Por Marat
Cuando se es un mal nacido (mala nacida) no hay dificultad para dar con el medio-basura (EL PAÍS) en el que soltar el vómito de una señorita pija de clase media, proveniente de una élite social y dejar a la vista la basura que se lleva dentro.
Este instrumento propicio y consciente del anticomunismo, llamada Marcela San Martín, programadora cultural porque tiene los contactos para llevar grupos a las salas en las que ponen copas (”CULTURAL” es agarrarse un pedo del 15 donde tocan ruido) es tan patética en su bien pagado viaje por el Shangri-La post hippy de plástico que revuelve las tripas de quien tenga clara la diferencia entre capitalismo y ser humano.
El título de su entrevista no tiene desperdicio: “No se podía hablar de Led Zeppelin tras el muro de Berlín” http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/10/16/actualidad/1350399897_415025.html Casi hace pareado, salvo por el acento. Tan ridícula como el imaginario título del libro del anticomunista más delirante que cabría imaginar que bien podría ser el de “De cómo liberé a mi mamá de las garras del comunismo”
El desarrollo de su entrevista dice a las claras lo que es este resíduo humano: “En Cuba se politizó mi vida”. En España no, ¿verdad? “Estar en Berlín Este “fue como en la película de “La vida de los otros”, viviendo en una ciudad gris, triste, desconfiada, huraña e incluso racista”. Vamos, para suicidarse. Por eso tantos berlineses del Este votan comunista. Y más, para disfrutar: “Los comunistas prohibían el chicle, los vaqueros o los grupos de rock. Era un sistema donde no se podía consumir nada occidental”. ¡Ayyyyyy, que total, sin poder darle a la Coca _Cola, Black! Casi le faltó decir que éramos causa de la impotencia sexual de los dueños del petróleo y que de las naves extraterrestres descendían rojos con descomunales rabos. ¡Qué lástima…que fueran rojos!, ¿verdá, usté?
Niña de papá exiliado que lo tuvo fácil, mientras el mío fue al campo de concentración de Argelés Sur Mer y luego al batallón de trabajadores de las caballerizas del Palacio de la Magdalena (Cantabria), pasando por un campo nazi. Niña de papá, perdida en un supermercado tardió de un canción de Alaska de la que ya todos nos hemos olvidado.
Justo, cuando más nos golpean a los trabajadores esta pija New Agee, ideológico espécimen 15Memo, nos sale con su odio contra un sistema cuya desaparición posibilitó que nuestros verdugos nos perdieran más el respeto.
¿De qué modo podrá explicar este “periódico” globalista, que convoca reeditados llamamientos a los parques temáticos del “ciudadanismo indignado” y novedades antidemocráticas asaltacongresos, que los comunistas checos se hayan convertido en la segunda fuerza política en las recientes elecciones de esa república?
Jamás he sido estalinista, ni prosoviético, ni dado a las iglesias, museos o mausoleos. No soporto el infantilismo beato M-L, prometedor de un nuevo Valhalla definitivo para la clase obrera pero, cuando atacan a los míos, los comunistas más sectarios incluidos, porque yo, señora San Martín, soy comunista, sólo me queda, pija de la movida madrileña retrasada, decirle: váyase al pedo, a pie o a caballo, como prefiera.