6 de mayo de 2011
EL CAPITALISMO, ESTÚPIDOS, EL CAPITALISMO
Entrevista con Slavoj Žižek
Sonia Arribas y Howard Rouse
Nota del editor de este blog: Ignoro si los lectores habituales del mismo consideran que la BARRICADA CIERRA LA CALLE PERO ABRE EL CAMINO tiene una línea editorial cerrada y definida, en cuyo caso se equivocan de lleno. La razón de reproducir esta entrevista es porque abre caminos a la reflexión y el pensamiento, dado que “no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria” (Lenin). Tampoco soy leninista. Creo que los caminos de la izquierda revolucionaria deben estar plenamente abiertos, sin temor a la disidencia leal, incluso más allá del marxismo, de cuyas fuentes este blog se alimenta. En todo caso Slavoj Žižek no escapa del pensamiento marxista.
Comencemos hablando de tus más recientes publicaciones: ensayos introductorios a los discursos y escritos de Robespierre y Mao (Verso, 2007). En estos textos mantienes –como ya hiciste anteriormente con Lenin– que, en cierto modo, hoy día tenemos que «repetir» los gestos revolucionarios de estas dos figuras. ¿Por qué?
Es muy simple: son las figuras revolucionarias por antonomasia. Y Mao es la última gran figura. Grande en el sentido de que realmente llevó a cabo una revolución. En una situación como la nuestra, en la que la izquierda no puede hacer mucho, lo importante es mirar al pasado y ver qué es lo que estuvo bien –los grandes momentos emancipadores–, y también lo que salió mal. El éxito y el fracaso son inseparables. Se trata de aislar el momento emancipador, pero analizando al mismo tiempo por qué fracasó de una forma terrible. Por consiguiente, cuando digo «repetir» –ya lo expliqué en el libro sobre Lenin– soy muy preciso; uso esta palabra no en el sentido literal de «hacer lo mismo»; lo que está en juego es más bien el plano teológico de la repetición: Kierkegaard, Walter Benjamin… Es decir, las cosas se repiten porque fracasan. Haces algo mal y tienes que repetirlo para que la segunda vez salga bien. Yo sigo siendo marxista en un sentido irónico: ¿acaso los mejores libros marxistas no son siempre historias sobre un fracaso? Por ejemplo: Trotsky escribió sobre el fracaso de la revolución de Octubre, Marx sobre las causas del malogro de la comuna de París… Siempre se trata de narrar un fracaso; más aún, se trata de corregir los errores. Por ejemplo, a propósito de Lenin, yo no soy uno de esos trotskistas que sueñan que si Lenin hubiera sobrevivido dos años más y hubiese pactado con Trotsky, todo habría ido bien. Eso no es cierto: habrían tenido que enfrentarse a los mismos problemas, la misma situación… Y soy extremadamente crítico con Mao. Mi amigo, el maoísta Alain Badiou, me escribió una carta feroz en la que me atacaba brutalmente porque no le había gustado nada mi ensayo de presentación de los textos de Mao, donde escribo que la verdadera revolución cultural es hoy el capitalismo, que lo que Mao intentó hacer fracasó miserablemente frente al capitalismo.
A diferencia de los tópicos liberales o conservadores que sostienen que cualquier deseo de cambio acabará necesariamente en el Gulag, afirmas que Robespierre y Mao fracasaron porque no fueron lo suficientemente radicales. Ni la revolución jacobina de Robespierre ni la cultural de Mao llegaron verdaderamente a intervenir en el nivel de la economía; ambas se quedaron en el nivel de la «pura política». Sugieres incluso que la ferocidad de estas revoluciones fue un síntoma de su fracaso en la transformación de la economía.
En el nuevo libro que estoy escribiendo (In Defense of Lost Causes, Verso, 2007) repito irónicamente incluso a Brecht, quien dijo, a propósito de un espíritu malo en un poema japonés, que lo difícil es ser verdaderamente malo. Es decir, lo difícil es ser verdaderamente violento en la historia. Todas las grandes explosiones de violencia que conocemos son fundamentalmente signos de impotencia, fracasos. La furia jacobina (con toda la simpatía que siento por ella –y nadie me va a despojar de mi jacobinismo–) fue tan sólo eso: furia, impotencia. Si tratamos de imponer la igualdad sin cambiar las condiciones económicas, todo lo que hacemos es explotar con furia. Lo mismo le pasó a Mao, e incluso a Stalin. ¿Fueron las grandes purgas estalinistas –tal y como dirían hoy los anticomunistas– el divertimento de un amo supremo? No, la verdad es que el sistema generaba un estado de pánico total. Es interesantísimo leer los nuevos libros que van saliendo sobre el estalinismo, basados en los archivos que se han abiertos recientemente. En ellos se ve que la atmósfera que se respiraba en los niveles superiores de la nomenclatura era de pánico. No había nada de transparencia, nada estaba bajo su control, no sabían lo que estaban haciendo.
Regresemos a Mao: a pesar de tus críticas, aprecias muchos de sus logros. Por ejemplo, a diferencia de la ortodoxia marxista –que siempre enfatizó el papel central del proletariado– Mao logró la movilización masiva del campesinado, una clase generalmente considerada conservadora o, cuando menos, apática. ¿Hay equivalentes contemporáneos de ese campesinado de Mao? ¿Quizá el «proletariado informal» de las favelas que describe Mike Davis en Planeta de las ciudades miseria (Akal, 2007)?
Para cualquier persona de izquierdas seria, las ciudades miseria y las favelas tienen que ser hoy una fuente de esperanza utópica. Son un fenómeno extremadamente interesante. Estamos hablando de grandes grupos de gente junta, pero no unida por ningún tipo de vínculo religioso o ideológico. Hoy está muy de moda decir –el último Deleuze lo sostuvo en su desarrollo de Foucault– que la sociedad contemporánea ya no se basa en la represión directa, sino en el control, el registro, la administración... El control se incrementa: pensad en Estados Unidos, no creo que haya habido nunca en la historia de la humanidad una sociedad que controlase tanto y con tanto detalle a sus ciudadanos. En las favelas o ciudades miseria el estado ultracontrolador se retira de una parte considerable de su territorio. Los que allí viven son los que Agamben llamaría homini sacer. Son zonas extensas que se están quedando fuera de la soberanía estatal. Ernesto Laclau me ataca en uno de sus textos diciendo que idealizo las favelas, que son realmente lugares de miseria y criminalidad, pero yo soy perfectamente consciente de esa realidad de mafia, economía sumergida, drogas y, en el mejor de los casos, fundamentalismo religioso. Lo que ocurre es que no son sólo eso. La prueba es Hugo Chávez.
¿Chávez?
Sí, aunque tenga serios problemas con él y no me cuente entre quienes lo ensalzan completamente. Pongamos entre paréntesis los detalles cómicos –el que salga como un payaso en la televisión tres horas todos los domingos, etc.–, eso es lo de menos. Su política exterior es hasta cierto punto una catástrofe. Su acercamiento a Irán y Bielorrusia es una locura. Pero, a pesar de todo esto, creo que ha hecho dos o tres cosas interesantes e importantes. Su primer gran logro (algo que no vale para nuestros países, pero que es crucial en el contexto del Tercer Mundo) fue la movilización política de las favelas, que lo salvaron del intento del golpe de estado. Conozco a gente que lo conoce personalmente y me han dicho que a él mismo le sorprendió. Es decir, no conozco ningún otro movimiento político hoy que haya tenido éxito en la organización y la politización de los excluidos de las ciudades miseria. En Brasil, por ejemplo, y hasta donde yo sé, las favelas están más o menos despolitizadas, llenas de fanáticos religiosos, gángsteres, mafiosos, etc. Hay cierta actitud defensiva, pero no una verdadera politización. El segundo gran logro de Chávez es que, al tiempo que obedece formalmente, más o menos, las reglas de la democracia, también trata de conseguir una movilización política de la gente que evite la necesidad de una organización bajo la forma del partido. Pero, tal y como predije, no puede evitarla completamente: según las últimas noticias Chávez ha constituido un partido. Negri y Badiou se van a horrorizar. ¿No dicen que la forma partido es algo del pasado? Pero, por supuesto, ahora se le viene encima el verdadero problema. Bajo una presión económica grave –boicots, escasez de comida…– tendrá que tomar medidas económicas serias; a partir de ahora se va a dar de bruces con el límite.
http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=144
DECLARACIÓN DE IA-MADRID ANTE LAS ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS EN LA COMUNIDAD DE MADRID
PREPARAR EL TERRENO PARA CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA POLÍTICA EN MADRID
Las elecciones autonómicas y municipales en la Comunidad de Madrid llegan en un momento en el que la crisis económica se agrava y cuando la región supera la cifra de medio millón de parados/as. La situación es ya dramática en las miles de familias que no perciben ningún ingreso y lo peor es que la situación empeorará en los próximos meses. La hegemonía política y cultural de la derecha madrileña es aplastante. Tras 8 años de gobiernos neoconservadores de Esperanza Aguirre, y los 8 anteriores de Gallardón, la Comunidad está dominada por las políticas más conservadoras del Estado. La cultura del ladrillo y del consumo sin freno crearon la falsa concepción de un “ capitalismo popular” que alcanzó sus mayores cotas en regiones como Madrid o País Valenciá. No es casual que sean las dos Comunidades en las que el PP cimenta su proyecto estatal y en las que, a pesar de aflorar escándalos de corrupción que comprometen seriamente a sus direcciones, todo indica que va a repetir resultados electorales. La crisis no le pasa factura a Esperanza Aguirre porque tiene la excusa de Zapatero como fuente de todos los males del país, aunque pueda sufrir un ligero desgaste. El proyecto político del PP madrileño ha consistido en ir fomentado toda una red de apoyos en diferentes sectores ( económico, religioso, cultural educativo, etc.) que han consolidado su poder regional. Durante esta legislatura el gobierno de Aguirre ha profundizado las políticas regresivas de su primer mandato, centrando sus ataques en la privatización y el deterioro progresivo de la Sanidad pública, en el aumento de los conciertos y el impulso de la privada en la educación o, entre otras agresiones, la proyectada privatización del Canal de Isabel II. La política del PP madrileño ha estado situada 100% a la derecha y, aunque ha habido algunas movilizaciones sectoriales significativas, no ha existido ninguna respuesta de conjunto de la izquierda social y política. La continuidad del PP en el gobierno de la Comunidad de Madrid es muy negativa desde cualquier punto de vista de izquierdas y su derrota en las urnas no podría más que suponer un alivio para la gente trabajadora.
PSM: Tomás Gómez no es una alternativa creíble
Pero, lamentablemente, frente a esta derecha fuertemente estructurada y con sus frentes culturales, parroquiales y empresariales bien engrasados la izquierda madrileña palidece lentamente. El PSM sufrió una gran convulsión con sus elecciones primarias, en las que el aparato federal, que presentaba a la Ministra Trinidad Jiménez, sufrió una derrota estrepitosa ante el Secretario General de Madrid, Tomás Gómez. No había diferencias políticas sustantivas entre ambos candidatos, aunque el malestar con los recortes sociales de Zapatero pudo tener su expresión en el voto por Gómez. El revulsivo que supusieron las primarias para hacer de Tomás Gómez un personaje conocido ha quedado ya descontado por el paso de los meses y por la extrema debilidad política del candidato, que un día propone un Banco público para Madrid y al otro se rodea de neoliberales confesos como Carlos Solchaga para que le asesoren en su programa económico. No debemos olvidar que una de sus primeras propuestas como líder de los socialistas madrileños consistió en pedirle a Esperanza Aguirre que suprimiera el Impuesto sobre el patrimonio. La oposición del PSM a las políticas de Esperanza Aguirre ha sido inexistente, llegando incluso a extremos ridículos como la “ abstención responsable” en la votación de los Presupuestos de la Comunidad del 2010. Frente a una Aguirre que busca en Margaret Thatcher su referente histórico, cualquier cosa pudiera parecer buena, pero de ninguna manera el PSM, lastrado además por la derechización extrema del gobierno de Zapatero, puede aspirar a representar un modelo alternativo creíble frente al de la derecha gobernante. Por tanto, pensamos que ningún voto de izquierdas debe apoyar a esta opción política.
IU-CM: Esperando crecer electoralmente bajo un férreo control del aparato
IU-CM ha seguido controlada por el aparato que dirige Ángel Pérez desde hace más de 15 años. Ningún movimiento de izquierdas en su seno ha conseguido cuestionar el liderazgo y la orientación de la mayoría, que ha pasado en esta legislatura por episodios lamentables para una fuerza que se define de “izquierda alternativa”: el apoyo a la candidatura olímpica y, más grave aún, los compadreos con la derecha en el conflicto de Caja Madrid , demuestran que la dirección de IU-CM mantiene orientaciones incomprensibles para la gente de izquierdas y no se ha planteado organizar un bloque sociopolítico de oposición a los desmanes de la derecha. Buen ejemplo de su adaptación institucional son sus acuerdos de Gobierno con el PSOE en decenas de municipios madrileños(incluso en algunos como Fuenlabrada donde este tiene mayoría absoluta), en los que se aplican políticas social-liberales sin el menor sonrojo, como demuestran las privatizaciones de servicios públicos en municipios como Leganés o Rivas-Vaciamadrid. El proyecto de la dirección de IU-CM consiste en recoger votos desencantados con los socialistas y mantener los grupos institucionales que aseguren la supervivencia del aparato. No hay proyecto alternativo de región o de ciudad. Las listas para el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid fueron aprobadas hace más de un año sin el menor debate interno, fruto de un pacto entre todas las familias, y sus cabezas de cartel reflejan a la perfección el estado de esta organización: Gregorio Gordo a la Comunidad y Ángel Pérez al Ayuntamiento no son precisamente representantes de otra forma de hacer política. Además, la presencia en puestos destacados de sus listas de activistas de alguna lucha social es inexistente. No obstante, ante la ausencia de ofertas mejores, muchas personas de izquierdas pueden optar por votar a IU como forma de evitar una nueva victoria aplastante del PP. Esta actitud puede ser comprensible frente a la derecha reaccionaria que tenemos en la Comunidad, pero la experiencia de gestión institucional de esta fuerza en los Ayuntamientos donde ha gobernado o co-gobernado alejan cualquier ilusión sobre el tipo de alternativa que representaría también a escala regional.
Construir una alternativa política anticapitalista en Madrid: un reto de futuro
Ante este panorama de la izquierda parlamentaria madrileña es indudable que hubiera sido necesario el surgimiento de una nueva alternativa política que removiese estas aguas estancadas. Izquierda Anticapitalista se dirigió hace unos meses a activistas de la izquierda social para sondear la posibilidad de presentar una candidatura unitaria alternativa para estos comicios. A pesar de la buena sintonía encontrada, no fue posible armar un proyecto tan ambicioso en tan poco tiempo. Dado que esta orientación prioritaria de crear un polo alternativo en las elecciones no salió adelante y ante las evidentes dificultades para presentar una lista propia, la Asamblea de IA-Madrid descartó finalmente nuestra presencia en estas elecciones. Las dificultades para construir un proyecto anticapitalista amplio son evidentes y más en un sitio como Madrid. Pero seguiremos intentándolo en el futuro, porque está claro que frente a una derecha sin complejos es necesario oponer una izquierda de combate, que se construya desde abajo y que cuente en sus filas con luchadores sociales y no con profesionales de la política. A pesar de no estar presentes con lista propia, IA-Madrid organizará actividades propias dentro de nuestra “ otra campaña” y participará activamente en las iniciativas unitarias contra la privatización del Canal de Isabel II durante esta campaña electoral.
De cara a las elecciones municipales que tienen lugar también en la Comunidad, Izquierda Anticapitalista-Madrid pide formalmente el voto para las candidaturas del Movimiento de Izquierda Alternativa-Pinto ( MIA-Pinto), con los que ya colaboramos en la campaña para las elecciones europeas y con quienes esperamos seguir haciéndolo, y para la lista Los Verdes-Izquierda Social de Alcobendas, que es una candidatura unitaria de la izquierda de esa localidad, claramente anticapitalista en contraposición con otras listas verdes y que reagrupa a buena parte de los activistas sociales de Alcobendas y con quienes también esperamos poder trabajar en común en próximas fechas.
5 de Mayo de 2011
www.anticapitalistas.org