unidad de la clase trabajadora sino de “procesos” soberanistas en distintas partes del Estado. Una cosa es ser partidarios, como la PDLD lo es, del derecho de autodeterminación y otra es jugar a ser sus promotores en dinámicas que están yendo desde hace tiempo frontalmente contra la necesidad de unidad de acción de la clase trabajadora y que se sitúan objetivamente, aunque no en todos los casos, al servicio de las burguesías locales, sea de modo evidente y público o de una forma más sutil.

Asumimos, dentro del marco actual, la alianza con esas fuerzas reformistas mientras seguimos llamando, como hemos hecho desde el inicio de la creación de la Plataforma en Defensa de las Libertades Democráticas, a las organizaciones de izquierda revolucionaria a sumarse a un proyecto que derribe al gobierno más brutal del capital, algo a lo que esas organizaciones han respondido con el desprecio o con el silencio, a pesar de no tener nada alternativo que ofrecer que realmente represente una salida al “impasse” actual.

Tenemos claro que la eventualidad de un gobierno reformista que suceda al actual será un paso adelante frente al momento actual pero que nos situará en la oposición y el enfrentamiento al mismo, ya que sólo representará una dosificación menos agresiva contra la clase trabajadora, algo completamente insuficiente, pero necesario para poder acumular fuerzas contra el capital en un ámbito menos represivo contra la lucha de nuestra clase. Ese puede ser el escenario para la creación de una organización política y sindical de la clase trabajadora que rechace las limitaciones de un reformismo supeditado al sistema de dominación del capitalismo. Este contexto sólo debe ser temido por las viejas organizaciones sectarias e incapaces de ciertas izquierdas que prefieren el fascismo al reformismo, pero no tiene porqué serlo, en absoluto, para quienes deseen crear discurso y organización superando las contradicciones de las “izquierdas sistémicas”.

El proceso de acumulación de fuerzas de una izquierda revolucionaria al que un nuevo gobierno a la “izquierda” de los fascio-liberales del PP podría abrir paso necesita y convierte en imprescindibles a personas con  profundo sentimiento de izquierda y de clase, que no estén previamente contaminadas por las deformaciones, degeneraciones, sectarismos y miserabilismos al que las izquierdas, tanto sistémicas como pretendidamente revolucionarias. nos han acostumbrado. Es la hora de formar militantes y cuadros políticos no envenenados por la basura y el odio antes al próximo que al enemigo evidente del que se han alimentado las organizaciones que debieran haber sido focos de transformación del mundo. Seis años de sufrimiento de la clase trabajadora como consecuencia de las salvajes medidas del capital y de la ineptitud y el cretinismo de unas izquierdas acomodadas en un reformismo cómplice o en un aturdimiento ya más que sospechoso bastan y sobran. Hay que reconstruir el partido de los trabajadores y, en la inmensa mayoría de los casos, los militantes actuales son inútiles. Ni están formados, ni son generosos, ni son capaces de alumbrar algo nuevo que no parta de su propia cobardía de fanáticos acomodados. Más vale un neófito con  arrojo, desinterés, voluntad y deseo de aprender que 100 encanallados en mil batallas internas, ambiciones inconfesables, resentimientos diversos, amarguras de damnificados por méritos no reconocidos, cobardía ante el desafío y podredumbre mental.

El militante ya organizado, políticamente formado, abierto de mente, que antepone sus convicciones ideológicas al patriotismo hooligan de partido, capaz de asumir que la izquierda no puede ser la misma en tiempos de pacto social con el capital y de “bienestar” que de crisis sistémica del capitalismo y de agresión frontal a la clase trabajadora no puede ser rechazado en el proyecto de reconstrucción de un partido de la clase trabajadora sino que debe ser apreciado como un lujo del que no puede prescindirse porque su saber y experiencia son fundamentales en cualquier propósito transformador. Ser un militante comprometido no puede ser un estorbo, como pretendió el populismo reaccionario indignado mientras pudo, sino un valor a destacar, siempre que vaya acompañado de las mejores tradiciones del compromiso de izquierdas.

En el proceso que es necesario recorrer hasta la construcción o reconstrucción del partido de la clase trabajadora la PDLD no es ni puede ser el embrión de tal proyecto porque no nació con ese objetivo sino con otros más inmediatos, necesariamente más modestos y más acá que la organización de la vanguardia de clase.

Nuestra pretensión era y es, quizá en el mejor homenaje que podamos ofrecerle en este mes de Enero a la gran revolucionaria Rosa Luxemburgo, integrar la defensa de la clase trabajadora y el objetivo de recuperar el horizonte de una sociedad socialista con la defensa de las libertades democráticas, aquellas que hacen posible la emancipación completa de nuestra clase, así como la construcción de un espacio de mutua cooperación solidaria entre auténticos socialdemócratas y comunistas revolucionarios.

Tal vez en un futuro hipotético y por determinar comunistas revolucionarios y auténticos socialdemócratas (los epítetos de una y otra definición no son gratuitos sino que señalan un grado de identidad en la voluntad de hacer posible el socialismo) debiéramos volver al viejo cisma pero hoy la clase trabajadora exige de nuestra unidad en su defensa y, compartido el objetivo de sociedad, muy seguramente el camino conjunto deba ser muy largo.

Demasiada ambición para un grupo tan pequeño, tan ajeno a apoyos externos y con tan poco tiempo de vuelo pero en el que dejamos cada uno de los miembros que componemos esta organización lo mejor de nosotros mismos.


Si de nuestra experiencia como grupo, de nuestra convivencia interna, de nuestro actuar, salvando todas las terribles insuficiencias, inmadurez política y pequeñas o grandes miserias, pudieran extraerse otros aprendizajes para la construcción del partido de la clase trabajadora, eso ya constituiría un bagaje del que hoy estamos lejos de reclamar para poder dar lecciones a nadie.

NOTA FINAL (22/02/2014): Agradezco al periodista Patxi Ibarrondo que haya citado mi artículo, entre otros muchos (http://loquesomos.org/index.php/es/autores/127-patxi-ibarrondo/12581-ila-unidad-de-la-izquierda), en relación con mi posición respecto a "Podemos". Lo que no le agradezco en absoluto es que haya decidido seleccionar éste, que sólo tangencialmente y en un párrafo hablaba de dicha operación político-electoralista y que apenas fue divulgado en la red, y haya decidido excluir otro mucho más fundamentado, divulgado en Internet y en las redes sociales e íntegramente dedicado a "Podemos", como es el caso de "Operación coleta o de cómo el poder empresarial extorsiona a IU" (http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/02/operacion-coleta-o-de-como-el-poder.html), artículo que, por cierto, llevaba ya 11 días en circulación, más que suficiente para encontrárselo en la cabecera lateral de artículos más leídos de este blog el día en que él elaboró el mismo. ¿Sabe algo Patxi Ibarrondo de ética periodística cuando selecciona aquello que apenas trata de un tema y excluye otro, fundamentado, argumentado, de gran difusión y al que nadie hasta el momento, que yo sepa, se ha atrevido a rebatir?